Tato
o el miedo genial
(Todos los ojos allí)

Fue el domingo 3 de julio. 100 horas atrás había jurado Juan Carlos Onganía. Ni estado de sitio, ni comisiones investigadoras, ni mordaza a la liberad de prensa, ni asilados en embajadas, ni huidas... No tiene anales en la historia del mundo un cambio de gobierno y de sistema, tan protocolar y caballeresco. Sin un solo disparo de armas. Tan calmo, tan justo, tan medido, que con una actitud netamente argentina, se empezó inmediatamente a desconfiar sobre el tiempo que duraría esta "luna de miel". Y los ojos se posaron en un hombre: TATO BORES. ¿Cómo sería su primer programa de televisión en la "era de Onganía" ¿Qué diría? ¿Se lo dejarían decir? Tendríamos ahí la pauta de qué se permitiría en el país y de lo que no se permitiría.
En ese domingo 3 de julio, a las 21, el 44 % de la audiencia total estuvo atenta a Canal 11, a Tato Bores y a Molinos Río de la Plata, que lo auspicia. Nadie ignora que el libretista, César Bruto, tiene posición no militarista. Que Tato Bores busca el equilibrio perfecto, o como dice su personaje: "siempre fue oficialista".
Pero una posición y otra alcanzó tal nivel de "lo justo", tan medido, que todo el mundo respiró al terminar... Fue el programa de mayor audiencia de Canal 11 en lo que va de 1966.
Como creemos que la historia recogerá ese primer libreto "en la Revolución Argentina", lo reproducimos íntegro. El miedo se transformó en libreto y actuación genial. ¿Seguiremos así?

Tato y Nelly Prince entran
Tato. — ¡No, no: sensacional, no! Me parece que sensacional es muy escombrero.. .
Nelly. — (Impacientándose.) ¿Entonces querés que te diga el modesto? Fijate: "El modesto actor Tato Bores..."
Tato. — No, tampoco... ¡ Modesto es lo que dice todo el mundo, pero nadie te lo cree!.. .
Nelly. — (Enojada.) ¡Pero entonces qué querés que te diga!... ¿Te gustaría "El actor costumbrista"?
Tato. — No: la palabra costumbrista da idea de cosa vieja, y yo quiero algo que sea nuevo, moderno, algo revolucionario... ¡Eso es! Poné: "el gran artista revolucionario".

Nelly desesperada hace mutis arrugando los papeles y gritando
Plano de tato solamente, que comenta la salida de Nelly
Nelly. — ¡Revolucionario, revolucionario! ¡Ahora todo el mundo quiere ser revolucionario!
Tato. — Es increíble la cantidad de gente que pierde la chaveta, ¡caramba! Pero créame que en todas partes pasa lo mismo, vea... Yo me acuerdo que cuando hice mi viaje por Europa... (Fuertes murmullos de fastidio").

Gesto de impaciencia de Tato
Tato. — ¡Ah, no, no, acá ustedes se la aguantan! Yo ya hice cerrar las puertas y de acá no sale nadie hasta que termine mi charla sobre Europa!... Además, yo no quiero hablar de política, ni hablar de los militares, ni hablar de Aeronáutica, ni hablar de la Armada ni hablar de la que se armó... ¡Y de la que se armó mucho menos todavía!... Créame que yo no le puedo llevar el apunte a todos los irresponsables que se me cruzan en el camino: desde el lunes pasado yo no puedo andar por la calle sin que me paren cada dos metros... "Chau, Tato: ¿Cómo le vas a dar con todo el domingo, eh?" "—¿Con todo qué? ¿A quién le voy a dar?" "—¡Al que sea, pero tenés que darle!"
Y en seguida otro: "¡Adiós, gordo! Me imagino que le vas a caer con el hacha, ¿no?" "—¿Hacha, a quién le voy a caer con el hacha si todavía no sabés ni cómo se llama?" ¿Se dan cuenta? ¡El lunes pasado! ¡Todavía no sabían quién iba a ser el nuevo patrón, y ya querían que le diera con todo!... Menos mal que yo no me dejo calentar el bocho: digo que sí con la cabeza y sigo tranquilo... Porque yo tengo mi posión (nota: textual en la transcripción) muy bien tomada: ¡ Yo soy loco, pero no estúpido!... (Aquí tomó agua y dijo): Hoy tengo más sed que nunca.

Entra Crespi (MR: se trata del actor Rodolfo Crespi) todo rotoso y muy deprimido. plano de Crespi hasta que se acerca a Tato
¡Crespi!...
¡Crespi!... Crespito! Estaba preguntando por vos enloquecido... Te felicito. ¿Se puede saber dónde estuviste todos estos días? ¡Pero qué pasa, muchacho! ¿Es que acaso?—

Gesto violento de Crespi de retirarse: plano de Tato
¡Parece mentira cómo queda alguna gente después de un cambio político!... ¡ Por eso yo no quiero meterme en camisa de once varas y prefiero dedicarme a lo mío!... Recuerdo que cuando el avión llegó a Checoslovaquia, en el aeropuerto de Praga estaba mi gran amigo don Pancho Smétana, que en seguida me enchufó la llave de la ciudad y tras cartón me pidió que no dejara de saludar a su colega don...

Tato hace gestos desesperados
Bueno, como les decía, el intendente de Praga me agasajó, me llevó de paseo, me hizo conocer la ciudad, me invitó al cine... ¡Hombre, me acuerdo que fue en Praga donde vi la película checoslovaca "Los amores de una rubia"!... ¡Sí, sí, esa misma que ahora prohibieron en Buenos Aires, y muy bien prohibida por supuesto! Yo, aplaudo la censura, porque uno va al cine a divertirse y no a castigarse: y uno va a descansar y no a que le planteen problemas con señoritas... ¡ Hay tipos que salen del biógrafo con una mirada de lobo y los dientes así de largos! ¡Se lo juro!... El cine y el teatro van por muy mal camino presentando obras de tesis, o con tantas cosas eróticas... ¡Usted se mete en el cine para aflojar los nervios, y no para que lo pongan más nervioso todavía!... Por eso, yo voy al cine solamente para ver dibujos animados... ¡Cualquier cosa, menos películas profundas, llenas de problemas sociales, económicos y políticos! ¡Hay que dejarse de complicaciones, y hay que ir a las cosas sencillas y lógicas! Claro que muchas veces la lógica falla... Me acuerdo que el domingo pasado, después de la audición me vino a buscar un alto funcionario del gobierno... ¡ Del gobierno anterior, por supuesto!.. . "Vos que sabés tantas cosas, Tato, ¿tenés idea del día que se va a producir la cosa?" "¡Por favor, Pirulo, no va a haber ninguna cosa! ¡Si no hay fecha disponible!" "No entiendo, Tato..., ¿qué es eso de que no hay fecha disponible?" "Es la pura verdad, Pirulo..., para empezar, imaginate que yo quisiera hacer una revolución —¡Dios libre y guarde!—, ¿qué día voy a elegir?, un domingo no puedo porque tendría que suspender el fútbol y las carreras.. . ¡ Sería antipático!..." "Pero quedan los otros días del año, Tato." "¡Días quedan, pero no sirven, Pirulo... Fijate Navidad, Año Nuevo y Reyes, ni soñar, porque la gente está dedicada a la sidra y el pan dulce. Sin contar que enero y febrero son muy calurosos y la mayoría de los revolucionarios están veraneando en Mar del Plata o en Punta del Este... Y después, ¿qué te queda? ¿Vos harías una revolución el Veinticinco de Mayo? ¡Nunca te saldría tan buena como la otra!... Como tampoco podés hacer una revolución el seis de septiembre. ¡Los radicales chillarían como locos!" "¡No nos pueden fajar dos veces en el mismo día!" "¡Y tampoco podés usar el catorce de julio, porque la gente podrá decir "Se copiaron de los franceses!" Y no podés hacer una revolución el mismo día que se hizo la revolución del noventa, ni el día que se hizo la del año cinco: ni cuando se hizo la del cuarenta y tres: ni cuando se hizo la del cincuenta y cinco: ni tampoco la del sesenta y dos, el día de san Frondizi... ¿Y vas a hacer una revolución el doce de octubre, cuando lo están festejando a Colón, ¿o el diecisiete de octubre, cuando lo recuerdan a Juan coso?..." "Pero escúchame, Tato: ¡Todavía quedan más días en el año!" "¡No queda nada, Pirulo: ya está todo ocupado y dedicado!... ¡Vos no podés hacer una revolución ni en el Día de los Santos, ni el veintiocho de diciembre, el Día de los Inocentes!... ¡Si hacés una revolución el Día de los Inocentes parecería una cargada!... Y si das un golpe en el Día de la Madre, se te enojan todas las viejas... Y tampoco el Día del Padre..., porque muchos generales son papitos y no van a salir a laburar justo en su día!... ¡Y lo mismo en el día del abuelo, porque hay almirantes jovatos que son abuelitos! ¡Quedate tranquilo, Pirulo: en el almanaque no queda libre ni una sola fecha para hacer una revolución sin ofender a alguien! Si hacés una revolución en el Día del Periodista, en seguida te caen diciendo que es un atentado a la libertad de prensa: y lo mismo en el Día del Canillita, o el Día del Escritor, o el Día de la Policía... Como no podés hacer una revolución en Semana Santa... ¡Sería una falta de respeto! Tampoco en julio... ¡No podés, las vacaciones de invierno!... ¡Y tampoco la podés hacer en carnaval, porque en vez de revolución te sale un corso..." "¡Gracias, Tato, gracias!... ¡ Con lo que vos me decís me voy tranquilo!" ¡Pero ahora me quedó un cargo de conciencia: yo le nombro a Pirulo todos los días y todas las fechas del año... ¡Pero me olvidé justamente del lunes veintisiete de junio que estaba libre!...
¡Y pensar que yo estaba ensayando el libreto! No este que estoy ensayando ahora: otro... ¡Dios mío!, había una parte que decía: "Esta noche yo quiero felicitar a los Radicales del Pueblo, porque el próximo jueves siete de julio se cumplen tres años de la elección que ganaron en mil novecientos sesenta y tres..." Y mi nene que me estaba escuchando me dijo: "Papá, vos estás seguro que van a estar el siete de julio?" "¡Qué sé yo, nene! ¡Yo soy cómico, no brujo". (Aplausos.)

Al terminar el aviso entra Crespi que pasa por delante de la mesita y sigue hasta encontrar a Tato que le observa atentamente, muy desanimado, toma el teléfono y marca sin entusiasmo, escucha y como no contestan, cuelga. Vuelve a llamar, y cuelga de nuevo. Es evidente que sus amigos han desaparecido y nadie contesta.
Desalentado repite el gesto de fastidio anterior, y se va agobiado.
Plano de Tato solamente

Tato. — ¡Pero escúchame, Crespi, atendeme, no te lo tomés así! ¡Caramba! ¡Oíme, Crespi, por favor: sos joven y te quedan muchas oportunidades por delante!... i Pero fíjese qué grosería, ni siquiera contesta mis preguntas! Me imagino que estará así porque le falló el horóscopo, y lo dejaron afuera, pero igual, lo cortés no quita lo valiente, y en la vida uno tiene que ser educado... ¡Créame que para mí, la educación está por encima de todo! Y por eso yo me puse muy contento estos días pasados, cuando se inauguró en Buenos Aires la gran Conferencia Americana sobre la educación, con la presencia de delegados de veinticinco países, de lo cual hablaré en seguida... (Grandes murmullos de fastidio. Tato mira indignado y sigue diciendo):
¿Pero es que ya nada les gusta a ustedes? ¡Si hablo de Europa porque es Europa, si hablo de educación porque es educación, y les voy a hablar de educación y no de política, viciosos!
Pues estoy muy contento con la gran conferencia americana que se hizo en Buenos Aires. Ya sé que algún envenenado dirá: ¡ma qué educación, che! ¡Acá lo que hace falta son conferencias para conseguir mangos! Pero esos son los eternos materialistas, que piensan que es mejor tener dinero que ser cultos... Incluso yo mismo, me he preguntado muchas veces: "Tato: vos que querés ser: ¿un burro con guita o un sabio pobre?" La verdad, es que un burro con guita, pero esa es otra historia.
De todos modos, fíjese que apenas se inauguró la conferencia sobre la educación, mucha gente cambió de modales... Yo me acuerdo que en otros tiempos, cuando llevaba el sueldo a mi casa, mi mujer pegaba unos gritos espantosos: "¿Y esa es toda la plata que traés? ¡Si es poco con tres empleos, búscate otra changa, aunque no vengas a dormir de noche!" En cambio, ahora, mi esposa me dice: "Creo que con tu sueldo nos vamos a arreglar muy bien, querido". Claro que yo a mi mujer le doy todos los meses millones de mangos... ¡Pero la educación es lo que vale!
Y la mejora también se observa en las altas esferas, en las acciones de alto nivel... Yo me acuerdo que antes, cuando se armaba bronca y había que sacar a un gobierno, a los presidentes y a los ministros, los agarraban de la solapa y los trataban a los gritos:... "¡Oiga, che, a ver si renuncia en seguida y se las pica!" Pero ahora, no... Ahora un revolucionario pide audiencia en la Casa Rosada, y cuando es recibido comunica su parecer: "Me permito advertirle, excelencia, que la política del actual gobierno adolece de los principios básicos que reclama el normal desarrollo de la Nación"... "¿Y entonces usted qué me sugiere, general?"
"Que se desplace amistosamente hacia la calle, dejándome la manijita"... "¡Caramba!, ¿quiere decir que me voy a quedar sin ocupación?..." "¡Pero no, qué esperanza, usted pasará a ser opositor, y tendrá más trabajo que nunca! Y nosotros, que hasta ayer éramos opositores, ahora vamos a ser gobierno... Un poco a cada uno, no le hace mal a ninguno..."
Y así, sin nervios y sin escándalos y gracias a la educación, se producen dos cambios, que antes eran verdaderas tragedias. Incluso, antes había golpistas descorteses, que llegaban a la Casa de gobierno de sorpresa y cuando nadie los esperaba... ¡Hubo mandatarios que apenas tuvieron tiempo de ajustarse los pantalones!... ¡ Pero ahora, fíjese usted qué diferencia!: ¿Me quiere decir cuánto hace que se anunciaba este cambio? ¡Semanas, quincenas, meses.,., yo muchas veces lo llamaba por teléfono a un funcionario de la presidencia para pedir noticias!... "Hola, ¿y para cuándo es la cosa?"... "No sabemos qué pasa, Tato..., ¡ya tendría que estar aquí hace rato, pero tardan en venir!"... "¡Pero, Pirulo: si los diarios dicen que de un momento a otro!"... "¡Nosotros también leemos los diarios, Tato, y no nos explicamos por qué no vienen!"
Mire, tan cantado estaba el asunto, que yo empecé a carburar por mi cuenta y a buscarle explicaciones a la demora... Usted se acordará que hace pocos domingos, yo dije que el asunto no se produciría hasta después del nueve de julio, porque seguramente los revolucionarios no estaban bien de pilchas para la fiesta... Pero resulta que la noche que debutó en el teatro Colón la Filarmónica de Filadelfia, dirigida por Eugenio Ormandy, yo fui... ¡Es mi mujer que me lleva, para sacarme del café!..., porque sino yo al Colón no voy ni por casualidad... Pero aquella noche me alegré de haber ido, porque comprendí que estaba equivocado... ¡Qué le cuento que todo el mundo derrochaba elegancia hasta por los codos: las damas, los caballeros, ministros, altos funcionarios, todo el mundo tenía unas pilchas que parecían pintadas en el cuerpo!... i Y para qué te digo que de repente se abre una cortina y lo veo entrar nada menos que a él...! ¡A mi gran amigo el teniente general don Juan Carlos Onganía!... Lo dije: la primera vez cuesta.
Empilchado de etiqueta que parecía de fábula, hecho al milímetro, sin una arruguita, moderno, elegante... Y ahí fue donde yo comprendí mi equivocación... Y me dije: "¡Tato, tienen ropa hecha!... ¡No van a esperar hasta el 9 de Julio!..
Ya sé que alguno dirá que yo quiero acomodarme hablando de mi gran amigo Juan Carlos, y de su smoking, y que de golpe y porrazo yo me he vuelto oficialista... ¡Yo he sido oficialista toda mi vida, es un vicio el que tengo!...
Siempre fui oficialista, pero no soy el único. Somos muchos los que laburamos y vamos para adelante..., pero ojo, muchachos, a poner el hombro bien, no para empujar, sino para apuntalar porque después de esta vez, los piojos.
En mi larga trayectoria política yo estuve del lado de los gobiernos, y desde 1943 hasta la fecha recuerdo con cariño a todos los presidentes que contaron con mi simpatía y apoyo... Rawson..., Ramírez..., Farrell..., Juan Coso..., Lonardi..., Aramburu..., Frondizi... Illia..., Onganía... ¡Diez presidentes en 28 años!...
Y vea qué porcentajes: ¡7 militares y 3 civiles!... i Y después algunos civiles nos quejamos cuando nos toca hacer un año de colimba, y no nos damos cuenta que toda la ventaja es nuestra!... ¡Porque nosotros hacemos un solo año de servicio militar, y salute!
Y a ellos a cada rato les toca hacer un montón de años de servicios civiles, y no se quejan... (Aplausos.)

Entra Venancio (MR: se trata del actor Venancio Riggio) con un teléfono moderno que coloca en reemplazo del candelero
Tato. — ¿Pero qué hacés, qué cambio es éste?
Venancio. — Este es el nuevo teléfono directo, cuando quiera hablar, puede hablar directamente ...

Simula desenchufar el viejo y enchufa el nuevo. Mutis de Venancio. Tato observa el aparato
Tato. — En realidad, me gustaría hacerle una llamadita a Onganía. .. Tiene tono y todo. ¿Qué opinará de mí? ¿Le gustará lo que digo? ¿Lo llamo? ¿No lo llamo? (Deja el teléfono.) No... ¡Dejemos pasar un poco de tiempo...!

Revista Extra
agosto 1966

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