COMO RECONQUISTAR LAS ISLAS MALVINAS
La habitual mesa redonda de Redacción debatió sobre las Islas Malvinas. Bajo la conducción de Armando Alonso Piñeiro, intervinieron en ella el senador nacional Juan Carlos Fonrouge, el profesor Juan Carlos Moreno (autor de varias obras sobre las Islas Malvinas y reiterado visitante de aquel territorio argentino) y el secretario general del instituto de las Islas Malvinas y Tierras Australes Argentinas, Gabriel Mariano Anselmo.

Malvinas argentinas
REDACCION: —Evidentemente, a ningún argentino le caben dudas de los derechos nacionales sobre las Islas Malvinas. ¿Ustedes creen que las islas puede recuperarse por medio de la prédica diplomática o historiográfica?
Moreno: —Inglaterra, cuando se dio cuenta de que moralmente tenía la causa perdida, empezó a tratar con nosotros, pero de manera reticente. A mí me dijo un diplomático muy importante, cuyo nombre no doy para no comprometerlo, que en conversaciones privadas en Londres, Gran Bretaña reconocía los derechos argentinos. Esto se aprueba teniendo en cuenta que lord Chamfold en 1968 fue enviado a las Malvinas a explicarles a los malvinenses que la situación no continuaría así por mucho tiempo más, que la situación económica era mala, que ellos no podían seguir ayudándolos por tiempo indeterminado.
Redacción: —Pero una cosa es reconocer los derechos y otra permitir que los territorios pasen a nuestras manos. ¿Usted preconiza la vía pacífica y jurídica?
Moreno: —Yo creo que deben agotarse esas vías pero hasta ciertos límites, y ya estamos próximos a ese límite. La recuperación de las islas tienen tres etapas: 1ª, que Gran Bretaña se haya avenido a conversar con nosotros el problema; 2ª, otorgar una serie de ventajas a los isleños como comunicarse con el continente y reconocer la soberanía argentina.
Anselmo: —Coincido en gran parte con el profesor Moreno. Pero hay que aclarar un punto. En una sesión de la UN, el 15 de agosto de 1973, la Argentina manifiesta, textualmente, que "lamentaba comunicar que el proceso de sesiones se halla virtualmente paralizado como consecuencia de la actitud adoptada por el gobierno inglés". La respuesta inglesa indicaba que las demoras se habían producido por los sucesivos cambios de gobiernos que se habían dado en la Argentina. A raíz de esto, la asamblea de la UN toma una resolución, la 3.160 a que hace alusión el profesor Moreno, que fue aprobada en enero del año pasado. En ella se insta a ambos gobiernos a proseguir sin demora las negociaciones para poner término a la situación colonial y se pide que los gobiernos informen al Secretario General en el 99º período de sesiones del resultado de lo encomendado. En un reportaje realizado hace poco por la revista Gente, el ministro Vignes expresa que se están llevando a cabo las conversaciones bilaterales que indica la resolución 3.160. Pero hay que hacer notar que Gran Bretaña mantiene una actitud obstruccionista, porque no esta sentada a la mesa de sesiones para tratar el problema de la soberanía. Además, la resolución 3.160 indica que todo debe hacerse a la brevedad para poder informar en el 99º período
Pero ese período ya ha expirado. El gobierno argentino está tratando por todos los medios que Gran Bretaña se siente a considerar lo relativo a la soberanía.
Redacción: —¿Pero usted personalmente qué opina en cuanto a la forma de recuperarlas?
Anselmo: —Yo creo que hay que agotar las instancias diplomáticas.
Redacción: —¿Cuándo deben considerarse agotadas?
Anselmo: —Creo que en la rueda de sesiones de este año.
Moreno: —Mi opinión es que no debe pasar de 1975.
Reducción: —¿Qué opina el senador Fonrouge?
Fonrouge: —Su pregunta inicial es tajante, y si hay que contestarle en el mismo tono, ¡le diría que basta!, ya se terminó. Estoy de acuerdo con los preopinantes, hay que agotar hasta donde se pueda las tratativas diplomáticas, pero doy ya por concluido todo estudio histórico, geográfico, económico y toda posibilidad jurídica de rever las pretensiones inglesas.
Redacción: —¿Entonces usted cree que las conversaciones planeadas para el 75 no tienen razón de ser?
Fonrouge: —No, porque el capítulo histórico ha terminado con un harto balance reconocido por Inglaterra, de los derechos argentinos sobre las islas. Es decir que ya no podemos esperar más. Lo importante es ahora resolver cómo sin violencia hay que obligar a quienes actuaron violentamente a reconocer nuestra soberanía.
Redacción: —¿Entonces cómo, sin violencia, podemos hacer eso?
Fonrouge: —En el estado que vivimos, la mesa de tratativas es el nuevo campo de batalla de la sociedad moderna. En este momento, la guerra significa la destrucción del mundo, de manera que pensar en reivindicaciones violentas, sería colocarnos en el borde de ese abismo.
Redacción: —¿Entonces cree también que hay un límite para las negociaciones?
Fonrouge: —Ahora se trata de plantear con gran vigor, disponiendo de todas las posibilidades que tiene la Argentina en el mundo, pero actuando con toda severidad. Ya feneció el período que había otorgado la UN para finalizar este problema y sin embargo Gran Bretaña sigue en su magnífica y tradicional política de encontrar en el laberinto de la discusión la forma de hacer sus conveniencias.
Redacción: —¿Cómo debemos entender ese calificativo de "magnífica"?
Fonrouge: —Cuando se habla del mal, todo lo que lo pondera lo califica peor. De manera que Gran Bretaña, como señalaba muy bien el señor Anselmo, adopta la política de demorar, dilatar. Fíjese que hasta la excusa de que los últimos gobiernos no fueron regulares, llevó a Gran Bretaña a crear un nuevo motivo de espera. Ya las conversaciones han llegado al límite, lo único que falta tratar es el reconocimiento de la soberanía.
Redacción: —Pero todavía no está muy claro cuándo termina la posibilidad de diálogo y cuándo comienza la recuperación concreta.
Fonrouge: —Vignes ha sido muy claro, yo me permití decir que el ministro "había golpeado muy fuerte sobre la mesa de la UN", y cuando dos personas, que suponen estar discutiendo en el campo de la razón, tienen que puñetear una mesa para afirmar un derecho, quiere decir que han puesto fin a su convicción de que contestara la razón de la otra parte. Usted quiere que yo ponga el limite de estas conversaciones. Yo le digo que la guerra, no; que la invasión es una estupidez. Pero pregunto qué ocurrirá si Inglaterra se mantiene en esta intransigencia, ya tramposa, y empezamos nosotros, los argentinos, a cobrar nuestras cuentas en los capitales ingleses ubicados en la Argentina.
Anselmo: —La actitud de Gran Bretaña es obstruccionista a tal punto que entre los argumentos que sostiene se encuentra la posibilidad de recabar la opinión de los malvinenses.
Fonrouge: —Con el mayor respeto por quien está hablando, yo digo que ese es un chiste inglés.
Anselmo: —La Argentina ha sostenido siempre, inclusive apoyando una decisión de la UN, que respetará los intereses de la población malvinense.
Pero no se puede tener en cuenta la opinión de esa población, por cuanto es la opinión de una población transplantada, aunque los oriundos de las islas son considerados argentinos. Ahí no se puede aplicar la libre autodeterminación de los pueblos, sino la integridad territorial.
Redacción: —Teniendo en cuenta lo que decía el senador Fonrouge en cuanto a la inaplicabilidad de la violencia para recuperar las Malvinas, preguntamos si una intervención armada oficial no solucionaría el problema. Supongamos que dentro de un tiempo las FF.AA. deciden ocupar las islas. ¿Qué hay de malo en esto? Puede parecer una pregunta ingenua, pero recordemos que luego de la muerte de Ghandi, la India abandonó la política de la no-violencia ocupando Goa militarmente, y no pasó absolutamente nada.
Fonrouge: —Las FF.AA. son parte del pueblo, y el día que hagan tal cosa estarán concretando una decisión del pueblo. Yo le digo que antes de esa ocupación nosotros vamos a sentir en el país el rezongo violento de la gente cobrando cuentas frente a la incomprensión inglesa.
Redacción: —El diario Crónica, cefrado poco tiempo atrás, ¿fue un receptáculo de resonancia popular?
Fonrouge: —Fue una manifestación anecdótica de ese fastidio popular in crescendo. Hoy se manifiesta así y mire lo que ha ocurrido. Ha sido grave cerrar un diario y se ha tenido que hacer. Nosotros, con la responsabilidad que tenemos, podemos seguir dando largas a este asunto cuando ya hemos visto que en la tribuna que es el periodismo ya se llega a esa clase de cabriolas.
Redacción: —Queremos aclararle que no estamos defendiendo la actitud de ese periódico.
Fonrouge: —No se trata de eso. La prensa tiene que ser la prensa, y yo reclamo para ella la libertad necesaria. Lamento lo que ocurrió con Crónica, porque el gobierno no pudo dejar de aplicar estos remedios, como si mañana al pueblo se le ocurriera quemar la Shell o la Firestone. ¿Qué quiere que haga el gobierno? ¿Que las deje quemar? Yo me preocupo porque estas son reacciones adelantadas de lo que puede venir después. Nuestra campaña proMalvinas de este último tiempo no ha sido académica. El academicismo malvinero lo practicaron prohombres de la república, que plantearon el problema en el seno del estudio y la investigación histórica y jurídica pero sin penetrar en las capas populares. Cuando nosotros entendimos que no se hace nada sin pueblo, difundimos ampliamente el problema Malvinas, y la reacción cundió como un fósforo en un pajar.
Redacción: —¿Usted le adjudica este mérito al actual gobierno?
Fonrouge: —Al actual gobierno y a todos los hombres que llevaron al pueblo la cuestión malvinera, actuando en contra de una política anterior, mantenida ex profeso, con el afán de silenciar el asunto Malvinas.
Redacción: —Queremos preguntarle al profesor Moreno, ¿qué pasaría ante una ocupación militar de las FF.AA. argentinas en las Malvinas?
Moreno: —No soy partidario de la violencia, pero cuando hay que defender algo sagrado, y ya se agotaron las vías pacíficas, hay que recurrir, no digo a la violencia, sino a las vías que permitan recuperar las islas concretamente.
Redacción: —Claro, una intervención militar no es siempre violenta.
Moreno: —Como dije antes, este año expira el plazo. Pero hay que actuar con una presión mayor, de parte de nuestra cancillería.
Si este año no conseguimos nada, encuentro plausible la ocupación por parte de las FF.AA. No creo que traiga consecuencias porque contamos con el apoyo de la UN y de los países latinoamericanos y afroasiáticos. ¿Qué puede ocurrir? Que Gran Bretaña proteste, que haga reclamaciones diplomáticas y se terminó el asunto.
Redacción: —¿Cuál es su opinión al respecto, señor Anselmo?
Anselmo: —Yo creo que aún no están agotados los recursos diplomáticos.
Redacción: —De acuerdo, ¿pero una vez agotados?
Anselmo: —Con el transcurso del tiempo, el gobierno verá si las negociaciones avanzan o no y decidirá.
Redacción: —¿Y al pueblo argentino le interesan las Malvinas?
Anselmo: —Yo creo que sí.
Redacción: —¿Por qué?
Anselmo: —Por dignidad nacional.
Moreno: —Por razones turísticas, económicas, estratégicas.
Anselmo: —Gran Bretaña utiliza otro factor de demora, ya que aún no ha sido designado el nuevo embajador británico en la Argentina.
Moreno: —Pero lo hará enseguida.
Anselmo: —No sé. Yo no creo que Gran Bretaña niegue rotundamente la soberanía nuestra. Su política es la demora y paralización para ganar tiempo.
Redacción: —¿Ustedes consideran que todo ciudadano argentino tiene derecho a emitir opinión sobre las Islas Malvinas?
Fonrouge: —Ningún ciudadano argentino debe omitir su opinión.
Redacción: —Usted, senador, intuirá por qué pregunto esto.
Fonrouge: —Concretamente, por lo dicho por el embajador Anchorena. Pero le dije que es imposible que Anchorena dijera lo que los diarios publicaron.
Redacción: —Pero no hubo desmentida ...
Fonrouge: —Debe haberse tratado de una mala traducción del cable, y es por eso que aparece Anchorena diciendo que sólo se puede hablar de Malvinas con autorización. El mismo canciller ha puesto las cosas en claro, diciendo que todo argentino tiene que hablar de las Malvinas.
Redacción: —De ninguna manera quería oscurecer la limpidez de este debate, sino aclarar algo que ya ha expresado el senador Fonrouge.
Fonrouge: —Si Anchorena hubiera dicho una cosa semejante, habría faltado a un deber que le impone el honor nacional.
Redacción: —Hay un último problema que yo querría tratar; ¿qué pasa con el petróleo en las islas Malvinas? Es una cortina de humo que los ingleses quieren tirar sobre las islas para justificar nuevas dilataciones? ¿Hay o no petróleo allá?
Moreno: —El célebre explorador Vivían Fuchs dijo, antes de 1970, que no hay petróleo en las Islas Malvinas, y él era un gran técnico, director del Instituto Antártico Británico. El capitán Miller, que comandó el Darwin hasta 1971, opinaba lo mismo.
Redacción: —¿Pero en los últimos tiempos no pudieron existir nuevas exploraciones que probarán lo contrario.
Moreno: —Yo no soy técnico en eso, pero creo que no. Lo que veo es una maniobra británica para demorar las conversaciones y sacar ventajas económicas en este asunto. Lo que es evidente es que hay petróleo en la plataforma continental argentina, tanto es así que se saca petróleo en el golfo de San Jorge. Es muy difícil hacer exploraciones en las Islas Malvinas, por la profundidad de la plataforma, el oleaje, el viento, etcétera. Pero ahora se dice que hay un banco de arena al sur de la Gran Malvina, donde habría vestigios de petróleo.
Redacción: —Concluyendo, las ideas fundamentales son: Juan Carlos Moreno acepta una intervención armada en las islas, como último recurso; el senador Fonrouge no acepta esa posibilidad porque está en contra de la violencia...
Fonrouge: —Así es, pero estimo que la presión de los hechos van a determinar a corto plazo y fatalmente la solución de este problema.
Redacción: —¿Y si antes de ese plazo usted fuera nombrado ministro de Defensa?
Fonrouge: —Habría que ver qué dicen los altos jefes...
Redacción: —¿Su última opinión, Anselmo?
Anselmo: —Hay que agotar las instancias diplomáticas y cumplir con lo previsto por la UN.
Moreno: —Yo quisiera acotar algo como colofón: creo que actualmente los ingleses quieren deshacerse de las Islas Malvinas.
Redacción: —¿Por qué lo disimulan tanto?
Moreno: —Por dignidad, por decoro y para sacar algún beneficio económico con esta dilatación.
REDACCION
marzo de 1975
 

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