Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

gasoducto comodoro rivadavia
Después de recorrer 1.700 kilómetros, el gas de COMODORO RIVADAVIA será encendido en BUENOS AIRES
UNA OBRA DE PROPORCIONES GIGANTESCAS
POR J. M. QUIROGA

Lagunas cenagosas de superficie escarchada; viento frígido del Oeste, que lacera las orejas y las narices; campo de la cuenca del Salado, abierto y bajo; roca viva de las sierras de Pillahuincó o de la Ventana, y médanos áridos y secos del extremo Sudeste de La Pampa. Además, la estepa patagónica, inhóspita e inmensa, cruel en su soledad tremenda y en las variaciones de su clima: quince grados bajo cero en el mes de julio y cincuenta grados a la sombra en el mes de enero; inmensas distancias y aislamientos inverosímiles.
Todo esto y mucho más ha sido vencido por el esfuerzo argentino, por la voluntad argentina, por la fe argentina y por la capacidad argentina.
Así, como consecuencia de ello, nace, se realiza y toca ya a su fin una obra de proporciones gigantescas, de la que hablaremos a renglón seguido.

• Millones que danzan y que se esfuman. . .
En Comodoro Rivadavia, centenares de millones de calorías se pierden en la atmósfera. Es el gas, el más precioso de los combustibles de las ciudades modernas; es lo que en Buenos Aires demanda un gasto de millones y más millones de pesos anuales en carbón mineral; millones y más millones que salen de la República, drenando inexorablemente su economía.
Mientras tanto, allá, en los pozos petrolíferos de Comodoro Rivadavia, otros millones y millones se los lleva anualmente el aire. Por eso, en el Plan de Recuperación se contempló este problema. Había que aprovechar el gas nuestro para que quedasen en el país el dinero de los consumidores y los dineros del Estado. La nacionalización de las empresas de gas no
tendría razón ni sentido si no se completaba con la otra recuperación: la de los cuantiosos millones que giramos al exterior en concepto de pago de carbón.

• Aprovechar el gas, y cuanto antes, mejor
Se resolvió, entonces, aprovechar ese gas, y cuanto antes mejor. Cada día que se demorara sería una fortuna que se perdía, y jornada perdida no se recupera más. La obra debía ser estudiada, calculada y realizada por argentinos. Esperar la llegada de técnicos extranjeros y contratar empresas especializadas, significaba un retardo, un perjuicio que podía superarse. Y se puso manos a la obra.
El general Perón tuvo una conversación con el Administrador del Gas del Estado, ingeniero Julio V. Canessa, que terminó con estas palabras: “Vaya y haga”.

•Sobre el parche fue cumplida la orden
La orden fué cumplida sobre el parche. El ingeniero Canessa fué e hizo.
Pocas semanas más tarde —el 21 de febrero de 1947, para ser más exactos— estaban listos los planos, integrados los equipos de técnicos y obreros todos argentinos, y en el punto de partida las modernas maquinarias.
Ese día se inició la excavación, en las inmediaciones de Llavallol, construyéndose previamente los ramales de acceso a la Capital Federal y ciudades integrantes del Gran Buenos Aires. Y el 7 de agosto del mismo año, otra vez en Llavallol, se comenzaba el primer tramo, rumbo al Sur, en demanda de la zona gasífera.

•Un año y ocho meses para el primer tramo
En un año y ocho meses estaba construido el primer tramo del gasoducto.
Llavallol ha quedado unido, por una cañería preciosa, con el pueblo de Conesa, sobre el rio Negro.
Cuatrocientos hombres, todos argentinos, comenzando por el ingeniero jefe de la obra y terminando por el más modesto peón, en ese lapso cubrieron la distancia de 1.258 kilómetros, atravesando la zona pantanosa de Laprida, cruzando la Sierra de la Ventana sobre la roca viva, salvando el desierto de médanos que se extiende desde Bahía Blanca hasta más allá del Colorado y cruzando la zona esteparia del Río Negro. Además, se atravesaron ríos como el Salado, el Sauce Grande, el Colorado y el Negro, este último con dos ramales, uno fondeado a través del lecho y el otro suspendido en el aire con la suficiente luz para que no ocasione inconvenientes a la navegación de ese río.
Como referencia comparativa, conviene recordar aquí que el gasoducto construido en la U.R.S.S., desde Saratov a Moscú, sobre una distancia de 850 kilómetros, demandó un período superior a dos años y obligó a echar mano de cuantiosos recursos que nosotros estuvimos muy lejos de contar.

• A fin de año habrá gas en Buenos Aires
El tramo Llavallol-Conesa, de 1.258 kilómetros, ha sido construido por Administración. El restante, Conesa-Comodoro Rivadavia, realizado por una empresa italiana especializada, de 442 kilómetros de longitud, se halla también muy adelantado. Se está construyendo el tramo Trelew-Comodoro Rivadavia, que es el último sector, pues entre Trelew y Conesa ya ha sido concluido.
Vale decir que a fines del corriente año el gasoducto, de 1.700 kilómetros de extensión total, sin contar los ramales, estará en condiciones de entrar en servicio y de suministrar gas a la Capital Federal.

• El gran secreto: el elemento humano
El gran secreto de este éxito, en una obra de proporciones tan colosales, ha sido el rendimiento del ingeniero, del técnico y del obrero criollos. Los mismos hombres que comenzaron el primer gran tramo de la obra en Llavallol, lo concluyeron en Conesa.
No hubo enfermos. Todos los problemas , sanitarios, alimenticios, de abastecimiento y traslado de hombres y materiales, a través de todos los suelos y en todas las estaciones, fueron superados. Los obreros contaron con vigilancia médica permanente. Equipos especializados trasladaban el campamento con sus carpas, baúles, catres, cocinas y baños de emergencia dos kilómetros más adelante cada cuarenta y ocho horas.
Cuando la zona desértica, ausente de caminos y rastrilladas, hacía imposible el abastecimiento de alimentos frescos, se servían helados, traídos en avión desde Bahía Blanca para que a los hombres que prodigaban sus energías físicas no les faltasen las vitaminas necesarias.
Camiones-ducha, en todo tiempo y distancia, aseguraron la higiene del obrero al final de cada jornada.
Y así podríamos seguir enumerando los esfuerzos realizados para el traslado de cañerías y pesadas maquinarias a través de las zonas más inverosímiles, sin perder nunca ni un minuto, hasta cubrir con exceso las páginas de esta revista.

• Buenos Aires y Bahía Blanca, las dos primeras
Buenos Aires y Bahía Blanca serán las dos primeras en beneficiarse con el fluido de Comodoro Rivadavia. La ciudad sureña cuenta ya con una excelente red de redistribución que le permitirá su aprovechamiento inmediato. A renglón seguido, otras ciudades del trayecto, entre las que se incluyen Mar del Plata, Tres Arroyos, Azul, Olavarría, Las Flores, Laprida, La Plata, etc., serán abastecidas también con gas natural, lo cual contribuirá al mejoramiento del nivel de vida de tan importantes poblaciones. De esa manera, podrá suprimirse en gran parte la importación de combustibles extranjeros para la fabricación del gas artificial, resolviéndose así un problema viejo que tan seriamente afecta la economía de la República.

Revista Argentina
07/07/1949
 
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