Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

peronismo
PALABRAS PARA UN JOVEN
NO ES CINE: EL PERONISMO NO EMPIEZA CUANDO USTED LLEGA
por FERNANDO GARCIA DELLA COSTA

Cuentan los que estuvieron en la última guerra, en la campana de Rusia, el comando alemán emitió un extraño comunicado para conocimiento de sus tropas. Decía, poco más o menos así: si ves pasar por un camino a un soldado que viste uniforme alemán pero no es alemán, que ocupa desdeñosamente el centro de la calzada, que no viste reglamentariamente que muestra desgarrones, desaliño y desprolijidad en la ropa, que no saluda a sus superiores, y que no se quita de los labios la colilla que puede haber conseguido, no te sorprendas. Dale frente y salúdalo: es un héroe español.
Esta anécdota, que me contó algún ex combatiente de la División Azul, me ha vuelto a la memoria después de una conversación que tuve, en algún lugar del país, con un grupo de jóvenes miembros de la Juventud peronista. Uno de ellos, sin duda lleno de plausible inquietud y de nobles preocupaciones, me dijo entonces: “SI. No dudamos de que en los viejos cuadros del peronismo hay auténtica orientación revolucionarla. Pero en general los viejos peronistas son “liberales". Y me quedé pensando...

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En 1945, cuando los viejos peronistas eran los jóvenes peronistas, el liberalismo habla planteado al país un dilema: todos los partidos políticos, alineados en la Unión Democrática, incluyendo al propio comunismo, eran el liberalismo, la democracia, la libertad. Perón, la CGT, la juventud que lo seguía —que no era, digámoslo, la juventud universitaria, ni tenia todos los problemas resueltos con el sueldo de papá— y los esquemáticos embriones de partido que hubo de armar para recibir el apoyo del pueblo en las elecciones, eran el nazismo, el totalitarismo, la negación y el atropello de la democracia y la libertad.
Los viejos peronistas de hoy, no tuvieron ninguna vacilación para alinearse en el ejército de la revolución que encabeza Perón.

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Cuando todos los servidores del capitalismo extranjero, todos los asesores de las empresas ferroviarias, telefónicas, de combustibles, de importación y exportación que monopolizaban la vida argentina, dominaban la justicia, y acaparaban los cargos docentes en todos los claustros universitarios, firmaban solicitada denunciando, juntamente con los socialistas amarillos de “La Vanguardia” y los comunistas de "El Patriota", o "Propósitos", el carácter antiliberal del peronismo, y aparecían en las páginas de toda la prensa serian amadrinados por Sprullie Braden. Los otros, eran los “nazis", los totalitarios", los "enemigos de la cultura”, los antiliberales. Eran los viejos peronistas que llenaron la avenida Nueve de Julio desde el Obelisco hasta más allá de la calle Belgrano para responder a la orgia del liberalismo con una sola y clara definición: “No Braden. Sí, Perón". Y todo esto ocurría cuando el liberalismo estaba triunfante, por las armas, en todo el mundo, junto a su socio, hoy distanciado, el comunismo ruso.

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Los viejos peronistas que entonces no eran viejos (y ahora tampoco) acompañaron con su fervor y su esfuerzo, con su dedicación y su capacidad, la nacionalización de las finanzas argentinas, la recuperación de todos los servicios públicos de manos extranjeras, el monopolio de la importación y la exportación, el ascenso social y político de los trabajadores a los centros mismos del Poder, la dignificación de las condiciones de trabajo, el fortalecimiento de una economía netamente nacional, la reforma de la Constitución liberal de 1853, la delimitación de la función social de la propiedad privada. Y todas las demás medidas con las que Perón fue conformando una Revolución que transformó la Argentina de la servidumbre liberal en la Argentina de la soberanía justicialista.

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Cuando la contrarrevolución liberal de 1955 se apoderó del país, los viejos peronistas fueron sometidos a juicios de desperonización que se fundamentaban prácticamente en la filosofía de los tribunales de Nüremberg. Se les confiscó todo lo que poseyeran, se los inhibió para ejercer todo tipo de actividad política o económica. Se los condenó a la muerte civil. Todos los que hablan ejercido cargos públicos, aún de segunda línea, fueron cesanteados y exonerados. El Penal de Ushuaia se abrió para quienes habían acompañado a Perón a libertar la República. Un ministro, a quien el país le debía su felicidad económica fue exhibido en un pasillo, en la puerta de su despacho, durante más de seis horas, por una “comisión investigadora”, que, para vejarlo, había dispuesto realizar un procedimiento en su ministerio. Alguno murió en la cárcel, sin esperanza de reivindicación. Todos pasaron por el calvario.

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Pero había algunos viejos peronistas que entonces no eran viejos, fuera de las cárceles. Todos no cabían. Y esos viejos peronistas, que no estaban ni "inhibidos”, ni “interdictos", ni “prisioneros", se nuclearon en la clandestinidad y organizaron la Resistencia. Unos, como Perón, conocimos el exilio. Otros, las cárceles, la agresión, la tortura. Otros, la muerte. Todos, la pobreza, la lucha por la subsistencia en medio de la lucha por la Patria. Sin asaltar Bancos. Sin pedir clemencia. Sin negociar nada. Porque de este carácter era el "liberalismo" de los viejos.

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Nueve de Junio. Operación Masacre. Basural de José León Suárez. Plan Conintes. Presos Conintes. Condenas Conintes. Torturas Conintes, Valle. Cogorno, Ibazeta, Cortinez, Yrigoyen, y el pibe Lisazo, a cuyos padres yo vi llegar a la casa de Jauretche, en Montevideo, como la misma imagen del dolor, abrazándose en el exilio y el infortunio, recién golpeados por la verdad del fusilamiento de su nene menor, el de 17 años. Y el coronel —¿se acuerda del nombre, doctor Baldrich?— que estaba retirado y rodeado de nietos y vistió el uniforme para ir a caer acribillado a balazos en la puerta del 11 de Infantería en Rosario. Conintes. Basural, Valle. Son cosas viejas. De viejos peronistas.

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No, muchacho. No te dejes contar el cuento de los descubridores tardíos del peronismo. De los que tienen "mala conciencia", porque entonces estaban en la vereda de enfrente. Y cuando veas un viejo peronista, que no exhibe su condición de combatiente, ni cuenta sus heridas, ni te dice cómo ha vivido todavía, dale frente y salúdalo. El Movimiento que comenzó con él, sigue viviendo en su voluntad, en su decisión y en el palpitar de su pecho. Él te puede enseñar a ser, a través del tiempo, permanentemente joven.
(Publicado en el diario "Mayoría")
EXTRA
Julio 1973
 
 

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