Volver al Indice

crónicas del siglo pasado

REVISTERO

PROCREACIÓN
La familia en el tubo

El martes 24, Sylvia Allen, de 34 años, anunció en Londres que espera convertirse en la primera madre de un hijo producido en un tubo de ensayo; es decir, del primer ser humano creado fuera del vientre de una mujer.

Revista Análisis
1970

 

 

Naturalmente, la televisión y la prensa sensacionalista se encargaron de que la noticia se convirtiera rápidamente en escándalo. Se habló otra vez de los homúnculos de Un mundo feliz, de Aldous Huxley, que rinden culto al dios Ford y empiezan sus juegos eróticos a los 5 años. Un diario tronó: "Muchos médicos y científicos británicos están preocupados ante la posibilidad de que una Era del bebé producido en tubos de ensayo podría, en caso de que se perdiera el control, trasformarse en una "pesadilla de ingeniería biológica". Otro periódico profetizó en tono quejumbroso: "Los médicos seguramente exigirán un código de conducta y garantías para prevenir los abusos y posibles evoluciones espeluznantes del nuevo descubrimiento". Kit Pedlar, investigador de la Universidad de Londres, cerró esta primera andanada previniendo que si el descubrimiento se difunde "tendremos un medio de producción masiva de personas sin el concurso de la madre. Entonces se podría llegar al extremo de que un general ordenase la producción de 100.000 soldados".

Entretanto, en una sobria entrevista por televisión de la BBC, el autor de la experiencia, Patrick Steptoe, jefe de Ginecología y Obstetricia de un hospital de Lancashire, explicaba parsimoniosamente: "Los anteriores 'bebés de tubo de ensayo' se crearon fecundando artificialmente el óvulo mientras éste se encontraba dentro del vientre materno. Yo intentaré extraer un óvulo de la .señora Allen, fertilizarlo con esperma de su marido, y volver a injertarlo en su organismo. Esta operación provoca muy pocos trastornos y la mujer se recupera en menos de 24 horas. Colocamos los óvulos con el espermatozoide y los dejamos fertilizar en un medio de cultivo apropiado durante las primeras etapas de fertilización normal". Cuando se le preguntó si había peligro de que nacieran criaturas deformes, Steptoe enunció, dubitativo: "Bueno, todavía no lo sabemos, y es una de las cosas que primero vamos a investigar". Respecto de la intervención del matrimonio Allen en la experiencia, fue mucho más terminante: "No tenían hijos y estaban colaborando en mis experimentos; entonces les pregunté si estaban dispuestos a aceptar los riesgos que podría acarrear la prueba, y contestaron que sí".

En las horas que siguieron, la señora Allen comprobó que, más que los riesgos de la prueba, son las molestias de los reporteros y el acoso de los fotógrafos los que pueden llegar a deteriorar su equilibrio psicosomático. "Espero que la implantación se efectuará antes de un mes", prorrumpió, a punto de exasperarse; "y no me preocupa lo más mínimo si seré la primera o no. Lo que me importa es la posibilidad de tener un hijo. Supongo que hay un cierto riesgo en todo esto, pero no estoy asustada en absoluto".

En realidad, Steptoe ya ha efectuado algunos ensayos básicos de fertilización con un óvulo extraído de la señora Allen; pero solo la siguiente fertilización será seguida por el experimento decisivo: la reimplantación. Si ésta tiene éxito, el primer bebé "artificial" podría nacer hacia fines de este año.

probeta02.jpg (8221 bytes)
La próxima vez el tubo
pero ahora viene la cuestión moral
las normas sociales, el temor

probeta01.jpg (26104 bytes)
los encargos del general
¡marchen 100.000 soldados!

 

Mientras 50 mujeres se apuraban a anotarse en la lista de espera del doctor Steptoe para operaciones similares, los infaltables expertos y divulgadores empezaban a preocuparse por los pasos subsiguientes de esta importante experiencia: la implantación de óvulos fertilizados de una mujer en el vientre de otra, y, aún más, la posibilidad de criar un embrión en el laboratorio hasta su "nacimiento".

El miércoles 25, monseñor Fausto Vallainc, portavoz oficial del Vaticano, aunque señalando que su información era insuficiente como para emitir un juicio terminante al respecto, declaró que los chicos concebidos en tubos de ensayo repugnan a la moral católica, y que el Vaticano ve con recelo tales experiencias por dos razones: "porque involucran acciones contrarias a dicha moral, y porque sustituyen el elemento afectivo y psicológico propio de la concepción natural, mediante un procedimiento artificial".

Simultáneamente, la Iglesia de Inglaterra daba a publicidad una declaración exigiendo un cuidadoso asesoramiento en este tipo de experimentos, invocando asimismo razones morales, sociales y legales.

 

Google
Web www.magicasruinas.com.ar