La multitud de
curiosos montó guardia desde temprano. Mucho antes
de la hora señalada —las ocho de la noche— un
nutrido grupo de cazadores de autógrafos esperaba,
impaciente, la llegada de sus astros preferidos.
Dos camiones de filmación de exteriores del Canal
13, ubicados estratégicamente frente al hotel
Savoy, en la esquina de Callao y Cangallo, Buenos
Aires, contribuían a acentuar la expectativa.
Pero, finalmente, no pasó nada. O casi nada. Los
esperados galanes y estrellitas fueron
-reemplazados, una vez más, por sonrientes
productores, ejecutivos, promotores y los
desconocidos de siempre que integran la fauna
televisiva, mucho más preocupados por los
problemas comerciales que por los valores
meramente artísticos.
Sucedió el lunes 16,
durante la reunión anual que organiza APTRA, la
entidad que nuclea a los periodistas
especializados en radio y televisión, para
discernir quiénes son los felices ganadores del
tan codiciado
Martín Fierro. La
ausencia de figuras —sólo concurrieron los que
figuraban en la terna finalista— no bastó para
evitar que unas 1.500 personas se apelmazaran en
los dos amplios (aunque no por eso cómodos)
salones del hotel. La organización del show casi
naufraga cuando la locutora Nelly Prince, el
animador Orlando Marconi, el actor Ernesto Bianco
y su mujer Iris Alonso, "después de una hora y
media de buscar ubicación", decidieron irse.
Amenaza que surtió rápido efecto: dos minutos
después conseguían, milagrosamente, una mesa.
Cerca de allí, Luis Clur, director de noticieros
del Canal 11, restaba importancia al galardón
otorgado por unanimidad al Reporter Esso: "En los
últimos veinte años lo único que me puso realmente
contento fue el nacimiento de mis mellizos",
confesó a SIETE DIAS.
Como siempre, hubo
sorpresas en el reparto de premios. El teatro de
Alfredo Alcón perdió su chance frente a 'Ídolos de
entrecasa' en la categoría "Teatro Televisado";
Fantomas superó a Hugo Moser en la puja entre
autores; Roberto Goyeneche venció nada menos que a
Raphael y Sandro cuando hubo que elegir a la mejor
actuación masculina en show; y Nicolás Mancera
ganó su competencia contra Juan Carlos Mareco y
Raúl Matas a la hora de determinar quién había
sido el mejor animador de 1968. El resto estaba
más o menos dentro de lo previsto. Menos las
lágrimas que derramó profusamente Ginamaría
Hidalgo cuando perdió el Martín Fierro destinado a
la mejor actuación femenina en show, que fue a
parar a manos de María Elena Walsh. Quien, para
colmo, ni siquiera encontró tiempo para pasar a
retirar la estatuillas.
La nota exultante
estuvo a cargo de Leonardo Barujel, productor de
'Ídolos de entrecasa', protagonizado por Tita
Merello, Osvaldo Miranda, Betto Brandoni y Martha
Bianchi —ninguno de los cuatro fue a la fiesta—;
cuando se anunció que su programa había triunfado,
un coro de grititos histéricos partió de algunas
mesas estratégicamente ubicadas. "Cuando este show
se trasmitió por primera vez por el 13, obtuvo 37
de rating. A los cuatro meses se lo eligió para un
Espectacular y alcanzó un 33. Esto no es nada
usual —se ufana Barujel—; hay muchos shows
importantes y éste los supera a todos."
No todos compartían su
entusiasmo: "Si yo fuera jurado no hubiera elegido
ninguno de estos premios. Claro que si fuera
periodista tampoco pertenecería a APTRA",
protestaba Fernando Siro. Cerca de él, el
multifacético Jorge Cacho Fontana no lograba
disimular los bostezos: "También ... Es medianoche
y mañana tengo que levantarme a las siete. El
Fontana show no se graba."
Hubo, también, una
buena cuota de lógica en el reparto de
estatuillas. Algunos de los beneficiarios parecen
ya tener reservado un lugar de su repisa para
colocar, cada año, el Martín Fierro
correspondiente. Como en el caso del escenógrafo
Caldentey, el director David Stivel y,
naturalmente, Alfredo Alcón y Norma Aleandro.
Cuando le tocó el turno a estos últimos, Milagros
de la Vega —galardonada en el rubro "Mejor actriz
en personajes de reparto"— se enorgullecía tanto
como ellos: "¡Qué me dicen ustedes de mis hijos!",
no cesaba de repetir. Ese calor que la actriz
suele volcar en todos sus amigos, la envolvió
también a ella cuando se adelantó a recibir su
premio, atenuando por un instante la frialdad
general de la velada. Ya en el estrado, y con el
Martín Fierro entre los brazos, mientras el
público la ovacionaba calurosamente, Milagros de
la Vega pudo superar la emoción y deletrear frente
al micrófono: "Luego de 52 años de actuación en el
teatro, recibir este premio es un incentivo más
para mi carrera".
Revista Siete Días
Ilustrados
23.06.1969
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