Nacha vuelve. Y como
Eva. Será a partir del 7 de mayo en el Maipo.
Sobre su personaje, la obra y lo que pretende,
dice esto:
—En la relación arte-política,
¿usted cree que el arte puede confirmar,
deformar o esclarecer un período político,
como en este caso el del peronismo?
—Esa
pregunta, más que para un reportaje es para
escribir un ensayo. Pero te digo: el arte
puede hacer armonía, y la armonía es siempre
esclarecedora.
—¿Cómo se documentó?
—Con
mucho, mucho material. Leí mucho, leí
biografías, a favor y en contra. Leí todo.
Además leí documentos personales de Eva, sus
pensamientos, sus discursos. También cosas de
gente que la conoció. Lamentablemente recién
hoy conocí a la hermana. Ella me dijo dos o
tres cosas que, ya arriba del escenario, me
cambian todo. Como por ejemplo, que cuando
ella era chiquita siempre decía que quería
casarse con un príncipe o un presidente. Hemos
trabajado mucho para este musical, con ese
tipo de cosas, cosas aparentemente muy
pequeñas pero que hacen de un personaje de
mármol, un ser humano.
—¿A quién más
conoció que haya estado en contacto con ella?"
—Conocí a una persona que la conoció y que en
la obra da origen a un personaje que
representa al pueblo. Esta persona trabajó
conmigo y le había tocado trabajar con Eva. Es
un policía que la conoció a ella en una
situación muy particular, cuando ella le dio
vuelta los puños del cuello de una camisa,
después de mucho tiempo se volvieron a
encontrar y ella lo reconoció. Él era oficial
de Policía y ella era Eva Perón, y entonces él
fue custodia de ella.
—¿Qué opina de la
ópera rock Evita? ¿Qué es lo que ustedes
pretenden modificar?
—A mí no me gusta. Y
no pretendo cambiar nada. Esa es una obra y yo
pretendo hacer otra obra diferente.
—¿Qué
rasgos quiere subrayar?
—A mí lo que más me
gusta de Eva es su lado femenino, cómo ella
incide en la vida de este país, como mujer. Ya
en el segundo acto, cuando ya está en el
poder, a mí me llama mucho la atención cómo
ella incide en las mujeres. Cuando yo la veo
ahí, en el segundo acto, sentada en un gran
sillón, en el poder, a mí me conmueve mucho.
Eva es el acceso de, por fin, una mujer al
poder. Eso es lo que me gusta, eso es lo que
yo creo que la hace diferente, que la hace
trascender por encima de otras figuras y
dejando de lado lo político.
—¿Por qué la
admira tanto a Evita?
—La admiro desde que
era pequeña. Creo que influyó mucho en la vida
de todas las que en aquel momento éramos
niñas. Hizo una generación de mujeres más
fuertes, más independientes. Naturalmente hubo
otras mujeres antes que ella. Había otras que
venían peleando: Victoria Ocampo, Alicia
Moreau. . . Pero a ella le tocó llegar.
—¿Usted es peronista?
—No, no soy
peronista. Pero tampoco soy antiperonista.
Creo que es una alternativa, que el país puede
darse ese lujo. Puede uno no ser ni estar en
contra. Yo no soy de ningún partido. No me
veo, pero me veo representada. Me veo
representada por este Gobierno. Cuando habla
el Presidente yo siento que una parte mía está
representada. Pero no necesito ser radical
para estar de acuerdo con el Presidente, pero
tampoco para estar en desacuerdo. Creo que
éste debe ser para el país un momento de
grandeza y de terminar con esa terrible
tendencia nacional de partido de fútbol; que
hay que ser de Boca o de River.
Ana López
Fotos: Eduardo Giménez
Revista Somos
30.04.1986