29 DE MAYO DE 1973
EL CORDOBAZO CUATRO AÑOS DESPUÉS

Siete Días viajó a la capital mediterránea -epicentro de los
dramáticos acontecimientos ocurridos el 29 de de mayo de 1969-, documentó los episodios fundamentales de la jornada conmemorativa y dialogó con los principales dirigentes cordobeses: Ricardo Obregón Cano, Atilio López y Agustín Tosco

El 29 de mayo de 1969, Máximo Mena, un joven mecánico cordobés, ex afiliado a la Unión Cívica Radical del Pueblo, salió de su casa a las 8 de la mañana. Se dirigió al Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), al que pertenecía, y de donde partiría integrando una columna de manifestantes. Acaso no suponía que esa marcha pasaría a la historia con el rótulo de Cordobazo, nombre con el que, desde entonces, se reconoció el alzamiento masivo que se produjo espontáneamente, ese día, contra el régimen imperante. Menos aún podía suponer que horas más tarde, en la intersección del Boulevard San Juan con la calle Arturo M. Bas, una bala lo abatiría en medio de una multitud de obreros, estudiantes, pueblo y policías enfrentados.
Para muchos, cuatro años después, su figura adquiere el carácter de símbolo. Ese mismo pueblo, hoy representado por un gobierno constitucional, decidió recordar la fecha con una celebración, cuyo acto central se efectuó —el martes último— en la misma esquina donde MM cayera abatido. Allí, más de 25 mil personas corearon las más radicalizadas consignas ante la presencia de guerrilleros recientemente liberados, autoridades provinciales y hasta el presidente de la República de Cuba, doctor Osvaldo Dorticós Torrado.

DE CASA AL TRABAJO;DEL TRABAJO AL ACTO
Desde hora temprana, invitados por el profuso despliegue de afiches callejeros, los manifestantes se fueron congregando, agitando carteles que identificaban diversas agrupaciones gremiales, estudiantiles, políticas y de las llamadas "formaciones especiales" —FAR, FAF, ERP y Montoneros—. Casi sobre el mediodía, la muchedumbre se vio incrementada por columnas de obreros de SMATA, que concurrían Juego de abandonar sus tareas, de acuerdo a la convocatoria efectuada por la CGT local.
En medio de insistentes estribillos ("Cuba, Cuba, el pueblo te saluda", o "Fidel, Perón, un solo corazón"), el mandatario cubano fue transportado en andas hasta el palco central y se constituyó en el primer orador del acto. Su alocución, que fue interrumpida varias veces con ovaciones, versó sobre las relaciones entre los pueblos cubano y argentino. En uno de sus pasajes, Dorticós señaló: "Mi visita a Córdoba tiene el único objetivo de conocer esta ciudad cuya historia, cuyo presente y cuyo vigor revolucionario conocemos". También, como era de esperar, exaltó la figura de Ernesto Che Guevara, cuya imagen se recortaba en algunos carteles junto a otros de Marx, Mao, Lenin, Fidel Castro y Perón.
Un clima bullicioso, festivo y por momentos tenso dominó las dos horas que insumió la concentración. Después del Dr. Dorticós —quien estaba acompañado por el canciller de su país, Raúl Roa—, habló el vicegobernador cordobés, el gremialista Atilio López (ver recuadro), quien dijo expresarse también en nombre de la CGT local, "tan combatida por los dirigentes de Buenos Aires". Seguidamente, los representantes de las 4 organizaciones guerrilleras presentes —un reciente liberado, en cada caso—, destacaron con matices, "el papel que ha jugado la lucha armada en el proceso de ¡liberación". Inmediatamente ocuparon la tribuna el diputado justicialista Bizzi, el titular de la seccional Córdoba de SMATA, Rene Salamanca, y el representante de las 62 Organizaciones, Carlos Dreyzik. Durante la alocución de estos últimos se produjeran algunos incidentes: abucheos y silbatinas provenientes de sectores circunstancialmente antagónicos. Aunque el último de los nombrados no pudo culminar su discurso —una verdadera lluvia de zapatos y tornillos se descargó sobre el palco donde estaba el orador—, un riguroso autocontrol impidió que la congregación tuviera trágico final: Dreyzik fue retirado, herido en la cabeza, víctima de un golpe producido por un tornillo arrojado desde la muchedumbre. El cierre, pues, fue normal, luego de la intervención del titular del Sindicato Luz y Fuerza cordobés, Agustín Tosco, ovacionado al término del mitin, cuando señaló: "Debemos recordar el ejemplo del Cordobazo para continuar todos unidos, como hemos estado para derrocar a la dictadura y debemos seguir estándolo hasta obtener la ¡patria socialista".
Además de la concentración, la fecha deparó otras alteraciones a la vida cotidiana cordobesa. La presencia del presidente Dorticós, declarado huésped de honor de la ciudad, resultó irritante para algunos sectores provinciales. Así, por ejemplo, la agrupación denominada Falange de la Fe —la misma que en Buenos Aires se opusiera, hace algunas semanas, a la exhibición de la obra Jesucristo Superstar— hizo pública una declaración en la que enjuicia a la "sospechosa revolución cubana, engendro de los Figueres y la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA)".
Sin reparar en esas manifestaciones, algunos grupos recorrieron las calles de la capital, luego de la desconcentración, y al grito de "A
Colón, a Colón, que le toca a Pampillón", se dirigieron hacia ¡la céntrica galería Cinerama, donde el 7 de septiembre de 1966 fuera muerto el estudiante Santiago Pampillón. Otros grupos se encargaron de cambiarle el nombre a la avenida San Juan, colocando una placa —en el sitio donde cayera Mena— que reza: "Boulevard Máximo Mena". Por último, unos 50 integrantes de la Coordinadora de Unidades Básicas Revolucionarias tomaron pacíficamente las instalaciones de LV2, Radio La Voz de la Libertad durante más de tres horas y procedieron a rebautizarla momentáneamente como La Voz del Pueblo.
Por la tarde, los últimos grupos juveniles convergieron en la Legislatura, donde ambas cámaras, reunidas en asamblea, aprobaron por unanimidad la adhesión a los festejos recordatorios y, a propuesta de la bancada radical —minoritaria—, rindieron homenaje conjunto a Ernesto Guevara y Máximo Mena.
Por la noche se escucharon os últimos vítores, cuando a las 20.45 decoló el avión presidencial T-01 Patagonia, rumbo a Mendoza, portando al primer mandatario cubano. Minutos más tarde, un funcionario de la Casa de Gobierno deslizaba una confesión ante Siete Días: "¡Qué día! Si esto fue el cuarto aniversario, a 4 días de asumir el gobierno, ¿se imaginan lo que va a ser Córdoba él año que viene?"
Oscar Giardinelli

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Recuadros en la nota
OBREGON CANO: "NUESTRA APOYATURA FUNDAMENTAL"
Luego de poner en funciones, el miércoles 30, al nuevo ministro de Economía y Hacienda de la provincia, contador José Enrique Fierro —padre de un guerrillero recientemente liberado, que fuera protagonista del copamiento a la localidad de La Calera, en 1970—, el gobernador cordobés Ricardo Armando Obregón Cano accedió a la requisitoria de Siete Días.
—El Cordobazo no fue más que la expresión de repudio a un régimen opresor —afirmó—cuyas características eran la incomprensión de las necesidades populares y la entrega del patrimonio nacional. El pueblo en las calles simbolizó una expresión liberadora.
—¿Recibió usted algún tipo de presiones, o sugerencias, en el sentido de evitar el acto conmemorativo o, al menos, de enviar fuerzas policiales en prevención de desmanes?
—En absoluto. No hubo nada de eso. Usted comprende que ésa es una facultad privativa del gobierno provincial y de ninguna manera iba a ocurrir cosa parecida. Y quiero aprovechar para decir una vez más que la expresión del pueblo es soberana. Está movilizado y así debe seguir. Lo requiere el proceso, porque la movilización de las bases es su apoyatura fundamental.
—¿Cómo avizora usted el futuro, desde esta óptica?
—Muy simple: como una tarea muy dura. Pero tengo confianza porque sabemos a dónde vamos, el pueblo nos apoya y confía en su gobierno popular. Evidentemente, la reacción no ha muerto; sólo está quieta y ha dado una gran marcha atrás pues comprende que la voluntad popular es totalmente superior, y no se la reprime ni reprimirá.
—¿Cómo piensa encarar usted las diferencias que se manifiestan dentro del movimiento justicialista?
—Mire: el pueblo optó por la liberación, mayoritariamente, y no sólo nosotros los peronistas: también otros vastos sectores políticos que estaban y están contra la dependencia. No se puede pretender unanimidad de criterios. Nuestro movimiento es multitudinario y como tal recibe diversas manifestaciones, expresiones e ideas. Pero pueblo y gobierno no se apartarán de sus objetivos hasta conseguirlos.

AGUSTIN TOSCO: "LA UNIDAD ES POSIBLE"
Luego del acto central, el secretario adjunto de la CGT, Regional Córdoba, y titular del Sindicato Luz y Fuerza local, Agustín Tosco, accedió a sostener una conversación con el enviado de Siete Días. La charla tuvo lugar en el bar de la sede sindical 'lucifuercista y rondó los siguientes temas:
—¿Cuáles fueron, a su juicio, las características del acto que acaba de concluir?
—Lo convocó y organizó la CGT local, habiendo coincidido en que debían hacer uso de la palabra los tres nucleamientos que la integran. Hubo algunas objeciones marginales sobre si debía hablar o no el compañero René Salamanca (fue cuestionado por algunos compañeros peronistas dado que sostuvo el votoblanquismo en la primera vuelta y porque, hace poco, enjuició a las organizaciones armadas en un documento relacionado con la muerte del dirigente de SMATA, Dirk Kloosterman), pero finalmente se comprendió la necesidad de la unidad y el compañero Salamanca hizo uso de la palabra. Esto demuestra que acá la unidad es posible: la unidad en la lucha, como lo venimos sosteniendo desde hace tiempo, más allá de ideologías o encuadramientos partidarios.
—¿Qué trascendencia tiene este acto?
—La de marcar una vez más la capacidad de movilización que tienen la CGT, la clase obrera y el pueblo organizado. No fue solamente una recordación sino también una reafirmación programática de la CGT.
—¿Qué opina del policlasismo que proclaman algunos sectores del peronismo?
—Para nosotros el policlasismo es una concepción perimida, que trata de sostenerse superestructuralmente. Lo que luego se puede romper, y se va a romper, es la heterogeneidad que hay en todos los grandes movimientos. El mismo proceso va a ir determinando la muerte del policlacismo, porque la historia la hacen los hombres, sí, pero no a su antojo.
—¿Qué pasará con Atilio López, ahora que es vicegobernador?
—E1 compañero López tiene permiso de la CGT hasta julio. Yo tengo confianza (por su misma extracción de clase, por su consecuencia en la lucha y por su propio juramento de fidelidad a la ciase obrera) que dentro del campo, limitado por cierto, de acción que tiene, contribuirá a mantener y fortalecer la unidad y la democracia sindical.
—¿Qué opina del nuevo ministro de Trabajo, Ricardo Otero?
—Es parte de la burocracia sindical. No representa los intereses de la clase obrera.
—Pero de alguna manera, las 62 Organizaciones y la CGT Nacional recibieron también un espaldarazo.
—Sus dirigentes no han podido hablar en ningún acto. Siempre son repudiados masivamente por la gente. El espaldarazo que tienen es del aparato estatal. Con el tiempo serán barridos de la conducción sindical.

ATILIO LOPEZ: LAS GRANDES EMOCIONES"
Literalmente, Atilio López fue secuestrado del fárrago de tareas que, en tanto vicegobernador de la provincia y destacado dirigente gremial, le han copado su tiempo. Tras larga insistencia, Siete Días pudo sostener una charla con un insólito líder obrero de traje y corbata, en la Casa de Gobierno. A continuación, algunos párrafos sustanciales de ese diálogo.
—A cuatro días de asumir la vicegobernación, ¿qué implicancias futuras le sugiere esta celebración del aniversario del Cordobazo?
—La de una señal más de la importancia de la movilización popular. Para mí fue todo muy emocionante. Al ver liberados a los compañeros presos, al escucharlos con tanto fervor, sentí que la lucha desarrollada en estos años no había sido en vano. Ellos son parte importantísima en este proceso de liberación. También lo comprendieron las bases.
—El 29 de mayo de 1969, ¿qué papel jugó usted?
—El de un protagonista más. Desde 1966 se vivía un estado de opresión e incomprensión enorme por parte del gobierno del señor Onganía. Ya el 15 y el 16 de mayo, mi gremio, junto con la UOM y con SMATA, alentábamos una movilización, la que finalmente se tradujo en la gloriosa gesta del Cordobazo. Y yo me honro de haber sido protagonista en las calles, del brazo con mi pueblo.
—¿Cómo cree que se resolverán las diferencias internas en el movimiento justicialista?
—No hay que darles tanta importancia a tales diferencias, aunque las reconozcamos, porque en este movimiento hay muchas expresiones. Lo importante es rescatar los puntos de contacto. La lucha por la liberación recién empieza. Y sabemos que será muy dura.

Revista Siete Días Ilustrados
04.06.1973


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