Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Madrid: II Acto
la vuelta de Perón

Iban, confundidos en la marea humana que se vuelca sobre Madrid cada fin de semana. Para Rucci, la experiencia encerraba la novedad de apreciarlas sencillas costumbres de las gentes que se conforman con inundar los cinematógrafos, las cafeterías y los bares; la notoria presencia de los extranjeros; los negocios resplandecientes de "souvenirs", entre los que abundan dijes, pulseras y espadines de acero toledano; la destreza de los policías de tránsito que parecen empujar con las manos el torrente automovilístico; la vetustez del subte madrileño —inaugurado por Alfonso XIII— que se detiene junto a los andenes con estridentes silbatos; el panorama, en fin, de un Madrid reúne opulencia y conformismo en el marco de un Orden invisible pero omnipresente.
El subsuelo del hotel Gran Vía es lugar tradicional para quietos coloquios. Aquí se reúnen pintipuestos caballeros para leerse mutuamente los diarios, comentar teatro y tauromaquia y —durante los días hábiles— los vaivenes de la Bolsa. De política, poco y nada. No es prudente arriesgar una opinión que pudiera ser mal interpretada o resultar lesiva para las Leyes Fundamentales. Los periodistas que detectaron a los inusuales viajeros ya estaban acostumbrados: respuestas elusivas, enunciados de plataforma partidaria, frases del diccionario de la doctrina peronista. A punto de volver a su Argentina, los participantes del cónclave de Puerta de Hierro y Guadarrama no parecían dispuestos (o no podían) a formular manifestaciones concretas sobre la actitud del líder exiliado frente a las instancias del otro centro de decisión: Buenos Aires.
—Hemos escrito más sobre gastronomía que política— comentó un irritado enviado especial, aludiendo a la prevalencia que tuvieron, en sus crónicas, los platos que circularon entre Perón y sus invitados. Todos estaban de acuerdo en que se estaba frente a una deliberada estrategia.
—¿Y por qué no? —les había dicho, un día antes, un allegado a Perón. ¿No saben acaso que la debilidad del Jefe es la estrategia? Perón nunca fue político. Pero la estrategia lo apasionaba ya en los días en que estaba en el Instituto de Guerra...
Sin embargo, tanto para los descorazonados representes argentinos, como para sus colegas españoles, que esta vez intervinieron en el "safari" (como burlonamente dijo un cronista de "Arriba") las claves del comportamiento peronista están echadas. Sólo resta el arúspice capaz de interpretarlas.

¿PLEBISCITO?
Una cosa es cierta y en torno a su posible consolidación pueden marchar las negociaciones: la comunicación directa está entablada. El repentino viaje del agregado coronel Dalla Tea fue el indicio revelador. En Madrid se escuchan moderados elogios para este diplomático, que reúne prudencia y sabe hurtarse de los primeros planos: Dalla Tea viajó a Buenos Aires, aparentemente llamado por la Cancillería. Sin duda, sus conocimientos de la colonia peronista en España eran necesarios para ilustrar criterios. Casi simultáneamente, echóse a rodar la versión sobre el retiro del embajador, doctor Urien. Precisamente Urien fue —según los cenáculos peronistas— gestor de los reiterados llamados al silencio que el gobierno de España dictó a Perón. Al mismo tiempo aseveraron que Urien, por intereses económicos y posición personal, no puede ser el puente útil Así se llegó a la súbita aparición del doctor Facundo Suárez, presuntamente nominado como sucesor de César I. Urien. Suárez ya fue contertulio de Perón durante anteriores visitas a España, cuando ambos analizaron la situación y perspectivas del país, para arribar a sugestivas coincidencias.
Los observadores elaboraron, sobre esta trama, una hipótesis: la posibilidad de realizar un plebiscito en la Argentina. Las respuestas de los electores serían sí o no. La pregunta: debe volver Perón? En caso de lograrse consenso mayoritario, quedaría allanado el último obstáculo para solucionar las cuestiones formales: reposición del grado, prescripción de causas pendientes, reintegro de bienes confiscados, etc. El lector habrá observado que este plebiscito, en realidad, ya está en marcha. Lo realizan informativos de la televisión y la radio, en encuestas callejeras que, hasta ahora, dan abierta ventaja al "sí".

LA VERDAD "IN PETTO"
Con alguna melancolía, el cable de una importante agencia noticiosa consignaba que, "a pesar de todo, tanto Paladino como Rucci, Miguel y Cayetano Dominicci, regresarán a la Argentina sin conocer el pensamiento verdadero de Perón".
En realidad, la reunión de Madrid ha sido un enroque destinado a dar claridad al panorama. Enroque, mientras se han adelantado los peones de la derecha hasta tomar contacto con el oponente. ¿Y los trabajos de la izquierda? Puede decirse que recién entran en acción. Entre los visitantes desapercibidos en Madrid ha pasado Rodolfo Puiggrós. Y se afirma que vendrán Framini, Saadi y Ongaro. La presencia de este último es la que sugiere tónicas inquietantes. Significa, lisa y llanamente, que Perón está dispuesto a mover sus líneas "blanda" y "dura" según se desarrolle el partido.
Pero la iniciativa no parece hallarse únicamente en las manos del septuagenario de Madrid. Observadores que tratan de ver bajo el agua señalan que, al liberarse en Argentina los cerrojos sobre el peronismo y éste comience a actuar con todas Sus implicancias (marcha, imágenes, opiniones de sus dirigentes) se ha sacado el movimiento de la "splendid isolation" que hizo madurar el mito durante 16 años y éste se aventura al desgaste, como todos los demás. También se podría agudizar la escisión entre sus "alas" —proclive al entendimiento una, intransigente la otra— aunque el proyecto de La Hora del Pueblo quede en agraz, como una corriente que quedó a mitad de camino. Esta eventualidad se apoya en la actitud renuente de Paladino en Madrid, al anunciar que viajaría después de la partida de Rucci y los suyos. ¿Divergencias surgidas durante las largas pláticas? ¿Fin del papel asignado al delegado personal? Las condiciones de Perón para volcar su masa adicta al juego democrático que el país reclama se irán conociendo públicamente algunas, En secreto las restantes. Según encajen en el rompecabezas, serán aceptadas o rechazadas. Pero el gobierno actual tiende a forzar una definición, en cuanto esgrime un argumento incontrastable: la urgencia de pacificar el país y producir el encuentro de los argentinos, so peligro de ahondar las brechas existentes y columbrando la aterradora imagen de una guerra civil.

LAS BASES SECRETAS
No es casual la predilección que el líder de Madrid, durante los últimos años, ha sentido hacia la palabra, aunque restándole su sentido alberdiano. Es la editorial "Bases" la que difunde principios peronistas o justicialistas, la que ha editado el "Anuario" distribuido sorpresivamente en Madrid a los periodistas, la que lanzará a la venta el próximo libro de Perón. "Bases es apelación directa a la mas adicta, ignorando olímpicamente a sus dirigentes sindicales o políticos notorios.
—"Las "bases" se han organizado en todo el país, tras un trabajo paciente, un trabajo de hormiga. Quienes las encabezan permanecen en el anonimato. Sus portavoces van y vienen de Madrid. Es una estructura a la manera de telaraña, arma secreta de Perón. Aunque nada se sabe de su real poderío, deberán servir a la renovación de los cuadros dirigentes, cuando llegue el momento. Sus ejercicios, para adquirir la gimnasia necesaria, se cumplieron durante las huelgas de Córdoba y Tucumán".
La explicación es atribuida a López Rega, secretario privado de Perón y arroja luz sobre la reciente estada de éste en la Argentina. ¿Vino a inspeccionar las bases?

OTRO INMINENTE VISITANTE
Un próximo huésped madrileño será el abogado platense doctor Pedro Michelini. Vinculado a Jorge Antonio, para Michelini no es ninguna novedad la escala en Barajas. Michelini abriga tendencias nacionalistas, pero no vacila en explicar:
—En estos momentos no hay "ismo" que valga. Tóme un lápiz y una hoja de papel. Trace una línea divisoria. De éste lado están los que quieren al país. Del otro, sus detractores. No hay, no puede existir un término intermedio. Entiendo que los primeros están obligados a juntarse y marchar a las grandes soluciones nacionales, ya se trate de civiles como de militares, de curas o de intelectuales. Ha madurado el tiempo. La opción es única y no puede crear confusión. En favor o en contra. Este es el dilema... —Creo —dijo Facundo Suárez en reportaje reciente— que Perón quiere la pacificación nacional ...
—Retorno imposible —manifestó el almirante Rojas—.
La clave puede estar en el discurso que el presidente Lanusse pronunciará el 1º de mayo en Río Cuarto. Voceros bien enterados ya se han encargado de anunciar que "dirá cosas fundamentales". Incidentalmente, en Madrid se informa que el doctor Antonio Puigvert, eminente urólogo, someterá a Perón a otro examen. ¿Un certificado de viaje? Mientras el reloj acorta dramáticamente los plazos en la calle Princesa, donde se encuentran las oficinas de las compañías de aeronavegación, más y más argentinos presentan sus pasaportes. Uno de ellos —se afirma— será Hugo del Carril, esperado para comenzar el rodaje de una película sobre la vida de Eva Perón.
A punto dé tomar el avión, un periodista argentino comentó con un empleado de Aerolíneas —de marcado acento español— la posibilidad de que Perón viaje próximamente a Chile. (Hasta se llegó a decir que lo hará coincidiendo con el arribo de Fidel Castro) a bordo de un jet español o francés.
—No es posible —respondió el funcionario—. Quienes vivimos en Madrid y encontramos al general inopinadamente en alguna parte, sabemos que ha insistido en un punto: "Cuando vuelva a la Argentina, será a bordo de un avión de Aerolíneas".
Mot de la fin: la expectativa creada urge un pronunciamiento del exiliado. "Ahora o nunca" parece decir que estamos en la cresta de la ola. Perón va a hablar. ¿Lo hará paladinamente?.
Revista Semana Gráfica
30.04.1971

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