Rosas
El pasado aún separa a los argentinos

No hace mucho, regresaron de Inglaterra dos dirigentes sindicales argentinos, el telefónico Allan Díaz y el portuario Eustaquio Tolosa, quienes visitaron la isla invitados por organizaciones sindicales de aquel país. Por propia decisión llegaron hasta el neblinoso puerto de Southampton, donde se fotografiaron junto a la tumba del brigadier general Juan Manuel de Rosas y retornaron a Buenos Aires con pequeños sacos conteniendo tierra de esa tumba. Los dos dirigentes sindicales aspiran ahora a que los sacos sean depositados en la catedral de La Plata y junto al sable del Libertador General San Martín, actualmente en custodia en el Regimiento de Granaderos a Caballo, ya que ese sable fue obsequiado por el general San Martín a Rosas.
Simultáneamente, Arturo Frondizi anunciaba en conferencia de prensa que había descubierto documentos inéditos sobre Juan Manuel de Rosas y que trabajaba en la dilucidación de algunos aspectos de la época en que aquél gobernó. Algunos amigos de Frondizi recordaban, al respecto, que el ex presidente se había considerado siempre como un "rosista calificado", es decir, que discriminaba diversos aspectos de la actuación de Juan Manuel de Rosas, y aplaudía todo lo que había hecho en defensa de la soberanía nacional en condiciones sumamente difíciles. Al mismo tiempo, subrayaban que Frondizi admiraba en Rosas su auténtica sensibilidad popular.
Se pudo saber, asimismo, que durante su mandato presidencial Arturo Frondizi había confesado en varias oportunidades que deseaba encontrar el medio para traer los restos de Rosas al país. Incluso, había elaborado un plan para lograr ese retorno, considerando que ninguna discusión ideológica podía justificar la prohibición de que los despojos descansaran en la Argentina, precisamente en el nicho reservado por la familia de Rosas en el cementerio de la Recoleta.
El plan consistía en colocar en el Salón Blanco de la Casa Rosada el busto del brigadier general junto a los de los presidentes argentinos. El decreto que posibilitara ese acto tendría los mismos considerandos que el decreto que permitió la colocación del busto de Saavedra en el mismo Salón Blanco.
El paso siguiente sería el de conmemorar algún hecho importante del gobierno de Rosas frente a su defensa de la soberanía nacional. Este evento histórico aún no había sido seleccionado. El tercer paso sería la repatriación de los restos.
En cierta oportunidad, un canciller brasileño, San Thiago Dantas, expresó que los argentinos no sólo se sienten divididos por su presente sino también por su pasado: el ejemplo que ponía era, precisamente, el caso Rosas, que a más de 100 años de su gobierno aún crea profundas disensiones espirituales y políticas.

Controversia en el Nordeste
Frondizi no pudo lograr su cometido, y en las últimas semanas todo parecía dar la razón al canciller brasileño, a medida que continuaba la polémica en torno de la decisión del Concejo Deliberante de Presidencia Roque Sáenz Peña (Chaco) de designar con el nombre de Brigadier General Juan Manuel de Rosas una avenida de la ciudad. A continuación publicamos el informe de un enviado especial de PRIMERA PLANA a esa localidad:
Nunca hasta ahora, en la Argentina, los 1.500 metros de una calle suscitaron tanta discusión, tanto apoyo y diatriba. Son los 1.500 metros de la Avenida del Trabajo, en Presidencia Roque Sáenz Peña (50.000 habitantes, aunque las guías de turismo señalan 200.000), población situada al norte de Resistencia, la capital de la provincia de Chaco.
El 5 de marzo último, el Concejo Deliberante cambió el nombre de esa arteria por el de "Brigadier General Juan Manuel de Rosas", y un galope de protestas invadió buena parte del país: desde los condenatorios editoriales de La Prensa y La Nación, de Buenos Aires, hasta las declaraciones de varias entidades civiles. La culminación fue un pedido de intervención al Chaco, promovido sin éxito por el bloque oficialista en la Cámara de Diputados de la provincia.
En Presidencia Roque Sáenz Peña también floreció la controversia; inevitablemente, llegó hasta el despacho del gobernador chaqueño Felipe Deolindo Bitel, hasta colocarlo en una delicada situación. Bitel es peronista, la decisión del Concejo Deliberante lo tomó por sorpresa y, al parecer, lo disgustó: sucede que la medida mella sus esfuerzos por mantener un estratégico statu quo con el ejecutivo central. El intendente de Presidencia Roque Sáenz Peña, Guillermo Mendoza, reconoció a PRIMERA PLANA: "Algo de razón tiene el gobernador. Pero si tuviéramos que hacerlo otra vez, lo haríamos".
Mendoza (39 años, casado, tres hijos), como si quisiera fortificar su posición, esgrime una nutrida cantidad de adhesiones que le han llegado de toda la República; entre ellas, las de Juan Mario Collins, jefe de Tacuara en Santa Fe; la del padre Norberto Chindemi, director de estudios de la Obra de Don Bosco, en San Isidro, provincia de Buenos Aires; y la del médico y novelista, José Pavlotzky, ex intendente socialista de la ciudad. Según el abogado Mendoza, "no es justo proscribir a Rosas por sus defectos". Tanto Rosas como Perón, añade, "están unidos por el nacionalismo". Historia y Política, así con mayúscula, entrechocan sus conceptos en este conflicto. Y no es tan fácil saber dónde termina una y dónde comienza la otra.
El Concejo Deliberante de Roque Sáenz Peña —la segunda ciudad del Chaco, por su importancia, centro de una rica región agrícola famosa por sus cosechas de algodón, maní, girasol, tabaco y hortalizas— consta de nueve ediles: 6 de la Unión Popular; 2 de la UCRP; 1 de la UCRI. En la sesión del 5 de marzo, ninguno faltó a la cita, salvo Orlando Garaffa, radical del Pueblo. El bloque mayoritario (peronista) votó por unanimidad en favor del proyecto y contó con el respaldo del concejal ucrista Guillermo Corregido. Hubo una abstención: la del dentista Francisco Vojtek, oficialista. "No quise votar —reveló a PRIMERA PLANA— porque carezco de conocimientos históricos. Soy un simple sacamuelas." Su sinceridad, no obstante, le valió una reprimenda del comité provincial de la UCRP.
Los conocimientos históricos no parecen ser el fuerte de esta población chaqueña, alejada de la Capital Federal por 1.293 kilómetros y sumida en la modorra que 40 grados, a la sombra, reparten en pleno otoño. La ciudad carece de centros especializados e, inclusive, de asociaciones abiertamente rosistas. Quizá por eso, la mayoría de los habitantes permanece un tanto apática ante el cambio de denominación. Irónicamente, la futura avenida Rosas se halla frente a la avenida Sarmiento, separada por las vías del ferrocarril. Cuando los habitantes abandonan su apatía, se recogen opiniones como la de la propietaria del hotel principal: "Al fin y al cabo, si no fuera por Rosas nadie hablaría de nosotros".
En otros casos, los juicios son menos interesados y pueden servir para lograr el justo enfoque del tema: "Los de la Unión Popular sabían que no les iban a dejar poner el nombre de Perón y entonces pusieron el de Rosas, que es lo mismo —expresó Antonio Ledesma, secretario general del Sindicato de Mozos—. Es un asunto político, agitado por políticos", concluyó. Hubo vecinos que se negaron a hablar: "Sabe, yo tengo un negocito. No sea que me hagan algo". Otros se animaron: "Estoy contento, Rosas fue un gran hombre", exclamó el panadero Juan Domingo Díaz (32 años, casado, dos hijos). "Para nosotros, siempre será Avenida del Trabajo", manifestó Sebastián Pugacci, que tiene un comercio de baterías en esa arteria.
En los niveles políticos, naturalmente, las definiciones resultan más comprometidas. El autor del vapuleado proyecto, el farmacéutico Juan Pedrini (37 años, casado, dos hijos, uno de los cuales se llama Juan Manuel), vicepresidente del Concejo Deliberante, mezcló hipótesis y realidades en los 24 considerandos sobre los que se basó la resolución comunal.
Son discutibles algunos puntos: endilga a Rosas la fundación de la Confederación Argentina por medio del pacto orgánico de 1831 y olvida la toma de las Malvinas por los ingleses al referirse a la defensa de la soberanía; otros argumentos son exactos: la Ley de Aduanas de 1851, la creación de comunidades en el desierto, la imposición del carácter de fiesta nacional al 9 de julio, su primacía en honrar a San Martín.
Pero uno de los 24 considerandos es indicado insistentemente por los opositores; se trata del cuarto, donde se asevera que Rosas "fue el primero en bregar por los objetivos que orienta el actual pueblo argentino al postular y defender los principios de una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana".
Los errores históricos suelen repetirse. Cuando PRIMERA PLANA conversó con Irma de Gómez (casada, dos hijos), presidenta de la rama femenina de la Unión Popular, recibió su defensa de la resolución municipal en estos términos: "Rosas defendió la soberanía nacional, fue el promotor de las leyes y combatió a los realistas (sic)".
Quizá el más interesante de los personajes que se agitan en la discusión es el único edil de la UCRI, el escribano Guillermo Corregido (44 años, casado, dos hijos, profesor de Educación Democrática en el Colegio Nacional de la ciudad). "Voté por el proyecto —explicó a PRIMERA PLANA— porque Rosas fue el representante de las clases populares y el defensor de la soberanía." A tanta distancia, estas concepciones coinciden con las de Arturo Frondizi anotadas al comienzo del artículo.
Para Corregido, la disposición comunal "tiende a contribuir a la pacificación nacional". Admitió, sin embargo, haber aconsejado a su colega Pedrini que eligiera otra oportunidad y rechazó la posibilidad de trazar cualquier paralelo entre Rosas y Juan Domingo Perón. No toda la UCRI piensa lo mismo que Corregido: su correligionario Miguel Ángel Scaciaferro (bonaerense, 57 años, casado, dos hijos), miembro de la junta reorganizadora de la UCRI, reaccionó con energía: "En vez de hacer revisionismo, deberían ocuparse de hacer obras públicas. Ni el mismo Perón pudo poner el nombre de Rosas a una calle". Claro que hay quienes reprochan un acto del sastre Scaciaferro, cuando ejerció la intendencia de la ciudad: rebautizó la avenida Comandante Fernández —fundador de la población— y la llamó Hipólito Yrigoyen.
¿Y la UCRP? Delante de una fotografía autobiografiada del doctor Arturo Illia, el médico Carlos Janik (40 años, casado, dos hijos), presidente del comité provincial de dicho partido, observó: "Con estas medidas se hace la apología de la dictadura y se obstruye la pacificación nacional." Estima Janik que la apatía de la población responde al alto porcentaje de extranjeros, "un 50 a 60 por ciento". En busca de esos extranjeros, PRIMERA PLANA consultó al veneciano Scanferlato (64 años, casado, dos hijos), titular de la Cámara de Comercio de Roque Sáenz Peña. "A título personal", se mostró de acuerdo con el cambio, porque "Rosas era lo que la Argentina necesitó en su momento".
La controversia, sin duda, no se acaba aquí. La segunda ciudad del Chaco espera el final oficial de la puja. Será cuando se coloquen las chapas en la Avenida del Trabajo. Para eso, el Concejo debe debatir un pedido de reconsideración presentado por la UCRP, aunque los ediles peronistas calculan que será rechazado y que las chapas estarán instaladas muy pronto. Entre tanto, el intendente Mendoza agasajaba al enviado de PRIMERA PLANA con un simbólico plato: eran "hors d'oeuvre" y se los conoce como Abanico de Manuelita Rosas.
PRIMERA PLANA
14 abril de 1964

 

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