MIENTRAS SE ESTUDIAN PLANES DE VACUNACIÓN OBLIGATORIA
LA POLIOMIELITIS COBRA MÁS VÍCTIMAS
Ya en noviembre del año pasado se pensaba en penar económicamente a quienes no vacunaran a sus hijos. Hasta ahora sóLo se ven largas colas de padres en los hospitales, a quienes además se los señala como culpables

Cuando ya se pensaba que el brote de poliomielitis localizado en Neuquén y Río Negro estaba totalmente dominado, una noticia volvió a entenebrecer los titulares de los diarios: tres nuevos casos, uno de ellos mortal. Desde el 2 de diciembre hasta el momento de redactar esta nota se habían producido en Neuquén y Río Negro 23 casos, de los cuales 10 fallecieron, 7 están internados en Cipolletti y 6 se encuentran en esta capital. En el resto del país también se produjeron otros casos aislados.
La reactivación del flagelo es sintomática: no basta, aparentemente con el procedimiento actual de vacunación, ni con el refuerzo de personal afectado al tratamiento de los enfermos después que la epidemia estalla ni con el envío de pulmotores. Algo ocurre, a nivel práctico, a nivel técnico o a nivel científico. El pueblo —ya sea a través del Estado o de la iniciativa privada— gasta enormes sumas de dinero para evitar estos estremecimientos aterrorizadores. Y debe exigir una respuesta: ¿por qué sigue habiendo casos de parálisis infantil?

¿TODA LA CULPA ES DE LOS PADRES?
Cuando se pide vacuna en grandes dosis para inmunizar a la barriada, lo difícil es conseguirla, declaró a SEMANA (ver 6º 19). Bernabé Bacci psicólogo del barrio San Ignacio de Loyola, en Villa Martelli, provincia de Buenos Aires. La semana pasada un redactor de SEMANA intentó ampliar estas declaraciones, obteniendo solamente un éxito parcial. El diálogo rescatable fue el siguiente:
SEMANA: ¿Faltó vacuna en este barrio?
Bacci: Sí, faltó vacuna. Trajeron unas 400 dosis cuando se necesitan 1.500. Dijeron que no había más.
SEMANA: ¿Por qué no pidieron a ALPI?
Bacci: No nos corresponde hacerlo a nosotros, sino al Ministerio de Bienestar Social.
SEMANA: ¿Tienen otros problemas?
Bacci: Sí, por supuesto, pero no puedo hablar si ustedes no tienen una autorización del Ministerio.
SEMANA: ¿Cuántos niños hay sin vacunar en el barrio San Ignacio?
Bacci: No puedo decirle más.
SEMANA: Hay que dar a conocer el problema, si existe, para que se le dé solución.
Bacci: Si quieren dar a conocer el problema que los autorice el Ministerio. Un papelito, una firma y algún sello.
SEMANA: ¿Los Centros de Salud de los alrededores tienen los mismos problemas?
Bacci: Los problemas son comunes a todos los centros, faltan muchos recursos.
SEMANA: ¿Ustedes piden soluciones?
Bacci: No puedo hablar más. Y no me saquen fotos, ¿eh?. . .

DONDE LAS NUEVE SON LAS OCHO
Como ocurre habitualmente cuando se alerta a la población sobre la necesidad de defenderse de la parálisis infantil recurriendo a la vacunación, los padres responden masivamente en forma correcta. Presurosamente concurren a los centros destinados para esos fines, habitualmente hospitales, centros comunales, escuelas, etcétera. Es absolutamente injusto sostener sin más que es de ellos la culpa de los brotes que se producen. En cambio, del otro lado no está tan clara la cosa.
En los centros de vacunación se forman las largas colas, bajo el sol, en pleno verano, con las madres con sus hijos en brazos. Muy habitualmente en la puerta hay un cartel que dice que el horario de atención del público es a partir de las 8 de la mañana. Muchas veces son las nueve y media, y el trabajo todavía no ha comenzado. Hasta diarios como "La Prensa" debieron editorializar sobre el tema "Ver edición del 29 de enero): "En muchos hospitales, sobre todo en aquellos donde el personal auxiliar es escaso, pueden verse desde hora temprana largas filas de niños de diversas edades acompañados por personas mayores esperando el turno para recibir la vacuna. Las dificultades se acentúan porque, en virtud de nuevas disposiciones oficiales, la mitad del personal de los hospitales ha debido tomar vacaciones imperativamente, pues no se las conceden en el resto del año. La consecuencia es que muchas personas no pueden soportar tan larga espera".

CARACTERISTICAS DE LA ENFERMEDAD
La poliomielitis es una inflamación de los cuernos anteriores de las células de la materia gris en la médula espinal. Está causada por un virus, el material viviente más pequeño. Los virus difieren de las bacterias especialmente en que no se pueden mover por sí mismos, y por lo tanto no pueden vivir fuera de un cuerpo viviente. El virus de la parálisis infantil, o poliomielitis es uno de los más pequeños que se conocen. Afecta casi exclusivamente al hombre, aun cuando puede darse también en los monos. Hay tres formas de poliomielitis: la abortiva, la no paralítica y la paralítica. Muchas personas han padecido la primera, sin saberlo: causa solo un poco de diarrea, malestar estomacal, resfrío y/o dolores en los músculos que duran pocos días. Este caso leve les ha hecho inmunes a ataques posteriores más graves. El segundo tipo —no paralítico— produce parálisis temporaria de los brazos y las piernas. La tercera puede causar daño duradero o muerte si se encuentran involucrados los músculos respiratorios. Las epidemias se producen generalmente en los meses de verano (febrero a abril entre nosotros). El virus se propaga por estornudo, tos o contaminación de aguas y alimentos en las cloacas. Al principio los síntomas son vagos: poca fiebre, dolor de cabeza, espasmos en los brazos y debilidad general.
Como se ha indicado, los meses más favorables para la producción de brotes son los de febrero, marzo y abril. Este verano se adelantó a diciembre. ¿Qué ocurrirá dentro de 30 o 40 días?

LUCHA SIN CUARTEL
La experiencia de todos los años demuestra que la poliomielitis no está extinguida, y que ella sólo puede propagarse a través de niños que no han sido vacunados. Pero de ahí a sostener que toda la responsabilidad es de los padres, media un trecho enorme. Ya el año pasado, en un reportaje efectuado por la revista SIETE DIAS, el doctor Carlos A. Herrera, jefe del Departamento de Atención Médica de Salud Pública expresó, entre otras cosas: "Si no son educados, por qué vamos a culpar a los desvalidos. Este es un asunto de la comunidad; para trabajar contra la salud disponemos de los métodos más modernos en materia publicitaria. Pero para trabajar en favor de la salud —ironizó— todavía usamos carteles como en el ano 1900".
Las autoridades no han estado absolutamente inactivas en esta lucha sin cuartel. Quizás ocurra que la actividad desplegada no ha dado frutos y aquí radica la esencia del problema. Porque ya en noviembre del año pasado, para ser exactos el día 18, el subsecretario de Salud Pública, Dr. Alberto F. Mondet, anunció que se estudiaba un régimen para penar económicamente a los padres que no vacunen a sus hijos menores entre los 2 meses y los 6 años de edad. El sistema a aplicarse prevería la exigencia de certificados, por parte de los empleadores, de que se ha vacunado a los hijos, para el pago del aguinaldo o del salario familiar. Seguramente el régimen continúa en estudio. . .
Lo cierto es que desde 1967 la poliomielitis va en aumento en nuestro país. De sólo 38 casos pasó a 229 en los primeros seis meses de 1969. La cifra total correspondiente a ese año fue de 257. Solamente en marzo se habían producido 101, mientras que en todo el 1968 se registraron 194. La primera epidemia grave se produjo en 1936 con 826 personas atacadas por el mal. Y la cifra más aterradora se registró en 1956 con 6.496 casos. Pero hasta ese año no se conocían las vacunas que hoy se utilizan. El 92 por ciento de los casos producidos el año pasado correspondió a menores de 4 años, ninguno vacunado, y el 8 por ciento restante, de 4 a 6 años.

180 MILLONES DE PESOS POR AÑO
Inquieta por la responsabilidad insinuada en su número 19, en el sentido de que no era fácil conseguir dosis de vacuna en algunos centros cercanos a la Capital, SEMANA decidió intensificar su interrogatorio a los responsables —aun cuando sea parcialmente— de su, difusión. Así entrevistó a la señora María S. E. de Gómez Álzaga, presidenta de ALPI, y al Dr. Jorge Montenegro, asesor de la institución. Este fin el diálogo que mantuvimos:
SEMANA: ¿De qué manera llega la vacuna a los centros del interior?
Sra. de Gómez Álzaga: En el caso de los 22 centros ALPI del interior, los hacemos llegar, tras recibir el pedido, por vía directa, inmediatamente. Si se trata de centros de salud oficiales, la vacuna la piden a sus respectivos Ministerios. En caso de no poseer stock la solicitan a ALPI y se les entrega inmediatamente.
SEMANA: ¿Cómo es posible entonces que en Villa Martelli se denuncie que faltó vacuna?
Sra. de G. A. No sé, no puedo entenderlo, nosotros tenemos 350 mil dosis de Sabin oral en reserva. ALPI siempre concurre a proveer de vacuna a los centros de salud del interior.
SEMANA: ¿ALPI está empeñada ahora en campañas de vacunación masiva?
Dr. Montenegro: No la denominamos así. Se trata de un plan de vacunación permanente. En lugar de hacer campañas intensivas durante algunos días, queremos que la vacuna esté siempre en todas partes, de Manera que el chico que nace hoy la mamá lo puede vacunar en cualquier lado. El objetivo es que el 80 por ciento de la población esté vacunado; ese es el tope ideal para prevenir epidemias.
SEMANA: Si la vacuna está al alcance de todos ¿qué puede hacerse para que los podres no dejen de vacunar a sus hijos (recordar el caso de Cipolletti)?
Sra. de G. A.: Eso es lo difícil. Se hacen intensas campañas de publicidad pero no basta.
SEMANA: ¿Qué proponen ustedes como solución a ese problema?
Dr. Montenegro: Una vez le propusimos al Ministerio de Salud Pública un sistema que yo, personalmente, estimo podía significar una solución. Se trata de que se proporcionen a ALPI las listas del Registro de las personas, donde se documenta cada nacimiento. De tal manera, se procesarían esos datos y diariamente sabríamos qué niños cumplen dos meses de edad. ALPI enviará entonces una tarjeta de felicitación a sus padres y, en ella, la recordaríamos que debe pasar por nuestro centro tal o cual (el más cercano a su casa), para vacunar al chico.
SEMANA: ¿Y qué se hizo de esa idea?
Dr. Montenegro: Les pareció buena, pero nos dieron una respuesta que es ingeniosa y que no está exenta de razón: Para hacer ese trabajo, lo mejor sería hacer con todas las vacunas que debe aplicarse, no sólo con la de la polio.
SEMANA: ¿ALPI provee de vacuna a centros vecinales no oficiales?
Sra. de G. A.: Si un centro vecinal nos pide vacuna, lo primero que hacemos es un estudio de las condiciones morales y de higiene de los peticionistas. Si los creemos responsables para recibir vacuna se la entregamos, pero antes hacemos que los designados para integrar los equipos de vacunación vengan a adiestrarse a ALPI. Queremos gente responsable. Deben comprometerse por escrito a aceptar las normas de ALPI.
SEMANA: ¿Cuánto invierte ALPI en su campaña permanente?
Sra. de G. A.: La campaña permanente, más el instituto de rehabilitación le cuestan a ALPI ciento ochenta millones de pesos viejos por año. El Estado colabora con unos doce millones, el resto son aportes particulares, bonos, alcancías.

*.*Recuadro en la crónica*.*
HORARIO RETACEADO Y ESCASO PERSONAL PARA LA VACUNACION
Es el viernes 30 de enero. Son las 8. Ya la gente va de un lado hacia otro por los corredores del Hospital de Niños. Una madre lava una mamadera en una canilla enclavada en el pasto. Algunos chicos lloran.
—¿Dígame, la cola para la vacuna Sabin cuál es? Pregunta una señora que lleva su pequeño en brazos. La enfermera, saca una mano del bolsillo e indicando hacia un oscuro corredor le dice:
—Tome por esta vereda derecho, llegue hasta ese corredor y ahí a la izquierda está la cola. El nene se embadurna con unas galletitas. La mujer cubre el corredor, dobla a la izquierda y se topa con una extensa y gruesa larga cola de madres que esperan como ella.
—¿Acá es para la vacuna Sabin?— preguntó.
—Sí, señora —le contestaron— póngase en la cola porque va a tener que esperar un rato—.
—¿Habrá vacunas? —volvió a interrogar.
—Si, por la vacuna no se haga problemas. Lo que pasa es que hasta las 9 o 9 y media no empiezan a atender.
Así comenzó la señora Jorgelina B. de Rodríguez. "Se la pasan charlando y lo que menos hacen es atender al público. No es que la cola no camine. Vacunar vacunan a todos. Pero ¿por qué no empiezan a hacerlo a las 8 como dice el horario y no a las 9?".
—"¡Qué pase el que sigue!".
Una señora que está entre las primeras de la fila oculta detrás de las demás exclama: "Algunas se avivan, llegan últimas. Ponen a los chicos entre los primeros y cuando llaman se meten".
Pasa el tiempo y la cola se agranda. "Es la primera vez que veo tanta gente —dice la señora Sara Giribone de García—. "En general, uno llega y enseguida se va".
La cola avanza y otra mujer se queja: "También, si hay una sola persona para hacer todo. Me dijeron que una sola enfermera da las vacunas y hace los certificados. Cómo no va a ser lento".
Otra señora al tiempo que hace venir a su hijo que está sentado en un banco cercano pronta a entrar en el pequeño recinto donde vacunan acota: —"Yo no sé de qué se quejan. Uno viene al Hospital de Niños y siempre lo atienden bien. Nunca faltó vacuna como en otros lados. Mire, yo vengo de José C. Paz y allí lo hacen ir al otro día cuando no quieren seguir trabajando y le dicen que se acabaron las vacunas".
La mujer que anduvo buscando la fila, cansada de llevar su hijo en brazos lo sienta. El niño sigue comiendo galletitas. Media hora más y comerá un terroncito de azúcar con la vacuna Sabin. Ella preocupada, porque en esas esperas se habla mucho y nunca se dice nada concreto pregunta nuevamente —¡Disculpe, hay o no hay vacunas!— Inmediatamente le contestan. —¡Quédese tranquila querida! La gente habla de gusto. Acá se espera como en todos lados, pero uno se lleva al chico vacunado. No haga caso de lo que dicen. Además, las colas no es una cosa de hoy, es de toda la vida".

*.*Pie de fotos*.*
-AQUI HABLA ALPI
Su presidenta, la señora Mar/a S. E. de Gómez Álzaga, reitera a SEMANA anteriores declaraciones. Reconoce que no basta con intensas campañas de publicidad para lograr que los padres vacunen a sus hijos. La institución tiene dosis.
-Dr. J. MONTENEGRO
El asesor de ALPI sostiene que el objetivo es vacunar al 80 por ciento de la población como tope ideal para evitar el estallido de epidemias. Considera como muy buena una propuesta hecha por ALPI a Salud Pública que no tuvo eco.
-NO QUIERE FOTOS
A pesar de todo, reiteró su queja el doctor Bernabé Bacci, psicólogo de un barrio, en Villa Martelli, al que le suministraron cuatrocientas dosis cuando se necesitaban mil quinientas. No puede hablar sin autorización del ministerio.
-¿LOS CULPABLES?
Largas filas de madres e hilos en los hospitales desmienten el agravio que se les ha inferido al hacerlos responsables del estallido de la epidemia. Esperan muchas horas mientras el personal técnico se encuentra de vacaciones.
-ESPERA LARGA Y DESALENTADORA
No siempre comienzan a vacunar a la hora indicada en los carteles. En oportunidades hay personas que no pueden esperar más y deben retirarse sin las tres gotitas de Sabin para sus hijos. En general el personal técnico es idóneo y amable, y en ese aspecto no se suscitan problemas, pero lamentablemente es escaso. Pareciera que se encarara el asunto como una rutina más y no como lucha sin cuartel. Pronto comenzarán las clases y es necesario apurarse.
-PARA MARZO FALTAN 30 DIAS
Los picos más altos de poliomielitis se han alcanzado siempre en el mes de marzo. Este año el brote comenzó a hacerse notar precoz mente en diciembre. ALPI invierte anualmente 180 millones de pesos, pero evidentemente no basta con esa cifra, o ella está mal aprovechada. El pueblo espera en las colas y quiere saber cómo se gasta su dinero.

Revista Semana Gráfica
06.02.1970


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