Los porteños ya no existen
Los porteños no existen:
en las 19.950 hectáreas de Buenos Aires habitan un
millón de provincianos y otro millón de
extranjeros. El minoritario millón restante está
constituido por los porteños, a los que se
responsabiliza, sin embargo, del monstruoso
crecimiento de la ciudad. Se dice que la capital,
la ciudad-puerto, ha sido hecha a expensas del
país. Que es el embudo que se -traga la vitalidad
de los dos millones de kilómetros cuadrados. Un
penetrante ensayista, Martínez Estrada, la llamó
"la cabeza de Goliat": la cabeza gigante del país
enano. Lo que no se dice es que Buenos Aires es la
obra de los provincianos y la meta obligada de
todo aquél que tiene algo dentro. Desde Urquiza
a Onganía han pasado 113 años y 31 presidentes.
Sólo 8 nacieron en Buenos Aires. Durante 80 años,
el poder ejecutivo estuvo en manos
provincianas, cuya meta era hacer de Buenos Aires
una capital europea. Ya en 1905, con un millón de
habitantes, mostraba un significativo parecido con
París: grandes edificios públicos "art nouveau",
elegantes "boulevards" y un Barrio Norte de
inspiración europea. Todas estas obras fueron
proyectadas por parlamentos mayoritaria-mente
provincianos. La monstruosa fuerza centrípeta
de Buenos Aires fue hasta 1960 irrefrenable: en
1936, sólo un 12 % de sus habitantes eran del
interior. Pero en 1947 los provincianos
"emigrados" llegan al 29 %: es la migración
interna más importante de toda América: 3.500.000
personas residían por ese entonces fuera de su
lugar de nacimiento. La mitad, en Buenos Aires.
Hoy, los "emigrados" del interior llegan al 36
por ciento. Sobre 21 millones de habitantes, el
área capitalina (Gran Buenos Aires) concentra
6.347.000. Esta relación de 1 a 3 justifica en
parte el viejo encono del interior. Pero para
1980, las cosas cambiarán: habrá 38 millones de
habitantes, de los cuales, 10 millones residirán
en el Gran Buenos Aires. La relación sería
entonces de 1 a 4. El actual desequilibrio tiende
a nivelarse: la progresiva radicación de
industrias en el interior revierte sobre el
interior de la Argentina una urbanización que
monopolizó Buenos Aires durante casi un siglo.
LOS QUE CRUZARON LA GENERAL PAZ Durante mucho
tiempo, provincianos y porteños constituyeron una
mezcla tan poco afín como el agua y el aceite. El
provinciano, huraño, estaba a la defensiva.
Se cuidaba. El porteño, convencido de que Buenos
Aires era el país, tenía, en el interior, un
inequívoco aire de colonizador. Pero ocurre que
las cosas cambian. Eso que se llama "la
porteñidad" —una particular manera de ser— sólo se
refugia ahora en la letra de los tangos: Buenos
Aires ya es la gran ciudad, anónima, como toda
gran ciudad, donde se come en bares americanos, se
toman "colas", se baila "surf", "frug" y casi
ningún tango. (El tango está encuadernado en un
aluvión de libros que lo analizan y desmenuzan con
métodos psicológicos, sociológicos y
antropológicos.) El porteño ya no pisa tan firme:
el historiador Pérez Amuchástegui decía a SIETE
DIAS ILUSTRADOS que Buenos Aires se americaniza
progresivamente. El interior también: "en el Norte
los coyas toman bebida cola, usan blue-jeans y se
ponen un poncho sólo para ser fotografiados"
—dice. Si la Gran Aldea estuvo influida por la
cultura francesa, Argentina 1967 experimenta la
influencia del "american way of life", quizás el
mejor molde para una forma de vida cada vez más
signada por la prisa, la competencia y la
necesidad de éxito. EL TANGO ES PAJUERANO
Florencio Escardó —un
mendocino que escribió la
"Geografía de Buenos Aires"— apunta que "Buenos
Aires se ama a sí misma, se mira a sí misma y se
realiza a sí misma, como debieran amarse, mirarse
y realizarse cada una de las provincias; la
actitud de la ciudad debe servir de ejemplo y no
de motivo de antipatía. A ningún santafecino se le
ocurre reprochar a Rosario su fuerza ascendente y
su preocupación centrípeta, sino gloriarse de ella
y compartirla con orgullosa satisfacción". Así
debería ser. Pero no es. Leo Dan no se quedó en
Santiago del Estero. Ni Libertad La-marque en
Rosario. Ni Palito Ortega en Tucumán. Juan Manuel
Fangio, Osiris Villegas, Beatriz Guido, Gómez
Carrillo, Eduardo Mallea, Horacio Sueldo, Miguel
Brascó, Antonio Caggiano, Homero Manzi,
dejaron alguna vez Balcarce, Mendoza, Santa Fe,
Santiago del Estero, Bahía Blanca, Córdoba, Santa
Cruz, Coronda y Añatuya. Igual cosa hicieron
alguna vez Justo, Castillo, Ramírez, Farrell,
Perón, Lonardi, Aramburu, Frondizi, Guido, Illía y
Onganía. Porque Buenos Aires es meta y escenario.
La investigación de SIETE DIAS ILUSTRADOS arrojó
algunas constantes curiosas. La primera es que el
tango —uno de os pilares de los porteños— es obra
de provincianos. "La cumparsita", esa especie de
biblia sonora del tango, fue hecha por Enrique P.
Maroni, un ciudadano de Bragado, que hace muchos
años propalaba un origina! noticioso: leía "La
Prensa" por Radio. Ningún porteño se perdona que
Gardel fuese francés. Pero toleran bastante bien
que Magaldi haya nacido en Casilda, Piazzolla en
Mar del Plata, Di Sarli en Bahía Blanca, Cobián en
Pigüé, Agustín Bardi en Las Flores, Francini y
Stamponi en Campana, Pontier y Berón en Zárate, y
Alberto Echague, al igual que Lavié y Paula Gales,
en Rosario. Se podrían incluir 50 nombres más.
Pero basta una anécdota, que muestra por sí sola
la excluyente megalomanía porteña. Para todo el
mundo, Caminito es esa callejuela de la Boca, a la
que le puso música Filiberto. Pues bien: es
totalmente falso. El Caminito del tango recuerda a
un polvoriento sendero que unía la escuela rural
con la casa del autor de la letra, un riojano que
se llama Gabino Coria Peñaloza. Queda en
Chilecito, La Rioja.
BOTAS, BOTINES Y SOTANAS
Otra de las constantes es que el fútbol, en sus
planteles de primera división, ostenta una
significativa mayoría de provincianos: sobre 417
jugadores de primera, hay 261 provincianos, 119
porteños y 37 extranjeros. El plantel más porteño:
Chacarita Juniors: sobre 15, sólo 4 provincianos.
Los más provincianos, como es obvio, Rosario y
Newells: ningún porteño. Deportivo Español, como
su nombre lo indica, tiene ün solo extranjero, y
es checoslovaco: Lo integran además, 13 porteños y
7 provincianos. También pudo indagarse que el
alto clero procede mayoritariamente del interior.
Sobre 49 titulares de sedes apostólicas (entre
1936 y 1961) solo 8 son nacidos en la Capital.
Predominan los hijos de italianos — colonos
rurales— radicados en la llamada "pampa gringa" de
Santa Fe y Buenos Aires. Si los obispos son
provincianos, no ocurre lo mismo con los
militares. Es un error muy difundido el creer que
los altos jefes de las fuerzas armadas proceden de
familias tradicionales del interior. El 64 % de
los brigadieres y el 67 % de los almirantes
nacieron en Buenos Aires. El ejército es quizás
más provinciano: la proporción de generales
porteños es sólo del 42 %.
LOS NUEVAOLEROS
Quizás pocos conozcan a Ellery Rich, a Leopoldo
Dante Tévez, a Ana María Avinolfi, a José Cotelo
y a Mike Lerman. Alguna vez cruzaron la General
Paz, ávidos de ganarse a una ciudad esquiva y
amenazante. Todos lo consiguieron: hoy se los
conoce como Juan Ramón, Leo Dan, Violeta Rivas,
Néstor Fabián y Chico Novarro. Hace 10 años, un
adolescente de 15 vendía su reloj en 140 pesos,
sacaba un pasaje para Buenos Aires y aparecía en
Retiro, extasiado ante la Torre de los Ingleses.
Tomó un tranvía y la casualidad lo puso en la sede
del partido Demócrata. Le ofrecieron hacer la
limpieza. Y aceptó. Tenía nada más que 20 pesos.
Después se hace mozo, luego cadete, más tarde
cafetero y por fin, ídolo. Se llama Palito Ortega,
uno de los ejemplos más reveladores del tesón
provinciano. Quizás la vieja polémica
provincianos-porteños, aunque debilitada, siga en
pie. Tal vez —como apunta Escardo— "toda la clave
resida en atender al hecho biológico fundamental
de que nuestra historia está más en el futuro que
en el pasado, en un realizar más que en un
recordar". Y que sólo son ciertas las ideas que se
nos ocurren andando. El país, polémica aparte, se
mueve. Y Buenos Aires comienza a ser una
espectadora algo sorprendida.
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del sitio
En buenos Aires, los porteños son
minoría: tango, fútbol y hasta el alto
clero son controlados por provincianos
Constitución y Retiro son los umbrales
de la gran ciudad, escenario de
triunfadores: por allía alguna vez
Homero Manzi, Palito Ortega, Perón,
Lavié, Osiris villegas, Fangio y otros
dos millones de provincianos. El
rey Ortega vendiò un reloj, sacò el
pasaje y trabajó de mozo. De 49
obispos, 8 son porteños. La mayoría,
hijos de italianos.
El general Osiris Villegas nació en
Rosario - Leopoldo Dante Tévez,
conocido como leo Dan, santiagueño -
general Farrell, chaqueño, en 1945
comienza el éxodo - Raúl Lavié es
rosarino, como Libertad Lamarque,
Paula Galés y Alberto Echagüe - Se
llama Mike Lerman, pero todos lo
conocen como Chico Novarro, también es
provinciano - Caras provincianas en
uniformes porteños. Ahora el éxodo
quizás sea al revés.
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