Panorama Político Nacional
1963

Política nacional
Asoman algunos perfiles en la constitución del gabinete

El doctor Arturo Illía describió la semana pasada al líder socialista italiano Giuseppe Saragat, de visita en Buenos Aires, una imagen que gusta repetir a sus más allegados, y que éstos a su vez gustan repetir para explicar algunas de las medidas que quizás se vea obligado a adoptar el próximo gobierno.
Palabras más o menos, la escena que describe el presidente electo es la siguiente: si un funcionario del gobierno de Estados Unidos se para en una esquina de Buenos Aires, y entrega a cada transeúnte un millón de pesos, es posible que muchos lo acepten, pero todos pedirán a gritos que ese funcionario se retire del país, porque su acción afecta la soberanía nacional. A esto el doctor Illía agrega: "Yo no puedo cambiar la psicología de la población. Y tengo que tomar en cuenta el sentimiento que anima a los argentinos." En esos momentos, el doctor Illía explicaba al honorable Saragat la política a seguir en materia de petróleo y de créditos internacionales. Al mismo tiempo le insistía en la necesidad de que Europa acuda en ayuda de la Argentina.
Lo curioso es que la visita de Saragat a Argentina, Chile y Brasil, fue decidida después de una conversación que el casi seguro próximo viceprimer ministro de Italia mantuvo con el presidente Kennedy. En la misma, los dos llegaron a la convicción de que era necesario elaborar una acción conjunta de Estados Unidos y Europa, para resolver los problemas sociales y económicos del continente sudamericano. Psicología aparte, en sus conversaciones con políticos y gobernantes argentinos, así como con los representantes de empresas italianas que actúan en la Argentina, Saragat explicó con mucha claridad que se iniciaba una etapa nueva en el fluir de capitales públicos y privados a América latina. Este fluir fue definido por Saragat, y la definición, aceptada por Kennedy como la "circulación pluri-lateral". Vale la pena recordar que los capitales privados de Estados Unidos esperan las garantías de su gobierno para orientarse hacia un país determinado, y que los capitales privados europeos, en casi todos los casos, necesitan la autorización de sus gobiernos.
De todos modos, Saragat definió a Illía como a un hombre cuyo equilibrio y firmeza de carácter lo habían impresionado. Expresó también la esperanza de que encontrará los hombres adecuados para acompañarlo en su obra de gobierno.
Pero gracias a esta entrevista, pudo traducirse algo por encima de la impenetrabilidad que rodea al presidente electo en todo lo que se refiere a opiniones concretas sobre la política que desarrollará.
Por otra parte, en la noche del jueves último, Illía convocó en sus oficinas del Hotel Savoy al senador UCRP, Bassi. En esa ocasión le comunicó oficialmente que hasta ese momento no había formulado ningún ofrecimiento concreto en relación al próximo gabinete ministerial. Escapan a toda posibilidad de interpretación los motivos de esta afirmación tan categórica.
De todos modos, para los sectores informados de la UCRP si bien no existen ofrecimientos de carteras, si existen algunas ideas concretas al respecto. Estas ideas comenzaron a concretarse en la reunión de Cruz del Eje. en la cual Illía conversó con Ricardo Balbín, Carlos Perette y Miguel Ángel Zavala Ortiz. En esa ocasión se acordó la técnica a seguir respecto de las designaciones determinando la esfera de influencia de cada uno de los grupos que componen la UCRP.
Las otras ideas concretas que existen sobre el gabinete se refieren a la seguridad que hay en los asesores de Illía de que Zavala Ortiz será ministro de Relaciones Exteriores, y también ocuparán cargos en el gabinete Luis Vesco (cordobés, 58 años, sabattinista), Ricardo Rudi (larraldista de la provincia de Buenos Aires, 60 años, ex diputado nacional) y Juan Palmero cordobés, sabattinista, colaborador tradicional de Illía).
Respecto de las Fuerzas Armadas, los allegados a Illía insisten en afirmar, si bien sin mucha convicción personal, que serán mantenidos los tres comandantes en jefe, pero se designarán nuevos secretarios en las tres armas previa consulta y acuerdo con los mandos actuales. Para explicar que en ningún caso se designarán secretarios rechazados por los mandos, se aclara que "Illía no tiene ningún interés en crearse problemas gratis".
Sin embargo, se presume que la solución del problema de las secretarías militares, encarado desde el gobierno no significaría la superación automática del tema Fuerzas Armadas. Por encima de la voluntad del presidente, es posible que diputados de la UCRP planteen en el Parlamento la cuestión de las reincorporaciones, lo que afectaría la situación desde un ángulo completamente diferente. En este caso deberá funcionar la disciplina partidaria, que está por ahora más en manos de Balbín que en las de Illía. Los allegados al jefe del partido estimaban hacia fines de semana que el doctor Balbín comparte la idea de no innovar por un tiempo largamente prudencial.
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Problemas
El presidente electo comienza a gobernar
La semana pasada, el país pudo asistir al primer acto de gobierno ejecutado por Arturo Illía, si bien el trámite fue indirecto. El presidente electo solicitó al ministro de Trabajo, Bernardo Bas, que agotara los medios para solucionar el pleito ferroviario antes del 12 de octubre. Instruyó asimismo a su asesor, Luis Caeiro, íntimo amigo del doctor Bas, a seguir atentamente el problema y comprometer la acción positiva del futuro gobierno al arreglo que se lograra, cualquiera que éste fuera.
Según se pudo saber, fue precisamente la insistencia del doctor Illía lo que finalmente decidió a EFEA a concluir el acuerdo, si bien se ignora de dónde saldrán los fondos para hacer frente a los aumentos concedidos al personal ferroviario. Resulta así que el próximo presidente tendrá una huelga menos, pero es posible que tenga un problema financiero más.

Dos convenios
Da todos modos, el doctor Bas pudo acumular en una sola semana de actuación, la firma de dos convenios que amenazaban con paralizar la actividad normal del país: con los metalúrgicos y con los ferroviarios, éste segundo probablemente realizado con una mayor precisión sobre las reales posibilidades de las empresas para hacer frente a los aumentos concedidos.
Los observadores que siguieron atentamente la participación del doctor Illía en la solución del problema ferroviario, comenzaron a considerar hacia fines de semana, en conversaciones informales, cuál sería el ritmo de inflación y los posibles medios de control que impondría el próximo gobierno de seguir con esta política. El próximo convenio colectivo que deberá considerar el gobierno Illía es el del sindicato de Luz y Fuerza en el mes de noviembre.

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Versiones
Los asesores de Illía explican el silencio
Durante la semana anterior se acentuó en distintos planos de la actividad nacional una sensación de desconcierto ante la futura labor del presidente electo. Ese desconcierto reconoce dos causas fundamentales: el tenaz silencio del doctor Illía y de sus asesores directos ante todas las preguntan concretas y la certidumbre, por parte de numerosos sectores, de que la plataforma radical del Pueblo no podrá ser aplicada textualmente. A esos hechos básicos se agregan ciertas contradicciones entre dirigentes de la UCR del Pueblo que eventualmente tendrían influencia en el próximo gobierno, como los doctores Balbín y Mor Roig.

Inquietud
Toda esa situación determinó que círculos de importante gravitación en la vida argentina (como empresarios, militares y miembros de la jerarquía católica) coincidieran en confesar su inquietud por no saber cuál será la actitud de Illía ante diversos problemas. Esa inquietud suele concretarse, por lo demás, en una pregunta: muchos dudan de si los radicales del Pueblo callan porque consideran inoportuno hablar o callan porque no saben lo que van a hacer.

Versiones
Lo cierto es que este ambiente constituye ahora un campo propicio para distintas versiones. Una agencia noticiosa local difundió entre diarios y radios una versión sobre una frustrada entrevista entre Illía y algunos jefes del Ejército. Según esa información, se había determinado realizar una reunión en un lugar no determinado (que no es el Savoy Hotel) entre Illía, algunos de sus asesores, jefes militares y técnicos que estudian para el Ejército algunos problemas concretos. Los militares llegaron al lugar de la reunión con gruesas carpetas y se aprestaron a exponer ante el presidente electo su posición sobre diversos temas. Illía expresó —siempre según esa versión— que a partir del 12 de octubre le interesará escuchar la opinión de los militares, así como de otros sectores de la comunidad. Uno de los oficiales preguntó entonces al presidente electo cuál será el lineamiento general de su conducción política, económica y social. "El que dice la plataforma de mi partido", se limitó a contestar Illía. Y así terminó la reunión. Solamente un diario, editado en lengua extranjera, recogió la versión.

Evitar presiones
Los radicales del Pueblo tienen conciencia de que el silencio de Illía y de sus asesores favorece la difusión de rumores y acrecienta la intranquilidad de distintos sectores. Pero, explican, ese silencio resulta todavía indispensable por dos motivos: por un lado, porque si se conoce una sola designación concreta, muchos podrán extraer consecuencias de distintas medidas que se adoptarán, y eso facilitará la acción de los especuladores y el desorden económico. Si se sabe, por ejemplo, que un partidario del control de cambios va a ser designado ministro de Economía, se desatará una carrera por la adquisición de dólares, de consecuencias imprevisibles. Por otro lado, toda designación anunciada antes de tiempo movilizará a los intereses que se oponen, y creará una fuente de poderosas presiones sobre un equipo que todavía no puede contrarrestar esas presiones con la tenencia del poder.
Más informalmente, Luis Caeiro, asesor del presidente electo, daba su interpretación de ese silencio. Interrogado sobre el tema por PRIMERA PLANA, dijo con su característica tonada provinciana:
—Y... ¿Qué le va a hacer? Los cordobeses somos así, andamos despacito, despacito. Véame después del 12 de octubre, que le voy a ir explicando lo que usted pregunta.
24 de septiembre de1963.
PRIMERA PLANA


UCRI
Arturo Frondizi mueve su alfil

"Va a terminar engualichándolos a todos", comentaba con cierta desazón uno de los asesores de Alende refiriéndose a la estrategia que comenzó a desplegar el ex presidente Arturo Frondizi en su lucha por el control del radicalismo intransigente. Lo cierto es que, hacia fines de la semana pasada, Frondizi retomaba su clásica táctica de ofensivas oblicuas y trabajo de desgaste sobre el adversario. Mientras Alende se preocupaba de reorganizar la UCRI a su imagen y semejanza, el ex presidente mantenía parsimoniosos diálogos con dirigentes vacilantes y trataba de cercar a su adversario.
Las actitudes de Alende van configurando una táctica destinada a ganar apoyo inmediato en algunos sectores de la opinión pública; explotar el resentimiento contra Frondizi que existe en algunos sectores del partido que estuvieron desplazados durante su gobierno y tratar de dominar las estructuras partidarias. Frondizi, en cambio, se limitó aparentemente a algunas operaciones de persuasión individual y trató de aparecer sibilinamente ante los lectores de diarios, evitando las conferencias de prensa pero manteniendo algunas conversaciones "reservadas" con periodistas que fueran conforman, do la imagen de un ex presidente ajeno y por encima de los problemas políticos "de comité", y atento solamente a la labor de estudio y esclarecimiento ideológico.
Un observador político resumió así la situación: "Alende es un buen boxeador; sabe, por lo demás, algo de yudo y lo aplica. Frondizi es un ajedrecista. Este es un extraño match entre alguien que pega trompadas y otro que, frente a un tablero, contesta moviendo lentamente su alfil. Así, nadie puede saber quién ganará. Quizá, como en el juego del rey loco de Paul Claudel, triunfe el perdedor. Será, en ese caso, porque el terreno donde debía dar la batalla era otro. Este en un encuentro para el que no están prefijadas las reglas de juego."
El movimiento de alfil de Frondizi puede corresponder, por ejemplo, a la decisión que tomó cuando Alende resolvió seguir adelante con su política de expulsiones e intervenciones a los distritos. Se reunió tranquilamente una mañana con el doctor Julio Oyhanarte y comenzó a redactar cuidadosamente una presentación ante la justicia. En la misma, la Mesa Directiva de la Convención Nacional del Partido va a impugnar la validez de la convención alendista reunida en Castro Barros (estatutariamente la convención debe reunirse en el lugar designado por el presidente del cuerpo; los alendistas no lo hicieron y realizaron en cambio una asamblea paralela) y, en consecuencia,
de todas las resoluciones allí dictadas. Entre esas resoluciones está la creación de una Junta Ejecutiva Nacional presidida por Oscar Alende. Casi marginalmente, Frondizi planteará así la acefalía del partido, dando el primer paso para forzar a la justicia a reconocer como única autoridad legal de la UCRI a la Mesa Directiva de la Convención Nacional, en manos de sus amigos incondicionales.
Simultáneamente, Frondizi juega — por supuesto— la carta del poder político real en las estructuras de la UCRI. Por de pronto, 21 de los 40 diputados elegidos por ese partido respaldan la línea de Julio Oyhanarte (Julio Fernández Mendy, Adalberto Mársico, Antonio Pereira, Raúl Pérez, Melchor Pos-se, Dante Tortonesse, Luis Coggiola, Héctor Gómez Machado, Romeau Verdier, Juan Scaliter, Fernando Viñals, Juan Achiary, José Issac Centeno, Fernando Piragine Niveyro, Diógenes Díaz, Jorge Washington Ferreira, Ramón Martínez, Roberto Galeano, José Rodríguez del Rebollar, Arturo Zanichelli y Pablo Fermín Oreja). Además 4 de los cinco senadores nacionales también reconocieron a Oyhanarte como única autoridad (todos menos Gelsi) . Y en el plano de los comités provinciales, los frondizistas estiman que Alende, finalmente, sólo tendrá supremacía indiscutida en Tucumán, Capital Federal y Neuquén.
Los alendistas, por supuesto, niegan validez a ese cálculo y confiesan mayoría adversa en seis distritos únicamente: Corrientes, Santa Fe, San Luis, Formosa, Misiones y La Pampa, aunque reconociendo que en otras provincias "la situación es confusa".
Oscar Alende, en tanto, señalaba que algunos errores de entusiastas amigos suyos "hicieron mucho mal a la estrategia de la Junta Ejecutiva": "Una cosa —dijo— es la agresión desmedida a Frondizi, totalmente contraproducente dentro de la UCRI, y otra es la exposición de discrepancias y el planteo de una cuestión de disciplina interna."

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Comunistas
Las Fuerzas Armadas ante un proyecto

Durante su campaña electoral, el radicalismo del Pueblo había prometido en numerosas oportunidades que una de las medidas que se proponía adoptar era el levantamiento de las proscripciones. Después de las elecciones, Illía reiteró esa posición, incluyendo expresamente la situación del partido comunista. Y fue el doctor Perette quien —más espectacularmente, de acuerdo con su peculiar estilo político— se encargó reiteradamente de insistir en ese concepto. Finalmente, la semana anterior se produjeron los dos primeros preanuncios de una actitud concreta del radicalismo del Pueblo en ese sentido: por una parte, el gobernador electo de Santa Fe, el radical del Pueblo Aldo Tessio, al visitar a las detenidas comunistas que estaban recluidas en la delegación local de la Policía Federal (y que luego quedaron en libertad, en virtud de la reciente amnistía) dijo que durante su gobierno no aplicará ninguna ley que reprima las ideas: por otra parte, el diputado nacional Horacio García (UCRP, Córdoba) —muy vinculado al presidente electo— presentó un proyecto en la Cámara de Diputados proponiendo directamente la derogación de los decretos-leyes que reprimen las actividades comunistas.
Muchos observadores entienden que un proyecto de esta naturaleza puede llegar a crear un grave conflicto entre el futuro gobierno y las Fuerzas Armadas. "Si hay un punto —coinciden— en que las Fuerzas Armadas no cederán un paso, ese punto es el problema del comunismo". Sin embargo, un alto oficial del Ejército consultado en ese sentido por PRIMERA PLANA resumía así la que estimaba sería la posición de los militares en ese caso: "Si se derogan o no los decretos-leyes, no es cuestión que corresponda a las Fuerzas Armadas. El problema de los medios es un problema del poder administrador. Pero la cuestión comunista hace a la Defensa Nacional. Con decretos o sin decretos, con detenciones o sin detenciones, Illía debe hacer retroceder al comunismo. No tenga usted duda de que, ante el primer problema concreto que se presente en ese sentido, si Illía no está en condiciones de cumplir con ese objetivo, las Fuerzas Armadas se lo exigirán."
PRIMERA PLANA
24 de setiembre de 1963.
Política nacional

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