Parlamento: a la hora de rendir cuentas
Diputados de distintos partidos políticos polemizan y evalúan su tarea
   
"La más alta conquista lograda por este Parlamento es la cordialidad", definió a Siete Días el diputado conservador bonaerense Francisco José Falabella. Y para disipar cualquier duda, anunció que el próximo viernes 9 su quinta de Chivilcoy cobijará un pantagruélico asado al que han prometido asistir todos los bloques. No sólo eso: un parlamentario llegó a deslizar la posibilidad de realizar una sesión allí mismo antes de abordar bifes, morcillas y riñoncitos.
El episodio no es, como podría conjeturarse, meramente anecdótico; por el contrario, permite sacar conclusiones sobre la auténtica, palpable camaradería que reina en el Congreso, donde peronistas y radicales, conservadores y comunistas, se prodigan por demostrar amabilidad y comprensión hacia las restantes bancadas. Incluso las divergencias que surgen de vez en cuando son minimizadas por todos, salvando algunas arengas virulentas que apuntan más a refirmar ciertos principios pour la galerie, que a provocar enfrentamientos.
Así y todo, ciertos temas prohijaron polémicas entre los legisladores. La semana pasada, cuando se cumplían 180 días de la sesión inaugural del Parlamento, luego de ocho años de ostracismo, Siete Días dialogó con diputados de distintas fracciones y analizó las leyes más urticantes de reciente o próxima sanción.

ECONOMIA: DESENVOLVIENDO EL PAQUETE
Los proyectos de leyes económicas elaborados por José Gelbard y giradas al Congreso por el Poder Ejecutivo, no sólo constituyen el nudo central de la política auspiciada por el Ministerio de Economía, sino también uno de los ítems más delicados. Según Antonio Tróccoli, presidente del bloque de la Unión Cívica Radical, esos proyectos "marcan un cambio de orientación en la política económica del país, sobre todo en lo que hace a la recuperación de decisión en manos de sectores que no respondían al interés nacional. Es el caso de la nacionalización de los depósitos bancarios y de los productos básicos del comercio exterior, como los granos y la carne".
Esa opinión no es compartida por Mario Abel Amaya, un alfonsinista chubutense que declaró a Siete Días: "El paquete elaborado por Gelbard no ha satisfecho las expectativas, ya que no ha modificado esencialmente la estructura económica".
El trato a las inversiones extranjeras tampoco exhibe una aceptación unánime: luego de varias modificaciones y pases de una cámara a la otra, parece que finalmente se aprobará en estos días: contempla la prohibición de que los capitales foráneos participen, en más de un 20 por ciento, en las empresas consideradas claves, como la siderurgia, las instituciones financieras y otras. La discusión se centra en dos aspectos: por una parte, la izquierda y los radicales consideran que la prohibición debe ser total, y piden la derogación de ese 20 por ciento; los manriquistas, por su lado, creen que "no tenemos que estar acomplejados por los capitales extranjeros; necesitamos su tecnología hasta que logremos el despegue definitivo". Ese es, por lo menos, el criterio de María Cristina Guzmán de Andreussi, diputada por el Movimiento Popular Jujeño y presidenta del bloque de la Alianza Popular Federalista. Con 26 años recién cumplidos, ella es la legisladora más joven y, según algunos de sus pares, la más bonita.
Relacionada con las inversiones extranjeras, aparece una reciente disposición, aprobada junto con la ley de ampliación del presupuesto nacional para el corriente año, que faculta al Estado para otorgar garantías a inversores extranjeros. La ley fue sancionada el jueves 25 de octubre por sólo 2 votos de diferencia, ya que muchos diputados frejulistas no estaban en el recinto. Algo similar había ocurrido un día antes, cuando, por primera vez, el oficialismo perdió una votación secundaria. No obstante, Ferdinando Pedrini, presidente del bloque del FREJULI, reprendió duramente a sus compañeros, instándoles a permanecer en el recinto; "de lo contrario — amenazó—, pediré que cierren el buffet del Congreso". Claro, los legisladores suelen pasar horas en la confitería —el café y el té son gratis—, cuando no en el coqueto comedor, donde oblan diez pesos nuevos por un menú fijo que consta de una entrada, una sopa, un plato fuerte y un postre. El vino, en cambio, debe pagarse aparte.

LA IMPORTANCIA DE LOS CARGOS POLITICOS
Días atrás, la cámara joven debatió un arduo proyecto: el de prescindibilidad en la administración pública. Según conjeturaron algunos analistas, esa ley cumpliría una doble finalidad: facultar al Poder Ejecutivo para remover a los funcionarios de jerarquía superior que fueron nombrados por la autodenominada Revolución Argentina, y a aquellos que responden a la línea más izquierdista del peronismo, nombrados entre el 25 de mayo y el 13 de julio. Se aseguraba que los empleados obedientes a sectores considerados aliados del justicialismo, como la UCR, mantendrían sus cargos. Pese a eso, la oposición votó masivamente en contra, lo que no impidió su derrota. La Juventud Peronista, por su parte, se plegó a la posición del resto del FREJULI.
Con respecto a esta cuestión, el radical unionista porteño Ricardo Natale acusó: "Entre los derechos que la Constitución nacional otorga a todo trabajador figura él de la estabilidad en su trabajo y la posibilidad de escalar peldaños en su carrera. La ley de prescindibilidad viola ese derecho y, en caso de aplicarse, llenará de angustia a muchos hogares argentinos".
En las antípodas, el gremialista Carlos Gallo, uno de los diputados más notorios del partido mayoritario, apuntó: "Hoy se da lo inconcebible: hay funcionarios (no de carrera, sino nombrados durante los últimos gobiernos) que pretenden ampararse en una ley de estabilidad que ellos mismos violaron antes, e impedir la presencia en esos cargos eminentemente políticos de hombres identificados con la política del gobierno popular. Si se mantuviesen en sus cargos, constituirían una quinta columna emboscada en el seno del gobierno. En el caso de los que fueren nombrados por el actual gobierno, nada más justo que el mismo gobierno decida si esos puestos claves y políticos deben seguir siendo desempeñados por ellos. La ley no afectará de ningún modo a los hombres idóneos, con trayectoria en el ente del que se trate".

FUTBOL, IMPUESTOS Y ASOCIACIONES PROFESIONALES
En otro orden de cosas, hasta el 1º de septiembre —últimos cómputos disponibles— la entrada de proyectos pergeñados por los diputados ascendía a 416. Entre ellos figura el del radical santacruceño Lisardo Nicoliche, quien, sin duda, afligido por los altibajos sufridos hasta no hace mucho por el seleccionado argentino de fútbol, proyectó que la Honorable Cámara se pronunciara sobre un tema tan urticante como
el reemplazo del director técnico, Enrique Ornar Sívori.
Con respecto a cuestiones menos deportivas, se insiste en la necesidad de modificar los impuestos que abonan, resignadamente, los contribuyentes de bajos ingresos. "En términos gauchescos —explicó a Siete Días el diputado de la Alianza Popular Revolucionarla Héctor Sandler, presidente del minibloque de UDELPA—, la filosofía que gobierna al sistema impositivo argentino podría definirse diciendo que Todo bicho que trabaja va a parar al asador. Si la reforma impositiva se limita a fijar si se lo vi a cocinar despacito, vuelta y vuelta, con orégano y sal, la cosa no se modifica. En cambio, habrá una revolución impositiva si se consigue que cada trabajador sea dueño exclusivo del producto de su trabajo".
La cuestión quizás haya sido debatida cuando este número de Siete Días esté en la calle; no obstante, Tróccoli adelantó la posición del bloque radical, remarcando que la ley debe "simplificar el sistema y convertirlo en instrumento de promoción económica y de redistribución de la riqueza, desgravando el trabajo personal a sectores de menores recursos".
A propósito, la semana pasada los legisladores cobraron sus haberes (1.200.000 pesos viejos mensuales) de un modo distinto, ya que ahora deben retirarlos de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro mediante un sistema de chequeras particulares. Claro que lo que reciben sufre importantes quitas: 70 mil pesos viejos de descuentos jubilatorios, 2 por ciento de obra social y, en muchos casos, entre el 10 y el 20 por ciento de contribución a sus partidos, los comités de distrito, el bloque y el movimiento partidario en el que militan. Algunos, en consecuencia, dedican un tercio de su entrada a satisfacer estos menesteres.
Entre tanto, el proyecto de ley de asociaciones profesionales promete deparar un ríspido debate, en el que podrían perfilarse 3 posiciones: el justicialismo (quizás con la oposición de su reducida bancada izquierdista) aprobará el texto; los liberales a ultranza —minoritarios— insistirán en la inconveniencia de legislar sobre el particular; y, por último, los radicales y la APR buscarán imponer puntos que faciliten una disminución en los poderes de la cúpula cegetista.
"La ley de asociaciones profesionales —explicó el ex dirigente telefónico Carlos Gallo a Siete Días— fue presentada por Raúl Lastiri y convalidada por Perón, quien la avaló moralmente". En las antípodas, el conservador Falabella remarcó su "total oposición a una ley que otorga un poderío incomparable a la CGT, siendo que nosotros estamos en contra de la mismísima existencia de la CGT".
Por su parte, Héctor Sandler insistió: "Si la ley tiende a garantizar un aparato de conducción gremial que no genere ninguna perturbación al gobierno o a las
empresas, estaremos frente a una ley regresiva. Si, en cambio, asegura la democratización sindical para que la organización gremial exprese dinámicamente los intereses de los trabajadores para enfrentar al poder económico que los somete, tendremos una ley revolucionaria".

EL CONGRESO TAMBIEN SE DIVIERTE
Las sesiones realizadas por el Parlamento —alrededor de 40 hasta ahora— han contemplado loa más diversos tópicos. Quizás por eso resulte habitual advertir que algunos diputados, rendidos por el agotamiento, se adormilan sobre sus bancas. Por eso no sorprendió que, días atrás, cuando se concedió la palabra a un legislador cordobés que se hallaba entregado a los brazos de Morfeo, comenzara a hablar —luego de ser codeado por un colega— sobre una ley de jubilación especial concedida a los jueces que cesan en sus funciones. Grueso error: en ese momento se debatían cuestiones de trabajo y promoción nacional.
Hubo otras peripecias que demuestran una vez más la ausencia de roces entre parlamentarios: durante una sesión el comunista Jesús Mira se disponía a iniciar un discurso y notó que su micrófono estaba descompuesto; gentilmente, un representante de la aristocrática Unión Conservadora bonaerense le cedió su asiento. En otra ocasión, cuando el fotógrafo de la Cámara se acercó al justicialista Carlos Palacio Deheza, quien en ese momento presidía los debates, éste trató de exhibir su perfil más favorable, mientras otro legislador lo animaba diciendo: "Así queda bien, señor presidente". Entonces, Luis Lucena, revolucionario cristiano que usaba de la palabra, pidió: "Descuénteme el tiempo; voy a dejar de hablar hasta que terminen de sacar la foto".
La tarea de los congresales no se reduce a polemizar durante las sesiones: integran 25 comisiones permanentes (dos de ellas junto con representantes del Senado) y 6 comisiones especiales que estudian los más diversos ítems. De todos modos, el jueves 25 de octubre, el general Perón se reunió con parlamentarios oficialistas y pidió que agilizaran el trabajo. Si bien es cierto que a la reunión sólo asistieron saladores, se presumía que el tirón de orejas se hacía extensivo a la cámara joven. Las razones: ausencia de parlamentarios durante las sesiones y, fundamentalmente, la no concurrencia, en muchos casos, a las diferentes comisiones.
Para el diputado peronista Alfredo Rodríguez, "el pedido del general se refiere, más que nada, al trabajo de las comisiones. En el debate final, en cambio, es difícil que se pueda apresurar el ritmo sin lesionar los derechos de cada uno de los sectores que desean intervenir en la discusión. Sea como sea, nosotros hemos acatado la orden del general y a partir de ahora trabajaremos inclusive los días feriados, sábados y domingos".
Se sabe, por otra parte, que las sesiones continuarán hasta fin de mes y que en diciembre las cámaras se reunirán en sesión extraordinaria para sancionar la ley de presupuesto para el año próximo.
También podrían tratar otras cuestiones a requerimiento del Poder Ejecutivo; fundamentalmente aquellas que, por falta de tiempo, no hubieran podido ser consideradas durante el período ordinario. Entre otras cosas, Perón desea que se promulgue este año una ley del deporte, cuya aplicación se iniciaría el próximo verano.
Para entonces se sabrá si este año serán sancionadas leyes sobre medicamentos, Universidad, locaciones urbanas, divorcio, hidrocarburos y otros temas que urgen rápidas soluciones y que están siendo estudiados por los distintos bloques. La importancia de estos tópicos da una idea de las verdaderas preocupaciones de los parlamentarios argentinos. Quien decida analizar su grado de compromiso con la realidad no se sorprenderá, seguramente, como el sociólogo francés Maurice Duverger, cuando hurgaba en los diarios de sesiones del Congreso de Estados Unidos, y descubrió que el tema más intensamente tratado desde el año 1900 hasta el presente por la Cámara de Diputados fue el del impuesto sobre la margarina; los legisladores no lograban ponerse de acuerdo sobre la conveniencia o no de que ésta se presentara en forma diferente a la mantequilla.

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LEGISLADORES: LO BUENO Y LO MALO
Desde que el pasado 4 de mayo se reunieron las cámaras y eligieron autoridades (en la oportunidad un diputado frejulista votó por "Buseca", confundiendo el apellido de Salvador Busacca) pasaron 6 meses, se aprobó una cuarentena de leyes y hubo apenas un par de enojos serlos. No se repitió, por cierto, la sistemática oposición que, durante el primer gobierno peronista, protagonizó el Bloque de los 44, Integrado por la totalidad de la bancada radical. De todos modos, para inquirir sobre los logros y falencias del actual Parlamento, Siete Días dialogó con varios legisladores, representantes de diferentes sectores políticos (los diputados que militan en la Juventud Peronista se excusaron de proporcionar declaraciones, sugiriendo requerirlas a las autoridades del bloque). Lo que sigue es una síntesis de las opiniones recogidas.

ANTONIO TROCCOLI (presidente del bloque radical, balbinista).
El trabajo ha sido intenso y positivo. Entre las falencias señaló la gran cantidad de hechos políticos que interrumpieron la continuidad de la labor parlamentaria, restándole eficacia. Además, hay una exagerada dependencia del sector mayoritario a los proyectos que envía el Poder Ejecutivo, lo que quita elasticidad al tratamiento de ciertos temas.
CARLOS GALLO (gremialista, Frejuli). El Parlamento que viví en 1965 y 1966 me entristecía por su mecanismo. Llegaron a existir 17 bloques, pretendiéndose señalar que tal situación era un ejemplo de democracia; yo lo caracterizaba como una expresión hueca de la democracia. Hoy, las nuevas formas de integración parlamentaria permiten llamar a las cosas por su nombre. La mayoría decide y la minoría acompaña con sus críticas constructivas. También alienta el hecho que no hay diferencias, salvo en matices, sobre los objetivos de soberanía nacional, despegue económico y reconstrucción nacional. En la medida que la Cámara no renuncie a ser pivote de los grandes objetivos nacionales, continuará siendo así.
MARIA CRISTINA GUZMAN (presidenta del bloque de la APF, manriquista). Desde el punto de vista de la convivencia de los partidos políticos aquí representados, el trabajo de la Cámara ha sido positivo. No obstante, si consideramos que la mayoría de las leyes importantes que se han tratado son las del paquete económico, advertimos la carencia de proyectos de contenido social. También faltan leyes que apuntalen el federalismo y que le otorguen a la mujer una real participación en el proceso de cambio.
HECTOR SANDLER (presidente del bloque de Udelpa, integrante de la APR). Para juzgar la labor parlamentaria hay dos posiciones: la primera considera que el Parlamento debe ser eficiente, reemplazando los grandes discursos por la tarea de laboratorio, técnica. Desde esta perspectiva, puede afirmarse que el Parlamento ha trabajado intensamente. Pero quienes estamos en una segunda tesitura creemos que éste ha sido un Parlamento de escribanía, que no ha asumido, en conjunto, su rol liberador, lo que desvirtúa el mandato de liberación encomendado por casi el 90 por ciento del pueblo. Para lograrlo, los diputados deben sumergirse en la realidad concreta y transformarse en factores movilizadores de los reclamos populares. En síntesis, hay que dictar leyes neurálgicas; pero para eso la eficiencia burocrática y conservadora debe ser reemplazada por la eficiencia revolucionaria, liberadora.
MARIO AMAYA (radical alfonsinista). Los temas tratados y las leyes sancionadas son positivos en rasgos generales, pero ha fallado la profundidad indispensable en algunos casos, no se le ha dado la orientación debida a ciertas leyes y, sobre todo, ha habido deficiencias en cuanto al debate político. Esto último se debe a que los debates se hacen a marchas forzadas, impidiendo que algunos sectores puedan manifestarse cabalmente. Además, quienes dirigen los bloques son los que designan a los oradores, lo que coarta la posibilidad de expresión de los restantes sectores del mismo partido. Falta sancionar un plan nacional de desarrollo que fije al Estado como factor decisivo del desarrollo económico.
FRANCISCO JOSE FALABELLA (presidente del bloque de la Unión Conservadora). Se trabaja a full, el ritmo no podría ser más ágil; es necesaria una ley de readaptación tecnológica que permita a obreros y peones ponerse a tono con la tecnología
moderna. Me parecieron negativas algunas leyes aisladas.
Revista Siete Días Ilustrados
5/11/1973

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La cordialidad reinante entre todas las bancadas no impide que despunten algunos tópicos conflictivos como la ley de prescindibilidad, las inversiones extranjeras, los impuestos y las asociaciones profesionales. Qué ha hecho y qué hará este año el Congreso

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