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PARA PREPARAR MACARRONES
A la crema, En sopa, En pastel, Estofados, A la italiana, Al "gratin"

LA REFORMA AGRARIA NO SE HACE

Apenas producido el triunfo electoral Molinari y Birabent compraron los talleres gráficos del diario El Sol (este diario había sido fundado por Natalio Botana y obsequiado a su yerno, Raúl Damonte Taborda, quien vendió las máquinas a Democracia en 1.300.000 pesos) y se instalaron en el edificio de Avenida de Mayo al 600. El Consejo Agrario resolvió expropiar El Potrero, tal como lo había prometido, y luego hizo lo mismo con un campo de Salto (provincia de Buenos Aires) denominado Rincón de Estrugamou. A mediados de mayo de 1946, Molinari fue a Salto a tomar posesión del campo y luego a Pergamino, donde pronunció un fogoso discurso, abundando en detalles sobre la revolución agraria. Estas palabras provocaron una sensible reacción en el equipo económico comandado por Miguel Miranda, y a la semana se conoció un decreto de Farrell que reducía el Consejo Agrario a una simple dependencia del Banco de la Nación. Molinari se sintió tocado y renunció de inmediato, suspendiendo la edición de Hombres de Campo y refugiándose en Democracia. "Le pedí explicaciones a Perón por la medida y me dijo que se hacía para darle sustentación financiera al Consejo. Le expliqué que la reforma agraria terminaría siendo capitalista y bancaria y me fui definitivamente", recuerda Molinari. Su dimisión se concretó cinco días antes que Perón asumiera la presidencia. También en esa semana se conoció el nombramiento de Juan Carlos Picazo Elordy como ministro de Agricultura, lo que frustró también las aspiraciones de Birabent de ocupar esa cartera. Una vez instalado en el poder Perón dio un giro de 180 grados y en el Quinto Congreso Agrario Cooperativo, celebrado el 26 de agosto de 1946, expresó: "La ley 12.636, de creación del Consejo Agrario, he debido abandonarla porque no puede ser una solución. Y no siendo una solución para el que aspira a tener la tierra, tampoco puede serlo para el gobierno que está leal y sinceramente empeñado en resolver su problema.
Hay que buscar otra forma de financiación para la obtención de la tierra y trabajar desde otra dirección para que vuelva a su valor real". Tres días después llegaron a Buenos Aires, a reclamar la posesión de las tierras que trabajaban, decenas de aquellos coyas jujeños que Perón viera en su gira. Habían venido a pie y en carretas, pero no consiguieron su objetivo.
Preocupados por la nueva situación, Molinari y Birabent discutieron la manera de enfrentarla. "Habíamos arriesgado todo en esa empresa —reveló Birabent al autor de este trabajo— y no estábamos dispuestos a desprendernos de Democracia así no más. Personalmente quise hacer un último intento y recurrí a Evita, a quien conocía desde niña, porque su familia pasaba los veranos en Chivilcoy, donde yo vivía. Me recibió muy bien y se alegró de verme."
—Pero, ¿por qué no viniste antes? Todos me vienen a visitar, a pedirme algo, menos vos... —le reprochó. 
—Es que yo no tenía nada que pedir para mí. Ahora es distinto, se trata del plan agrario. El general lo está abandonando porque Miranda le ha metido otras ideas en la cabeza.
—No me expliques nada. Haceme un memorándum y yo se lo doy a Perón. Birabent volvió a la redacción y escribió un par de carillas que un ordenanza se encargó de entregar a la secretaria de Evita. A la semana, fue citado telefónicamente y cuando entró en la residencia para verla, Evita estaba atendiendo a una larga fila de mujeres humildes. "Muchas eran ancianas que se arrodillaban a sus pies para besarla; se persignaban, querían tocarla y luego rezaban oraciones. Ella las palmeaba maternalmente y les entregaba un billete de cien pesos flamante, que sacaba de una caja donde había decenas de fajos. Era un espectáculo conmovedor que jamás olvidaré. Algunas no querían dinero, pedían que les solucionase un problema de pensión a la vejez, de empleo o de vivienda, y ella ordenaba a su hermano Juan que tomase los datos y resolviese el problema. Cuando me vio entrar abandonó momentáneamente la tarea y me condujo a un despacho privado; allí se desplomó en un sofá, sacó de su cabeza la imponente capelina y se perfumó las manos." Cuando Birabent preguntó por su memorándum, Evita respondió:
—Mira, Perón se levanta a las 5 de la mañana y vuelve muy tarde y muy cansado. A esas horas no voy a ponerme hablar de reforma agraria. Yo agarré tu papelito y se lo mostré a un hombre de campo que entiende más que yo: Mercante. El me dijo que estas ideas son lindas, pero muy lentas. Y nosotros no podemos esperar 20 años. Miranda nos consigue la guita, pega una patada y sale guita, y con la guita nosotros hacemos justicia social y obras. Es más rápido, la gente quiere comer ahora, no puede esperar 20 años.
"Cuando volví a la redacción estaba deprimido. Molinari me dijo entonces que había un interesado en comprar Democracia y decidimos venderla. El grupo ALEA, organizado por Miranda y Maroglio, nos pagó 50 mil pesos por la marca. Eso fue a mediados de 1947, y a los pocos días tuvimos oportunidad de entrevistarnos con Perón para despedirnos. Nos citó a las 7 de la mañana y apenas entramos al despacho nos dijo: 'Pero che, ustedes son unos tipos raros. Son como aquel que se sacó la lotería y no quería cobrar el premio'. Le recordé que él nos había llamado para hacer un cambio de estructura que modificara la situación agraria y que prometió jugarse en la patriada. Molinari, a su vez, le recalcó que la reforma agraria es una operación jurídica-económica y no de técnica agronómica bancaria, que es autofinanciable y no una mera expropiación de tierras rurales divididas y vendidas a nuevos propietarios, sino un nuevo régimen legal de uso del suelo que haga imposible el uso rentístico u ocioso de la tierra. Le anticipamos que, de no producir esa reforma en serio, su gobierno sería apadrinado por los terratenientes y los intereses británicos. Entonces se enojó, se puso de pie y dijo secamente: ¡Señores, buenas tardes!" (El 1er. Gobierno Peronista, Hugo Gambini)


Bueno, dejemos las frustraciones de lo que no se pudo hacer, aflojemos con el delivery, no le crean tanto a los verduleros, aten a la cintura sus delantales y agasajen a los suyos con el afecto de una comida a la vieja usanza. Bocas a la obra: a morfar.

PARA PREPARAR MACARRONES
A la crema
1/4 de kilo de macarrones
100 gramos de manteca
10 gramos de queso rallado
1 cebolla y perejil
100 gramos de jamón crudo
1/4 de litro de crema
1/2 kilo de tomates
Se cuecen tos macarrones en agua salada, se les echa un poco de agua fría y se escurre el agua; se reducen los tomates a puré, sin semillas; se fríe la cebolla muy picada, en la mitad de la manteca, y antes que tome color, se añade el puré de tomate y se fríe bastante; se agregan el perejil picado, el jamón picado en cuadritos y los macarrones; cuando haya dado un hervor, se le añaden la mitad de la crema y el queso rallado y se sazona con sal y pimienta; se llevan al horno hasta que se doren.

En sopa
1/4 de kilo de macarrones
100 gramos de manteca
2 tomates
Sardinas
Queso rallado
Crema
Sal y pimienta
Se cuecen les macarrones en agua salada, se escurren y se fríen en la mitad de la manteca, después de cortarlos en trozos de regular tamaño; se les pone un poco de caldo del puchero se les da un hervor y se escurren; se ponen los macarrones ,con el tomate, pasado por el tamiz, después de darles un hervor, la mitad de la manteca que quedó; se echa un poco de pimienta y se fríe ligeramente, al servir en los platos, se pone una sardina en cada uno y queso rallado y un poco de crema.

En pastel
300 gramos de macarrones
150 gramos de queso rallado
4 huevos, sal y pimienta
150 gramos de jamón cocido
1/2 kilo de tomates
1/4 de crema
50 gramos de manteca
Se parten los macarrones en trozos de 10 centímetros y se ponen a cocer en agua con sal; cocidos, se les echa una taza de agua fría y se escurren; se baten las claras de los huevos a punto de nieve, se van agregando las yemas, en tanto se sigue batiendo, el queso rallado, el jamón picado finamente sal y pimienta; se une perfectamente y se mezcla con los macarrones; se pone en un molde enmantecado y se calienta en bañornaria durante quince minutos; se desmolda en una fuente, se baña con el tomate pasado por un tamiz cocido en la manteca; se sirve muy caliente.

Estofados
1/2 kilo de macarrones
1/2 kilo de carne de ternera
1 chorizo y 100 grs. de jamón
Manteca o aceite
Vino tinto
Queso rallado
Se cuecen los macarrones en agua con sal, se refrescan con una taza de agua fría y se escurren bien; se mecha la carne con el chorizo y el jamón, se fríe en manteca o aceita hasta que se dore un poco y se le agrega agua y sal suficientes; se deja hervir hasta que la carne está tierna y se la muele; se mezcla con una copa de vino tinto; se echa a los macarrones un poco de caldo y se los calienta bien; se colocan en una fuente, se les pone pedacitos de manteca, otro poco de vino y se cubren con la carne molida; se sirven calientes.

A la italiana
1/2 kilo de macarrones
Caldo
Aceite
Sal, pimienta, nuez moscada
Jamón crudo
Tomates
Manteca
Queso rallado
Se cuecen los macarrones en caldo; se escurren, dejando solo un poco de caldo; en aceite se fríen pedacitos de jamón y tomates picados hasta obtener una salsa; se une esta salsa a los macarrones, 50 gramos de manteca se mezcla bien, se sazona con sal pimienta y nuez moscada; en el momento de servirse se espolvorean con queso rallado.

Al "gratin"
250 gramos de macarrones
70 gramos de queso rallado
20 gramos de harina
1/4 de litro de leche
Sal, pimienta y nuez moscada
200 gramos de manteca
Se cuecen los macarrones en agua salada, se refrescan y escurren bien; en la mitad de la manteca se dora la harina, se condimenta con sal, pimienta y nuez moscada y se echa la leche hirviente en el momento que se retiró del fuego; se remueve un momento fuera del fuego y se añade el resto de la manteca y las tres cuartas partes del queso; en una fuente se vierte una parte de la salsa, se espolvorea con queso y se ponen encima los macarrones; se cubren con el resto de la salsa y con el queso que quedó y se llevan al horno para que se doren.

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