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MISION APOLO 13
VIAJE DE RUTINA

La tercera expedición que hollará la superficie selenita el 16 de abril, intentará realizar caminatas prolongadas y -lo más importante- perforará el suelo y almacenará un poco de "atmósfera lunar"

Apolo 13
El 11 de abril, desde Cabo Kennedy, la Apolo 13 iniciará el tercer raid del hombre a la Luna. Durante diez días —el fin del vuelo se proyectó para el 21 de abril— los astronautas James A. Lovell, comandante de la misión, Thomas K. Mattingly, conductor del módulo de mando, y Fred W. Haise, piloto del módulo lunar, completarán una tournée que incluye casi 32 horas de permanencia en el satélite. De ellas, Lovell y Haise cronometrarán entre ocho y nueve horas para realizar toda suerte de pruebas en la superficie lunar; durante las restantes permanecerán encerrados herméticamente en el módulo. A diferencia de los periplos anteriores, principiados por las misiones Apolo 11 y 12, cuando la 13 se inserte en órbita lunar—el 15 de abril— y Lovell-Haise desciendan con el módulo —el 16— además de recoger muestras de roca y polvo y tomar fotografías iniciarán una serie de experimentos pergeñados por los científicos de la NASA. Así, por ejemplo, esta vez los astronautas darán dos paseos lunares de aproximadamente cuatro horas y media cada uno. Además, las cámaras de televisión que detallarán sus movimientos mostrarán a Haise armando un taladro con. el que practicará una perforación de tres metros en la superficie selenita para obtener muestras de material. Poco después, ayudado por Lovell, instalará, a 300 metros de la nave, el llamado "Paquete Apolo de Experimentos en la Luna": un sismómetro que registrará terremotos lunares, un termómetro, un colector de polvo que recogerá y medirá las partículas que caen sobre la Luna desde el espacio, un detector de partículas electrificadas para estudiar el viento solar y un indicador de ionización de cátodo frío, que examinará la "atmósfera" de la Luna, que, según los científicos, puede estar compuesta por cantidades muy pequeñas de gases, desprendidas del interior del satélite o de las rocas de su superficie. Para disipar dudas sobre la posible atmósfera lunar, Lovell y Haise recogerán, en una pequeña vasija que previamente habrán de introducir en una zanja, los posibles gases -existentes. Otra de las escasas novedades que aportará la exploración de la misión consiste en que los lunautas se alejarán un kilómetro del módulo, ya que pruebas efectuadas con los equipos de supervivencia de la anterior ^expedición demostraron que es posible avanzar más allá de los 400 metros transitados en aquella oportunidad.
Revista Siete Días Ilustrados
23.03.1970

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