En Indonesia nadie
sabía muy bien qué
hacer con Wyn
Sargent. Bajo los
varios títulos de
fotógrafa,
periodista, maestra
y antropóloga, la
estatuaria
divorciada arribó a
Yakarta hace cosa de
cuatro meses, con el
firme propósito de
estudiar las
costumbres sexuales
de las remotas
junglas de Irian
Occidental. Su
primer paso
consistió en buscar
una tribu que la
aceptara como un
miembro más de la
comunidad. Y no sólo
consiguió esto, sino
que llevó sus
investigaciones
hasta el extremo de
obligar a las
autoridades de
Indonesia a
declararla huésped
indeseable. Se la
acusaba, en efecto,
de "obstaculizar el
desarrollo de la
región".
Los
problemas empezaron
cuando corrieron
rumores de que la
"Diosa Blanca" había
tomado por esposo a
Obaharok, cacique de
la tribu de los
Dani. La dote de la
norteamericana, de
42 años de edad y 1
metro 80 de altura,
había consistido en
once cerdos y cinco
noken. mochilas
usadas por los
nativos para cargar
con sus
pertenencias, desde
los niños hasta las
bananas. Para la
ceremonia, Wyn se
había decidido por
un par de jeans y
una camisa, mientras
que el novio
prefirió limitarse
al tradicional traje
de la naturaleza y a
una corbata de
ceremonial.
Instantes después de
realizado el rito,
la flamante mujer
del cacique anunció
que era su intención
renunciar a su
guardarropas
occidental para
someterse totalmente
a los designios de
la moda femenina de
la tribu.
LOS
CANIBALES. Sin
embargo, el gobierno
de Indonesia sintió
muy poco entusiasmo
por el experimento
de antropología
participatoria de la
señora de Obaharok.
El motivo del
descontento se
refería
principalmente al
proyecto
gubernamental
denominado
"Operación Koteka",
que consiste en un
desesperado esfuerzo
por lograr que los
hombres de las
tribus primitivas
abandonen sus
costumbres nudistas
y se sometan a los
rigores de la
vestimenta
occidental. Y lo que
es más, los expertos
indonesios dieron
una descripción
detallada de lo que
sería la vida de la
mujer blanca en la
jungla. En efecto,
de acuerdo a las
costumbres tribales,
no se practica la
sexualidad a puertas
cerradas. Por el
contrario, el hombre
se dedica a cazar la
mujer que desea —y
que no es
necesariamente la
suya— a través de la
jungla; cuando
finalmente ésta cae
al suelo exhausta,
el cazador posee a
su presa. Además, a
pesar de no haberse
podido demostrar que
estos nativos son
adeptos al
canibalismo, existe
la sospecha de que
hayan devorado a
aquellos miembros de
la comunidad que no
supieron someterse a
las leyes tribales.
Pero nada de esto
alcanzó para
desalentar a Wyn
Sargent; y de ahí la
orden de expulsión
impartida la semana
pasada. Sin embargo,
antes de dejar
Yakarta, la osada
norteamericana tuvo
algo que decir. Su
matrimonio con el
cacique Obakarok,
insistió, no fue
legal, sino una mera
ceremonia tribal.
Agregó, por otro
lado, que no se
había tratado de una
unión de amor, sino
de un 'mariage de
convenance', cuya
meta fundamental
había consistido en
firmar una tregua
entre tres tribus
salvajes. A este
propósito, la
californiana se
había convertido en
hermana de sangre de
dos jefes enemigos,
para luego contraer
matrimonio con
Obaharok. De esta
manera, el
antagonismo se había
disipado, dando
lugar a un perfecto
clima de armonía
entre los
adversarios. "Los
caciques —recuerda
Wyn— sacrificaron 25
cerdos para la
ocasión, sellando
aquella comida el
inicio de una era de
paz."
Si la
presencia de Wyn
Sargent trajo paz a
una región de Irían
Occidental, su
partida hizo que las
autoridades de
Yakarta lanzaran un
suspiro de alivio.
En lo que respecta a
sus enemigos
personales, el
asunto no los
sorprendió en
absoluto. Aun su
hijo Jym, de 17 años
de edad, tomó el
hecho con calma y
naturalidad. "Bueno
—dijo—, mamá es de
ese tipo de
mujeres."
revista
Panorama
1.3.1973