¡Qué gran confusión, señor Norman Briski! ¡Qué
gran maraña de ideas! Como una inmensa madeja de
lana de múltiples colores. Las hay azules, rojas,
verdes, amarillas. ¿Loco, señor Briski? No, usted
no está loco. "Sin proponérmelo, he proyectado
cierta imagen de locura", dijo. ¿Sin proponérselo?
Vamos, señor Briski, ¡no me diga eso! Usted se lo
propuso y lo logró. Lo que no logró en cambio es
convencerme de que usted es habitante de una villa
miseria. Porque usted vive en Acassuso, señor
Briski, en un barrio residencial. En una casa que
—de estar pintada y ordenada— podría pertenecer a
cualquiera de los burgueses que usted tanto
desprecia. Usted dijo: "Burgués, o estás con el
pueblo o ñácate!" La palabra burgués, como las
demás, se la sugerí yo; pero la frase, como las
demás, es suya. Manifiesta usted la misma bronca y
empacamiento que podría manifestar un adolescente.
Pero usted tiene treinta y tres años. No está en
edad de aceptar por aceptar, de tener bronca por
tener bronca. Usted vive en una casa cómoda,
disfrazada de villa, autoconvencido de que de este
modo se asemeja a un villero. Pero los villeros
son auténticos. Auténticos en su ignorancia, su
miseria, sus padecimientos. . . Pero usted, señor
Briski, no es ignorante, ni mísero, y si le falta
dinero, eso atribúyalo a su bronca, a su empaque.
De manera que nada de sarcasmos. A.: Hábleme de
su infancia. B.: Rica, dulce, cómoda. Como un
frasco de caramelos. A.: ¿Qué le recuerda una
almohada? B.: La fiaca. Me hace recordar una
obra —La Fiaca— que hoy tendría que finalizar de
otra manera: cuando el protagonista se decide a
trabajar, pero para sí mismo. No para los demás.
A.: Oscuridad. . . B.: Hay que prender la luz.
. . Para despertarse. A.: Luz. B.: Todo.
A.: Bronca. B.: Ver, asistir a muchas
injusticias. Y en mi caso (como tengo contacto con
la injusticia), más que bronca. Porque yo hago
teatro popular en barrios y en villas y veo
injusticias todos los días. Y me da bronca que en
un país como éste, a 5 kilómetros de la Capital
haya gente que no tiene qué comer. Y me da bronca
que aún se esté hablando de una justicia
emparchada. Lo que habría que hacer es modificar
la estructura social. A.: Gente. B.: Suena a
élite. No a pueblo. La palabra me produce rechazo.
A: Fuego. B.: ... Para cocinar garbanzos.
A.: Castigo. B.: Presos políticos. Hombres
castigados por luchar en contra de la injusticia.
A.: Teatro. B.: La posibilidad de representar
los problemas del pueblo. Los problemas de la
clase trabajadora. Únicamente así tiene sentido.
Cualquier otro teatro es reaccionario. A.:
Actor. B.: El instrumento que se utiliza para
hacer un teatro de apoyo a un país que necesita
liberarse. A.: Esperanza. B.: De que todo
pasará. A.: Fuerza. B.: Fuerza para aceptar
y entender la contradicción de los demás. Fuerza
para no volverse loco. A.: Funeral. B.: Me
gustaría enterrar lo que no me sirve. Todo lo que
no sea plástico, lo que no sea elástico. A.:
Drogas. B.: La salida de las angustias
sociales. Existen sociedades en las cuales la
represión es tal que la única posibilidad de
rebelarse o de decir algo —aunque sea en forma
ficticia— es a través de la droga. A.: Cinismo.
B.: La actitud intelectual de tomar el proceso
argentino sin comprometerse. A.: Tristeza.
B.: No encontrar más instrumentos para realizar
teatro popular en toda la República. A.:
Pareja. B.: La posibilidad de tener una
compañera en todo. Compartir con ella cosas en
complicidad. Es demasiado difícil desparramarse
afectivamente; entonces hay que depositar todo en
una sola persona. A.: Mediocridad. B.: La de
los que no quieren cambiar cosas. La de los que no
se permiten la posibilidad de estornudar con el
ojo. A.: Inteligencia. B.: Lo contrario de
mediocridad. La posibilidad de elaborar cambios
con rapidez... Más que todo, la posibilidad de
frustrarse sin hacerse pomada. A.: Mugre.
B.: La de ciertas personas con cierta clase de
poder que lo utilizan para destruir a los demás.
A.: Perón. B.: El líder de la clase
trabajadora. A.: Eva Perón. B.: La
representante del desamparado, del oprimido, del
explotado. La defensora, y la revolucionaria.
A.: Paliza. B.: Algún día la daremos. . .
A.: Mar. B.: Lo que vamos a hacer el año que
viene: un mar de cosas. A.: Libertad. B.: Lo
que falta. A.: Rejas. B.: Lo que sobra.
A.: Premio. B.: El que tendremos algún día.
A.: Defecto. B.: Mi defecto es el
autoritarismo. A.: Cine. B.: ¿Qué cine? En
este momento el cine no tiene importancia. Todo el
cine, inclusive el extranjero, es un cine no
comprometido, realizado por artistas no
comprometidos. A.: Pueblo. B.: Es el que se
compromete y al que nosotros los actores tenemos
que acercarnos. . . De lo contrario somos seres
antipueblo y por lo tanto enemigos del pueblo.
A.: Rebelión. B.: Lo que surge del pueblo
frente a las actitudes antipueblo. A.:
Aceptación. B.: Embajada de Marruecos. Una
invitación de la embajada de Marruecos. Aceptación
a un vals. A.: Debilidad. B.: De seguir
poseyendo cosas burguesas. A.: Dios. B.: Si
Dios es el pueblo, creo en Dios. Si Dios significa
no enfrentarse con la realidad, entonces Dios es
algo así como el opio o la marihuana. . . A.:
Infierno. B.: Vivir en una villa o en un barrio
de erradicación. Ese es el infierno. Yo voy
constantemente. A.: Altruismo. B.: Apoyar a
la gente, no por la gente sino por uno mismo.
A.: Falsedad. B.: El paternalismo, por ejemplo,
no es una forma de dar. A.: Cama. B.: Amor.
A.: Verdad. B.: Todo lo que no se puede
destruir. A.: Hambre. B.: Lo relaciono con
el imperialismo. Hay hambre gracias al
imperialismo. A.: Semáforo. B.: Un
ordenamiento de colores que sirve para ver la
descomposición de la ciudad. A.: Ley. B.:
Establecer una ley que dure más de un minuto es
una injusticia. Como no se puede establecer, lo
ideal sería que no existieran leyes. A.:
Misterio. B.: ¿Ya ganó San Lorenzo? No, Rosario
Central. Misterio. Un producto de consumo en
colores. A.: Corrupción. B.: Todo lo que
emerge de una sociedad enferma. A.:
Homosexualidad. B.: Otro emergente de una
sociedad no armónica. Patología de una sociedad no
armónica. A.: Excéntrico. B.: Un tipo que
dejó de vivir en el centro. A.: Loco. B.:
Piazzolla en Washington. A.: Pensamiento.
B.: Lo que debe ponerse en los libros y leerse
nuevamente de vez en cuando. . . Me refería a la
flor. A los pensamientos. A.: Gracioso. B.:
Es una palabra burguesa. O se es divertido, o
hilarante, o algo así. ¿Gracioso? Los que parten
un huevo sobre la cabeza del rey. A.: Mafalda.
B.: Quiero verla desnuda. A.: Argentina. B.:
Quiero verla descamisada. A.: Televisión.
B.: No quiero verla. A.: Muerte. B.:
Tampoco. A.: Presentimiento. B.: De que no
habrá elecciones. A.: Vulgaridad. B.: Una
vaca con nombre extranjero. A.: Negros. B.:
Son nuestros compañeros. A.: Burgués. B.:
Decidite de una vez. ¡O estás con el pueblo o
ñácate! A.: Cuerdos. B.: Los que se deciden
por el pueblo. A.: Política. B.: Lo máximo.
Todo lo máximo influye en política: la cultura, el
trabajo, el arte. . . A.: Serio. B.: Es lo
que todos creen que no soy. . . No, todo el mundo
no. Además, bromear es una manera distinta de
decir la verdad. Yo soy más o menos siempre serio;
lo que pasa es que trato de decir lo que pienso en
una forma más divertida. . . Me resulta más fácil
comunicarme. A.: Gusano. B.: La palabra con
la cual se denomina a los traidores. A.:
Comunicación. B.: Es lo que no podemos hacer
los argentinos. . . Lo digo por los teléfonos.
A.: Mundo. B.: No puedo entrar en una visión
tan cósmica. Yo soy muy de acá. Medio folklórico
soy. A.: Miedo. B.: A la agresión física.
A.: África. B.: No tengo una ideología al
respecto. Sólo me duele mi patria. Asocio África
con mi casamiento. Nos casó un africano, y no por
un problema de religión, como afirman algunos. Me
casé allí únicamente porque los padres de mi
esposa viven allí. A.: Sexoanálisis. B.:
Volvería a trabajar en esa película. . . Porque
hace 16 meses que no hago TV y me echaron de la
radio. En la radio hablé de las villas-miseria.
Dije que a los chicos de las villas no les gustan
nuestras escuelas. Que las viven como cárceles. Me
acusaron de no hablar en serio. Me echaron los
directivos de la radio; no me echó el pueblo. Se
trata de una injusticia que define nuestro
sistema. Y no me estoy refiriendo a una injusticia
de tipo personal. Se trató de una injusticia hacia
el pueblo, porque en la radio yo denunciaba la
falta de agua, la falta de luz, la falta de leche.
. . En el cine no tengo problemas, en teatro
tampoco. A.: Usted no puede trabajar en radio,
no puede trabajar en TV, hace teatro gratis, lo
único que le queda es el cine. Me parece que
económicamente su futuro no pinta muy bien. ¿Le
preocupa? B.: Sí. Me preocupa. Me importa. Y me
siento responsable de esta situación. Pero sé
positivamente que nunca me faltará de comer, ni a
mi mujer ni a mis hijos, porque sé trabajar con
las manos. Sé hacer cosas. Soy electricista.
Técnico electromecánico recibido. Me casé dos
veces. Y tengo un nene que se llama Gastón, y
ahora una nena, Victoria Eva. A.: A través de
todo lo que dijo me dio la impresión de ser una
buena persona. Alguien de buena fue. Usted está
realmente convencido de que su verdad es la
verdad. Es auténtico en su ideología. Pero aún
así, su ideología impresiona como inmadura,
adolescente, con anteojeras que le impiden mirar
en más de una dirección. Usted está muy aferrado a
una posición. Me lo demostró varias veces.
¿Recuerda la palabra semáforo? Usted me contestó:
"Un ordenamiento de colores que sirve para ver la
descomposición de la ciudad". O sea que un símbolo
de orden, de disciplina, para usted significa
"descomposición". Y de la palabra serio me dijo:
"Es lo que todos creen que no soy. Lo que pasa es
que trato de decir lo que pienso en una forma más
divertida. Me resulta más fácil comunicarme". Sin
advertirlo, usted me dijo algo triste. Porque el
que expresa un concepto serio "en broma", bien
puede hacerlo por miedo. ¿Ley? Usted dijo:
"Establecer una ley que dure más de un minuto es
una injusticia. . . Como no se puede establecer,
lo ideal sería que no existieran leyes". ¿No le
parece, señor Briski, un concepto más bien pueril?
Un mundo sin leyes sería un total desbarajuste.
¿No cabe la sospecha que una frase como la suya
delate cierto desbarajuste mental? B.: Sí, es
muy probable, y no creo que usted tampoco se
salve. Ahora bien, en el manejo de mi
contradicción yo la utilizo a usted y a las
publicaciones para las cuales usted escribe.
A.: ¿Y la radio, y la TV? B.: No, a la
televisión no llegué a usarla. Me usaron ellos.
Porque yo molesto no sólo en el orden político
sino también en el orden laboral. Yo quiero que
los contratos me los paguen, por ejemplo. Y en
cuanto a las revistas que me hacen reportajes,
quiero, dado que hablo del pueblo, que devuelvan
al pueblo lo que pertenece al pueblo. Un
periodista inglés se tomó esa responsabilidad: me
hizo un reportaje sobre el teatro popular en los
barrios y villas, y luego él devolvió el dinero
que había ganado escribiendo ese reportaje al
pueblo, para que fuera puesto a disposición de sus
necesidades. A.: Usted quiere que yo entregue
al pueblo el dinero que ganaré con esta nota. Pero
el hecho de que yo trabaje para subsistir, para
darle de comer a mis hijos, es algo que no le
concierne. B.: No. Usted necesita algo para
vivir, el resto tiene que entregárselo al pueblo.
Porque no le pertenece. A.: Su razonamiento es
simplista. Si doy "algo" al pueblo, no me queda
mucho. Un periodista no gana tanto como cree.
B.: Bueno, entonces quedate piola. . . A.: ¿Qué
tipo de teatro hace para el pueblo, Briski? ¿Qué
tipo de teatro representa en las villas? B.: El
teatro de la clase trabajadora. Hecho por la clase
trabajadora. Con todas las problemáticas de la
clase trabajadora. A.: Me gustaría verlo.
B.: ¡No! ¡No! No podés ir a verlo. Si no trabajás
no podés entrar. Para entrar tenés que actuar, por
ejemplo. Y hay que ser peronista. A.: No
entiendo, señor Briski. ¿Usted desea modificar mi
ideología política y me excluye de un espectáculo
que podría llegar a modificarla. . . B.: No la
excluyo porque no soy nadie para excluirla. Tiene
que acercarse sola. A.: ¿Pero cómo? B.: Va y
se mete en los barrios, en las villas, averigua su
problemas y hace notas sobre ellos. Ya con eso va
a colaborar. . . Pero para formar parte de mi
teatro tiene que ser peronista, de lo contrario no
puede actuar. Porque el pueblo es peronista. Yo
soy y hago lo que e| pueblo quiere que haga y que
sea. Y si el pueblo quiere que yo sea actor, voy a
ser actor. A.: ¿De manera que no podré ver una
obra? B.: Mire, yo no puedo invitarla. Si
quiere tiene que ir allí y trabajar. Averigüe
dónde es. Pero acuérdese que para entrar tiene que
ser peronista. A.: Para querer al pueblo, para
identificarse con el pueblo, para comprenderlo,
¿hay que ser necesariamente peronista? No creo que
para sentirse cerca de la gente que sufre sea
indispensable tener determinada ideología política
o vivir sus mismas experiencias. B.: Usted está
diciendo que no es necesario desclasarse para
conocer los problemas de la clase explotada; pero,
por lo menos, hay que meterse. Estar con ellos.
A.: Y usted, señor Briski, haciendo teatro después
de haberse alimentado bien, trabajando para esa
clase explotada después de haber dormido en una
cama mullida, metiéndose con ella después de
viajar en automóvil, ¿le parece que está haciendo
más que yo? Somos iguales, señor Briski. Somos dos
burgueses. Buenos, bien intencionados, sensibles,
pero dos burgueses. Con la diferencia de que yo
soy una burguesa consciente de serlo y usted
rechaza su burguesía. Yo me acepto como algo serio
y usted, señor Briski, se acepta como un vals.
Revista Siete Días Ilustrados 24.01.1972
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