Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

SALLY FORREST
SALLY FORREST
Ya no se preocupa del futuro


LA persistencia del propósito es el secreto de muchos triunfos. Esto lo sabe muy bien Sally Forrest, convertida en una rutilante figura de la pantalla, gracias a su enorme fuerza de voluntad.
La encantadora estrella recuerda cuán pocas esperanzas tenía de ver alguna vez su nombre en la marquesina de un teatro. Eran épocas difíciles, durante las cuales pugnaba por imponer la fuerza de su vocación.
En numerosas ocasiones estuvo a punto de abandonar Hollywood. Sin embargo, cada vez que su ánimo flaqueaba, algo en su interior le decía: “Prueba otra vez... Prueba otra vez.”
No fué, sin embargo, hasta que trabajó de modelo en su ciudad natal, San Diego, California, cuando la suerte comenzó a sonreírle. Uno de los fotógrafos mandó a la Metro Goldwyn Mayer un retrato de Sally en actitud sonriente, con el resultado de que ella recibió una oferta para ir a la Meca del cine. Trabajó con ahínco y siguió aguardando su oportunidad.
En el estudio, su rostro se hizo familiar en los coros de las comedias musicales; pero era una muchacha bonita más, entre muchas igualmente hermosas. En “El Pirata” tuvo ocasión de representar un rol, aunque pequeño. Poco después, al ser elegida para que ensayara unos bailes especiales con Ricardo Montalbán, se dijo a sí misma: "¡Esta es mi oportunidad?”
Pero le aguardaba una nueva decepción. En lugar de lograr la aguardada oportunidad, le rescindieron el contrato. Nuevas pruebas debió soportar Sally. cuando las temporadas sin empleo fueron más numerosas que aquellas en que tenía trabajo.
Fué a raíz de una circunstancia extraña que conquistó sus primeros éxitos dignos de mención, en dramas y no en comedias musicales, que era su fuerte. Solía ganarse el pan en épocas de ocio dando clases de baile, y uno de sus discípulos era un joven actor de nombre Tony Dexter, destinado a representar la figura de Rodolfo Valentino en una proyectada película. A una de las clases asistió un agente artístico quien se fijó en Sally y la llevó a ver a Ida Lupino, quien le asignó un papel femenino principal en 'No, querida', formando pareja con Keefe Brassell.
El triunfo llegó así, en forma inesperada, para Sally, quien, a raíz de la brillante labor en 'No, querida'. fué elegida para un segundo film junto al mismo actor. A raíz de ello fué entrevistada por los jefes de la Metro, quienes le extendieron un importante contrato, encomendándole de inmediato el papel femenino frente a Ricardo Montalbán y Marshall Thompson en 'El misterio de la playa'.
A partir de entonces, Sally Forrest ya no tuvo que preocuparse por su porvenir. El éxito le sonrió siempre, y su carrera continúa en forma ascendente año tras año.
Revista PBT
8/7/1955
 

ir al índice de Mágicas Ruinas

Ir Arriba