Fragmentos de huidas de pensamientos
Tito demoron

(o las palabras que se escaparon)

2

o-o-o Reflex o-o-o

"que era para jugar y mirar con un espejo..." (Erika)
Cosa jodida esa, la del espejo. Alguna vez, siendo muy joven, pero agotado y en condiciones paupérrimas intenté posar mis ojos físicos frente al vidrio ese. El alma sufre demasiado y es probable (solo probable) que por un momento el letargo ahonde algún misterio insondable. Esos que son medio necios y que aparentan vigor extremo. Uno (yo) quiere enfrentarse y sacar huevos de donde sea... "mirá hijo de puta... mirá!!!". Pero los ojos físicos se caen. No hay caso. La tibieza no termina de gastar al dolor lo suficiente como para intentarlo "mirá hijo de puta... mirá!!!", y las ventanas encantadas del almita lo intentan, un poco nomás. Los párpados parecen el primer eslabón de una cadena de siete mil toneladas. Verguenza. Silencio. Una de sesenta que apenas ilumina y el hilito que en cualquier momento se corta. Estás ahí, en el baño. Solo, joven, agotado. Perdiendo toda noción temporal. Sufriendo y con la gillette en la mano... "mirá hijo de puta... mirá!!!!"... hasta que te animás, después de todo sos joven y te animás... y mirás... 

o-o-o Desolada o-o-o

"Si no te llega la pregunta, tal vez haya terminado caída por presuntuosa junto a aquellas dudas que por no prestarles atención acallaron tu sangre y hace que vivas en la comodidad que solamente puede dar la ignorancia, que nunca es permanente pero adormece. La quietud tiene feo olor, siempre lo tuvo, sino decime por qué se forma el verdín ¿no?, y es que nadie pasa por ahí para de vez en cuando mandarse una limpiada. ¿Por qué la ropa mojada termina pudriéndose si no la tendés?. No escarmentás, para vos la espina no fue mas que una desolación, un simple sacudir de hombros, un toque de dedos y perita... listo. "¿pero mirá con lo que viene este tipo eh?".
Liberada, año tras año la angustia carece de sentido si la garganta no presagia el nudo. Liberada, a los tumbos, vacía de vértigo no se violentan las obstinadas opiniones. Es tu crujiente soledad, no la mía. La mía es honda, caída hacia milenarios serpenteos. Ardiente y callada. Mi soledad no tiene mas compañía que las dudas, nunca se encoje de hombros porque es altanera, turbia, entusiasta, dinámica y cómplice.
Tu soledad en cambio, pobre y sin alma. Sin vientos ni fuerzas. Sin ahogos. No resistirá.

o-o-o De brazo en brazo o-o-o

Siempre fue un canto de octubre, pero octubre esta vez trae silencios y así sin descorazonamientos pero con necesidades; no va a empujar con la vieja fuerza, con la raspada voz, con el grito ardiendo ni con la vieja señal levantántote de brazo en brazo. Pero qué se yo, quién sabe ¿no?. Una de estas tardes te veo doblando por Junín y encarar Córdoba y... por ahí me prendo sin más ceremonias que mirarte, sin más angustia que la de saberte perdida, sin más preparación que la del grito estrenado hace ponchada de años. Es inútil detenerse mirando una calle por la que ya no vas a venir. Parado y cargado de cadenas que ni la paz ni la certeza te cambiarían. Solamente la imaginación te devuelve, airada, contradictoria, con el paso chocando a los pensamientos. Con la ciega debilidad del compromiso. Con la frescura permanente de saborearte. Con el ansia y el placer del primer esfuerzo y la cómoda estancia de la estrella rehusada. Qué fácil fue desearte, caminarte. Descubrir tu misterio desde tus huecos. Charlar con vos, motivarte. Tomarte los brazos, entendernos, revolcar el hambre. Qué dificil volver a tenerte. Ya sé que hay otros a quién dejar el paso, que la huella y la herencia... todas esas cosas que veíamos parecían no llegar jamás. Con sus ganas y su fuerza. Con su lenguaje cambiante y sus propias reglas.
Si, definitivamente octubre fue un canto y todos los gritos te pertenecían.

o-o-o Hacerse cargo o-o-o

Voy a caminar despacio siguiendo tu mirada, y en una extraña noche voy a quemar tus carnes. Vaciaré mis lamentos, mi mordaz obstinación, mis insultos cotidianos. Y en tus cenizas se perderá tu herencia. Ya no tendrán llagas donde poner sus dedos. No te colgaran espinas, ni tendrás corona, locas coronas que nadie limpia. Tus pies gastados de caricias y tus manos estiradas abrigando consuelos, dejarán que los clavos renuncien al martirio. No lavará tu costado las injurias de los distraídos, ni se justificarán al nombrarte y que cada quien se haga cargo.

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