El 29 de mayo de 1969,
Máximo Mena, un joven mecánico cordobés, ex
afiliado a la Unión Cívica Radical del Pueblo,
salió de su casa a las 8 de la mañana. Se dirigió
al Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte
Automotor (SMATA), al que pertenecía, y de donde
partiría integrando una columna de manifestantes.
Acaso no suponía que esa marcha pasaría a la
historia con el rótulo de Cordobazo, nombre con el
que, desde entonces, se reconoció el alzamiento
masivo que se produjo espontáneamente, ese día,
contra el régimen imperante. Menos aún podía
suponer que horas más tarde, en la intersección
del Boulevard San Juan con la calle Arturo M. Bas,
una bala lo abatiría en medio de una multitud de
obreros, estudiantes, pueblo y policías
enfrentados.
Para muchos, cuatro
años después, su figura adquiere el carácter de
símbolo. Ese mismo pueblo, hoy representado por un
gobierno constitucional, decidió recordar la fecha
con una celebración, cuyo acto central se efectuó
—el martes último— en la misma esquina donde MM
cayera abatido. Allí, más de 25 mil personas
corearon las más radicalizadas consignas ante la
presencia de guerrilleros recientemente liberados,
autoridades provinciales y hasta el presidente de
la República de Cuba, doctor Osvaldo Dorticós
Torrado.
DE CASA AL TRABAJO;DEL
TRABAJO AL ACTO
Desde hora temprana,
invitados por el profuso despliegue de afiches
callejeros, los manifestantes se fueron
congregando, agitando carteles que identificaban
diversas agrupaciones gremiales, estudiantiles,
políticas y de las llamadas "formaciones
especiales" —FAR, FAF, ERP y Montoneros—. Casi
sobre el mediodía, la muchedumbre se vio
incrementada por columnas de obreros de SMATA, que
concurrían Juego de abandonar sus tareas, de
acuerdo a la convocatoria efectuada por la CGT
local.
En medio de
insistentes estribillos ("Cuba, Cuba, el pueblo te
saluda", o "Fidel, Perón, un solo corazón"), el
mandatario cubano fue transportado en andas hasta
el palco central y se constituyó en el primer
orador del acto. Su alocución, que fue
interrumpida varias veces con ovaciones, versó
sobre las relaciones entre los pueblos cubano y
argentino. En uno de sus pasajes, Dorticós señaló:
"Mi visita a Córdoba tiene el único objetivo de
conocer esta ciudad cuya historia, cuyo presente y
cuyo vigor revolucionario conocemos". También,
como era de esperar, exaltó la figura de Ernesto
Che Guevara, cuya imagen se recortaba en algunos
carteles junto a otros de Marx, Mao, Lenin, Fidel
Castro y Perón.
Un clima bullicioso,
festivo y por momentos tenso dominó las dos horas
que insumió la concentración. Después del Dr.
Dorticós —quien estaba acompañado por el canciller
de su país, Raúl Roa—, habló el vicegobernador
cordobés, el gremialista Atilio López (ver
recuadro), quien dijo expresarse también en nombre
de la CGT local, "tan combatida por los dirigentes
de Buenos Aires". Seguidamente, los representantes
de las 4 organizaciones guerrilleras presentes —un
reciente liberado, en cada caso—, destacaron con
matices, "el papel que ha jugado la lucha armada
en el proceso de ¡liberación". Inmediatamente
ocuparon la tribuna el diputado justicialista
Bizzi, el titular de la seccional Córdoba de
SMATA, Rene Salamanca, y el representante de las
62 Organizaciones, Carlos Dreyzik. Durante la
alocución de estos últimos se produjeran algunos
incidentes: abucheos y silbatinas provenientes de
sectores circunstancialmente antagónicos. Aunque
el último de los nombrados no pudo culminar su
discurso —una verdadera lluvia de zapatos y
tornillos se descargó sobre el palco donde estaba
el orador—, un riguroso autocontrol impidió que la
congregación tuviera trágico final: Dreyzik fue
retirado, herido en la cabeza, víctima de un golpe
producido por un tornillo arrojado desde la
muchedumbre. El cierre, pues, fue normal, luego de
la intervención del titular del Sindicato Luz y
Fuerza cordobés, Agustín Tosco, ovacionado al
término del mitin, cuando señaló: "Debemos
recordar el ejemplo del Cordobazo para continuar
todos unidos, como hemos estado para derrocar a la
dictadura y debemos seguir estándolo hasta obtener
la ¡patria socialista".
Además de la
concentración, la fecha deparó otras alteraciones
a la vida cotidiana cordobesa. La presencia del
presidente Dorticós, declarado huésped de honor de
la ciudad, resultó irritante para algunos sectores
provinciales. Así, por ejemplo, la agrupación
denominada Falange de la Fe —la misma que en
Buenos Aires se opusiera, hace algunas semanas, a
la exhibición de la obra Jesucristo Superstar—
hizo pública una declaración en la que enjuicia a
la "sospechosa revolución cubana, engendro de los
Figueres y la Agencia Central de Inteligencia
norteamericana (CIA)".
Sin reparar en esas
manifestaciones, algunos grupos recorrieron las
calles de la capital, luego de la
desconcentración, y al grito de "A
Colón, a Colón, que le
toca a Pampillón", se dirigieron hacia ¡la
céntrica galería Cinerama, donde el 7 de
septiembre de 1966 fuera muerto el estudiante
Santiago Pampillón. Otros grupos se encargaron de
cambiarle el nombre a la avenida San Juan,
colocando una placa —en el sitio donde cayera
Mena— que reza: "Boulevard Máximo Mena". Por
último, unos 50 integrantes de la Coordinadora de
Unidades Básicas Revolucionarias tomaron
pacíficamente las instalaciones de LV2, Radio La
Voz de la Libertad durante más de tres horas y
procedieron a rebautizarla momentáneamente como La
Voz del Pueblo.
Por la tarde, los
últimos grupos juveniles convergieron en la
Legislatura, donde ambas cámaras, reunidas en
asamblea, aprobaron por unanimidad la adhesión a
los festejos recordatorios y, a propuesta de la
bancada radical —minoritaria—, rindieron homenaje
conjunto a Ernesto Guevara y Máximo Mena.
Por la noche se
escucharon os últimos vítores, cuando a las 20.45
decoló el avión presidencial T-01 Patagonia, rumbo
a Mendoza, portando al primer mandatario cubano.
Minutos más tarde, un funcionario de la Casa de
Gobierno deslizaba una confesión ante Siete Días:
"¡Qué día! Si esto fue el cuarto aniversario, a 4
días de asumir el gobierno, ¿se imaginan lo que va
a ser Córdoba él año que viene?"
Oscar Giardinelli
*.****
Recuadros en la nota
OBREGON CANO: "NUESTRA
APOYATURA FUNDAMENTAL"
Luego de poner en
funciones, el miércoles 30, al nuevo ministro de
Economía y Hacienda de la provincia, contador José
Enrique Fierro —padre de un guerrillero
recientemente liberado, que fuera protagonista del
copamiento a la localidad de La Calera, en 1970—,
el gobernador cordobés Ricardo Armando Obregón
Cano accedió a la requisitoria de Siete Días.
—El Cordobazo no fue
más que la expresión de repudio a un régimen
opresor —afirmó—cuyas características eran la
incomprensión de las necesidades populares y la
entrega del patrimonio nacional. El pueblo en las
calles simbolizó una expresión liberadora.
—¿Recibió usted algún
tipo de presiones, o sugerencias, en el sentido de
evitar el acto conmemorativo o, al menos, de
enviar fuerzas policiales en prevención de
desmanes?
—En absoluto. No hubo
nada de eso. Usted comprende que ésa es una
facultad privativa del gobierno provincial y de
ninguna manera iba a ocurrir cosa parecida. Y
quiero aprovechar para decir una vez más que la
expresión del pueblo es soberana. Está movilizado
y así debe seguir. Lo requiere el proceso, porque
la movilización de las bases es su apoyatura
fundamental.
—¿Cómo avizora usted
el futuro, desde esta óptica?
—Muy simple: como una
tarea muy dura. Pero tengo confianza porque
sabemos a dónde vamos, el pueblo nos apoya y
confía en su gobierno popular. Evidentemente, la
reacción no ha muerto; sólo está quieta y ha dado
una gran marcha atrás pues comprende que la
voluntad popular es totalmente superior, y no se
la reprime ni reprimirá.
—¿Cómo piensa encarar
usted las diferencias que se manifiestan dentro
del movimiento justicialista?
—Mire: el pueblo optó
por la liberación, mayoritariamente, y no sólo
nosotros los peronistas: también otros vastos
sectores políticos que estaban y están contra la
dependencia. No se puede pretender unanimidad de
criterios. Nuestro movimiento es multitudinario y
como tal recibe diversas manifestaciones,
expresiones e ideas. Pero pueblo y gobierno no se
apartarán de sus objetivos hasta conseguirlos.
AGUSTIN TOSCO: "LA
UNIDAD ES POSIBLE"
Luego del acto
central, el secretario adjunto de la CGT, Regional
Córdoba, y titular del Sindicato Luz y Fuerza
local, Agustín Tosco, accedió a sostener una
conversación con el enviado de Siete Días. La
charla tuvo lugar en el bar de la sede sindical
'lucifuercista y rondó los siguientes temas:
—¿Cuáles fueron, a su
juicio, las características del acto que acaba de
concluir?
—Lo convocó y organizó
la CGT local, habiendo coincidido en que debían
hacer uso de la palabra los tres nucleamientos que
la integran. Hubo algunas objeciones marginales
sobre si debía hablar o no el compañero René
Salamanca (fue cuestionado por algunos compañeros
peronistas dado que sostuvo el votoblanquismo en
la primera vuelta y porque, hace poco, enjuició a
las organizaciones armadas en un documento
relacionado con la muerte del dirigente de SMATA,
Dirk Kloosterman), pero finalmente se comprendió
la necesidad de la unidad y el compañero Salamanca
hizo uso de la palabra. Esto demuestra que acá la
unidad es posible: la unidad en la lucha, como lo
venimos sosteniendo desde hace tiempo, más allá de
ideologías o encuadramientos partidarios.
—¿Qué trascendencia
tiene este acto?
—La de marcar una vez
más la capacidad de movilización que tienen la
CGT, la clase obrera y el pueblo organizado. No
fue solamente una recordación sino también una
reafirmación programática de la CGT.
—¿Qué opina del
policlasismo que proclaman algunos sectores del
peronismo?
—Para nosotros el
policlasismo es una concepción perimida, que trata
de sostenerse superestructuralmente. Lo que luego
se puede romper, y se va a romper, es la
heterogeneidad que hay en todos los grandes
movimientos. El mismo proceso va a ir determinando
la muerte del policlacismo, porque la historia la
hacen los hombres, sí, pero no a su antojo.
—¿Qué pasará con
Atilio López, ahora que es vicegobernador?
—E1 compañero López
tiene permiso de la CGT hasta julio. Yo tengo
confianza (por su misma extracción de clase, por
su consecuencia en la lucha y por su propio
juramento de fidelidad a la ciase obrera) que
dentro del campo, limitado por cierto, de acción
que tiene, contribuirá a mantener y fortalecer la
unidad y la democracia sindical.
—¿Qué opina del nuevo
ministro de Trabajo, Ricardo Otero?
—Es parte de la
burocracia sindical. No representa los intereses
de la clase obrera.
—Pero de alguna
manera, las 62 Organizaciones y la CGT Nacional
recibieron también un espaldarazo.
—Sus dirigentes no han
podido hablar en ningún acto. Siempre son
repudiados masivamente por la gente. El
espaldarazo que tienen es del aparato estatal. Con
el tiempo serán barridos de la conducción
sindical.
ATILIO LOPEZ: LAS
GRANDES EMOCIONES"
Literalmente, Atilio
López fue secuestrado del fárrago de tareas que,
en tanto vicegobernador de la provincia y
destacado dirigente gremial, le han copado su
tiempo. Tras larga insistencia, Siete Días pudo
sostener una charla con un insólito líder obrero
de traje y corbata, en la Casa de Gobierno. A
continuación, algunos párrafos sustanciales de ese
diálogo.
—A cuatro días de
asumir la vicegobernación, ¿qué implicancias
futuras le sugiere esta celebración del
aniversario del Cordobazo?
—La de una señal más
de la importancia de la movilización popular. Para
mí fue todo muy emocionante. Al ver liberados a
los compañeros presos, al escucharlos con tanto
fervor, sentí que la lucha desarrollada en estos
años no había sido en vano. Ellos son parte
importantísima en este proceso de liberación.
También lo comprendieron las bases.
—El 29 de mayo de
1969, ¿qué papel jugó usted?
—El de un protagonista
más. Desde 1966 se vivía un estado de opresión e
incomprensión enorme por parte del gobierno del
señor Onganía. Ya el 15 y el 16 de mayo, mi
gremio, junto con la UOM y con SMATA, alentábamos
una movilización, la que finalmente se tradujo en
la gloriosa gesta del Cordobazo. Y yo me honro de
haber sido protagonista en las calles, del brazo
con mi pueblo.
—¿Cómo cree que se
resolverán las diferencias internas en el
movimiento justicialista?
—No hay que darles
tanta importancia a tales diferencias, aunque las
reconozcamos, porque en este movimiento hay muchas
expresiones. Lo importante es rescatar los puntos
de contacto. La lucha por la liberación recién
empieza. Y sabemos que será muy dura.
Revista Siete Días
Ilustrados
04.06.1973
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