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Crema Chantilly, Niños envueltos, Dulce de guindas, Tortilla de queso

Mientras se preparaban los festejos del centenario, las prostitutas francesas llegaban a Buenos Aires para competir con las criollas... " La urbanización acelerada y la alta tasa de masculinidad transformaron al nativo en un migrante en su propio país y al inmigrante extranjero en un personaje desilusionado de su proyecto de "hacerse la América". Se produjo la segregación ecológica de los nativos hacia el arrabal y de los inmigrantes al conventillo, miseria, alcoholismo, enfermedades y prostitución.
Entonces, el "compadrito" —soporte electoral de la población de extramuros— se hace cafiolo; se importan prostitutas de Europa y se organiza el mercado de burdeles. Como corresponde a una época de euforia, en las clases altas el capital se invierte en lenocinios y recluta batallones de prostitutas que ocupan las casas del deseo, ofreciendo lo que prohibían las cifras desbarajustadas de la segregación sexual. La inmigración masculina —acostumbrada a tratar a la mujer como a una cosa— será quien imponga sus costumbres. Por consiguiente, se importaron prostitutas y rameras europeas. Las preferencias dictaminaban que una prostituta extranjera era mejor que una criolla."

Los habitantes del burdel
Todo el mundo bate ruina,
jornaleros y patrones,
la madama, los cabrones,
el canfinflero y la mina.
Y el chorro, que en una esquina
se campanea un escruche,
y bate: —Si se produce,
habrá guita todo el mes,
pero si faya, tal vez
con la cana me desluce. ..

El cafishiar, ¡Qué macana!
¡Pucha digo!. ¿Quién no grita?
Vamos a ver esa guita
y a formar que tocan diana. . .
Y si la mina no gana
siendo la china prolija,
de fijo se la amasija
si al otario no punguea. ..
Y si éste se le cabrea
le sale cana a la fija..."
Andrés Cepeda
(introducción a la poesía rantifusa por
Osvaldo Ellif, Bs. As., Editorial Aga-Taura,
1967, pág. 12/13.)

Luego de este introito (disculpen) referencial de época vamos à con las recetas, presentadas pooorrrr...

Tortilla de queso
Se baten los huevos, y, al echarlos en la sarten, se les añade unas rehanaditas muy finitas de algún queso bueno parmesano: es el más indicado.

Dulce de guindas
Se les quitan los carozos á las guindas y se les deja dar un hervor fuerte. A los veinte minutos se sacan del agua y se van poniendo, en una cacerola, una capa de guindas y otra de azúcar, y se dejan asi media hora. Al cabo de ese tiempo se pondrá la cacerola al fuego muy lento durante una media hora. Se retira y se deja asi toda la noche. Al día siguiente se le da el punto.

Niños envueltos
Se cortan unos bifecitos de pulpa de cuadril y se aplastan un poco con la hachita; se les pone sal y pinlienta. Se prepara un picadillo muy menudito de ajo y perejil, y unas tiritas de tocino finas. Se toma un bifecito y se le
pone en el medio unas ó dos tiritas de tocino con un poco del picadillo hecho, se arrolla ó envuelve sobre si mismo y se prende con un escarbadiente para que quede bien cerradito. Del mismo modo se preparan los demás. En seguida se doran en grasa bien caliente y, una vez dorados de los dos lados, se retiran. En la misma cazuela se hace dorar una cucharada de harina, una cebolla muy menudita, una hoja de laurel y un dientito de ajo. Asi preparada esta salsa, se ponen de nuevo en la cazuela los "niños envueltos", dejándolos cocer lentamente. Si se secase la salsa, se le añade un poco de agua caliente.
En el picadillo que se les pone á los "niños envueltos", puede agregarse un huevo duro bien menudito también.

Crema Chantilly
Se tomará medio litro de nata ó gordura de la leche, la que se batirá seguido durante media hora. Se le añade azúcar molida y se sigue batiendo hasta que tome consistencia. Puede echársele una clara batida á nieve, que la pondrá más dura.

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