-Nosotros, los hijos
del sol Naciente, salimos de la palmera guerra del
mundo deseosos de conocer Occidente y de manera
particularísima a la América septentrional.
Estados Unidos se convirtió para nosotros en una
especie de polo magnético, irresistible, lleno de
cosas novísimas, portentosas. Los japoneses de la
mitad del siglo XX salimos de la segunda guerra
del mundo más deseosos que antes por conocer todo
lo que concierne a Occidente y como en 1918,
América vuelve a interesamos de manera
particularísima, pero esta vuelta no es el
septentrión precisamente lo que nos atrae, lo que
nos fascina sino el meridión, sobre todo un país
que está, llamando poderosamente la atención del
mundo con su doctrina de la Tercera Posición. Ni
decirle que me refiero a este prodigioso país.
Todo lo que sea argentino nos interesa vivamente a
los japoneses. El tango, sinonimia de los vuestro,
es popularísimo en el Japón; solamente en Tokio
existen medio centenar de orquestas típicas,
dedicadas enteramente al tango, con cancionistas
famosas, entre las que descuellan Hanko Fujisawa,
a quien la presentan como la Mercedes Simone
japonesa, Noajira Noguchi, Nagutara Nichi jawa y
otras. El tango argentino no es sólo popular en la
avenida Ginza —algo así como la avenida
Corrientes— de Tokio, sino también en los centros
veraniegos de Miyajima, Karoiizawa, Nojiri, Unzy y
Atami Más aún, ahora nos disponemos a conocer las
obras maestras del teatro argentino. Entérese
usted mismo.
El que habla es uno de
los integrantes del grupo japonés que trajo
recientemente tierra de Okinawa. Abre un cajón y
me entrega el recorte de un diario de Tokio,
escrito en inglés. El título dice: ¡"M'hijo, el
dotor" en Tokio! El texto informa: "El conocido
director de cine Teiruto Tsurumi dará a conocer en
la primera semana de mayo "M'hijo el dotor" de
Florencio Sánchez. El Ito Theatre comenzará los
ensayos..." Como leo y devuelvo el recorte sin
comentarios, mi gentil interlocutor exclama
asombrado:
—¿No le sorprende a
usted la noticia?
—De ninguna manera
—respondo—. Ya la conocía. Me enteré hace diez...
años.
—¿Cómo dice?
—Lo que oye; supe de
ella hace exactamente trece años, cuando el teatro
argentino de Florencio Sánchez provocó, primero,
el asombro y luego, el interés de los críticos y
cómicos de Francia, repercutiendo el mismo asombro
y el mismo interés en Tokio, gracias al entusiasmo
de Keisen Otsuji y la presencia de una comisión
argentina en la capital del Imperio del Sol
Naciente.
En efecto. Se cumple
ahora exactamente trece años cuando Max Daireaux
da a conocer en París un grupo volumen en francés
que lleva por título Teatro escogido de Florencio
Sánchez. Contiene cinco obras: M'hijo, el dotor,
Barranca abajo, Los muertos, En familia y Moneda
falsa. Cinco títulos que son otras tantas
sorpresas para los críticos y figuras más
destacadas de la escena francesa. Para ellos es
como si descubriesen América. Le temps concreta su
admiración: Florencio Sánchez, un dramaturgo de
primera clase. La revue des deux mondes sintetiza:
"M'hijo, el dotor" digna de la Comedie Francesa.
Journal des debáis afirma: Los dramas de Florencio
Sánchez nos muestra una Argentina que no
conocíamos. "Le Mercue de France" concluye su
irónico comentario, aconsejando: Las obras de
Sánchez traducidas por Max Daireaux deben ser
oídas por el público de París. Los empresarios y
capocómicos recogen prontamente las sugerencias;
mientras Los muertos se anuncia en las carteleras
del teatro Gran Guignal, la dirección de la
Comedie Francesa decide presentar En familia al
tiempo que el Odeón se reserva M'hijo, el dotor y
Barranca abajo como segunda y tercera obra del
repertorio de ese año. Como se ve, con el
entusiasmo de los críticos y el beneplácito del
auditorio. que se dispone a gozar de un teatro
que, si no es nuevo, tiene por lo menos sabor
distinto a todo lo conocido hasta ese momento.
Florencio Sánchez invade a París y está a punto de
conquistarla, de hacerla plenamente suya cuando,
de súbito, se desencadena el huracán al otro lado
de la línea Maginot y los ejércitos del Tercer
Reich, que hasta ese momento estuvieron quietos a
lo largo de la línea Sigfrido. se lanzan al asalto
de Holanda, de Bélgica, de Francia... Con el
pánico corriendo por todas partes, los teatros
suspenden los ensayos, cierran las puertas,
frustrándose de este modo dramático el estreno de
*as obras de Florencio Sánchez en París.
Con el avance de los
alemanes, las embajadas y legaciones despachan
urgentes emisarios a sus gobiernos. De la del
Japón parte rumbo a Tokio el agregado cultural
doctor Keisen Otsuji quien, además de diplomático,
es literato, dramaturgo, que siguió muy de cerca
el movimiento teatral registrado últimamente en
París, lo que le ha puesto en contacto con el
volumen de las obras de Florencio Sánchez. Keisen
Otsuji llega al Japón con la idea de dar a conocer
en la capital, por lo menos una obra de Sánchez,
la que para él resulta más interesante: M' hijo,
el dotor. Su llegada coincide con la presencia en
Tokio de la misión comercial argentina presidida
por el doctor Federico Quintana; la idea de Keisen
Otsuji es inmediatamente aceptada por la dirección
del Tsujiki Little Theátre, uno de los teatros
experimentales más combatidos —y por lo tanto más
populares— porque, desde la época de su fundación,
en 1880, estuvo siempre empeñado en dar a conocer
teatro occidental —europeo y norteamericano— tan
profundo y accesible, incluso para los nipones
me-nos ilustrados, quienes con harta frecuencia
quedaban en ayunas con las obras del repertorio
japonés representados por el teatro Noh, el Kabubi
v el Shimpa. Shinkyo Gekidan, activo director del
Tsujiki Little Theatre, haciendo siempre punta en
el terreno de las innovaciones, decide incluir
M'hijo, el dotor, según versión de Keisen Otsuji,
para el repertorio de 1941, iniciando la temporada
con la obra de Sánchez, temporada que, como todos
los años, desde su fundación, comienza exactamente
el 15 de diciembre. Pero ese año, apenas una
semana antes de la inauguración de temporada, se
produce lo de Pearl Harbour y la hoguera de la
segunda guerra del mundo llega a Extremo Oriente.
Ese año, por primera vez en su accidentadísima
historia, el Tsujiki Little Theatre permanece
cerrado.
Por segunda vez la
guerra derrota a Florencio Sánchez, el inmortal.
Por lo que nos enteramos ahora, Florencio Sánchez
vuelve al Japón. M'hijo, el dotor será
representado en el Ito Theatre a dos cuadras de la
sala Aogasima de Tokio donde se hace teatro
kasirbl, que representan cosas y hechos de los
tiempos remotos del Japón y ceremonias frecuentes
en los templos nipones.
Revista PBT
27.03.1953
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