Televisión

El boom del año
Un show de 8 millones
el show de IKA


El Show IKA
A fines de este mes o a principios de octubre, la televisión argentina será sacudida por el lanzamiento del espectáculo más caro y ampuloso de su historia: un show de hora y media de duración, emitido conjuntamente por los canales 7, 9 y 13 con el patrocinio de Industrias Kaiser Argentina. Las cintas de tape serán luego proyectadas en el interior del país.
Se sabe que IKA confió la coordinación del show a sus dos agencias de publicidad (Lino Palacio y Pueyrredón Propaganda), luego de aprobar una inversión de 8 millones de pesos. La dirección artística correrá por cuenta de Juan Silbert, un experto en comedias musicales (en 1962 montó El novio y Los fantásticos).
El espectáculo constará de 3 episodios, cada uno de los cuales está destinado a promover implícitamente un modelo de automóvil Rambler (el Ambassador, la rural Cross Country y el Clasic Custom). Los personajes están agrupados también en 3 tipos de familia, cuyos niveles económicos corresponden al precio de cada uno de esos modelos. La coordinación ha sido confiada a José Cibrián, quien encamará a un prodigioso y casi mágico señor Rambler.
Hace por lo menos 25 días que Silbert viene prodigándose en los ensayos, alternativamente consumados en los viejos estudios del Canal 7 (Ayacucho y Posadas) o en el subsuelo de la casa de una de las figuras contratadas, Mónica Mihanovich. Sólo el lunes 16 se iniciaron las grabaciones en los sets de Lumiton (situados en Munro, provincia de Buenos Aires): cada jornada de labor dura 8 horas exactas, desde la 1 hasta las 9 de la mañana, y todo parece indicar que hoy, martes, la faena estará por fin terminada. Es un esfuerzo pocas veces visto, si se atiende a que el show será emitido una sola vez. La única comparación posible es Yerma, versión de David Stivel con el dúo Casares - Alcón.
En el espectáculo de IKA asomarán casi todos los hits musicales y cómicos que conoció Buenos Aires durante la temporada 1963, desde el equipo Cibrián -Campoy (que arrastran al escenógrafo Crandall Diehl y a todo el cuerpo de baile que intervino en las representaciones de Kiss me, Kate), hasta los Mac Ke Mac's, los mimos de Telecataplum, Dringue Farías y Mónica Mihanovich. La inclusión más restallante es la de "Pinky", a quien se paga 70 mil pesos por pronunciar 2 palabras (Rambler Ambassador) tres veces consecutivas.
Hasta el cierre de esta edición, IKA y sus dos agencias habían convenido en lanzar el programa durante la noche del viernes 27, empleando al Canal 13 como cabecera de la emisión. No es improbable, sin embargo, que los ajustes de último momento obliguen a postergar esa salida. Los observadores estiman que el show puede sobrepasar los más altos ratings conocidos (80 % de la audiencia). Si aciertan, quizá resuelvan repetir la experiencia en la temporada de 1964.
Revista Primera Plana
24/9/1963
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Una hora y media que costó mil horas
A principios de este año, en un teatro de Miami, Estados Unidos, la compañía American Motors presentó a sus concesionarios los tres nuevos modelos de automóviles Rambler con un espectáculo musical. En ese instante comenzaba a nacer el programa más caro de la televisión argentina, una gigantesca comedia que se transmitió la noche del viernes 27 de setiembre pasado con un despliegue nunca utilizado hasta entonces.
A la misma hora, el programa se emitió por tres canales de Buenos Aires (7, 9 y 13) y cuatro del interior (el 8, de Mar del Plata; el 7, de Mendoza; el 10 y el 12, de Córdoba) Además, gracias a las cuatro estaciones repetidoras de la planta oficial, pudo llegar a Rosario, Santa Fe, Chivilcoy y Paraná. Por otra parte, el show viajó en 25 copias de videofilm a concesionarios que la empresa IKA, productora de la audición, tiene en todo el territorio, y que lo exhibieron al público.
A 12 años de la inauguración oficial de la televisión en el país, este espectáculo no solamente descolló por su costo (estimado en 7 millones de pesos) y por el complejo aparato de la transmisión. Sus 99 minutos de duración requirieron la labor de un elenco de artistas y técnicos por primera vez reunidos en la TV: los libretistas Alejandro Doria y Jacobo Langsner; el iluminador Aníbal González Paz (uno de los mejores fotógrafos del cine local); el músico Horacio Malvicino; el escenógrafo Oscar Lagomarsino; el coreógrafo Crandall Diehl; el director de escena Juan Silbert; el director de cámaras Nicolás del Boca.
El show de IKA, concebido para promover los tres modelos que la compañía ha lanzado al mercado —los Rambler Ambassador, Cross Country y Classic Custom—, resolvió holgadamente sus dos objetivos básicos: el impacto publicitario y el espectáculo en sí, canalizados dentro de una narración de progresivo interés, con anécdotas precisas, música y canciones, y respaldado por un flexible ritmo de la puesta en escena.
Los concesionarios de IKA informaron que al día siguiente de la emisión del programa la afluencia de visitantes a sus salones de exposición resultó abrumadora, un suceso que habrá que adjudicar al show, ya que la promoción de los modelos se reforzó con spots radiales y recién luego con anuncios gráficos. Pero si el éxito del programa cubrió y superó las aspiraciones de quienes lo hicieron posible fue gracias a la marea de esfuerzos que ellos mismos debieron acumular, al ajetreo de las 200 personas que dentro o fuera de la pantalla de televisión se acercaron a más de dos millones de espectadores en la noche del 27 de setiembre.
La radiografía de ese trajín es un calidoscopio de anécdotas y revelaciones, un intercambio de afanes y disciplinas. Es, sin duda, tan apasionante como la trastienda de cualquier programa de televisión. Con una diferencia: esta vez no era un programa cualquiera.
Marcos H. Bullrich, de 40 años, gerente de publicidad de Industrias Kaiser Argentina, manifestó a PRIMERA PLANA que hace seis meses comenzó a rondarlo una pregunta: "¿Cómo presentar los nuevos modelos sin caer en el sistema habitual?" El cambio de línea de los Rambler "era muy importante", y otra pregunta lo asaltó: "¿Por qué no presentarlos en televisión?"

Los preparativos
Las autoridades de la empresa aceptaron la idea y se configuró un presupuesto. Bullrich, entonces, comenzó a trabajar en contacto con las dos agencias de publicidad a las que se encargó la coproducción: Lino Palacio y Cía. y Pueyrredón Propaganda. La primera designó a Jorge Palacio — que firma Faruk sus creaciones humorísticas— como productor ejecutivo; la segunda puso esa tarea en manos de José Morasano.
Lino Palacio había visto en los Estados Unidos el espectáculo desarrollado en Miami por American Motors. Se decidió utilizarlo como base para el programa de TV a armarse en Buenos Aires: la traducción fue realizada por Jorge Palacio, amén del agregado de frases y chistes. Sin embargo, ese libreto no conformaba, ya que era necesario ajustarlo a la composición y a la realidad del mercado argentino (en el show norteamericano una sola familia adquiría los tres automotores, algo imposible o poco común en este país). Junto con el guión, de los Estados Unidos vino una cinta magnetofónica con la música y las canciones grabadas, que pasó a poder de Malvicino para su arreglo.
A mediados de junio pasado estaba elegido el equipo: los libretistas, los productores y los directores gastaron dos meses en dejar listo el texto definitivo. Esa no fue la única actividad: el vértigo envolvió, también, a la diseñadora del vestuario, Mene Arno; al maestro de canto, Buddy Mac Clusky, y a los técnicos del Canal 13, que correrían con la futura grabación en video-tape y videofilm de la audición.
La necesidad de que los automóviles promovidos se integraran en el espectáculo obligó a desechar los estudios de las emisoras embarcadas en la empresa, por falta de espacio. Hubo que contratar los servicios de Lumiton y alquilar dos galerías completas de sus instalaciones en Munro. Siempre en busca de una mayor perfección para el
programa se alquiló la grúa de filmación de los estudios Baires, la única que existe en la Argentina. Pero esa "maquinaria se encontraba en completo deterioro y debió ser reacondicionada: no obstante, su manejo requirió el concurso de seis ayudantes.
Uno de los escollos que se alzaron ante el metteur en scéne Silbert fue el de no poder ensayar con cámaras. Afortunadamente, el elenco de actores tenía experiencia en comedias musicales (especialmente José Cibrián, Ana María Campoy, Dringe Farías, Osvaldo Miranda, Marilina Ross, Duilio Marzio, Beatriz Bonnet, Zelmar Gueñol): para fortificar esa experiencia colaboraron el coreógrafo Diehl y el cantante Mac Clusky. La contratación de Pinky para uno de los papeles no resultó fácil, según relata Jorge Palacio. La estrella dudó antes de sumarse a la empresa.

Nueve días abrumadores
El 16 de setiembre todo se hallaba preparado para comenzar la grabación en Lumiton. Quedaban atrás innumerables reuniones, discusiones, retoques, una semana de registro de la parte musical (en los estudios Guión, con 40 instrumentistas de la Sinfónica Nacional y de la orquesta del teatro Colón), la construcción de los enormes decorados (requirieron cerca de un millón de pesos, la séptima parte del presupuesto total) y treinta días de ensayos dirigidos por Silbert en un viejo estudio del Canal 7, en Ayacucho y Posadas, y en la casa de una de las actrices participantes.
Se habían previsto tres días de grabación; fueron nueve, en un demoledor horario: de una a nueve o diez de la mañana siguiente. "Nunca pudimos hacer más de dos secuencias por noche", contó Silbert. "Y eso que teníamos muy sabidos la letra y los movimientos. Además, del Boca y yo trabajamos al milímetro, con dibujos previos. La secuencia del picnic, que termina con una lluvia, nos llevó una sesión entera." Dicha secuencia tuvo en suspenso a quienes ocupaban las galerías de Lumiton: si la grabación era imperfecta, habría que esperar al día siguiente, ya que la lluvia arruinaría el decorado, mojaría las ropas, etcétera. Con el aliento entrecortado se siguió el rodaje: salió bien.
La operación de registro exigió un servicio especial de ómnibus, que partían a la una de frente al teatro Avenida, y la habilitación del bar de los estudios. Más importante fue la tarea que desarrollaron los técnicos de Canal 13 ("gente fabulosa", comentó Bullrich). Debían trasladar todas las noches, a Lumiton, las cadenas de cámaras —se emplearon tres—, un control central y una torre de retransmisión, montarlos y asegurar su fidelidad. Las imágenes iban a la planta que el Canal posee en la calle Lima, de la Capital, y allí se efectuaba la grabación.
No faltaron los inconvenientes de último momento: compra de pinturas, de maderas. Un niño que jugaba uno de los papeles se resfrió y hubo que ir a toda velocidad hasta Bella Vista para obtener a su reemplazante. Con el fin de evitar los reflejos que la iluminación arrancaría de los automóviles, se sucedieron largas tareas de ajuste de luz y cámara: del Boca llegó a ordenar hasta 50 cambios para una escena de 30 segundos.
El 24 de setiembre quedaba armado el espectáculo, luego de unas mil horas de organización y realización. Fue mostrado en tres funciones a altos ejecutivos de IKA, que sugirieron modificaciones y cortes. El 27, por fin» la tensión alcanzó su climax: el Canal 13, como cabecera, dio comienzo a la proyección a las 22, mientras en el Alvear Palace Hotel 300 invitados de IKA la presenciaban en una recepción.
Ricardo Pueyrredón —productor del primer show musical en vivo de la televisión local, transmitido en noviembre de 1951— manifestó a PRIMERA PLANA: "Fue admirable y tuvo, además, su rasgo de originalidad, ya que mezcló cine y televisión. Toda la iluminación es una prueba." Pueyrredón recordó también la euforia de Dringue Farías, que alivió las prolongadas esperas: "Una vez pasó 15 minutos haciendo chistes alrededor de un vaso de whisky."
Tanto Bullrich como los jefes de las agencias y los directores coincidieron en elogiar la férrea disciplina de los actores y de los técnicos. "Jamás se quejaron; jamás llegaron tarde; venían hasta cuando no actuaban", explicó Lino Palacio. Sobre el programa, Bullrich opinó: "El saldo es ampliamente favorable." Tanto, que se prepara un long-play con la música y las canciones y se considera la posibilidad de volver a transmitir el espectáculo.
Revista Primera Plana
8/10/1963
El show IKA

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