Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

¿EL TANGO ESTA MUERTO? SI MURIO, ¿QUIEN LO MATO?
SI VIVE, ¿QUIEN LE SUMINISTRA SUERO? SI RESUCITO, ¿QUIEN HIZO EL MILAGRO? EN EL PROGRAMA "PROCESO 70" SE DISCUTIO EL TEMA DURANTE UNA HORA Y MEDIA. TITA MERELLO, CATULO CASTILLO, EDMUNDO RIVERO Y HOMERO ESPOSITO DIJERON QUE VIVE; NACHA GUEVARA, JULIO MAFUD, ALBERTO LATALISTE Y JOSE TCHERKASKY SOSTUVIERON QUE NO TIENE VIGENCIA. EL FALLO LO DIO EL JURADO. USTED, ¿POR QUIEN HUBIERA VOTADO?
Por CHERQUIS BIALO. Fotos: LICARO

Se trataba de establecer sí el tango sigue siendo representativo y —en consecuencia— si continúa siendo música popular. Y mientras un preocupado equipo de producción buscaba los personajes para que lo discutan, Luis Pico Estrada (periodista y escritor) pensó en un título que obligaba a los invitados a decir que sí: "¿El tango está muerto o no?" Era imposible que Tita Merello o Edmundo Rivero se negaran a defenderlo, a decir que el tango vive. De la misma manera que Nacha Guevara y Alberto Lataliste (dueño de Mau-Mau) no tendrían inconvenientes en demostrar que el tango ha perdido consistencia como expresión popular. Claro que Tita y Rivero tendrían un gran respaldo en dos poetas que son tango en la cara, en la epidermis y en el alma: Homero Espósito y Cátulo Castillo.
La mecánica del programa "Proceso 70" —una inteligente idea de Luis Pico Estrada— permitiría que durante una hora y media se discutiera el tema pulcramente, sin impedir que cada uno dijera lo que tenía que decir. El sistema — un juicio oral— lo facilitaría. Pero más aún, la calidad de los testigos, los "letrados" y la experiencia y capacidad de un "juez" hábil, dúctil y suficientemente "subjetivo" como para saber manejar el proceso.
Tenía que demostrar que el tango "está muerto" Félix Luna (45 años, casado, 3 hijas, periodista, poeta, escritor e historiador) en calidad de fiscal. Del otro lado, como "abogado defensor", Manuel Gurrea (periodista y empresario, 55 años, casado, una hila). Entre los dos, Manuel Rey Millares (60 años, casado, una hija, dos nietos, que entre otras cosas es médico, odontólogo, biólogo, ex profesor universitario. .. ah y periodista). . . Este juez tendría que escuchar el veredicto de un panel de jurados cuya edad promedio sobrepasa los 40 años —demasiados para dejar morir al tango— y que integraron: Pinky, Adriana Civita (periodista), José Dominiani (periodista), Diego Lucero (periodista), Julio Ardiles Gray (escritor y crítico teatral) y Miguel Brascó (humorista). Félix Luna sustentaría su acusación con estos cuatro testigos: Nacha Guevara y Alberto Lataliste —como dijimos— más Julio Mafud y José Tcherkasky, autor de las letras impuestas por Piero. Del otro lado los cuatro "monstruos": Tita, Rivero, Cátulo Castillo y Homero Espósito. Minutos después de las once de la noche del martes pasado las cámaras de Canal 7 prendieron la lucecita roja y el juicio quedó abierto. Vale la pena ahora saber si el tango sigue respirando...

NACHA, LO POPULAR Y LO MASIVO
—¿Me podría decir qué es lo popular? —preguntó Félix Luna a Nacha Guevara.
—Yo entiendo —dice Nacha moviendo sus largas piernas y jugando con el banco— que POPULAR ES LO QUE REPRESENTA AL PUEBLO Y MASIVO ES LO QUE SE LE VENDE AL PUEBLO. Entonces — agregó mirando al techo— partiendo de esa diferencia esencial podemos decir que el tango atravesó por diferentes épocas de difusión masiva y creo que ha sido popular y enaltecido por Discépolo. Es posible que Libertad Lamarque haya vendido mucho, pero no quiere decir que fue o es popular, sino que ha sido consumida masivamente.
—Hoy, en este momento, ¿es popular el tango?, ¿tiene vigencia?
—Yo pienso que "Cambalache..."
—No, no, me refiero al tango de hoy —insiste Luna.
—Está en crisis, sí, sí, en cuanto a contenido está en crisis.
—¿Y en cuanto a representación?
—Bueno, vamos a decir que Libertad Lamarque es sensiblera, ¡que lo es! —enfatizó Nacha—, pero no podemos dejar de decir que Sandro lo es tanto como ella. O sea SANDRO SERIA EL REPRESENTANTE DEL 70 DE LO QUE FUE LIBERTAD LAMARQUE EN EL 30.
—Y al tango de hoy, ¿qué le quedó?
—El tango quedó con Piazzolla, que hace diez años fue un paso cualitativamente importante, y en textos nos quedamos con Discépolo.
Mientras el fiscal Luna preparaba su última pregunta, Homero prendía un cigarrillo, Tita acariciaba a su perrito, Cátulo quedaba pensativo y Rivero se mostraba imperturbable. El jurado prestaba atención, como si lo dicho por Nacha alcanzara estruendo de petardo. Con absoluta tranquilidad, descontando la respuesta y el objetivo, el fiscal preguntó:
—Usted como mujer, ¿se siente representada de alguna manera por el tango de hoy?
—No: el tango entró en crisis y la música y el arte popular no me representan.
"Su turno ha terminado", dijo ceremoniosamente Rey Millares. Y acompañando con el gesto invitó al defensor a iniciar su interrogatorio. Manuel Gurrea salió presuroso de su pupitre, corrió hasta el "banquillo" y con su tono castizo requirió de Nacha Guevara:
—Señora Guevara, ¿representa al espíritu y al público argentino Boris Vian?
—Boris Vian bien traducido puede representar cualquier cosa.
—¿Es decir —insistió el defensor con suficiencia— que Boris Vian representa el espíritu de la música popular argentina?
—Para los que no saben, porque el señor —y señaló a Gurrea— está incurriendo en el mismo error les digo que "Anastasia
Querida" contiene un buen material de Boris Vian que fue traducido con todo el poco respeto de estos casos; es decir, hacerlo a la usanza argentina. Y quiero decirle que tan bien lo representa que tuve el placer más grande de mi vida en el trabajo haciendo ese tipo de traducción para miles de personas en Montevideo a través de la Confederación General de Trabajo del Uruguay y comprobar que es popular.
—En el Uruguay —replicó el defensor—. Acá no, acá sería para el Di Tella.
—Sí, para el Di Tella —sentenció Nacha apresuradamente—, donde la entrada cuesta 450 pesos, mientras que en los teatros de la calle Corrientes la entrada vale 600 ó 700 pesos. Y además en el Di Tella cobramos, que es bastante esencial en estos casos.
Luego de aceptar que el 75 por ciento de la música que canta es extranjera anunció que muy próximamente incluirá en sus temas motivos latinoamericanos por entender que toda Latinoamérica tiene musical, social y políticamente mucho en común. Nacha se prestó a la última pregunta:
—¿Hay una música popular argentina o no?
—Eh —balbuceó intencionadamente—, lo único que se me aparece cuando usted me pregunta eso es Yupanqui y un buen porcentaje de Discépolo.
Cuando el juez indicó el final del interrogatorio y un cuarto intermedio, Nacha volvió a su asiento satisfecha. El jurado se miró entre sí y "Corbata", el perrito de Tita, se puso a ladrar.
Nacha, en realidad, había ayudado mucho más al fiscal que el primer testigo: Alberto Lataliste, quien no pudo rebatir la agresividad del defensor y casi admitió que en su local la gente baila tangos. Claro que él intentó dar un porcentaje ínfimo, pero fue —tal vez por respeto— débil para evidenciar que Mau-Mau no es un lugar para pocos y carece de consistencia para dar un juicio sobre lo popular.

SOCIOLOGIA Y "COMO SOMOS"
Cuando llegó el turno de Julio Mafud, el estudio número dos de Canal 7 estaba cargado de tensión. Mafud le diría al fiscal que el tango de hoy no representa ni al hombre ni a la mujer argentina de nuestro tiempo. Ayudándolo a Luna, Mafud "sepultó" a Milonguita y formuló una denuncia que obligó a reflexionar: "Las mujeres no han escrito tangos, prácticamente, y ésa es una desventaja para la mujer, que fue extereotipada por el absoluto dominio de los hombres. Sin embargo, definió: "Yo considero que el tango es el mejor manual de sociología para entender al hombre argentino".
Esta definición inspiró al defensor Gurrea a no formular preguntas, pues tomándose de eso consideró que era el mejor argumento para demostrar que el tango vive. Y aun cuando al final se procuró dar una definición sobre crisis —en esto insistió Mafud— Gurrea terminó diciendo: "Muchas gracias".
Sin medias, sin corbata, sin pose y sin prejuicios, José Tcherkasky se sometió al interrogatorio como último testigo de la fiscalía.
Luna preguntó: ¿Qué tangos de los últimos 10 ó 15 años conoce usted?
—Absolutamente ninguno.
—¿Por qué no se producen tangos importantes?
—Habría que preguntárselo a la gente que hace tangos. O sea, yo creo que los autores de tangos han muerto con Discépolo. Y agregaría —dijo como adjudicando— a Homero Manzi.
Desde atrás, detonante y quejosa, se escuchó la voz de Tita: "TODAVIA VIVE CATULO CASTILLO". . . Tcherkasky se encogió de hombros sin mirar a quien lo había interrumpido y acomodando sus anteojos ensayó: "Pero a mi criterio no tiene el mismo nivel que Homero Manzi".
Indignada, Tita gritó: "¿Qué te parece? ¿Vos conocés los tangos de Cátulo" El juez puso orden, el joven Tcherkasky trató de desentenderse y murmuró por lo bajo: "Bueno, no hagamos diálogo aquí", renunciando a polemizar.
Con el mismo tono bajo, pero seguro, el novel autor explicó —ante otra pregunta del fiscal— que el único tango que se rescata es "Cambalache" en relación a un Buenos Aires que, únicamente en este caso, sigue siendo como dice el autor.
El turno de la defensa fue breve. Manuel Gurrea se disculpó de no saber leer "poemas", pero se permitió recitar la letra de "Como somos", de la que as autor Tcherkasky. Y luego de languidecer intencionadamente con los estribillos del "cuaderno arrugado y el amigo muerto y lo que sabemos, lloramos, amamos, queremos, peleamos. . ." le preguntó: "Quiero que usted le diga a los señores del jurado por qué esto es más representativo que todos los tangos que se hicieron después de Discépolo".
Tcherkasky se negó a contestar diciendo que él había venido a hablar de tango y no de él y terminó diciendo que si lo suyo es representativo o popular lo juzgará el público.

QUE PASEN LOS DEFENSORES DEL TANGO
El primero fue Homero Espósito. El fiscal trató de que este talentoso poeta le nombrara títulos de los últimos diez años. Espósito, con bastante esfuerzo, comenzó diciendo: aquí atrás —y señaló a Cátulo— tenemos "El último café", este. . . "Que falta que me haces" "La última curda". . . Y ante una vacilación, Luna especuló: "vamos, señores del jurado, ¡ayuden a este hombre a nombrar tangos!". . . Pero Espósito intentó que le entendiera una cosa para él fundamental: el nivel empresario que difunde y promociona el tango. De la misma manera que trató de hacérselo notar a su propio defensor unos minutos antes, cuando dijo que "somos tan subdesarrollados que yo cobro más por derechos de autor del exterior que de mi propio país".
Sin embargo, Homero apeló a otro recurso: "estoy haciendo una zamba con Abel Figueroa, porque aquí zambas se venden, tangos no". Aunque no pudo sustraerse de su pasión al anunciar que muy pronto terminará "Un tal Caín" junto con su hermano Virgilio para que lo grabe Edmundo Rivero".
—¿El tango, señor Espósito, está vivo o muerto? —le preguntó Gurrea.
—Está tan vivo —gritó— que esto es balada para varios locos.
—¿El tango, señor Rivero, está vivo o muerto?
—Si el tango no estuviera vivo estaríamos muertos nosotros.
Esta fue su respuesta culminante; aunque, en realidad, la defensa supo sacar más partido de Rivero propiciándolo para la apelación final con tres guitarras y dos tangos que obviaban —según Gurrea— cualquier otro argumento: "Sur" y "La última curda".
El vozarrón de Rivero, no obstante, alcanzó a convencer a muchos cuando puso en tela de juicio la difusión y no la vigencia del tango. Y para dar un ejemplo de la consistencia de nuestra música contó que el tango "El torito", grabado en Alemania en 1884, es del doctor Bartolomé Mitre. Esto sirvió para que la parte acusadora le preguntara:
—¿Usted cree que un personaje de la talla de Bartolomé Mitre podría escribir un tango hoy?
—Por supuesto.
Para la defensa todo había sido más fácil: Rivero contestó las preguntas enumerando los lugares donde hoy se escucha tango en Buenos Aires. Cuando le tocó el turno a Cátulo Castillo, Leonardo Barujel —que llegó con Tita— ya se había retirado. Barujel quería que lo dejaran participar del programa porque "iba a cantar muchas verdades sobre el tango". Pero todo lo que él iba a decir (seguramente anunciar una temporada monstruo en el Dante, de la Boca, con Piro, Pugliese, Piazzola, Tita, Mores, Copes) quedó bien cubierto por sus compañeros de panel. Cátulo, por ejemplo, sostuvo que desde el año 20 se viene hablando de la crisis del tango: "Sin embargo —explicó— el tango sigue siendo representación argentina cabal y totalmente aceptada en el exterior".
—Y qué se conoce más en el exterior, ¿"La última curda", "Balada para un loco" o "Adiós pampa mía"?
—Es un problema de tiempo. Ahora se conocerá más "Adiós pampa mía", pero en algunos años tal vez otros tangos alcancen su popularidad.
Esta pregunta fue mucho más formal que la que le hizo el defensor Gurrea:
—¿Me podría contestar si esta noche estuviera aquí Gardel, que respondería?
Luna impugnó la pregunta, pero Rey Millares quiso saber la respuesta y la autorizó. Entonces Cátulo dio esta respuesta:
—Yo no sé qué diría Gardel, pero él era un profesional que tenía un profundo respeto por el arte que cultivaba y entonces es de imaginar que su reverencia, su concepción tanguística y artística seria favorable.
—Es decir —dijo orgulloso el defensor— que nos daría la misma respuesta que usted y que Rivero, muchas gracias. Y volvió satisfecho a su sitio.

AHORA LE TOCA A TITA
Cuando Rey Millares solemnemente anunció: "Y ahora invito a pasar al último testigo de la defensa, señora Tita Merello", todos se acomodaron en sus asientos; era como si en pocos segundos más se iniciaría la pelea de fondo.
Tita se levantó parsimoniosamente y contorneando el cuerpo con pasos casi exagerados se dejó caer sonriente en el banquillo.
El defensor Gurrea, visiblemente orgulloso, inició su interrogatorio:
—¿Qué es el tango?
—El hombre argentino.
—Puede decir si el tango —que es el hombre argentino— se ha vuelto una cosa de pitucos.
—Y... a veces por curiosidad quieren incursionar en él, pero se nota que no son de la cosa.
Ante una risa general, Tita debió aceptar enseguida su derrota cuando enfáticamente dijo: "Yo hubiera preferido que sea un criollo el que esta noche estuviera defendiendo el tango y no un señor español". Se refería a Gurrea, que tiene un marcado acento español, pero éste dejó perplejos a todos al declarar que él defendía al tango, entre otras cosas, porque es argentino. Desde ese momento Tita comenzó a llamarlo "señor galaico-argentino". Y antes de que éste formulara otra pregunta, Tita dijo: "Bueno, yo no sé lo que usted me quería preguntar, pero me parece que no se puede decir que el tango murió con Discépolo. Es ofender a todos los autores que viven y que son honorables personas. Ya en el año 1888, ¡mirá dónde me fui, muchacho!, se discutía el tango. Quiere decir que mientras sigan los fueyes, mientras sigan naciendo los Piro, por ejemplo, nosotros, los que ya estamos bastante teñidos (no lo digo por vos, Rivero), vamos a tener la esperanza de ver siempre a una juventud tanguera. Además, mientras las cosas se discuten es porque viven.
El defensor, respetuoso, dice: "Bien, señora, le voy a hacer una última pregunta".
Tita contesta: "¿La última?, ¡qué lástima!, con lo que a mí me gusta hablar. Y ahora que vivo sola... En fin, me gustaría seguir este diálogo en el café".
—Bien, respóndame y la seguimos en el café.
—¿Vieron?, todavía me pagan el café. . . (intentando sonrojarse).
La pregunta fue ésta: —¿Qué sensación siente usted cuando canta un tango?
—Bueno, eso no tiene nada que ver con el tango. Lo mío es la vigencia de una mujer que hace muchísimos años que trabaja —en el mes de mayo van a cumplirse 50 años que debuté en el teatro—; entonces el público me acepta cantando un tango, leyendo la Biblia o contándoles mi vida, cualquier cosa... Y ahora quisiera preguntarle a este muchachito de pelo ensortijado —y sobradoramente miró a Tcherkasky— qué dice ahora cuando yo, que soy tanguera desde antes de nacer, lo felicité públicamente por la letra de su tema "Mi viejo". Que me conteste si de aquí a 60 años su tema se va a seguir cantando como "El choclo" o cualquiera de esos tangos escritos por señores que para hacer sus tangos no se tiraban con nadie ni le faltaban el respeto a nadie...
El juez, hábilmente, le pide a Tcherkasky que se levante y le responda.
—Bueno, señora —dijo Tcherkasky—, usted sabe que no le falté el respeto...
—Eso es lo grave, querido, a mí nadie ya me falta el respeto —replicó Tita.
Pero el periodista-autor alcanzó a explicar:
—Le quiero aclarar que al mencionar a Discépolo no le he faltado el respeto a los demás.
—Sí, sí, al decir que los demás no sirven usted falta el respeto. Pero contésteme —insiste Tita—. ¿Usted cree que dentro de 60 años se seguirá hablando de su canción?
—Dentro de 60 años le contesto.
—Bueno, ¿sabes dónde voy a estar? ¿Sabes dónde, no?
Con bastante preocupación Luna intentó enfrentar a Tita, pero al final prefirió dejar las cosas como estaban, preparando su alegato final. Un alegato que se vería reforzado por la talentosa Nacha al cantar "El colmillo", de Ernesto Schoo, una parodia al tango del 30. El argumento de Luna fue, precisamente, sustentado en la caducidad motivacional del tango de ayer, porque "cuando Rivero cante "Sur" el paredón ya no existe, Pompeya es un barrio con supermercados donde la gente se levanta pensando en el pagaré que vence hoy, en fin. Señores del jurado: ya sé que el tango no va a morir, pero los invito a que acepten que está en crisis. Sería ésta una manera de que nuestros letristas se dediquen a reflejar el Buenos Aires de hoy con la verdad argentina de hoy".
Gurrea, en cambio, renunció a una apelación oral y dijo: "Mi tesis la va a demostrar el señor Rivero cantando". Y Rivero cantó "Sur" y "La última curda".
Finalmente el juez pidió al jurado expedirse. Y con excepción de Brascó —que no estuvo ni a favor ni en contra— todos sostuvieron con distintos fundamentos que EL TANGO VIVE.
(Vale la pena repetir que la edad promedio del jurado sobrepasa los 40 años).
Revista Gente y la actualidad
09-04-1970

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