Trágica muerte de tres de "Los Cantores de Salavina"

TRÁGICAS ráfagas parecen ensañarse con las más queridas figuras de nuestro folklore. Y la fatalidad asume terrible papel en la inmolación de seres que de ningún modo merecían ver destruidas sus vidas en forma inesperada y violenta, como en el caso de tres integrantes del famoso conjunto nativo "Los cantores de Salavina", pertenecientes al acervo de nuestras más puras y bellas expresiones de la tierra gaucha.
Representantes de la noble tierra santiagueña, predio de tradiciones y hombres que hicieron mucho en la historia de nuestra patria, "Los cantores de Salavina" eran algo así como los más genuinos intérpretes del cancionero inmortal de la tierra del noroeste, "la" Santiago del Estero de las páginas eternas del "Facundo" sarmientino; esencia de líricas verdades del arte criollo en su desbordante resalo de emociones hechas canto.
La herida es cruel y tremenda; una enorme fisura abierta hasta lo hondo del folklore nacional. Y esto es lo que sienten, todavía caliente la trágica noticia, aquellos que aman a su patria desde el mismo principio de las raíces autóctonas. "Los cantores de Salavina", juglares de una hermosa y sufrida tierra de trabajadores que suelen cantar hasta su propio dolor, en la humana, tal vez divina gracia de la canción, han sido destruidos por el golpe artero y mil veces cruel de la ineluctable desgracia.

DE LA HISTORICA SANTIAGO
Ya no podremos escuchar las cálidas, ardientes y varoniles voces que encendían el ánimo con el dulce fuego de la emoción más vibrante, a esos muchachos herederos del canto santiagueño. Es la hora del silencio en cada argentino, que a la hora de la malvada noticia siente su corazón preñado de lágrimas. Han muerto tres hombres de "Los cantores de Salavina", nombre que guarda algo de las épicas horas vividas en el terruño de la histórica Santiago.
Hoy sus llanos, aquellos que mostró ante el mundo el genio de Sarmiento, parecen más tristes, más solitarios, más amargos ante la triste nueva que conmovió a toda la población a lo largo y a lo ancho de la patria, al ser transmitida la dolorosa e irreparable desgracia.
Porque todos amaban al conjunto gaucho que evocaba en sus melodías la fuerza telúrica del terruño, porque nadie que haya escuchado la voz de una calandria puede eludir después la música tan nuestra y a la vez tan universal de aquellos que se fueron en la desdichada hora de la muerte oculta bajo su poncho diabólico y traidor.
Han muerto los cantores de Salavina. Esta es la verdadera esencia de la noticia. Porque ahora el conjunto quedó destrozado, sin ramas, sin corazones, sin el alma total de sus componentes. Esas tres ramas fueron Luciano Duthu, Antonio Ramírez y Víctor Quinteros, éste último elegido para tan insólito final por el destino, después de sustituir a uno de los cantores del grupo, Agustín Carvajal.

EL TRAGICO FIN
¿Y cuál fue ese trágico fin?... "Los cantores de Salavina", quienes se hallaban en gira, salieron a la hora del crepúsculo de Tres Arroyos en automóvil rumbo a San Cayetano, donde debían actuar en una gran fiesta folklórica organizada en dicha localidad por la peña criolla "El mangrullo". De improviso, cuando nada hacía suponer lo que iba a suceder, el coche embistió violentamente el acoplado de un camión, incrustándose el vehículo en la parte trasera del automotor que lo precedía. Debido al tremendo impacto, fallecieron en el acto los artistas más arriba nombrados, hiriéndose de gravedad Osvaldo Duthu y el representante José Fort.

JAMAS MORIRA SU NOMBRE...
Así, escueta, como todas las noticias que hieren directamente en el corazón, fue la noticia que asoló a todos los sectores del país. Era la noticia increíble, pero cierta. La fatalidad había vuelto a ensañarse, y del modo más sangriento y mortal, en seres buenos, de auténtica humildad, como lo manifestaron siempre a través de la hermosura de su canto. Tres de los cantores de Salavina habían sido injustamente sacrificados en el cénit de sus triunfos. Tres ramas vivas en plenitud floral del folklore eran descuajadas del inmenso árbol de nuestro arte nativo.
Y a esos tres seres tan nobles, simpáticos y merecedores de una vida larga y llena de amor y grandes riquezas espirituales, los llora hoy la argentinidad. Quedó cruel, brutalmente deshecho un conjunto de invalorables personalidades, pero ya nunca morirá el nombre de "Los cantores de Salavina".
Revista Antena TV
22.10.1963

 

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