Hace 14 años
sentenció: "De casa al teatro y del teatro a
casa". Sus compañeros sonrieron con ironía: "Todas
dicen eso cuando comienzan; después lo olvidan."
Pero Nélida Roca no lo olvidó; cuando el miércoles
9 de agosto la multitud que colmó la capacidad de
El Nacional aplaudió a rabiar su reaparición en la
revista "El mundo quiere reír", la 'Greta Garbo
argentina' seguía aplicando, sin variaciones, una
fórmula que la elevó —y la mantiene— en la cúspide
de la revista nacional.
A los 32 años, Nélida
Roca dosifica el impacto de sus presentaciones:
una o dos revistas por año son suficientes. El
resto del tiempo, viajar y disfrutar. Esto explica
que no se haya convertido en una super empresaria
del espectáculo y que sus bienes sean reducidos:
dos casas, un automóvil y un "marido compañero de
todos los momentos de la vida."
LA MAJA DESNUDA
"Ya no soy la que era
entonces —advierte Nélida encendiendo, con rostro
serio, un cigarrillo. Pero, de pronto, sonríe con
franqueza mientras aclara—: Es natural: me siento
más segura, feliz y experta, que el día de mi
debut." Escarbando en su memoria la vedette
rescata parte de su pasado. "Fui una chiquilina
feliz, sin problemas familiares. De mi
adolescencia, recuerdo que no me gustaba estudiar
y que dejé el secundario en segundo año. A los 18
años comencé a ser joven; también comencé a
cantar. Fue en el 'Richmond Esmeralda', y aunque
parezca mentira, al cuarto día un hombre me
prepuso el gran salto. Mi madre me había
requeteprevenido sobre ese tipo de 'saltos', pero
igualmente acepté. El hombre era Luis César
Amadori y su propuesta: trabajar en el Maipo. Sólo
me exigía un esfuerzo: cambiar mi verdadero nombre
—Nélida Mercedes Musso— por el actual. Por
supuesto, ni discutí."
Sin haber estudiado
canto ni interpretación —unas pocas clases de
baile con Otto Werberg fueron su exclusiva
presentación—, Nélida no titubeó en subir al
escenario. "El secreto estaba allí —confiesa con
picardía—. Debuté en un pequeño sketche con Carlos
Castro 'Castrito'. Adolfo Stray todavía lo
recuerda: "Estaba desconcertado: la había visto el
día anterior en el Richmond y me la encontré de
pronto cantando en el Maipo, donde yo actuaba."
Vestida como un
muchachito "beat" —traje de hombre, camisa,
corbata, botitas y parpadeando tras sus cristales
oscuros—, Nélida Roca comienza a desnudarse. "Todo
fue de a poquito: primero con soaré, después con
lo que ahora se llama minifalda, más tarde con la
malla, finalmente, las estrellitas. . ."
"Este es el tipo de
mujer que prefiero —confiesa Carlos A. Petit,
autor de "El mundo quiere reír"—. Es dócil, se
entrega con verdadera pasión al escenario y al
mismo tiempo mantiene una vida privada
inobjetable." No es ninguna casualidad que el "zar
de la revista" vaya a lo seguro: su última
creación implica un gasto de 5 millones de pesos
de inversión fija, más 5 millones mensuales.
"Nélida en El Nacional es como Leguisamo en el
hipódromo", dice restregándose las manos.
LA MAJA VESTIDA
Hace cuatro años que
el cantante Aldo Perricone espera en el camarín el
fin de la función. Desde 1963 es el marido de
Nélida, el hombre que le coloca el tapado al
abandonar el teatro y la persona que comparte con
la diva su "hogar, dulce hogar". "Esa es nuestra
vida —explica Nélida—: vemos televisión, hacemos
la comida juntos, planeamos viajes —ocho a Europa,
el último duró seis meses, en 1966—. Cuando
salimos, es para ver alguna película que nos
distraiga. 'Operación Salchicha', por ejemplo,
porque me gustan mucho los perros." ¿Y el resto
del tiempo? El siciliano Perricone es categórico
"¡Trabajamos!".
El mayor derroche de
Nélida consiste en su vestuario. "De los 500 mil
pesos que gano al mes, casi la mitad la llevo
puesta", bromea. La trilogía que acabara su
admiración está integrada por Los Beatles, James
Bond y su marido. Considerándose más normal que
pecaminosa, aclara que "yo no viví en la tan
mentada época de los viejos verdes y pelados. A la
revista de hoy vienen familias, muchachos jóvenes
... las cosas cambiaron. Hoy hay prohibiciones,
pero yo no le temo a la censura." Y se niega
rotundamente desde hace años a hacer cine.
Revista Siete Días
Ilustrados
15/08/1967
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