Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Pedro Ignacio Calderón__________ MUSICA_______________
Todo empezó un martes
Esta es la tercera de una serie de cuatro notas sobre directores argentinos de orquesta, preparadas por Pola Sttárez Urtubey:

"Mi madre me puso a estudiar música a los siete años para tenerme ocupado.” Pedro Ignacio Calderón no concede mayor importancia, ni la menor trascendencia vocacional, a sus primeros pasos por la sucursal de Paraná —su ciudad de nacimiento— del conservatorio Alberto Williams. Se trataba sólo de la preocupación materna por evitar que el chico pasara sus horas libres en la calle. "A los 13 vine a Buenos Aires —sigue Pedro— y junto con el secundario empecé los cursos del Conservatorio Nacional López Buchardo."
Para Calderón, la decisión de tomar la música como actividad vocacional ocurrió a los quince años, cuando tuvo posibilidad de hacer un curso de dirección de orquesta con el ilustre Hermann Scherchen. "Antes pensaba en ser cualquier otra cosa: aviador, por ejemplo. O sea, que me sentí verdaderamente músico a través de la dirección de orquesta."
Sus estudios de piano con Vicente Scaramuzza y de composición en el conservatorio no llegaban a ser, por tanto, más que un complemento para esa actividad a la que, actualmente, se consagra con total exclusividad. También entra en sus recuerdos el inolvidable maestro Bruno Bandini. "Yo tenía clases en el conservatorio —se acuerda Pedro— los lunes y jueves. Una vez, no sé por qué razón, fui un martes y me encontré de golpe con un grupo de alumnos de diversos instrumentos que ensayaban. Entonces, sin más, le pedí a Bandini que me dejara dirigir. Al mismo tiempo me puse en contacto con gente de la Asociación Sinfónica "Leonardo J. Gay”, de Quilmes, y empecé a dirigir también allí. Hacíamos dos o tres conciertos por año; habré estado con ellos unos cuatro años."

EN VEZ DE NOVELAS. Calderón está convencido de que no le "caían” las oportunidades. “Yo me las buscaba. Lo importante era conseguir interesar a otros músicos y que pudieran respetarme como director. En esa época me pasaba cantidad increíble de horas en el piano, leyendo partituras. Eso me dio gran práctica —añade—. Así como otros chicos de mi edad leían novelas, yo leía música. A veces les costaba a mis padres sacarme del piano. También me formé al lado de Radio Nacional. Recibía el programa mensual de audiciones y organizaba toda mi actividad del
mes de acuerdo con esos horarios.”
No olvida Pedro que también le debe a Bruno Bandini la primera invitación para dirigir una orquesta de profesionales. Ocurrió en 1954 y se trataba de la hoy desaparecida sinfónica de LRA Radio Nacional, de gloriosa trayectoria en la vida musical de la Argentina. "Pero un año antes había hecho una especie de prueba. Sucesos Argentinos realizó un noticioso; yo debía hacer el papel de un director de orquesta extranjero y simular que dirigía.”
También en 1954 Calderón cumplió con su servicio militar. "Terminé a fines de noviembre y no recuerdo nada del año 55, salvo que entré por concurso en el Colón como maestro interno, junto con Antonio Tauriello, Carlos Tuxen-Bang, Mallover, Montanari, Bruno D'Astoli y Mauricio Kagel.” Varios años estuvo activo en ese cargo, hasta que en 1960 viajó a Europa becado por el Fondo Nacional de las Artes. La meta fue Roma, para estudiar en el Conservatorio Santa Cecilia con Fernando Previtali. "Parece mentira —acota Pedro—, pero en el Colón no me dieron licencia; tuve que renunciar y eso significó que en Italia anduviera muy apretado de dinero. Como resultado del curso, un mes teórico y dos prácticos, fui invitado a dirigir en el ciclo de la Santa Cecilia y otro concierto con la orquesta de la RAI de Milán."
Al volver, todavía asistió Calderón a un curso de dirección orquestal realizado por el chileno Víctor Tevah en La Plata (“lo hicimos juntos con Tauriello") y comenzó, a partir de entonces, a dirigir conciertos aislados, ballets, óperas en la temporada de verano, algunas reposiciones en la oficial y conciertos en Tucumán, donde lo contrataban para dos o tres meses por año. Pero el espaldarazo decisivo se produjo en 1963, cuando se presentó al concurso Dimitri Mitropoulos de los Estados Unidos y resultó ganador junto con el italiano Claudio Abbadio.

EL PURO LENGUAJE. Pedro está convencido de que hoy existen mayores posibilidades que en sus años adolescentes para estudiar dirección de orquesta. "Ahora hay alguno que otro curso permanente en la Argentina; en cambio, cuando yo quise hacerlo, no había ninguno. En general, los grandes directores locales a quienes yo pedía que me enseñaran, consideraban innecesario el aprendizaje de la técnica directorial. No obstante, cada día se hace más importante saber trasmitir a la orquesta lo que uno quiere expresar de una obra, a través del gesto. A causa del alto nivel que tienen hoy las orquestas de todo el mundo, es innecesario recurrir, como hacían antes los directores, a largas explicaciones. Ahora, cuanto más precisos sean sus gestos, será más lo que consiga, con menos tiempo de ensayo, a través del puro lenguaje de las manos. Esta es una de las primeras cosas que me hizo entender Scherchen. Partía de la premisa de que la orquesta iba a tocar bien; a veces la orquesta toca mal porque es el propio director, con sus imprecisiones y su técnica precaria, quien lo provoca”.
Para el titular de la Filarmónica de Buenos Aires (desde 1966) y del Ensamble Musical (desde el mismo año), el panorama orquestal en la Argentina es desparejo. "Al lado de algunas sinfónicas que han mejorado, otras están en condiciones pésimas; creo que hay absoluta falta de planeamiento cultural en el interior como para hacer que la vida musical se desarrolle coherentemente.” En cuanto a la futura actividad de la Filarmónica, dependiente del teatro Colón, su titular asegura que se ha elaborado un programa para 1974, en colaboración con representantes de la orquesta, si bien su realización dependerá del curso que tomen las cosas en el teatro este año. "Pensamos repetir todos los conciertos —enfatiza Calderón—, pero para públicos diferentes, para jóvenes, con precios muy bajos. Creo que es obligación de las autoridades propender a la formación de nuevos oyentes y darles las mayores facilidades”. En relación con la salida de la orquesta Filarmónica a otros lugares de la ciudad o del Gran Buenos Aires, como ocurrió por decisión de las autoridades encabezadas por Bruno Jacovella, Calderón tiene opiniones terminantes,’ "Es un error. Me parece totalmente injusto sacar la orquesta del teatro, pues se priva a la gente de ir al Colón, con todo lo que significa como centro de cultura”.
PANORAMA, ENERO 24, 1974
 

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