Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 

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Sergio Denis

"Es un joven prolijo, inteligente, con éxito. Es de los que luego servirán de justificativo a los sueños de adolescentes pueblerinos. Ha triunfado en toda la línea. Ahora se llama Sergio Denis. Está recién llegado del Festival de Música Progresiva, en Palermo. Cuarenta mil personas sentadas sobre la dulce tierra de Sicilia lo aplaudieron. Cantó en castellano, en inglés, oyó el estruendo final que lo aclamaba y sólo entonces se le pasó un poco el miedo.
—Era un público muy difícil. El centro de todo lo formaban unos cinco mil hippies. Ellos decidían quién podía cantar y quién debía irse. Primero, si no les gustaba, bajaban el pulgar. Inmediatamente los cuarenta mil espectadores contagiados y en silencio levantaban las manos con el pulgar para abajo. Si el intérprete seguía, se daban vuelta. Es aterrador ver cómo una multitud tan grande vuelve la espalda. Se debe sentir una soledad espantosa. Una chica siciliana siguió cantando y entonces comenzaron a formar paquetitos de tierra que tiraban al escenario. En dos minutos miles de bultitos de tierra habían caído blandamente sobre la tarima, sin agresión, no piara lastimar sino para indicar disgusto.
Tal vez las espaldas de cuarenta mil espectadores no figuraran en su sueño. Era un riesgo no previsto. Afortunadamente no vio el pulgar bajo, no percibió el rumor que hace la gente al volverse, ni llegó al horror de la tierra en el escenario. Tuvo éxito. Y eso es parte fundamental de sus expectativas.
—¿Cómo te arreglaste ante un público tan difícil?
—Cuando vi cuál era el gusto de la gente hice una pequeña modificación de programa. Empecé con un ritmo melódico. La segunda canción fue más movida y en seguida fui acelerando para terminar con el tema de "Acuario". Tuve suerte y gustó. Me aplaudieron un rato bastante largo."
Revista Gente y la Actualidad, 14.10.1971
Fragmento de reportaje de Julia Constenla. Foto de Eduardo Frías

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