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La influencia del dramatismo periodístico

Se hace difícil cocinar con la tele prendida, vociferan (ya ni hablan) tan dramáticamente como los franceses en mayo del 69 cuando le negaron a Charles de Gaulle, la reforma constitucional. Los candidatos, a lo que sea, se quieren atornillar a cualquier sillón, bueno para eso son las elecciones, para darles un sillón ¿qué otra cosa, no?. No le vamos a confiar la vida así porque sí. Ese año, el 69 (disculpen) las mujeres todavía usaban Meidas de OreaBallerina "Ma Peau", mientras los hombres se obsesionaban por la estabilidad de la imagen (la del televisor obvvvpiamente). Ovando regresaba de yankilandia porque en Bolivia al presidente Barrientos lo había fulminado un cable de alta tensión cuando se elevaba su helicóptero. La maldición del "Che" caía sobre el tipito. La violencia estaba dando vueltas en el mundo, aunque no en todas las personas, como en Helder Camara, el Gandhi de América del Latina, según algunos: "Yo opto por la no violencia no por cobardía, sino porque sueño con una gran presión moral liberadora. Si las clases dominantes continúan en su actitud egoísta, tendrán que aceptar las consecuencias. Yo jamás me pondré a la cabeza de un movimiento violento. Si soy sobrepasado por éste, no será por mi culpa. La violencia sólo puede ser usada como arma, cuando todos los otros medios están agotados". Otro que opinaba, pero no sobre la violencia, sino sobre sus pares, era Truman Capote, que decía sobre Hemmingway:"Verdaderamente, una de las personas más deshonestas que conocí. En secreto, soy algunas de las cosas que ese hirsuto fingió ser. Fingió ser valiente, generoso, pero no creo que hubiera podido sobrevivir los cinco años de la investigación que yo desarrollé en Kansas para escribir A Sangre Fría". Buehhh no tan dramática eran las lecturas gráfica. Sofía Loren aparecía con su bambino cada dos por tres, la vida era una comedia por Teleonce con Ambar La Fox y José María Langlais, Venecia seguía hundiéndose (si le hicieramos caso al dramatismo ya estaría bajo las aguas hace tiempo) en 1969, los calculadores decían que en un Citroën 2CV se hacían 100 km. con 5 litros, Jaujarana mostraba la comicidad uruguaya, a Mafalda la visitaba uno que le preguntaba"¿Nov Shmoz Ka Pop?" (busquen, es importante), El Botón era de Alberto Olmedo, Las Travesuras de Pelele y France Anglade de los franceses... ¿o era de los Algerinos?. Como sea, mi vieja veía Nuevediario (síntesis de la verdad)... o lo escuchaba más que nada, rezongaba, vituperaba (¿?), movía el cuchillo para un lado, bufaba como toro, movía la cuchara para otro lado otro y preparaba la comida, mientras nos salpicaba con salsa, harina... así quedé... Pero hay que comer, es necesario, imprescindible, imprescriptible, impresssionante, etecé. sino se van a parecerse a sus propias fotos fotoyopeadas que ponen en feisbuk, todos delgados, debiluchos, con pómulos salientes, peras estiraaaadas. Cocinen, háganlo y coman. Y para hacer comidas nada mejor que las recetas sesentistas del periodismo gráfico, que eran algo así como el Horóscopo diario, siempre le agregaban algo, le cambiaban el signo a los presagios... buehhh nada dramático tampoco. Van las recetas y el que no come ya sabe lo que es:
Nuevediario
Paté de pescado. Caliente cinco cucharadas de aceite, agregue una cebolla, un ají y medio kilo de tomates, todo picado, sal, pimienta y hierbas aromáticas. Deje reducir y añada un kilo y medio de pescado cocido y deshecho, dos huevos batidos, un puñado de miga de pan remojado en leche y bien escurrido y pizca de azafrán. Extienda un rectángulo de masa hojaldrada, acomode en el centro la preparación, una los bordes de la masa con agua, pinte con leche o huevo y cueza a horno caliente durante veinte minutos y luego a horno tibio veinte minutos más. Sirva el paté tibio o frío, o bien recién salido del horno. Para seis a ocho personas. Completan el menú salctrichas rellenas con queso y crema de chocolate.

Ragú florentino. Caliente 50 g de manteca en una cacerola junto con cinco cucharadas de aceite. Dore apenas un kilo de carne de vaca cortada en trozos, agregue 100 g de jamón crudo en tiritas, un diente de ajo picado, sal, pimienta, pimentón y hierbas aromáticas. Cueza de diez a quince minutos, añada un kilo de tomates licuados o pasados por tamiz y cueza una hora a fuego suave. Para seis. Completan el menú: anillo de arroz y arvejas y macedonia de frutas.

Tostados a la York: Enmanteque doce rebanadas de pan de molde y haga con ellos seis sandwiches con rebanadas de jamón, rodajitas de pepino aromatizado, tiritas de morrón y rebanadas de gruyere. Ponga los sandwiches en una chapa de horno y páselos por horno caliente, hasta que se doren y el queso se funda. Sírvalos con una ensalada mixta bien fresca. Para seis. Completan el menú huevos pochés o fritos con espinacas y duraznos con queso blanco.

Gallina a la nuez: Ponga tres litros de agua en una cacerola, tres zanahorias, un puerro, tres ramas de apio, dos cebollas con clavos de olor pinchados, uno o dos dientes de ajo, laurel, tomillo, perejil, sal y pimienta en granos. Haga hervir, añada los menudos y el pescuezo de una gallina de dos kilos y cueza veinte minutos. Ponga el ave entera y cuézala una hora y media, espumando de vez en cuendo. Mientras, muela 200 g de nueces peladas hasta tener una harina. Agregue caldo poco a poco, batiendo hasta formar una salsa espesa. Añada sal, pimienta, una cucharadita de salsa inglesa y cubra la gallina trozada. Espolvoree con pimentón y sirva con arroz blanco. Para seis a ocho. Completan el menú coctel de camarones

Tarta de frutas: Mezcle en un bol dos cucharadas de aceite, dos de leche, 70 g de azúcar, 150 g de manteca blanda y una yema. Agregue 225 g de harina, una rápidamente la masa y déjela reposar durante dos horas. Extiéndala y tapice una tartera de veinticinco centímetros de diámetro, enmantecada. Pinche la masa y cuézala a horno suave durante unos veinte minutos. Déjela enfriar, rellénela con una taza de crema pastelera o chantillí y con uvas blancas, rodajas de bananas, uvas negras y gajitos de duraznos preparados en almíbar. Haga una gelatina con el almíbar de los duraznos, perfúmela con una cucharada de licor y échela sobre las frutas. Ponga a enfriar.

 

(referencias históricas y recetas extraídas de la revista Siete Días Ilustrados de mayo de 1969 )

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 Alberto Olmedo
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