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DEBORAH KERR Considerada una dama perfecta
"Dama perfecta" de Hollywood es una
mujer polifacética que goza de la más entusiasta
admiración. Respecto a ella. Cary Grant dice:
"Es la mejor comedianta en el mundo de los
espectáculos". El jurado de la Academia de
Artes y Ciencias Cinematográficas la calificó de
"inigualable como actriz dramática" Spencer
Tracy opina: "Su naturalidad para sentir las
emociones hace creíbles las más conmovedoras
escenas" Clark Gable ha confesado: "Ella es
ideal para las historias de amor". Natalie
Kalmus, especialista en color, dice de ella: "Es
la encarnación de la princesa de los cuentos de
hadas" Esta "Dama perfecta" tiene un nombre:
Deborah Kerr. Quizás la explicación de sus
variadas cualidades pueda hallarse en lo que
cierta ves escribió Rupert Hughes: "En
Hollywood, las cámaras no sólo fotografían las
caras, sino también las mentes". La mente de
Deborah Kerr es tan fotogénica como sus
facciones. Con igual naturalidad personifica a
una descuidada y enfermiza esposa que a la
radiante heroína de un reino imaginario o a una
oficinista con condiciones de mujer soñada. Ella
explica el fenómeno de su versatilidad de esta
manera: "Soy muy observadora. Me fijo con
interés en la gente y su comportamiento. Qué
hacen los demás, cómo se sienten, sus posturas,
sus gustos en el decorado de sus casas, sus
predilecciones de comidas, los animales
domésticos que prefieren y hasta sus tonos de
voz. Luego guardo estos detalles en la memoria
para cuando los necesite". Recientemente, sin
embargo. Deborah Kerr pasó verdaderos apuros
tratando de ser "una esposa soñada" para Cary
Grant. En la nueva comedia de la Metro Goldwyn
Mayer "La mujer que yo soné", la estrella
aparece como una muchacha de oficina, eficaz y
culta. A través de una serie de hilarantes
situaciones, se transforma en ese tipo de mujer
que es el sueño de los hombres. El ser una
"esposa soñada" en la vida real presenta, muchos
más problemas que los de un escritor de guiones
imagina" — admite Deborah con franqueza. La
verdad es que a ella no le queda mucho tiempo
para serlo, ya que tiene que ocuparse de su casa
(una bonita mansión que mira al Pacifico), de
sus dos hijitas, Melaine y Francesca, su gato
siamés y un perro. Sobre todo ello, tiene a su
esposo. Tony Bartley, dinámico joven directivo
cinematográfico. "No siempre es fácil, pero
monótono si que no lo es. La MGM se encarga de
que mi trabajo no caiga en la monotonía,
haciendo un verdadero cóctel con los siglos"
explica riendo, refiriéndose al hecho de que,
casi simultáneamente con su actuación en el film
"la mujer que yo soñé" una comedia moderna,
personificó a Katherine Parr, de la época
isabelina, en la producción "La reina virgen" y
tuvo que transportarse a la era romana para su
rol de Porcia en "Julio César". Pero para
Deborah Kerr todo ello no es nada extraño. Ella
sigue siendo la misma muchacha que- hace ocho
años se abrió las puertas de la fauna
cinematográfica cuando sorprendió al productor
Gabriel Pascal en una forma que no esperaba.
Hallándose ambos comiendo en un restaurante.
Pascal le dijo: "Usted tiene una cara
espiritual. Recíteme algo". Deborah lo hizo.
¡Recitó el Padre Nuestro! Revista PBT
19.06.1953
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