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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Paino - Conti
Triple A

Revista Gente
mayo 1976

 

El 12 de febrero de 1976. en la cárcel de Villa Devoto, un detenido de nombre Salvador Horacio Paino, de 50 años. declaró ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados. Sus palabras abrieron de golpe el telón sobre el caso de la organización terrorista Triple A que hasta entonces, a pesar de ser un secreto a voces, era un enigma.

 

 

Dijo entonces Paino:
"La organización de la Triple A me la. encomendó a mí el señor Jorge Conti, asesor de prensa del Ministerio de Bienestar Social. La Triple A la manejaba el ministro José López Rega, pero su responsabilidad es relativa. También la manejaban sus asesores y sus enlaces. El día 3 de marzo de 1974, el señor Conti me entregó un cheque de dos millones de pesos contra Banco Nación, sucursal Bartolomé Mitre y Callao -el cheque era de Sucesos Argentinos-, y me dijo que cobrara ese dinero y que lo guardara- porque tenía que organizar un grupo para una operación comando. El 20 del mismo mes me entregó otro cheque, de tres millones, de Honegger y Compañía, la imprenta que editaba la revista Las Bases. El cheque era contra Banco Shaw, sucursal Congreso. El señor Conti me dijo que ese cheque era para pagarle a un grupo armado que tenía que matar al diputado Rodolfo Ortega Peña y al abogado Antonio Tomás Hernandez, vicepresidente de la empresa Dicon (Canal 11). Me negué terminantemente, tuve un fuerte cambio de palabras con el señor Conti y decidí alejarme del ministerio. Yo había entrado en el ministerio citado por el señor Carlos Alejandro Villone, que me mandó un telegrama v me presentó al señor Conti y a otros colaboradores. Mis funciones iban a ser de prensa v administración. Cuando me hablaron de organizar un "cuerpo de seguridad dinámica" me lo explicaron como si se tratara de un grupo de seguridad para defender el ministerio de ataques terroristas. Pero cuando ocurrieron cosas como el incendio del diario Clarín, hablé con el señor Conti y le dije que estaba totalmente en desacuerdo con esos métodos y que no me iba a prestar a organizar un grupo extremista. El señor Conti me dijo que si no cumplía la orden que me había dado me vería en dificultades. Dos o tres días después, a eso de las dos de la madrugada, sonó el portero eléctrico de mi departamento (Tres Arroyos 874. Capital). Atendí. Alguien dijo: "Paino, traemos una orden urgente de Morales y de Conti". Tengo experiencia en estas cosas. Bajé por la escalera. Cuando prendí la luz, desde afuera dispararon dos veces, al parecer con Itaka. Rompieron los vidrios y perforaron el ascensor. A la mañana fui a la casa del señor Conti (Las Heras 1619, sexto "D". Capital). Me dijo textualmente: "Mira. Painito. Lo de anoche fue un aviso, nomás. La próxima va en serio. Vos sabes lo que tenés que hacer". Me dijo también que él actuaba en nombre del ministro López Rega. Las armas que usaba la Triple A las traían de la ciudad de Pedro Juan Caballero, en el Paraguay. Los dólares con que se pagaban las armas (ametralladoras Stein) me los daba el director de Administración del ministerio, señor Rodolfo Roballos, aunque creo que él no sabía para qué era el dinero. Las armas se compraban por medio de un miembro de la custodia, un ex policía de apellido Coquibu, y de un señor Roberto Viglino, que trabajaba en la oficina de prensa de Bienestar Social. Más tarde los paraguayos las entraban de contrabando y había que ir a buscarlas a una casa de la avenida Figueroa Alcorta donde vivía un señor paraguayo que era representante de la firma que las vendía, íbamos a buscarlas con los vehículos de Bienestar Social y las depositábamos en el tercer subsuelo del ministerio. Todo esto se hizo antes del 20 de marzo, fecha en qué para mí empezaron a actuar las tres A. Cuando me negué a cumplir esa misión, que según el señor Conti había sido ordenada por López Rega, viajé a Mar del Plata. Al volver me detuvo la custodia de López Rega en la calle Chacabuco 145. Me sucedió en el cargo el señor Juan Carlos Rousselot. Este señor estaba muy interesado en lograr un puesto en Bienestar Social. En los últimos días de febrero de 1974 el señor Conti nos dijo que sería muy buen negocio conseguir el paquete accionario de una radio de Zarate (Radio Nuclear) porque él conocía muy bien el medio y se podía hacer de ella una radio cabecera de zona. Yo me desentendí: de radios no entiendo nada. El señor Conti me dijo que si todo resultaba no se iba a olvidar de mí y que iba a hablar con el señor Rousselot. El señor Rousselot se había ido al Chaco a dirigir un diario pero las cosas no le iban bien y trataba de conseguir un crédito de Bienestar Social. Tengo un testigo de que el señor Conti me ordenó organizar la Triple A. El 23 de marzo me encontré con el doctor Lozada, hermano del que fue juez, v le dije que estaba desesperado por lo que me ordenaban, que me iba a enloquecer. Hablé con él en la Municipalidad, donde este doctor era asesor jurídico. No sé si el doctor Lozada querrá hacer alguna declaración, porque yo me manejaba directamente con el señor Conti, con el señor Carlos Villone, con el señor Julio Yessi y con don Felipe Romero, el director de la revista El Caudillo, que tenía a su cargo uno de los grupos de la Triple A. La revista El Caudillo se pagaba con fondos de Bienestar Social. El señor Conti manejaba la caja chica: unos quinientos mil pesos del año 1973 se destinaban todos los meses a la revista El Caudillo. Todo esto está documentado en el ministerio. Pero cuando pidan las facturas van a descubrir que son de cosas que no existen.
Pero el señor Conti no sólo manejó la Triple A. Le hizo firmar al ministro López Rega una disposición: toda la publicidad del ministerio a los diarios (avisos oficiales) debía salir de nuestra oficina. El señor Conti, junto con el señor Suárez Asín y el señor Tejera, de la agencia Télam, decidían las páginas, los minutos de filmación, las pautas, todo. Cualquier negociado que haya en Télam tiene como responsables al señor Conti y al señor Suárez Asín. Esto es iodo lo que sé. El organigrama de la Triple A está a disposición de ustedes en el juzgado del doctor Teófilo Lafuente, y también las carpetas con los cargos que cada uno ocupaba en la Triple A, que fueron escritos directamente de puño y letra por el ministro López Rega".
Pocos días después de estas declaraciones. Jorge Conti habló también ante la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados. Dijo entonces Conti: "A Paino lo conocí internado en el Borda. Me habían dicho que él sabía adonde estaba enterrado el cadáver de Felipe Vallese y pensé que con ese tema podía hacer una buena nota periodística. Después de mucho tiempo apareció en el ministerio. Lo habían soltado el 25 de mayo, después del decreto de amnistía, y necesitaba trabajo. Empezó a trabajar en la administración de personal. Controlaba la entrada y salida de los empleados, autorizaba los gastos de la caja chica, repartía las credenciales y además me pagaba las cuotas del coche y de la sastrería. Era muy servicial. Pero al poco tiempo hubo problemas con él y me di cuenta de que no estaba en su sano juicio. Primero dijo que dos hombres lo habían seguido y que trataron de matarlo. Después, que alguien fue a llevarle un mensaje a su casa y le disparó con Itaka. Más adelante le pidió un préstamo al imprentero de la revista Las Bases, trató de sacarle una comisión a Sucesos Argentinos y trató de cometer una estafa con unas órdenes de compra en las que puso el sello de Roballos. Se encerraba largas horas en su oficina y se reía a carcajadas. Obligaba a su secretaria a comprarle anfetaminas. Le compró joyas a un chofer del ministerio y nunca le pagó. Paino me odia porque yo lo mandé preso. Creo que fui demasiado bueno con él. Paino tiene una mentalidad enfermiza. Es un paranoico. Se me puede acusar de negligencia acerca del personal que he tomado para el ministerio. Pero es mentira que soy el organizador de la Triple A. Nunca tuve nada que ver con una organización extremista. Jamas hablé de ese tema en ninguna parte. Tampoco tuve nada que ver con la compra de armas. A López Rega lo conocí un día en la CGT. mientras mi canal trasmitía una reunión de Isabel con sindicalistas. Me dijo: "A usted lo quiero ver mañana en el ministerio. Necesito un periodista peronista para la Secretaría de Prensa". Así empecé a trabajar con él. Tenía esas cosas raras del espiritismo, pero conmigo nunca las comentó."

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Salvador Horacio Paino en una reunión en el Ministerio de Bienestar Social

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Jorge Conti, periodista. Logró cierta notoriedad por un reportaje a Perón a bordo del avión charter. Se vinculó a López Rega. Ocupó cargos en Bienestar Social y en Prensa y Difusión. Más tarde Paino lo acusó

Jorge Conti

ex reportero de Canal 11, llegó a ser famoso; hasta tenía su propio club de admiradoras, creado en 1972. Cada semana recibía de ellas una boleta de Prode (Pronósticos Deportivos) que jugaban a su nombre. Después hizo un programa de televisión con Gerardo Sofovich, Las dos campanas, y un vuelo en un avión chárter rumbo a la Argentina en el que obtuvo la única entrevista del momento con Perón. Le había ganado una apuesta a su colega Sergio Villarruel, de Canal 13. Con una condición: el afortunado iba a viajar con el camarógrafo del otro, de modo que ambos canales tuvieran la primicia.
Poco antes, en junio de 1971, Paino había estado alojado en la Unidad 20 del Hospital Neuropsiquiátrico José Borda, de Buenos Aires. "Aparentemente, el informe del médico legista fue minucioso y contundente –escribió el periodista uruguayo Tabaré de Paula–. Diagnosticaba delirios, síntomas de agresividad, un oscurecimiento de la razón que pedía a gritos la reclusión de Salvador Horacio Paino en esa pesadilla con rejas que es la Unidad 20. Pero tanta prosa doctoral encubría una falencia: decía apoyarse en un examen que no había tenido lugar. El autor del referido informe nunca revisó al supuesto demente."

 Salvador Horacio Paino

Autoproclamado fundador de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), o Triple A, o Tres A, quedó detenido en forma preventiva el 28 de noviembre de 1983 en Montevideo mientras el juez federal argentino José Nicasio Dibur tramitaba su extradición, invocando el Tratado de Derecho Penal Internacional del 23 de enero de 1889, ratificado el 3 de octubre de 1892 por Uruguay y el 11 de diciembre de 1894 por la Argentina. Negada finalmente por la justicia uruguaya.
Era un militante peronista separado del Ejército en 1955 con el grado de teniente primero, pronto a ser ascendido a capitán. Había sido compañero de promoción de Reynaldo Bignone, el último presidente del denominado Proceso de Reorganización Nacional, y de Cristino Nicolaides, entonces comandante en jefe de la fuerza. Vivía en Carmelo, a unos 150 kilómetros de Montevideo. De la Argentina había huido, rumbo a Brasil, el 1° de marzo de 1979, poco después de un atentado contra su vida. Pensaba radicarse en Uruguay: hasta buscaba trabajo, de modo de afiliarse a una caja de pensiones. Pero encendió el ventilador. Y armó un revuelo de proporciones, al extremo de prestar declaración testimonial en la Embajada argentina, a mediados de octubre de 1983, por haber adjudicado a la Triple A el crimen del secretario general de la Confederación General de Trabajadores (CGT), José Ignacio Rucci, el 25 de septiembre de 1973.
El diario El Día, de Montevideo, publicaba anticipos de un libro de su autoría, Yo fundé la Triple A. En él aseguraba que, en unas 300 operaciones, habían matado a unos 2000 izquierdistas. Entre ellos, el cantante folklórico Jorge Cafrune; el sacerdote Pedro Mujica; el diputado peronista Rodolfo Ortega Peña, director de la revista Militancia, y Silvio Frondizi, hermano del ex presidente argentino Arturo Frondizi. En 1976, decía, la Triple A tenía armas por valor de dos millones de dólares "para enfrentar a los terroristas de izquierda"; estaban en los sótanos del Ministerio de Bienestar Social. Y disponía de dinero a granel, obtenido de la llamada caja chica, con el cual "se contrataba, además, a cientos de confidentes, como porteros de edificios y personas que se hacían pasar por estudiantes".

http://www.impunidad.com/cases/zelmar_michelini.htm

 

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Salvador Horacio Paino

En el juego del acusador y el acusado muchas cosas quedaron sin aclarar. Paino dijo:
"El señor Villone me presentó al señor Conti. Yo no lo conocía".
Sin embargo, Jorge Conti le envió a Paino un telegrama que dice: "Señor Salvador Paino - 9 de Julio 60 - Departamento "A" - Bernal - Te espero a la brevedad en primer piso Ministerio de Bienestar Social - Jorge Conti - Coordinador de Prensa". La techa del telegrama es 26 de julio de 1973 (un año antes de la fecha en que Paino dijo que se lo presentaron), y el trato familiar ("Te espero") revela un conocimiento previo.
Paino dijo:
"Cuando bajé la escalera y prendí la luz dispararon dos balazos de Itaka que rompieron los vidrios y perforaron el ascensor".
Conti dijo: "Paino deliraba. Trató de hacerme creer que alguien intentó matarlo una noche con dos disparos de Itaka".
La mujer de Paino dijo:
"Una vez, a las dos de la mañana, llamó el portero eléctrico. Atendió él y me dijo que eran los de la custodia. Al rato escuché dos tiros. Si quieren pruebas, todavía están los orificios e» la puerta del ascensor".
Conti dijo:
"Paino es un loco. Un paranoico".
Emiliano Rodríguez Graham, del Servicio Penitenciario Federal, dijo:
"No hay pruebas de que Paino sufriera alteraciones mentales. Su legajo fue quemado hace dos años, cuando los internados tomaron la unidad. Estaba acusado de hurto y defraudación. Entró en junio del 71 y salió en junio del 73 amparado por el decreto 2050 del Poder Ejecutivo, que puso en la calle a muchos delincuentes comunes. Nosotros no sabemos nada de sus alteraciones mentales. Para nosotros era un delincuente común. . ."
Le preguntaron a Conti por qué había tomado un loco en el ministerio.
Conti dijo:
"Bueno. Se nos fue la mano...".

 

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