A pesar de estar fuera de la ley, por un decreto
del año anterior, la Guardia Restauradora
Nacionalista no tuvo inconvenientes al realizar la
semana pasada una conferencia de prensa. En esta
ocasión, el jefe nacional de la Guardia, Augusto
Moscoso (38 años, soltero, viajante de comercio)
afirmó que "en Argentina es inminente el
levantamiento marxista. En toda América latina se
encuentra en marcha, y en nuestro país ha entrado
en la última etapa: la toma del poder".
Refiriéndose a las Fuerzas Armadas, expresó que
"les falta preparación militar para encarar la
guerra total, como sería la que se suscitaría en
caso de tener que reprimir el levantamiento
marxista. Un ejército preparado para la guerra
convencional no puede medir sus fuerzas con los
grupos de guerrilleros". Repentinamente, la
opinión pública argentina descubrió en la semana
pasada que en el país funcionaban grupos armados
que se preparaban para una guerra revolucionaria,
ya fuera de derecha o de izquierda, que poseían
armas, que mantenían reuniones, que planeaban
asesinatos, que difundían por correo su
propaganda, y que gozaban de una extraordinaria
impunidad a menos que cometieran algún asesinato o
instalaran un campamento. El descubrimiento de
campamentos castristas en el norte del país reveló
un hecho curioso: existen jóvenes con recursos
económicos, seguramente ligados a grupos del
exterior, que creen en la posibilidad de organizar
guerrillas campesinas en el país. Estos grupos
están formados por marxistas de la línea
ideológica china, y algunos de sus integrantes han
abandonado o han sido expulsados del partido
comunista argentino. Por su parte, el partido
comunista no cree en la posibilidad de esa
insurrección, y dirige su táctica a penetrar en
los sindicatos peronistas, o a conquistar la
conducción de sindicatos que le permitan
infiltrarse en la masa peronista. Según sus
ideólogos, únicamente en una alianza con el
peronismo se puede basar una posibilidad real de
tomar el poder en el país. Si bien ha organizado
grupos armados, el partido comunista los ha
utilizado en sus luchas con los grupos armados de
Tacuara. Los campamentos castristas del Norte
constituyen la primera experiencia que se produce
en el país en esta materia, y seguramente están
más inspirados en las actividades de los
guerrilleros venezolanos que en los de cualquier
otro país. Pero precisamente por ser la primera
experiencia, es posible borrarlos de raíz. Su
peligro radica en que los sectores de tendencia
izquierdista del peronismo enlacen con estos
grupos, y logren desarrollar en zonas aisladas del
país experiencias guerrilleras de carácter
permanente. Una característica completamente
distinta han revelado los grupos Tacuara, de
izquierda y de derecha, cuyas actividades están
saliendo a luz gracias al casual descubrimiento
del dueño de un cabaret en Francia. Con el
pretexto de necesidades ideológicas, se habían
convertido en un núcleo criminal dedicado a
asaltos en beneficio propio. Pero si bien ese ha
sido el final del recorrido realizado por el grupo
Baxter, en sus comienzos ha bebido de las mismas
fuentes que el grupo Tacuara que responde a la
dirección de Ezcurra, en Buenos Aires, o de
Collins, en Santa Fe. Lo que resultaba difícil a
los investigadores, en el curso de las tareas que
desarrollaban a partir de la semana última, era
ubicar la red de protectores y de maestros que
tienen los grupos Tacuara. Lo que sí quedaba claro
es que el asesinato de Alterman, cometido por
razones ideológicas, y el doble asesinato
perpetrado durante el asalto al Policlínico
Bancario constituyen los extremos de una misma
mentalidad, una mentalidad que estima que basta
escudarse en las estridencias de "¡Dios, Patria y
Hogar" para poder desarrollar cualquier acto
criminal. Es así que cuando la semana pasada el
presidente Illia y el ministro del Interior
Palmero felicitaron a la sección Robos y Hurtos de
la Policía Federal por la diligencia que habían
demostrado en la investigación del grupo Tacuara
de izquierda, en los medios de la Casa de Gobierno
hubo numerosos interrogantes planteados por
diversos asesores. Algunos de estos interrogantes
fueron explicados del siguiente modo a PRIMERA
PLANA: • La ideología de los grupos Tacuara
responde a las mismas enseñanzas que imparte el
padre Meinvielle. La ideología de este sacerdote
es la que ha servido para preparar a varias
generaciones de terroristas, y estos mismos
terroristas reconocen al padre Meinvielle su
carácter de maestro indiscutido. ¿Hay alguna
posibilidad de que la Iglesia Católica, que ya le
prohibió oficiar misa, expulse de su seno a quien
la compromete con la propagación del odio y el
asesinato? • El joven asesino José Luis Nell,
que disparó su ametralladora en el asalto al
Policlínico Bancario matando a dos personas, ya
registraba, además, numerosos antecedentes de
haber participado en actos terroristas. ¿Cómo se
explica que se haya visto favorecido con el
destino privilegiado de chofer del ministerio de
Defensa durante la gestión del ministro Astigueta?
Sólo después de haberse comprobado que utilizaba
el automóvil del ministerio para asuntos
particulares, fue enviado en castigo al
destacamento de Río Gallegos, de la Aeronáutica,
donde lo fue a buscar una comisión policial la
semana pasada. • Lo curioso es que en 1962,
gracias a la denuncia de Américo Ghioldi, la
secretaría de Aeronáutica anunció que se procedía
a la destrucción de un folleto dedicado a la
Guerra Contrarrevolucionaria preparado por el
Servicio de Informaciones de Aeronáutica. Este
folleto debía servir como base de instrucción. Su
contenido no difiere en absoluto de los materiales
ideológicos que utiliza Tacuara, y este
antecedente, indicado a PRIMERA PLANA en esferas
de gobierno, puede servir para intentar determinar
hasta qué punto son reales las declaraciones de
algunos detenidos del grupo Tacuara que señalan a
oficiales de las Fuerzas Armadas como protectores
y como abastecedores de armas. • Otro hecho que
resulta curioso: el jefe de Tacuara de izquierda,
José Baxter, realizó algunos viajes al exterior
para cambiar por dólares parte de los 14.000.000
de pesos robados en el asalto al Policlínico
Bancario. Se supone que cambió $ 5.000.000 en
Brasil y algo en Europa. Pero ese viaje a Europa
fue parte de una invitación que en nombre de
Nasser le formuló el representante de la Liga
Árabe en la Argentina, para que visite Egipto. El
representante de la Liga Árabe, Hussein Triki,
aparece estrechamente vinculado, al menos por
razones de amistad, con todos los grupos Tacuara
que operan en el país. • Finalmente, en la Casa
de Gobierno, algunos funcionarios expresaron a
PRIMERA PLANA su completo escepticismo sobre la
efectividad de los servicios informativos. No se
trata simplemente de descubrir a un criminal. Los
grupos terroristas que operan en la Argentina
cometieron numerosos actos que están perfectamente
determinados y son conocidos. ¿Cómo es posible que
no se tuviera una idea clara de la peligrosidad de
los mismos? ¿Cómo es posible que no se tomaran
medidas preventivas para impedir que estos grupos
se siguieran organizando impunemente, ya que ellos
mismos se muestran ansiosos de hacer conocer sus
peligrosos objetivos? ¿Cómo es posible que nunca
resultaran castigados? Si bien todos estos
interrogantes circulaban en los medios de la Casa
de Gobierno, no había aún una idea clara de cómo
actuar. La organización terrorista de los grupos
Tacuara, por un lado, y de los guerrilleros
castristas por el otro, funciona por células. De
modo que el hecho de haber descubierto algunas de
estas células —la que actuó en los campamentos del
Norte, la que mató a Alterman, la que cometió el
asalto al Policlínico— no destruye las
organizaciones terroristas. Es posible que en el
curso de las próximas semanas, el presidente Illia
deje a un lado los consejos de los politizados
servicios de informaciones, y se asesore
exclusivamente en el ministerio del Interior para
poner en marcha un operativo que termine con los
grupos terroristas o que al menos permita que un
terrorista con antecedentes registrados, que
llegan hasta la suma de 14 operaciones a mano
armada (como en el caso de algunos miembros del
grupo Baxter), no goce de los numerosos
privilegios que parecían gozar los asaltantes del
Policlínico. Otra derivación que conviene
señalar se ha operado en la juventud peronista. La
misma se hallaba presionada por los grupos
terroristas de derecha y de izquierda, que
intentaban infiltrarse en la misma. Muchas veces,
estos grupos terroristas realizaban esta
infiltración por la vía del sindicalismo, y
especialmente sirviendo de guardaespaldas a
dirigentes gremiales. Una de las principales
actividades de José Luis Nell ha sido la de
mantener relaciones con sectores gremiales, y es
posible que parte del dinero obtenido en los
asaltos haya sido utilizado con este objeto.
Pero ya para la semana pasada, con las
revelaciones formuladas por él general Alsogaray
sobre los guerrilleros castristas, y los
descubrimientos hechos por la sección Robos y
Hurtos de la Policía Federal sobre los grupos
Tacuara, numerosos dirigentes peronistas se
esforzaban por purificar el ambiente en la
juventud peronista y desligarla de los ideólogos
que desde el padre Meinvielle en un extremo, hasta
el castrismo en el otro, deseaban utilizarla para
desatar una guerra civil en el país. Al final
de la semana quedaba una sola duda de relativa
importancia. El arresto de casi todos los
participantes en el asalto al Policlínico
Bancario, ¿cierra el caso Tacuara? ¿O, más bien,
abre el caso más allá de los informes y
prontuarios que existen en las dependencias
policiales y lanza al rostro del país un claro
desafío? Para quienes sostienen que, a la luz
de los acontecimientos brasileños, debía pensarse
que si para mantener el orden no sería necesario
un gobierno militar, el presidente Illia tenía
ahora la oportunidad de demostrar la capacidad de
descubrir crímenes y poner orden que puede tener
un gobierno civil. Revista Primera Plana
31.03.1964
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