Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

EL GARDEL DE LOS LOCUTORES
"Cacho" Fontana
anuncia su insólito despegue. Dejará de ser el rostro y la voz de las empresas para iniciarse en su otra gran pasión: el periodismo

"Cacho" Fontana se vende pero no se compra. En la cara, el nombre, la voz que mágicamente convierte pérdidas en ganancias. El brujo que hizo aparecer prosperidad donde imperaba la quiebra. El hombre que más vendió en el año. En la calle lo saludan diciéndole: "¡Qué tal, 43!, ¿querés una galletita?". Pero no por eso pierde la cabeza: hace muy poco rechazó un ofrecimiento de cuatro millones mensuales para competir con Mancera. "No tengo necesidad —dice— de luchar con un amigo que, además, conoce a fondo su oficio". Tiene apenas 35 años pero hace ya 18 se inició en el mundo de las "caras bonitas" que recomiendan con la misma soltura cigarrillos, cocinas o máquinas de afeitar. Y es quizá el único que sobrevivió al hundimiento del locutor y el florecimiento de los jingles y de la filmación publicitaria. No es casual: cuando "Cacho" le dice sí a algo, ese algo está santificado. Por eso su mayor hobby es coleccionar Martín Fierro: ya tiene cinco.
El éxito de "Cacho" Fontana no esconde ningún secreto: Norberto Palese —tal es su nombre— es un muchacho afable, porteñísimo, algo bajo, que ha hecho diez viajes a Europa y que habla y se expresa cotidianamente con el mismo ritmo, el mismo aplomo, los mismos fraseos que convirtieron a Fontana en "la nueva imagen de una empresa". Aunque "el Cacho" sea todavía y quizá para siempre un típico muchacho de barrio: "No sabe lo que siento cada vez que paso por mi vieja casa, empilchado como los dioses, en un auto bárbaro ... ¡qué sé yo!". Claro, las acciones subieron un poco: además del piso donde vive en Las Heras y Tagle y del departamento que le compró a "los viejos", es dueño de unos cuantos inmuebles en la ciudad y varios terrenos en la provincia.
Su mayor aspiración es "ser Gardel sin Medellín". O sea, mantenerse en el triunfo. Hay un solo pilar en su vida desde hace diez años: su segunda mujer, la actriz Beba Bidart. De la primera —la locutora Dora Palma— tuvo su única hija, Estela Nieves, de 12 años". Pero en el "colmo de la felicidad", Norberto Palese tiene miedo por Fontana: "Me pregunto qué va a ser de él .. . Estoy seguro de que no podrá estar toda la vida anunciando . . . Por eso pienso que de alguna manera tiene que retirarse. Sin retirarnos del todo —Fontana y yo— vamos a intentar otra cosa: producir un programa en el que Fontana es periodista y entrevista a los triunfadores de siempre, cara a cara, como usted conmigo. En abril del 68, Canal 13, a la 'hora de las pantuflas'. ¿Qué le parece?"

BUSINESS ARE BUSINESS
Nació en Barracas, hace 35 años, en una pieza oscura donde durante años vivió, comió y durmió junto a sus padres. Hijo de un obrero ferroviario, conoció la estrechez y el hambre, apareadas a la dignidad y el esfuerzo que le permitieron estudiar hasta el cuarto año del colegio comercial. A los 16 años "Cacho" abandona el colegio y se emplea en una compañía de trasportes, por 70 pesos por mes. Pero su meta era otra: desde muy chico trasmitía los partidos de fútbol con un cepillo en lugar de micrófono y a los 17 años lo probaron en el salón "La Argentina" —Rodríguez Peña y Corrientes—, pero con un micrófono en serio.
Estaba casado con la locutora Dora Palma y tenía veintiún años cuando ,lo echaron de Radio "El Mundo": "Su forma de hablar no sirve" le dijeron. Su hija estaba en camino. "Cacho", como buen católico, oró a San Cayetano y le pidió trabajo al mismo director que lo había echado. Fue aceptado. Lo instalaron al lado de Raúl Moyano —el viejo tanguero— convirtiéndolo en su discípulo. Y "Cacho" aprendió demasiado: siguió en la radio pero ya el Canal 7 lo acaparaba. Su suerte estaba echada: se casó con la actriz Beba Bidart y al poco tiempo concretaba "el sueño del pibe": el "Fontana Show", por radio.

¿SER O NO SER FONTANA?
¿Cómo es "Cacho" Fontana manejando un coche? ¿O en su casa, mirando televisión? ¿O en un quiosco, comprando cigarrillos? ¿Cómo es, en fin, el otro yo de Cacho Fontana? "Soy normal, como todos. Creo que podría ser amigo de cualquiera sin ser Fontana. Fíjese. En París nos hicimos amigos de una pareja francesa. Andábamos juntos de un lado para otro. Nada sabía de mí y cuando me preguntó le dije: fabricante de camisas. Dos días después paseábamos por Versailles y de un grupo de 200 personas que se estaban sacando una foto alguien grita: ¡Cacho!. Y corren hacia mí: eran argentinos. El francés, pálido, comprendió todo. Después le expliqué pero ya no era lo mismo".
El viejo dilema acosa a Norberto Palese, un hombre común que se levanta a las 9 de la mañana y trabaja hasta cualquier hora; un muchacho "venido a bien", como dicen en el barrio; alguien que confiesa que le hubiera gustado ser más culto y poder leer de todo ("Hay libros para los que no estoy mentalmente preparado"); un morochito engominado que declara su pasión por la historia argentina, por los que construyeron algo en el país, como si él fuera un inútil ... En fin, un Norberto Palese hincha de River que tiene la desgracia de aparecer como Fontana trasmitiendo un partido o mostrando una heladera y al que nadie podría confundir en una tribuna o en la calle.
El año que viene "Cacho" iniciará un silencioso descenso: ir dejando, poco a poco, la actividad que fue parte de su vida. Pero iniciará también un explosivo despegue: el de su otra vida, su otra pasión, oculta mientras aprendía a conocer sus nuevas armas. "Cacho" Fontana será ahora un nombre famoso y un periodista que recién empieza, para demostrar así que el triunfo no marea cuando uno no quiere marearse.
Revista Siete Días Ilustrados
02.01.1968

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