Arturo Frondizi
Después de la ingrata etapa vivida, el país
cuenta ya con el primer candidato a presidente
de la Nación. No podemos menos de considerarlo
como un hecho realmente auspicioso y alentador
para nuestro futuro de pueblo tradicionalmente
libre y democrático. Al día siguiente del
vibrante y entusiasta recibimiento que le
hicieron sus partidarios frente a la sede del
comité nacional del radicalismo, Mundo
Argentino obtiene la primera entrevista
periodística destinada a hacer conocer a la
ciudadanía el pensamiento del doctor Arturo
Frondizi. Padre e hija nos reciben
cordialmente. (La esposa está viajando.) No
hay antesala; a las 18 horas se nos citó y a
las 18 puntualmente somos atendidos. Con la
misma puntualidad con que cedemos nuestro
puesto a quienes han sido citados para las 19
horas. Sacamos la primera conclusión: el
doctor Frondizi es hombre ordenado: respeta su
tiempo y el de los demás. Entramos en
materia inmediatamente: —¿Cree usted
posible, Dr. Frondizi, que las elecciones
generales se realicen simultáneamente con las
de constituyentes? ¿Lo cree conveniente?
—En primer lugar, de acuerdo con
especificaciones constitucionales y con la
tesis sostenida por nuestro partido en
parecida situación en 1931, sostenemos que la
reforma de la Constitución debe hacerse bajo
gobiernos constitucionales, por iniciativa del
Congreso. A pesar de ello, ante el hecho
consumado de la convocatoria, concurriremos
con nuestro aporte de hombres e ideas. En el
próximo año, según lo prometió el gobierno,
deberían realizarse elecciones generales. Si
se hicieran simultáneamente. por lo menos,
sería un mal menor. En esas elecciones se
jugará el destino que el país viene
postergando desde hace veinticinco años.
Confiamos en él con fe y optimismo. —¿Qué
opina usted de la determinación y limitación
de los puntos a tratar por la constituyente?
—Al convocarla, el gobierno reconoce la
plenitud del poder soberano radicado en el
pueblo. De modo que no está claro en qué se
basaría al limitarle atribuciones. También
cabe la posibilidad de que, a breve plazo, un
congreso constitucional deba proceder a otras
reformas, puesto que necesitamos una
Constitución que no sea vulnerable en ninguno
de sus aspectos. —¿Qué reformas haría su
partido? —Generales, de carácter
institucional. Concretamente, las que
garanticen la democracia económica y social
del pueblo. Y las que garanticen la soberanía
política y económica de la nación. —En
cuanto a sistema electoral, ¿cual es su
opinión? —Estimo necesario que la mayoría
que pasará a ser Poder Ejecutivo disponga de
mayoría también en el Congreso para poder
realizar obra de gobierno. Es más fácil que
surjan coaliciones para obstaculizar que para
prestar apoyo a obras de bien público que
proponga un partido más poderoso. No expreso
dudas sobre el patriotismo de nadie; me limito
a puntualizar una situación de hecho en el
campo político. —¿Qué razones han movido al
M. I. R. a definir desde ya las candidaturas a
presidente y vicepresidente de la Nación?
—El país ha vivido una etapa muy confusa, no
del todo superada aún. Entendemos que es
necesario trabajar sobre ideas claras y
definidas. Nuestro partido necesitaba aprobar
el programa que requiere este momento
argentino y determinar los hombres a los que
entregaría su realización y difusión para
alcanzar el esclarecimiento correspondiente a
las circunstancias; es lo que ha hecho en la
convención nacional de Tucumán. Aspiramos al
gobierno para restablecer en toda su plenitud,
después de veinticinco años de personalismos y
de luchas, la paz entre los argentinos. Para
enterrar en el olvido lo que pasó, para que
los argentinos non tratemos como hermanos, sin
odios y sin miedos. Muchos argentinos
sufrieron cárcel, tortura, exilio; látigo, en
suma. Y ahora, sólo aspiran a que el látigo
cambie de mano. Nosotros también lo sufrimos,
pero nuestra gran aspiración es destrozar ese
látigo. Todo el poder del Estado, si está bajo
nuestra responsabilidad, será aplicado a
garantizar la libertad para todos; para los
que piensan igual que nosotros y, en especial,
para los que no. —A propósito, doctor;
llama la atención que usted permanezca pasivo
ante quienes, incluso especulando con su
habitual silencio, lo maltratan de palabra.
—No nos preocupan; sólo injurian y calumnian
quienes no tienen razones y se sienten
derrotados. —¿Podría explicarme qué razones
hubo para cerrar la inscripción de afiliados
en ciertos distritos del radicalismo? ¿Y
cuándo se reabrieron? —Este asunto no
depende del comité nacional. Dada la
organización federalista que distingue a
nuestro partido, cada distrito cierra y abre
periódicamente la Inscripción según su propia
decisión. Así lo establece nuestra Carta
Orgánica desde antes de 1943. La Convención
Nacional, que representa a todos los
distritos, acaba de resolver en Tucumán la
obligatoriedad de que actualmente se mantengan
los registros abiertos. Personalmente, estoy
más Interesado que nadie en su reapertura en
todo el país, para que pueda afiliarse todo
aquel que se sienta identificado con nuestras
ideas. Lo contrario sería contribuir a
mantener cristalizado un partido que aspira a
ser dinámico, que desea el mayor aporte humane
para enriquecer su caudal doctrinario y para
colaborar en sus luchas. —¿A qué responde
la denominación de "unionistas" de un sector
de su partido? ¿A qué la de "intransigentes"?
—La división entre unionistas e intransigentes
se organizó nacionalmente en 1945, como
oposición a la Unión Democrática. Nuestra
posición responde a la conducta tradicional de
los radicales, iniciada cuando Alem se opuso a
los acuerdos entre partidos. Nos oponemos a
ellos por principio, tal como Alem e Yrigoyen
lo sostuvieron siempre. Allí, en 1945, nació
la denominación de unionistas —de la unidad
con otros partidos— que hoy algunos aplican a
la unidad partidaria. —Acerca de esto,
durante el debate sobre sistema electoral en
la Junta Consultiva, se planteó el
interrogante de si el pequeño margen de votos
a favor del peronismo no tuvo su origen en
esta disidencia. —Nuestra disciplina
democrática nos mantuvo dentro del partido a
pesar de la disidencia. Más: no puede caber
duda alguna de que aportamos nuestros votos a
los candidatos de la Unión Cívica Radical.
—Se suele calificar de marxistas a algunos
integrantes del M. I. R. ¿Hay razones para
ello? —Los radicales no hemos sido ni somos
marxistas, aunque consideremos necesario
estudiar el proceso histórico en todas sus
fases. Nuestra profesión de fe doctrinaria
—redactada por hombres del grupo intransigente—
contiene un principio definitivo en contra de
toda filosofía material. Voy a leérselo: "El
radicalismo es la corriente histórica de la
emancipación del pueblo argentino, de la
auténtica realización de su vida plena en el
cultivo de sus bienes morales y en la
profesión de los grandes ideales surgidos de
su entraña. Hunde sus raíces políticas en lo
histórico de la nacionalidad y constituye una
requisitoria contra toda filosofía material de
la vida humana y del destino de la Nación en
el inundo." —¿Qué puede decirnos del Dr.
Ricardo Balbín? —Nada de nuevo, sino lo que
todo el mundo sabe: que es un gran valor; que
siempre trabajó empeñosamente, y estoy seguro
seguirá trabajando por la democracia, por el
país y por nuestro partido. —¿A qué razones
atribuye usted, Dr. Frondizi, el actual
malestar en las esferas del trabajo y las
frecuentes huelgas gremiales? —A la
creciente alza del costo de la vida y al deseo
de los trabajadores da manejar por sí mismos
sus sindicatos. Este es un problema social que
exige soluciones de orden económico. Padecemos
una crisis de estancamiento que sólo será
superada construyendo una economía de base
nacional y popular que aumente nuestra
riqueza. No se trata de distribuir salarios
nominales ni de quitar a los que tienen. No es
hora da teorizar, sino de enfrentar la
realidad, buscando las soluciones en la
movilización de todos nuestros recursos
naturales mediante los extraordinarios
recursos humanos que poseemos. Debemos
trabajar en el campo, en la minería, en la
industria. El país progresará cuando
desarrolle su economía y cuando las fuerzas
del trabajo sean dueñas de una poderosa
organización gremial. Debemos confiar en el
esfuerzo argentino, en la capacidad técnica y
política de nuestros trabajadores para
defender lo suyo y lo del país, y darles
amplia libertad, verdadera autonomía gremial.
—¿Por qué insisten ustedes en el pedido de
libertad de los presos políticos y gremiales?
—Tal como condenamos a quienes han cometido
delitos comunes, pedimos la libertad de
quienes no están en esa situación. Defendemos
ahora lo mis no que defendimos antes, con
igual consecuencia. La Argentina se hará
grande bajo la libertad, nunca bajo la
esclavitud. —Dada la actual situación
económica, ¿cree usted viable el Plan de la
Cámara de Arrendamientos Rurales?
—Consideramos que debe prorrogarse la ley de
arrendamientos hasta que la examine un
gobierno constitucional. No debe haber
desalojos; debe abrirse el acceso a la tierra
a todos los que la trabajan, asegurando a la
vez su estabilidad. —¿Qué puede decirnos
sobre la crisis energética? —Presenta dos
aspectos vitales: petróleo e hidráulica.
Debemos construir o terminar inmediatamente,
según el caso, oleoductos y gasoductos.
Tenemos pozos petrolíferos tapados por
imposibilidad de transportar su producción. El
petróleo que por convenio nos vende Bolivia
permanece en la frontera sin que podamos
utilizarlo por la misma razón. En Campo Durán
se quema y se pierde lastimosamente el gas que
tanto necesitamos. Con sólo normalizar el
transporte y racionalizar su uso, llenaríamos
muchas necesidades hoy insatisfechas. También
deben ampliarse destilerías, especialmente en
Mendoza, donde el alto contenido de parafina
del crudo, que dificulta el uso de oleoductos,
permitiría que se enviaran derivados. Y
necesitamos más máquinas. No pedimos pesos,
dólares, libras o marcos, sino máquinas.
Estamos depuestos a comprar a crédito a quien
nos quiera vender. Que se traigan capitales,
sí, pero no para dirigir nuestro proceso
económico. Las máquinas deben ser manejadas
por los técnicos y obreros de Y.P.F., que
ubicó casi todos los yacimientos que hoy se
explotan en el país, y que siempre trabajó
empeñosa y fecundamente. Nuestra afirmación de
fe en la repartición fiscal es sencillamente
defensa de intereses vitales. Nuestro petróleo
debe estar en manos argentinas. En cuanto a
hidroelectricidad, mientras no se soluciona el
tratado con el Uruguay por el Salto Grande,
debemos empezar la construcción de super
usinas
en los ríos nacionales. Es indispensable que
se hagan las de Tunuyán o del Chocón, por
ejemplo, que aumentarían notablemente nuestro
potencial eléctrico y de irrigación, sobre los
cuales existen estudios excelentes, como sobre
muchos otros ríos nuestros. Por otra parte, sé
positivamente que muchas empresas extranjeras,
algunas españolas, conocen esos estudios y
están dispuestas a construir las obras
hidráulicas que necesitamos, incluso a
crédito. En las esferas financieras españolas
sería acogido con agrado que su país cancele
las deudas que tiene con el nuestro mediante
la construcción de obras de este tipo. Sin
contar con otras grandes compañías de todo el
mundo que están dispuestas a colaborar con
nosotros. —¿Piensa usted que deben hacerse
concesiones de explotación de servicios
públicos a empresas privadas?
—Categóricamente no. Los servicios públicos
deben ser explotados exclusivamente por el
Estado o por cooperativas de usuarios.
—¿Qué reflexiones le inspira, Dr. Frondizi, la
actual situación internacional? —Los dos
motores que mueven a la humanidad son el
principio de la libertad y la idea nacional.
La Convención de Tucumán condenó la acción de
los ejércitos rusos en Hungría. Todos los
pueblos tienen derecho a defender su libertad
y su existencia nacional. Por eso nos duele
profundamente tan tremenda represión. Y con
igual autoridad moral, condenamos la agresión
francobritánica a Egipto. No por solidaridad
con el gobierno egipcio, sino porque estas
agresiones son una exteriorización de la
barbarie colonialista que se quiere mantener
en el mundo. Gran Bretaña y Francia no se
convencen de que el colonialismo ha muerto.
—Nosotros, que somos un país occidental de
cultura cristiana, le decimos a Gran Bretaña
—que realizó revoluciones que marcan etapas de
la humanidad— y a Francia —que un día extendió
por el mundo la tea de la Revolución Francesa—
que los cañones sólo sirven cuando pelean a
favor del curso de la historia. Jamás lograrán
detener el anhelo de plenitud del ser nacional
de ningún pueblo. —¿Qué piensa de Israel,
doctor? —Reitero que deseo fervientemente
la paz en Medio Oriente. Siempre he seguido
con infinita simpatía la acción de Israel, que
está haciendo allí una gran experiencia
humana, social, económica, cultural y
política. Es lamentable que los israelíes
deban distraer gran parte de sus energías
creadoras en la guerra, en vez de
concentrarlas en la construcción del país.
Nosotros apoyamos todas los esfuerzos que se
hagan por la paz, por la libertad, por la
democracia. Recibimos la gran lección moral de
Hipólito Yrigoyen; queremos la paz para todos
los millones de seres humanos que pueblan el
mundo. No para unos sí y para otros no. Pero
nuestra lucha personal está aquí. Aquí daremos
nuestra batalla por la libertad y la
democracia; en los campos y montañas de
América, millones de hermanos mestizos quieren
pan, cultura, paz. democracia, libertad. Ellos
son nuestra primera preocupación. Como
argentinos queremos estar en la U. N., pero
sobre la base de la autodeterminación de los
pueblos. La U. N. necesita democratizarse:
éste es su defecto, aunque reconocemos que
simboliza una experiencia extraordinaria para
la humanidad. Deseamos hacer valer allí el
peso moral de la Argentina en la causa sagrada
de la paz del género humano. —¿Cree usted
que nuestras relaciones con Latinoamérica
deben ser reencauzadas? —Así es;
Latinoamérica debe marchar a una completa
integración económica y cultural.
Categóricamente afirmo que no debe haber entre
los países americanos tutorías ni hegemonías
de ninguna naturaleza. Pero debemos
intensificar las relaciones económicas entre
los países vecinos sobre la base de acuerdos
regionales, vitalizando el comercio de país a
país. —En el caso de gobernar su partido,
doctor, ¿daría mayor intervención en altas
funciones públicas a la mujer? —Sin lugar a
dudas. Pienso que la forma de apreciar si una
persona es retrógrada y teme al progreso es
conocer su posición frente a la actuación de
la mujer en la vida pública y social. Creo
ineludible que la mujer ocupe en la vida
objetiva, en la realidad social y política, el
mismo lugar que el hombre. Si llegamos al
gobierno, tenga usted la seguridad de que las
mujeres encontrarán abiertas todas las
posibilidades de acción en la vida argentina.
Personalmente, aplico esas ideas en mi hogar.
Tuve en mi casa el gran ejemplo de la
magnífica mujer que fué mi madre. Tuvo catorce
hijos (soy el número trece...) (Hombre de
suerte —se me ocurre pensar—. Y en ese momento
recuerdo que también la fórmula Frondizi-Gómez
suma trece letras. Pero debo seguir atendiendo
lo que dice mi entrevistado): —La tenacidad
de mi madre para cumplir lo que creía debía
realizar en su hogar y en la vida logró que
casi todos nosotros hiciéramos carrera. Pienso
que en el país debe hacerse una gran campaña
en favor de la mujer, que la estimule a
movilizarse por su propio bien y el del país.
—¿Algún mensaje para la juventud, doctor
Frondizi? —A todos los que hoy tienen
dieciocho, veinte años, les digo que se
preparen con fe en el futuro. Estamos seguros
que la Argentina que ellos vivirán, en la que
nacerán sus hijos, nunca más verá dictaduras
ni miserias para nadie. Que marchen tranquilos
y venturosos hacia el porvenir, orgullosos de
trabajar y estudiar. Que sigan siempre
adelante; la historia la hacen los que
trabajan con fe en el género humano.
Revista Mundo Argentino 02.12.1956
Ir Arriba
|
Volver al índice
del sitio
Dice el doctor Arturo Frondizi:
"Queremos paz; que los argentinos nos
tratemos como hermanos, sin odio v sin
miedo". Reportaje exclusivo para
MUNDO ARGENTINO por ANA ROVNER fotos
de C. ALVAREZ
|
|