Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

FOLKLORE:
LA ARGENTINA EN EL EXTERIOR
Mientras los intérpretes argentinos triunfan en Europa y Estados Unidos, aquí se va perdiendo la pasión por el folklore

Cuando el próximo 20 de enero se inicie el octavo festival de Cosquín, el folklore argentino atravesará su más dura prueba de fuego. Después del famoso auge de 1960 a 1962, años en que el bombo y la guitarra eran casi los parientes más queridos de millares de jóvenes, el boom del folklore se marchitó, entró en una etapa de modorra y dejó de convocar 'en ruidosas peñas a las entusiastas troupes de aficionados a la música nativa.
Año a año, sin embargo, Cosquín concentró en su ámbito serrano a más de 200.000 turistas ávidos de aplaudir a sus ídolos folklóricos. Pero fue el único festival permanente. Casi todas las provincias y localidades que trataron de organizar su propia fiesta telúrica tuvieron como resultado poco menos que un fracaso.
No han pasado muchos días desde que culminara en Mendoza el Certamen Nacional del Folklore. Pese a las prestigiosas figuras que participaron, las gradas levantadas a la sombra del Cerro de la Gloria estuvieron semivacías. Y, en Mendoza, los gastos para la realización del festival rozaron los 12 millones de pesos. La palabra "déficit" es el latiguillo que flagela a los organizadores de festivales y fa que denuncia, también, lo poco que interesa ahora el folklore.

LA MUSICA NO TRAE AFTOSA
Para Armando Tejada Gómez, autor de la "Zamba del riego", la música popular argentina "está pasando por un momento decepcionante, los intereses económicos que mueven el mercado la desplazan de todos los medios de difusión para introducir a intérpretes híbridos, extranjeros, que asuelan al mundo con sus repertorios decadentes..
Tejada Gómez es uno de los creadores de la hoy llamada "música con fundamento", versión criolla de las canciones de protesta. "La protección y un mayor estímulo de nuestra música —explicó— evitará ese desplazamiento. Finalmente, la música es, también, una buena productora de divisas, y si la pudiéramos exportar se evitarían los problemas de la carne: la música no trae aftosa . . .
¿Cuál es entonces el futuro del folklore? "No se puede prever; quizás sea exclusiva privilegio de una minoría selecta que lo entienda, lo sienta, lo vibre", afirma el tradicionalista Adolfo Abalos.
Pero, pese a sus afirmaciones, es curioso cómo, aun los empecinados amantes del folklore, toman con indiferencia y casi en broma a sus intérpretes. Mientras actuaba en el certamen de Mendoza, Marián Farías Gómez fue objeto de burlas que interrumpían su espectáculo. En determinado momento, dejó de tocar y protestó:
—Siempre se dice que los payasos están en el escenario. Creo que hoy también los hay entre el público. Como a mí me encantan las charlas los invito a que se acerquen y me digan las cosas cara a cara...
Su indignación fue seguida por un profundo silencio y cinco hermosas canciones que no recibieron un solo aplauso.

EL DISCO VINO A MATAR
—En las provincias argentinas, los campesinos aran la tierra con la radio a transistores colgada del hombro ... En este país ya no canta nadie. Antes de que llegara el disco, la gente alegraba su trabajo con su propia voz. Cantaba. Por eso, en la Argentina, hubo folklore hasta 1920. El disco vino a matarlo.
Con su voz aguachenta y de provincia, Atahualpa Yupanqui es definitorio. "La verdadera voz, lo autóctono, está en el pueblo", y agrega: "De 10.000 vidalas existentes sólo perduraron unas 200, las más fuertes, las más bellas . . . Sólo sobrevive lo que es auténtico. Por eso, yo creo firmemente no en el ingeniero que construye un canal sino en el agua que sale de la montaña: si la montaña llora, yo soy partidario del llanto. . .
Atahualpa no vacila en denunciar que "la tendencia comercial crea figuras desconociendo que la mejor expresión es la popular...".
Todos los argumentos que ubican en plena decadencia a la música nativa son, sin embargo, rebatidos por el estudioso Félix Luna: "El folklore está pasando —dice— por una etapa de absoluta normalidad. Ni euforia superficial ni declinación evidente. Es cierto que poco ha quedado de las que fueran primeras formas del folklore —esas zambitas y sonseras que ponderaban el mate—, y hoy la música nativa es mucho más abierta, recibe nuevos aportes armónicos y surgen grupos como el 'Vocal Argentino' y hombres que realizan incursiones en nuevas formas, como Ariel Ramírez . . .".
El arreglador y director del Grupo Vocal Argentino es Juan Enrique Farías Gómez. Pero quien se encarga de las relaciones públicas del conjunto es Luis María Batallé. "Lo que pretendemos —explica— es darle una expresión universal al folklore sin olvidar su esencia popular. Sabemos que aún somos nuevitos y, por eso, somos al folklore lo que Piazzola al tango ... Pero estamos seguros de que triunfaremos . . .".

LOS QUE SE VENDEN
La venta de discos folklóricos es un buen índice para analizar esa supuesta declinación. Con respecto a la música moderna, la proporción es deprimente: por cada disco de canciones nativas se venden seis ágiles "shakes". Con respecto al tango también está en desventaja: se venden tres discos de música ciudadana por cada uno de folklore. La firma musical que más instrumentos vende en el país denuncia que hoy salen de su puerta, mensualmente, 600 guitarras y 20 bombos. En 1960, la misma casa vendía 100 guitarras por día y tuvo que importar millares desde Brasil porque las fábricas argentinas no podían responder a la explosiva demanda.
Pero los discos son buenos "medidores de popularidad". Ninguna de las casas grabadoras consultadas por SIETE DIAS quiso dar a conocer la cifra real que venden sus intérpretes. Sólo pudo detectarse a los favoritos: Los Fronterizos, Los Quilla Huasi, Cafrune, Los Chalchaleros, Las Voces Blancas, Julia Elena Dávalos, el Grupo Coral Argentino y Hernán Figueroa Reyes.
El desinterés por las expresiones musicales folklóricas se mide también por la cantidad de peñas que funcionan: en 1960 había en Buenos Aires más de 500. Hoy sobreviven apenas una docena, de las cuales sólo cuatro presentan, los fines de semana, un lleno completo: El Hormiguero, La Peña de Fanny, El Palo Borracho, la Peña de Hernán Figueroa Reyes.

FOLKLORE FOR EXPORT
¿Cómo revitalizar el folklore? Armando Tejada Gómez ya dio su respuesta: exportándolo. Hace pocos días regresó de Japón Atahualpa Yupanqui. Estuvo tres meses en Tokio. Sus presentaciones fueron ovacionadas por millares de admiradores del ritmo tradicional argentino. Por la calle, los japoneses le sacaban constantemente fotos ("Andan todos con la maquinita en la mano", bromea Atahualpa). Fue en realidad Yupanqui el que abrió el mercado. Lo siguieron "Los Trovadores" que, con Mercedes Sosa y Chito Ceballos montaron por toda Europa el espectáculo "Baguala". "Fuimos a hacernos la Europa" confesaron en broma y lo lograron en serio.
Es fácil deducir que no sólo exportando se puede resucitar al folklore. Los festivales (el de Salta produjo un déficit de siete millones de pesos) no pueden convertirse en tabla de salvación. "Lo que se hizo —pronostica Iván Cosentino, crítico musical— hecho está y . . . bastante bien. Pero se acabó. Con el tiempo es necesario crear nuevas formas musicales, también folklóricas y argentinas, que revitalicen nuestra música pero que, aún conservando cierto parentesco con lo tradicional, sean esencialmente otra cosa . .
Mientras los detractores y defensores del tradicionalismo folklórico se trenzan en implacables controversias, todo el mundo tiene sus ojos puestos en Cosquín. Finalmente, ese pequeño reducto cordobés será el juez supremo que dictamine sobre el futuro del folklore. Como hace ocho años, en Cosquín se enfrentarán vanguardistas y tradicionalistas: falta saber si esta vez se repetirá el aluvión turístico de otras épocas. Los intérpretes de las dos corrientes en pugna esperan capitalizar para sí los restos de la euforia que alguna vez despertó el folklore.
Revista Siete Días Ilustrados
09.01.1968

ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba