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Pie de foto: "La patrulla de Gendarmería
Nacional ha tomado ya el puesto Arbilla sobre la
Vega del Cóndor, después de breve pero cruento
combate. Saldo: un muerto, un herido y
prisioneros. Lo inmediato, el socorro de los
argentinos a los chilenos necesitados. Pero
entonces, ¿qué pasa? ¿Hubo guerra? ¿Se odiaron
aunque más no fuera por un minuto? Los gendarmes
argentinos toman posesión de lo que fuera
ocupación chilena. Quedan los prisioneros, el
herido y el muerto. Hay que arriar la bandera de
Chile. Tarea difícil, amarga. América es una
sola, y bajar el pabellón de una nación hermana
(aunque la cordillera intente separarlas) es
harto bravo. Entonces sucede lo humano, lo
caballeresco, el gesto quijotesco de una nación
que respeta. El comandante Ardanaz ordena a su
tropa descubrirse ante la bandera que habrán de
arriar. La orden se cumple inmediatamente. Los
hombres que guerrearon también sienten el
respeto. Fue un gesto. Uno solo. Pero basta.
Entre las manos que empuñaron fusiles corre la
traspiración. La bandera del rojo copihue y el
blanco de las nieves se desliza suavemente. La
emoción anuda las gargantas. Quizá alguien
quiere decir: "Les dimos...", pero nadie se
atreve. Sería una falta de respeto por Chile.
Por la Argentina misma. El pabellón chileno fue
envuelto con sumo cuidado. Cuatro hombres de
frontera. Cuatro hombres duros le hicieron
guardia. Es el respeto por el vencido, olvidando
las amargas cosas sufridas. Sí, fue un gesto."
aparecida en la revista Gente y la Actualidad, 3
de agosto de 1972, en que se rememoraba una
publicación del 11.11.1965 que daba cuentas del
incidente en la frontera argentino-chilena. Foto
de Eduardo Forte
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