Política Nacional
Dos problemas urgentes para Illía:
Gabinete y Fuerzas Armadas

Illía
En una de sus frecuentes conversaciones telefónicas, desde Cruz del Eje, con el doctor Ricardo Balbín, presidente del Comité Nacional radical del Pueblo (dos comunicaciones diarias de seis minutos de promedio cada una), el doctor Arturo Illía manifestó a mediados de la semana pasada que, ahora sí, se preocupará por comenzar a consultar con sus asesores sobre la mejor manera de integrar el gabinete nacional. Illía también dijo que había Herido el momento de iniciar sondeos "en firme" con los representantes del Ejército para alcanzar amplias coincidencias que aseguraran seis años de tranquilidad a los argentinos.
Apenas pocos días antes de su consagración, el miércoles, por los colegios electorales, Illía había empezado sus primeros contactos de fondo con los "azules", a través de los doctores Pedro Duhalde y José Luis Cantilo. El primero de los nombrados almorzó con el secretario de Informaciones de Estado, general Ernesto Taquini, haciéndole saber que Illía se proponía alterar la situación establecida en el Ejército a partir del pronunciamiento de setiembre.
A la vez, habría ofrecido al general Taquini —que el 16 de agosto renunciaría a la SIDE— un cargo de singular importancia en el próximo gobierno constitucional. El doctor José Luis Cantilo, por su parte, habría estrechado —ya en nombre del presidente electo— sus contactos con algunos jefes militares, como el general Alejandro Lanús-se, jefe de la poderosa guarnición de Campo de Mayo. Hacia fines de semana, todo hacía suponer que las relaciones entre las futuras autoridades civiles y los jefes militares se habían iniciado bajo signos promisorios.
Un problema, sin embargo, deberá ser afrontado por Illía: la situación de los oficiales detenidos a causa del intento subversivo del 2 de abril último. En este punto, la posición del Ejército sería similar a la adoptada por el ministro del Interior con respecto a los presos civiles: libertad de los detenidos a disposición del Poder Ejecutivo y acatamiento de las resoluciones judiciales en el caso de los procesados y condenados.
Las continuas conversaciones telefónicas entre los doctores Balbín e Illía no confirman, por otra parte, las versiones sobre otra eventual situación conflictiva: algunos aseguraron que Balbín habría propuesto al Comité Nacional una resolución según la cual todos los afiliados debían consultar al partido antes de aceptar cargos públicos, hecho que habría motivado el disgusto de Illía. Por ahora, sin embargo, parece que las relaciones entre presidente electo y presidente del partido neo-oficialista prosiguen siendo normales.
Illía, que en Cruz del Eje descansó, meditó en estilo yrigoyeniano, recibió carpetas y memorándum, mantuvo sus conexiones con la Capital y ofició de árbitro en algunos problemas internos de la UCRP (como el conflicto planteado en Catamarca), se dispone ahora a conversar con el presidente Guido, informarse de distintos aspectos reservados de la situación nacional y, en fin, comenzar a trabajar desde Buenos Aires como presidente electo.

Ministros y pasillos
En los pasillos del Savoy Hotel, entre tanto, comenzaban a circular listas de posibles integrantes de su gabinete. En un ambiente de versiones contradictorias, no apoyadas hasta ahora en hechos reales (el doctor Illía todavía no hizo ofrecimientos directos), podía así recogerse una primera imagen sobre quienes suponen los asesores del presidente electo que podrán ser sus próximos colaboradores.
• El doctor Luis Caeiro era mencionado insistentemente como futuro secretario general de la presidencia. Algunos, sin embargo, aseguraban que finalmente sería designado ministro o subsecretario del Interior.
• El mendocino Leopoldo Suárez era reiteradamente adjudicado a la cartera del Interior.
• El cordobés Juan Palmero, amigo personal de Illía (abogado, 60 años, ministro de Gobierno de Córdoba durante el gobierno de Aramburu), también era nombrado como eventual ministro del Interior. Otros decían que Illía ya había decidido que tomara la cartera de Educación.
• Pedro León (69 años, abogado y economista, ministro de Hacienda de Córdoba en la gestión del doctor Del Castillo) era, para muchos contertulios de las mesas del Savoy, el futuro ministro de Economía.
• Miguel Ángel Zavala Ortiz fue mencionado como posible titular de dos carteras: Relaciones Exteriores y Economía. Muchos suponen que, finalmente, será embajador argentino en la UN.
• Eugenio Blanco: Sus amigos esperan aún que sea designado ministro de Economía; los radicales del Savoy se esmeran en decir que nunca se ha pensado en él.
• José Luis Cantilo compite, en las versiones, con Zavala Ortiz como futuro canciller. Hay asesores que opinan que su ubicación lógica está en Defensa Nacional.
• Pedro Duhalde: Los más especializados reiteran que él será el próximo ministro de Defensa.
Pero los pasillos del Savoy no son solamente fábricas y receptáculos de versiones afirmativas. También se insiste allí en desmentir algunos rumores (Emilio Olmos como ministro de Obras y Servicios Públicos, secretario de Agricultura y Ganadería o presidente de YPF; Rodolfo Fitte, como presidente de YPF; Emérito González, como tercer aspirante a la presidencia del ente estatal del petróleo). Se asegura —por otra parte— que una gestión del doctor Perette para que Nélida Baigorria fuera designada ministra o subsecretaría de Educación había fracasado.
El balance de los primeros días del presidente electo demuestra que Illía ha entrado, decididamente, a trabajar sobre dos puntos básicos: gabinete y Fuerzas Armadas. La Argentina, después de mucho tiempo, cumplía así su primer mes sin rumores sobre golpes de estado.
PRIMERA PLANA
6 de agosto de 1963

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