Florencio Sánchez vuelve al... Japón
por Pedro Patti

Max Daireux traduce al francés cinco obras de Florencio Sánchez que se disputan los teatros de París, pero la guerra frustra los estrenos. Shinkgo Gekidan decide prepresentar "M'hijo, el dotor" en Tokio, pero lo de Pearl Harbour desbarata los planes del Tsujiki Little Theatre.
Florencio Sánchez

-Nosotros, los hijos del sol Naciente, salimos de la palmera guerra del mundo deseosos de conocer Occidente y de manera particularísima a la América septentrional. Estados Unidos se convirtió para nosotros en una especie de polo magnético, irresistible, lleno de cosas novísimas, portentosas. Los japoneses de la mitad del siglo XX salimos de la segunda guerra del mundo más deseosos que antes por conocer todo lo que concierne a Occidente y como en 1918, América vuelve a interesamos de manera particularísima, pero esta vuelta no es el septentrión precisamente lo que nos atrae, lo que nos fascina sino el meridión, sobre todo un país que está, llamando poderosamente la atención del mundo con su doctrina de la Tercera Posición. Ni decirle que me refiero a este prodigioso país. Todo lo que sea argentino nos interesa vivamente a los japoneses. El tango, sinonimia de los vuestro, es popularísimo en el Japón; solamente en Tokio existen medio centenar de orquestas típicas, dedicadas enteramente al tango, con cancionistas famosas, entre las que descuellan Hanko Fujisawa, a quien la presentan como la Mercedes Simone japonesa, Noajira Noguchi, Nagutara Nichi jawa y otras. El tango argentino no es sólo popular en la avenida Ginza —algo así como la avenida Corrientes— de Tokio, sino también en los centros veraniegos de Miyajima, Karoiizawa, Nojiri, Unzy y Atami Más aún, ahora nos disponemos a conocer las obras maestras del teatro argentino. Entérese usted mismo.
El que habla es uno de los integrantes del grupo japonés que trajo recientemente tierra de Okinawa. Abre un cajón y me entrega el recorte de un diario de Tokio, escrito en inglés. El título dice: ¡"M'hijo, el dotor" en Tokio! El texto informa: "El conocido director de cine Teiruto Tsurumi dará a conocer en la primera semana de mayo "M'hijo el dotor" de Florencio Sánchez. El Ito Theatre comenzará los ensayos..." Como leo y devuelvo el recorte sin comentarios, mi gentil interlocutor exclama asombrado:
—¿No le sorprende a usted la noticia?
—De ninguna manera —respondo—. Ya la conocía. Me enteré hace diez... años.
—¿Cómo dice?
—Lo que oye; supe de ella hace exactamente trece años, cuando el teatro argentino de Florencio Sánchez provocó, primero, el asombro y luego, el interés de los críticos y cómicos de Francia, repercutiendo el mismo asombro y el mismo interés en Tokio, gracias al entusiasmo de Keisen Otsuji y la presencia de una comisión argentina en la capital del Imperio del Sol Naciente.
En efecto. Se cumple ahora exactamente trece años cuando Max Daireaux da a conocer en París un grupo volumen en francés que lleva por título Teatro escogido de Florencio Sánchez. Contiene cinco obras: M'hijo, el dotor, Barranca abajo, Los muertos, En familia y Moneda falsa. Cinco títulos que son otras tantas sorpresas para los críticos y figuras más destacadas de la escena francesa. Para ellos es como si descubriesen América. Le temps concreta su admiración: Florencio Sánchez, un dramaturgo de primera clase. La revue des deux mondes sintetiza: "M'hijo, el dotor" digna de la Comedie Francesa. Journal des debáis afirma: Los dramas de Florencio Sánchez nos muestra una Argentina que no conocíamos. "Le Mercue de France" concluye su irónico comentario, aconsejando: Las obras de Sánchez traducidas por Max Daireaux deben ser oídas por el público de París. Los empresarios y capocómicos recogen prontamente las sugerencias; mientras Los muertos se anuncia en las carteleras del teatro Gran Guignal, la dirección de la Comedie Francesa decide presentar En familia al tiempo que el Odeón se reserva M'hijo, el dotor y Barranca abajo como segunda y tercera obra del repertorio de ese año. Como se ve, con el entusiasmo de los críticos y el beneplácito del auditorio. que se dispone a gozar de un teatro que, si no es nuevo, tiene por lo menos sabor distinto a todo lo conocido hasta ese momento. Florencio Sánchez invade a París y está a punto de conquistarla, de hacerla plenamente suya cuando, de súbito, se desencadena el huracán al otro lado de la línea Maginot y los ejércitos del Tercer Reich, que hasta ese momento estuvieron quietos a lo largo de la línea Sigfrido. se lanzan al asalto de Holanda, de Bélgica, de Francia... Con el pánico corriendo por todas partes, los teatros suspenden los ensayos, cierran las puertas, frustrándose de este modo dramático el estreno de *as obras de Florencio Sánchez en París.
Con el avance de los alemanes, las embajadas y legaciones despachan urgentes emisarios a sus gobiernos. De la del Japón parte rumbo a Tokio el agregado cultural doctor Keisen Otsuji quien, además de diplomático, es literato, dramaturgo, que siguió muy de cerca el movimiento teatral registrado últimamente en París, lo que le ha puesto en contacto con el volumen de las obras de Florencio Sánchez. Keisen Otsuji llega al Japón con la idea de dar a conocer en la capital, por lo menos una obra de Sánchez, la que para él resulta más interesante: M' hijo, el dotor. Su llegada coincide con la presencia en Tokio de la misión comercial argentina presidida por el doctor Federico Quintana; la idea de Keisen Otsuji es inmediatamente aceptada por la dirección del Tsujiki Little Theátre, uno de los teatros experimentales más combatidos —y por lo tanto más populares— porque, desde la época de su fundación, en 1880, estuvo siempre empeñado en dar a conocer teatro occidental —europeo y norteamericano— tan profundo y accesible, incluso para los nipones me-nos ilustrados, quienes con harta frecuencia quedaban en ayunas con las obras del repertorio japonés representados por el teatro Noh, el Kabubi v el Shimpa. Shinkyo Gekidan, activo director del Tsujiki Little Theatre, haciendo siempre punta en el terreno de las innovaciones, decide incluir M'hijo, el dotor, según versión de Keisen Otsuji, para el repertorio de 1941, iniciando la temporada con la obra de Sánchez, temporada que, como todos los años, desde su fundación, comienza exactamente el 15 de diciembre. Pero ese año, apenas una semana antes de la inauguración de temporada, se produce lo de Pearl Harbour y la hoguera de la segunda guerra del mundo llega a Extremo Oriente. Ese año, por primera vez en su accidentadísima historia, el Tsujiki Little Theatre permanece cerrado.
Por segunda vez la guerra derrota a Florencio Sánchez, el inmortal. Por lo que nos enteramos ahora, Florencio Sánchez vuelve al Japón. M'hijo, el dotor será representado en el Ito Theatre a dos cuadras de la sala Aogasima de Tokio donde se hace teatro kasirbl, que representan cosas y hechos de los tiempos remotos del Japón y ceremonias frecuentes en los templos nipones.
Revista PBT
27.03.1953

Florencio Sánchez

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