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la red de accesos fue planificada en
1942 pero sólo una fracción —el Acceso
Norte— se completó como canal de
absorción de las rutas 8 y 9; del
resto, sólo prestan servicios equiva
lentes la avenida General Paz —que se
habrá de remodelar en el sector que va
desde el Acceso Norte hasta el puente
de la Noria— y el Acceso Aeropuerto,
que en conjunto representan algo así
como una mitad del total de vías
previstas
Accesos a la Capital: Lo que vendrá
En la mayor parte de su
periferia, Buenos Aires es todavía una ciudad
inaccesible para el tráfico automotor: la falta de
caminos adecuados se ha convertido, en efecto, en
el centro de una tormenta de críticas —y penurias—
que concluye siempre con la predicción de un
futuro aún más sombrío. Es que el constante y
desproporcionado aumento del número de automóviles
{un 11 por ciento anual de promedio) complica
cualquier intento de crecimiento planificado de la
red de carreteras y eleva —inclusive— los costos
de conservación de las obras existentes. Para
verificar los contornos de la pesadilla —amparada
en el crónico déficit financiero que suelen
exhibir las arcas estatales— no hay señal más
visible que los atascamientos en los días pico de
afluencia. El producto de tales congestiones
motiva una extensa enumeración de males: aumento
del costo de funcionamiento del automotor,
disminución del grado de seguridad y consiguiente
multiplicación de accidentes, menor rendimiento
del trasporte, sensible alza en el costo de las
cargas trasportadas. Ante este descalabro, el
primer eslabón de una hipotética respuesta parece
ser, para los especialistas, la concreción de un
plan de autopistas; tanto resolvería, dicen, la
circulación en los recorridos internos de La
ciudad como en sus accesos, y hacia ese objetivo
apuntan los actuales proyectos de infraestructura.
"En los próximos 10 años se completará la
ampliación de la avenida General Paz y de los
accesos Sudoeste, Sudeste, Oeste y la avenida
Perito Moreno; quedará concluida la autopista
ribereña que une el Riachuelo con Tigre y que
continúa hacia el sur con la que liga Buenos Aires
y La Plata; el camino de cintura vinculará San
Isidro con General Belgrano; y la ruta 9 entre
Campana y Córdoba —como la 8 entre Pilar y
Pergamino— se habrá convertido en pista de alta
velocidad", prevé el ingeniero Roberto Agüero,
administrador general de Vialidad Nacional. Este
programa supone, además, la construcción —ya a
nivel nacional— de las nuevas carreteras que
vincularán Famaillá con Tucumán, Córdoba con Santa
Fe, Buenos Aires con Mar del Plata o Córdoba con
Carlos Paz, y el definitivo delineamiento de las
avenidas de circunvalación de las ciudades de
Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Rosario, Paraná, San
Juan y Bahía Blanca.
OBRAS SON. Un mapa
vial de semejante envergadura replantea desde el
principio un hecho crítico: el de la financiación.
Pero esta vez, aseguran, las fricciones monetarias
serán obviadas a través de los aportes del
recientemente creado Fondo Nacional de Autopistas
o, en algunos casos, mediante el sistema de
concesión de obra pública, es decir, con los
beneficios de su explotación. Así se financiará el
complejo ferro-vial Zárate-Brazo Largo, lo mismo
que la terminación de los trabajos y la puesta en
marcha de la autopista Santa Fe-Rosario. A la
manera de las grandes urbes europeas o
norteamericanas, la solución prevista para los
problemas de la intrincada movilidad automotriz se
desarrolla en un sistema de líneas que se
coordinan y entrecruzan, ascienden y descienden;
de cumplirse los plazos establecidos, hacia 1975
el conjunto de la ciudad podrá atravesarse con una
fluidez de circulación hasta ahora desconocida, y
como enormes tentáculos en expansión, los brazos
de acceso permitirán un rápido tránsito
interregional. En este contexto, tal vez sea
posible señalar un marco que delimita la magnitud
de las proposiciones oficiales; ese contorno puede
trazarse siguiendo el recorrido de la autopista La
Plata-Buenos Aires y de su prolongación, la
ribereña de la Capital Federal. "En agosto
licitaremos la construcción, conservación y
explotación de estos caminos que se habrán
concluido en no más de 4 años a partir de la fecha
de su aprobación", puntualiza Agüero. Para el
sector que vinculará la capital de la provincia
con el radio céntrico, se prevé la construcción de
dos terraplenes adyacentes de 17 metros de ancho,
separados por una franja de más de 10 metros;
habrá tramos de dos, tres y cuatro carriles por
cada sentido de marcha, pero desde el comienzo se
dejará la posibilidad de futuras ampliaciones (en
función de los volúmenes de tránsito que se vayan
registrando) hasta un máximo de cuatro carriles
Dos mano. Además de un núcleo de distribución
de tránsito con cabecera en La Plata, se
construirán distribuidores en Villa Elisa, Hudson
y Quilmes, para empalmar con el Acceso Sudeste, y
paralelamente con este último y previo paso por el
distribuidor de la calle Estévez, en Avellaneda,
con un puente de 3 kilómetros de longitud sobre el
Riachuelo, que se levantará en cuatro secciones:
un viaducto del lado de la provincia de Buenos
Aires, el puente propiamente dicho, un viaducto
del lado de la Capital, y un distribuidor en la
avenida Martín García, futura conexión con la
avenida Perito Moreno. Estos 50 kilómetros de
pavimento se prolongan, a su vez, en la llamada
autopista ribereña; partirá de la avenida
Sarmiento y se conectará con la Martín García,
redistribuyendo la circulación en las avenidas 9
de Julio, Córdoba y Belgrano por un terraplén de
40 metros. Claro que la concreción de esta
nueva vía supone dar por tierra con no menos de
media docena de importantes edificios; por esa
causa, el diseño definitivo deberá sortear las
moles correspondientes a la Dirección General de
Aduanas, la Administración General de Puertos, la
seccional 22 y el Laboratorio Químico de la
Policía Federal, un presupuesto a cuyas
dificultades se agrega una suplementaria: el
proyecto debe también adecuarse al de la Estación
Terminal de Ómnibus de larga distancia, realizado
por el Ministerio de Obras y Servicios Públicos.
"Además de la construcción de las obras —aclara
Agüero— la concesionaria tendrá a su cargo su
mantenimiento y explotación durante el período que
fijará Vialidad, cumplido el cual pasarán al
dominio público." De acuerdo con los cálculos de
factibilidad, ambas autopistas —que se explotarán
en forma unificada— superarán ampliamente el
caudal de peaje necesario para garantizar una
renta estable. Algunos detalles generales permiten
medir, entretanto, la dimensión de la obra: a la
zona de influencia inmediata en la provincia de
Buenos Aires se le asigna una superficie de 2 mil
kilómetros cuadrados y una población de más de 2
millones de habitantes, a los que hay que sumar
los 3 millones de la Capital y el millón que llega
a diario de sus alrededores. Además, constituye
una parte básica del todo futuro que bordeará
prácticamente el río de la Plata desde Tigre hasta
La Plata, y que podrá prolongarse hacia los
centros turísticos de la zona atlántica.
PARA TENER ACCESO. Una de las claves que actúa
como eje centralizador del movimiento
automovilístico reside, sin duda, en los brazos de
penetración a la Capital; la red de accesos fue
planificada en 1942 pero sólo una fracción —el
Acceso Norte— se completó como canal de absorción
de las rutas 8 y 9; del resto, sólo prestan
servicios equivalentes la avenida General Paz
—que se habrá de remodelar en el sector que va
desde el Acceso Norte hasta el puente de la Noria—
y el Acceso Aeropuerto, que en conjunto
representan algo así como una mitad del total de
vías previstas. "El problema más serio
—prosigue Agüero— lo afronta el Acceso Oeste del
que ya se ha construido el tramo que va de Moreno
a Luján. Hacia fin de mes se licita el sector
Morón-Moreno, y se preparan la bases para un
posible llamado a concesión del trayecto
Moreno-General Paz." Todavía en pañales, los
Accesos Sudeste (canalizará el tránsito de las
rutas 1 y 2, y ya se han cumplimentado las obras
básioas, en período de asentamiento), Sud y
Sudoeste, completan un trazado que expande la
circulación hacia y desde el cono suburbano. Si
junto a esta perspectiva se considera el plan de
modernización del sistema de señales de acuerdo a
¡la reglamentación internacional (indicadores
reflectantes de mayor tamaño y precisión), tal vez
pueda aventurarse que el tránsito de la próxima
década andará, en la acepción estricta de la
palabra, sobre ruedas. Revista Panorama
27.04.1972
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