Futilísima Ruinosa Satelital
No hay cosa más inútil que dar consejos

FILOSOFÍA DE MUTANTIA 
"Las noticias trepidan con augurios funestos. Las fábricas de armamentos trabajan a toda máquina. Los estadistas intercambian amenazas. Contingentes de tropas se reacomodan en el mapa en tanto sus Estados Mayores mueven muñequitos en grandes tableros marcados con estandartes.
Masas de consumidores desfilan por los comercios adquiriendo infinidad de cosas inservibles. En el hemisferio del invierno la gente se pregunta si habrá mañana petróleo y electricidad para las estufas. En el hemisferio del verano se hace la misma pregunta a propósito de los aparatos refrigeradores. En muchas orillas hay niños chapoteando en aguas contaminadas. Las multitudes braman en los estadios y los autódromos. Ante los televisores, millones de cerebros son blanqueados metódicamente.
Antes de preguntarnos si viene la última Guerra, veamos qué ocurre en el escenario de nuestra experiencia cotidiana.
¿Qué ocurre en el mío? Para fines de junio de 1980 preparo una revista cuyo nombre será MUTANTIA, elegido a fin de identificar el territorio de la realidad (global e individual) donde se están produciendo cambios de envergadura irreversible. No será una revista "comercial" en el sentido utilitario. Obviamente, ya que habrá que pagar la cuenta del impresor, se venderá al público. Pero por sus propias características quedará automáticamente fuera de la maquinaria promotora de basura colorida.
Será, además, una revista condenada a lectores minoritarios, en todo momento pasible de convertirse en un pésimo negocio material. Dado que no funcionará dentro de los ritos del Supermercado Espiritual, tampoco sentará los pilares de alguna nueva Secta, Partido o Sistema Salvador.
El esfuerzo se nutre en la convicción de que a pesar de toda laHecatombe internacional y de las Malas Noticias, hay en marcha una honda modificación en la conciencia humana. O sea: en todas partes se va gestando un individuo distinto al tradicional, cargado de ondas visionarias, en pos de una sociedad no homicida.
Así como la Humanidad dejó atrás el incesto y el canibalismo, la próxima movida, el peldaño siguiente, será por encima del impulso asesino. Sea apretando un gatillo o el botón del misil teleguiado, no hay mayor tema que el homicidio. Si hay hambre, no es porque falten alimentos o la tecnología para producirlos. Falta misericordia en su distribución. SI hay muchedumbres famélicas, también hay multitudes dilapidadoras. Si hay dictadores es porque existen claros intereses sustentándolos. Y si hay asesinos, no ocurre porque nuestra especie esté maldita.
Caín también es una inversión bursátil. Verdugos S.A.
En la década del Sesenta, muchos Jóvenes de los que se decían "adscriptos al cambio" anunciaban en revistas que iban a formar una Comunidad Rural para salirse del Sistema Materialista. Jamás fueron más allá del enunciado y hoy son casi iguales a sus antecesores. En la década del Setenta, surgió una curiosa gimnasia de lo "subterráneo" y de lo "alternativo", otra ficción que no dejó otra cosa que frases huecas y máscaras podridas.
Una vez más, estamos desnudos en la pradera. Toda esta maraña de autopistas y edificios de docenas de pisos no son otra cosa que la osamenta de los Dinosaurios del siglo XX. La Tecnología no es mala. La Ciencia no es funesta. El cáncer es el uso que se le da a ambas.
Un Siglo Abierto, sangrante, nos narra mil historias de profanación y saqueo. Padecemos muchas de ellas a cada paso. Pero no estamos condenados al fracaso, simplemente porque en nuestro esfuerzo por salir del pantano no adherimos a ningún fetichismo del éxito. En verdad, somos los seres más Indefensos del Universo. Nada tenemos a favor, salvo nuestra locura amatoria y nuestra respiración profunda. Y es por eso que vamos a seguir trazando puentes invisibles con nuestros iguales en este planeta. Porque podemos, porque sabemos, y porque de nuestra portentosa inseguridad brota un poema sabio. Somos hijos del Siglo Abierto, doliente. Navegamos en su corazón y aunque todo estalle en derredor seguimos abocados al arte de convertir el grito en canto, el puño en caricia, el silencio en profecía."
MIGUEL GRINBERG (comienzos de los 80s)

Seguimos quitando manchas.

Manchas de fruta— No enjabone. El jabón fija muchas manchas de fruta. Si las manchas son recién hechas, mojarlas en seguida con agua hirviente. Si son manchas viejas, lavar con agua fría con un poco de bórax. Otra receta consta en dejar mojada la mancha por algunas horas, con leche cuajada. Jabonar. Enjuagar con mucha agua.
En telas no lavables humedecer con agua caliente, ablandar ligeramente con agua oxigenada adicionada con amoníaco.
Para las telas de color, humedecer (con mucha precaución) con ácido acético al 2 %.
Manchas de vino— lavarlas con agua y jabón y luego enjuagar muy bien. En seguida haga quemar flor de azufre y someta la parte manchada a los vapores del azufre.
Se puede usar el mismo método para los géneros no lavables, pero es operación sumamente delicada. Secarlas espolvoreando con talco.
Sobre lana blanca las manchas de vino se quitan pasando encima un trapo embebido en alcohol. Cuidar de cambiar el trapo a medida que se ensucie.
Manchas de tinta— Cuando la mancha está todavía húmeda, cubrirla con tiza blanca. Dejar secar y cepillar. Repetir la operación hasta que el polvo no absorba más.
El mejor procedimiento consiste en mojar la parte manchada con leche caliente. Desengrasar después con bencina o lavar con agua caliente labonosa, si el género es lavable.
Sobre lencería blanca, basta con decolorar con agua de Javel después de verter sobre la mancha vinagre en cantidad igual. Enjuagar abundantemente.

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