Hola, Accavallo, ¿cómo
le va?".
—"Bien... ¿De dónde lo
conozco?"
—"No, usted no me
conoce: yo soy solamente hincha suyo..."
—"¡Ah, sí! Ahora me
acuerdo... Usted se sienta en la cuarta fila, sí,
sí...".
—"Bueno, no. Yo voy a
la especial, allá arriba".
—"Macanudo. No se
olvide que peleo el 7 de agosto con el campeón del
mundo, Salvatore Burruni. Venga con su señora y
los pibes, y hágame caso: vaya al ring-side, total
unos pesos más o menos..."
El hincha se fue
contento. Accavallo había hablado con él. Y hasta
casi lo había invitado para su próxima gran pelea,
en la que no estará en juego la corona mundial,
pero que de resolverse en su favor permitirá
intentar de inmediato su conquista en un desquite.
Unos segundos después,
sonrientemente, me susurraba: "Viste, yo hago con
todos lo mismo. Este señor pensaba ir a la
especial. Y solo. Ahora va a ir al ring-side. Y
con la señora. ¿Cuánto me gané por un saludo? Casi
mil pesos. Vos sabés que yo voy al 20 por ciento
de la recaudación".
Este es Accavallo. "Un
campeón con cara de viejo y cuerpo de niño". Que
fue "ciruja", juntando basura en Villa Diamante.
Que fue botellero a los 12 años. Y que luego fue
payaso, malabarista y equilibrista en varios
circos pobres. Después, el boxeo, en la división
de los más pequeños: los minúsculos moscas.
Anónimamente hasta 1958, en que un comerciante
llamado Héctor Vaccari se interesó por él y lo
mandó con todos los gastos pagos a Italia. Allí se
consagró.
Después, campeón
argentino, campeón sudamericano. Triunfos frente a
encumbrados. Dinero. Reportajes. Idolatría. Y una
pasión: la publicidad. Es capaz de "inventar"
cualquier frase o "slogan" en medio del reportaje
y en favor del anunciador que lo auspicia. Una vez
llevó cigarrillos negros, a pesar de no haber
fumado nunca, y frente al locutor Jorge Fontana
dijo: "¿Lo convido Cacho? ¡Son 43 larrrgooos, con
filtro!... Los hace Piccardo y está todo dicho".
Agregando: "Yo nunca fumo, pero para los amigos
siempre llevo 43 larrrgooos con filtro".
Ahora es millonario.
Una galería en Lanús donde vende desde pastillas
de menta hasta televisores. El dice que tiene tres
millones. Pero en realidad su capital asciende al
doble.
Es soltero (tal vez
sólo hasta fin de año). Tiene 30 años, 60 peleas y
una sola derrota, contra el mismo Burruni en
Alghero, Italia. Poco tiempo antes él había
superado al italiano. "Ahora voy a cobrar un
millón, pero la verdad es que eso no me interesa;
sólo quiero ganarle a Burruni para que me dé la
chance por el título mundial", dijo ante el
asombro de quienes lo conocemos y conocemos su
gusto por los pesos. Porque tenemos presente este
ejemplo: cuando le ganó al venezolano Ramón Arias
fue a cobrar el casi medio millón de pesos que le
correspondía. Antes de entrar en la administración
nos dijo: "Tomen algo que ahora vengo". Cuando
llegó el momento de pagar, Accavallo murmuró
sonrientemente: "¡Che, paguen ustedes, que tengo
todos billetes de diez mil pesos..."
Revista Atlántida
08/1965
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