ESTADOS UNIDOS-CUBA Otro paso hacia
el acercamiento
El 29 de enero pasado, un
fuerte grupo de parlamentarios republicanos
resolvió plantear al presidente Richard Nixon la
necesidad de adoptar una serie de medidas
tendientes a normalizar las relaciones comerciales
y diplomáticas con Cuba. La gestión fue
encabezada por el senador John McCloskey, quien
fue derrotado por Nixon en su postulación
presidencial por el Partido Republicano. McCloskey
ha dirigido al presidente un sugestivo memorándum
bajo el título "¡Detente con Cuba!", documento
que, básicamente, señala la necesidad de
profundizar los acuerdos establecidos entre Fidel
Castro y Nixon, para el control de la piratería
aérea. Debe tenerse en cuenta que la necesidad
de lograr un acercamiento a Cuba forma parte de
una extensa campaña que ha ganado ya a la mayoría
de los adherentes del Partido Demócrata. Cabe
recordar que uno de los postulados esenciales del
candidato George McGovern señalaba, precisamente,
la urgencia de que USA revise su política con
relación a la isla del Caribe. Dentro de esta
misma línea, uno de los hombres más prestigiosos
del Partido Demócrata, el senador Edward Kennedy,
ha escrito una serie de notas en el The New York
Times, en las que no vacila en criticar a Nixon
por mantener un punto de tensión grave e inútil a
140 kilómetros de las costas norteamericanas.
Las expresiones de McCloskey, McGovern y Kennedy
no parecen haber caído en saco roto, ya que el
Departamento de Estado norteamericano se apresuró
a clausurar la Oficina de Asuntos Cubanos, que
mantenía en Miami. Este hecho significa, por una
parte, que USA no cree posible lanzar una nueva
invasión a Cuba, y, por otra, que considera a los
refugiados cubanos definitivamente integrados a la
sociedad estadounidense. Uno de los rasgos más
llamativos de las coincidentes propuestas de
Kennedy y McCloskey reside en que ambos sugieren
que USA debe respaldar la propuesta lanzada por
Perú, en 1971, y que consiste en la necesidad de
que la Organización de Estados Americanos (OEA)
deje en libertad a los países que la integran para
reanudar relaciones con Cuba, si acaso lo
consideran conveniente. Cabe recordar que en el
momento en que el gobierno del general Juan
Velasco Alvarado lanzó esa propuesta, USA no sólo
se opuso violentamente a ella, sino que dejó
establecido que cualquier apoyo a tal sugerencia
sería considerada una actitud inamistosa. Los
artículos de Edward Kennedy tuvieron la virtud de
demostrar que el bloqueo económico decretado
contra Cuba nunca tuvo vigencia real, ya que los
principales aliados de USA, como Gran Bretaña,
Francia, Alemania y Japón no lo acataron. Similar
actitud fue asumida por México y Canadá.
Posteriormente, Chile, luego del triunfo de la
candidatura de Salvador Allende, restableció
relaciones diplomáticas con Cuba, si bien el ex
presidente demócrata cristiano, Eduardo Frei,
había ya iniciado contactos comerciales. Al
restablecimiento de relaciones dispuesto por Perú
siguió el reconocimiento de Barbados, Guyana,
Jamaica y Trinidad-Tobago. Kennedy considera que
Ecuador y Panamá podrían también intercambiar
embajadores con el gobierno de Castro, a muy corto
plazo. Hace muy pocos días, el presidente
mexicano Luis Echeverría anunció su deseo de
visitar La Habana. Este hecho es considerado por
demás significativo, ya que —según los
observadores— constituiría el golpe de gracia a la
política de aislamiento que USA trató de imponer a
Cuba. Resulta obvio indicar que la tarea de
quienes postulan el acercamiento de USA a Cuba se
halla facilitada por el abandono que hizo Fidel
rastro de las tesis guerrilleras como único camino
para la toma del poder por las fuerzas de
izquierda. El franco respaldo castrista al
gobierno de Salvador Allende y sus reiteradas
expresiones de simpatía hacia los regímenes
militares de Perú y Panamá prueban la profundidad
del cambio operado en la política exterior de La
Habana. El plan de acercamiento norteamericano
a Cuba, elaborado por el senador Kennedy, tiende,
en primera instancia, a que USA levante
oficialmente el bloqueo económico que propició
contra la isla. Seguidamente —dice— debemos
plantear la normalización de los vuelos
comerciales entre los dos países, lo que
facilitaría el reencuentro de refugiados con sus
familiares. El intercambio de misiones culturales,
deportivas y científicas constituiría para
Kennedy la antesala de la normalización total de
las relaciones con Cuba. Desde el punto de
vista cubano existe la suspicacia de considerar la
aproximación norteamericana como un intento de
limitar la imagen revolucionaria del gobierno de
Castro. De ahí que Nixon y el primer ministro de
Cuba hayan tenido expresiones coincidentes en
cuanto a su total negativa de promover cualquier
acercamiento definitivo. No obstante, si desde
el punto de vista norteamericano se puede señalar
que USA no ha vacilado en mantener relaciones con
China, URSS, Albania y Mongolia exterior, en clara
demostración de que la tesis de las fronteras
ideológicas ha quedado marcadamente debilitada,
desde la perspectiva cubana no son pocos quienes
consideran que Fidel Castro se halla buscando una
salida que le permita aminorar la dependencia de
su país con relación a la URSS, con cuya política
exterior se ve obligado a coincidir bajo el peso
de los préstamos. Finalmente, para nadie
constituye un secreto el señalar que en la medida
en que USA ha logrado salir del atolladero de
Vietnam, tratará ahora de evitar que a sus
espaldas, es decir en América latina, resurjan
focos de tensión que impidan la expansión de su
economía. A pesar de ello, el presidente cubano,
Osvaldo Dorticós, reiteró, hace poco, el error de
quienes piensan que la isla de Cuba volverá al
control de los americanos del norte. PANORAMA.
FEBRERO 8, 1973
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