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El 19 de junio de 1941 la Cámara de Diputados
designó una Comisión Investigadora de
Actividades Antiargentinas, integrada por Raúl
Damonte Taborda, Juan Antonio Solari, Adolfo
Lanús, Fernando de Prat Gay, Silvano Santander,
José Aguirre Cámara y Guillermo O'Reilly,
encargada de poner en descubierto el espionaje
alemán e italiano y a diversas organizaciones
encubiertas que admiraban a Hitler y Mussolini.
El vicepresidente Castillo, en ejercicio de la
primera magistratura, le negó a esa Comisión la
colaboración de la fuerza pública para los
allanamientos y obstaculizó sus actividades al
máximo, con la intervención del Ministerio de
Relaciones Exteriores, que para evitar
profundizar las indagaciones obligaba a devolver
apresuradamente el material secuestrado a
entidades extranjeras. En un seminario efectuado
en 1966 por la Universidad Humboldt de Berlín y
publicado en Hitler sobre América Latina
señalose que por esa época el embajador alemán
Thermann informaba a sus superiores que "por lo
menos en el seno del gobierno de Castillo no se
puede hablar en absoluto de una actitud hostil a
Alemania". Corroborando esta afirmación se
prohibió la difusión de un informe de la
Comisión Investigadora y la película El gran
dictador de Carlitos Chaplin, que era una
formidable parodia del líder del Tercer Reich.
Adolfo Lanús escribió en 1942 un trabajo, al que
tituló sugestivamente Campo Minado, en el que
describía algunas de las actuaciones, y la
propia Comisión hizo conocer más adelante gran
número de documentos e informes. La Comisión
Investigadora de Actividades Antiargentinas fue
otro centro en donde trabajaron mancomunados
militantes de diversos partidos, y el
hostigamiento oficial, las investigaciones en
común, las esperanzas compartidas, fueron
borrando cada vez más las fronteras partidarias.
Antes que radicales, socialistas, conservadores,
demócratas progresistas eran democráticos; antes
que la solución de los problemas de entrecasa
era necesario liquidar "la trascendental
encrucijada de la civilización". Además, desde
1937 los socialistas venían haciendo gestiones
ante Alvear para intentar una orgánica acción
conjunta entre los partidos democráticos, pero
éste en un principio les advirtió que ello era
poco factible —anotó Nicolás Repetto en Mi paso
por la política— por "la idiosincrasia propia
del radicalismo y la tradición de intransigencia
que mantenía en materia de una unión o
colaboración con otros partidos". Más adelante,
los socialistas insistieron y le propusieron una
fórmula presidencial común, idea que le pareció
buena pero prematura. El trabajo asociado en
Acción Argentina ante una crisis mundial de
imprevisibles proyecciones fue una inestimable
forma de acercamiento, de contactos personales y
de constante pulimiento de las aristas demasiado
agudas.
Revista Polémica Nº 70
Radicales, Conservadores y Socialistas, por
Alicia P. de Troncoso
CEAL, 1971
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