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crónicas del siglo pasado

REVISTERO

Los habitantes del sonido

Esto sucedió en Radio Nacional durante dos noches, entre las 2 y las 3 de la madrugada. El programa se llama "Los habitantes del sonido" y lo conduce Luís Benito Zamora (h). Los invitados fueron:

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Oscar Alem, Oscar Cardozo Ocampo, Domingo Cura, Hugo Díaz, Cacho Tirao y Enrique Villegas. Hablaron de la música argentina y de los medios de comunicación. Por si usted no los escuchó, le contamos lo que se dijo. Vale la pena.

Revista Gente
abril 1975

 

 

BENITO ZAMORA:
-Los hemos convocado porque nos interesa la opinión de ustedes sobre estos puntos: 1°) qué pasa con la música argentina en la Argentina. 2°) qué pasa con la música argentina en el resto del mundo, y 3°) si es real que el público europeo, musicalmente, es más culto que el argentino, y si lo es por qué.

VILLEGAS:
-Es más culto por una sola razón: porque es más viejo.

BENITO ZAMORA:
-¿Es la única razón?

VILLEGAS:
-La única. La infantilidad que abarca este país hace que no haya entrado en la madurez musical. Por eso han descubierto recién el año pasado a Vivaldi...

BENITO ZAMORA:
-Todos ustedes han estado fuera del país. ¿Cómo se recibe la música argentina en el exterior? ¿Es cierto todo lo que nos cuentan o no pasa nada y nos dicen que pasa?

CURA:
-En Japón, un país con 110 millones de habitantes, conocen la trayectoria musical de todos nosotros. Se publican revistas increíbles con páginas enteras donde se identifica a todos los músicos argentinos. Y aquí hay gente a la que eso no le interesa. Fíjate que tienen discos de Enrique Villegas desde cuando tocaba con el dúo Martínez-Ledesma...

VILLEGAS:
-Aquí pasa lo mismo. El público argentino conoce a todos los franceses, a todos los italianos y, por supuesto, a los norteamericanos. ¡Pero no sabe quién es Adolfo Abalos! Me gustaría saber si en Japón existen los mismos libros sobre músicos japoneses.

CURA
-No

VILLEGAS:
-¡Ah!

BENITO ZAMORA:
-Enrique: ¿por qué el público argentino conoce más a los intérpretes extranjeros que a los nuestros?

VILLEGAS:
-Porque a los argentinos siempre les ha interesado importar. Tan es así que un amigo mío fue al Lido de París y pidió champagne importado...

BENITO ZAMORA:
-¿Es un problema de difusión?

VILLEGAS:
-No. No creo. Aquí a la gente siempre le gustó más el "escolazo" que la música. Inclusive a los músicos. Tuve la suerte de escuchar a Francisco Canaro. En esa época también tocaba Julio De Caro con su sexteto, que fue una de las cosas más formidables que yo he oído. Pues De Caro no tenía público y Canaro sí. Siempre pasó lo mismo. Después vinieron Salgan y Piazzolla, y los que siempre tuvieron público fueron los anteriores. El público no es tan bruto como los directores artísticos creen. Estuve en veintiún países y jamás conocí un director artístico que dirija algo artísticamente.

TIRAO:
-En Francia, donde no entienden mucho de tango porque se quedaron en Canaro, Filiberto o Gardel, no saben que existió Julio De Caro. Sin embargo, temas que yo no puedo tocar en ciertos lugares de nuestro país porque no los entienden, son recibidos en Francia con naturalidad porque existe en ese público una disposición distinta hacia la música. Ahora se lo conoce mucho a Piazzolla, que ya tiene siete long-plays editados. Por supuesto, su "fuerte" está en el grupo de gente "pensante".

BENITO ZAMORA:
-¿Es un problema de entendimiento o de gente "pensante"?

TIRAO:
-La música, en principio, es oído. Tanto para el que toca como para el que la escucha. Es la eterna discusión que determinado público produce con respecto a Piazzolla: si es o no tango. Yo le preguntaría a los que van al Colón a escuchar "La consagración de la primavera" si la entienden. Es decir: les gusta o no les gusta. Entonces, si se sientan a escuchar a Piazzolla, ¿por qué empiezan a definir si es o no tango? Les gusta o no. Y eso lo define el oído. En el caso de los franceses, la aparición de Piazzolla, después del gran bache existente entre el ano 30 y el 70, lo compensan por una cuestión tal vez natural: primero lo escuchan. Después lo aceptan o no. Pero no ponen en tela de juicio si es el tango que estaban acostumbrados a escuchar o no.

BENITO ZAMORA:
-¿Entonces es un prejuicio argentino?

TIRAO:
-No sé. Ocurre que mucha gente entiende que el tango es bailable. Caso contrario, para ellos no es tango. No se dan cuenta de que el tango, como el jazz, dejó de ser música bailable para convertirse en música de concierto, de recital, y (para mi) de muy buena jerarquía, haciendo las cosas a nivel Piazzolla, Salgan, Julián Plaza, Tarantino...

BENITO ZAMORA:
-Oscar Cardozo Ocampo: ¿estés de acuerdo?

CARDOZO OCAMPO:
-Pienso que tu pregunta, "si es o no un problema de prejuicios", está más o menos manifestando mi inquietud. Pienso que éste es un problema que más que dilucidarlo entre músicos es para dilucidarlo entre sociólogos. Por eso no sé si es una cuestión de oído. Creo, sí, que es una cuestión de actitud a asumir frente a una manifestación nuestra. Llama la atención que un país que no tiene antecedentes cercanos del tango, como Francia, acepta la evolución de Piazzolla con respecto al tango del año 30. No sé si lo acepta con entusiasmo. Pero por lo menos presta atención. El respeto, la dedicación de escucharlo para ver de qué se trata y el no prejuzgar antes de escucharlo ya me llama la atención y me lleva a preguntarme por qué en nuestro país no pasa. Por eso mi duda: no sé si es un problema musical o sociológico. Quiero pensar que nuestro público tiene muy buen oído.

TIRAO:
-¿Me perdonas. Oscar? Nuestro pueblo no sólo tiene muy buen oído sino, además, buen gusto. Pero en estos diez o doce últimos años han aparecido una serie de señores que se han encargado de arruinárselo...

VILLEGAS:
-Y yo voy a decir otra cosa desagradable que sé. Yo voy a los conciertos desde el año '17. Siempre son las mismas caras. ¡Qué te parece, cholito! Pensá, musicalmente, en los ídolos populares que ha tenido la Argentina de cincuenta años a esta parte. ¡Qué te parece, cholito!

CARDOZO OCAMPO:
-Yo puedo pensar de treinta años a esta parte, y realmente me asusta.

VILLEGAS:
-Yo hice una ley para este país: a más música, menos oyentes. Hay que terminar con esta terrible mentira de decir que la música es un lenguaje internacional. La música es un lenguaje igual a como es un lenguaje el francés, el inglés o el castellano. Los que entienden castellano saben -cuando yo lo hablo- qué estoy diciendo. Con la música pasa lo mismo. No te pongo la elección del si me gusta o no. Pero en la Argentina siempre existe el doctor, el escribano o el diputado que te dice: "Aunque yo no entiendo nada de música, a mi me parece. .." Y yo le digo: "Doctor -o lo que fuera-, si usted no entiende nada de música, no le puede parecer absolutamente nada sobre música...".

CARDOZO OCAMPO:
-.. .volvemos al problema sociológico.

BENITO ZAMORA:
-Oscar Alem, vos venís de Latinoamérica. ¿Qué pasa allá con nuestra música?

ALEM:
-A nuestro folklore se le da mayor importancia, mayor difusión que al folklore de los países en los que yo estuve. Con el tango, en cambio, y a nivel masivo, sigue siendo Gardel lo que siempre está vigente. Desde él en más, no se conoce nada. Por eso creo que es un problema de información.

BENITO ZAMORA:
-Esto daría como resultante que el pueblo japonés es uno de los más informados del mundo...

ALEM:
-Puede ser. Creo que es un problema de difusión, inclusive, retomando lo que estaban diciendo Cacho y Cardocito, en Francia, por ejemplo, se puede aceptar y entender -aparte de la cultura musical-, porque no existe el problema de comparación en el que entramos siempre los argentinos. Acá se dice esto es o no tal cosa. Se toma a Gardel, a Pugliese, se toman una cantidad de cosas que hacen restarle atención a la evolución. Y allá no. Allá se piensa si es música o no, que es definitivamente lo que importa...

VILLEGAS:
-Es que parece ser que en cuanto empieza la música la gente se aburre. Todos los ídolos que yo conozco en el mundo son cantantes. ¿Por qué? Porque viene el chantaje sentimental del amor, de la paz, de la consideración... ¿Y la música? ¿Qué pasa con la música? ¿Qué sucede con una modulación? Nadie lo sabe. ¿Qué pasa con un acorde de séptima? Nadie sabe qué es. ¿Qué pasa con el timbre de los instrumentos? Acá, lo único que falta por la música es interés. No hay oyentes...

BENITO ZAMORA:
-Enrique: ¿es un problema de oído o es un problema de técnica? Es decir, ¿la gente tiene oído o tiene que saber qué es una séptima, una octava o una novena?

VILLEGAS:
-La técnica no interesa más, Zamora. Interesa la curiosidad o el gusto. Entonces, si no entienden la música de Piazzolla, escúchenla 100, 200 ó 300 veces, y la van a entender. Por repetición. Como están entendiendo ahora a Stravinsky. ¿Qué pasó cuando se estrenó "La Consagración de la Primavera", en París?

TIRAO:
-Se escaparon todos..., no quedó nadie...

VILLEGAS:
-¿Qué pasa cuando uno fuma el primer cigarrillo? ¿O cuando toma el primer whisky? Pero insisten, ¿no? Chicas o chicos, o lo que sean: insistan con la música y entonces van a empezar a gozar a los grandes maestros también.

TIRAO:
-Quiero completar lo que dice Enrique. A nuestros hijos los hemos mandado a jardín de infantes. A cualquiera de los muchos que hay en nuestra república. El chico de tres o cuatro años está jugando con las cosas que le dan o con sus juguetes, o están sentaditos. Entonces, la música funcional que se les pasa a esos chicos ya la conocemos. Son todos esos tipos de temas que no conducen a nada. Entonces digo: si ese chico está jugando, no está escuchando música. ¿Por qué no poner preludios, arias, etc.? Porque si el chico está jugando es lo mismo, aparentemente, una música que la otra. Pero el oído se le desarrolla de maneras distintas...

BENITO ZAMORA:
-Enrique decía antes que es necesaria la repetición, lo que daría la pauta de que hay temas que el público canta porque se los han impuesto por repetición y que normalmente no son los temas que podríamos llamar musicales. ..

TIRAO:
-Mira. El año pasado estuve trabajando en Punta del Este y una tarde estuvimos reunidos con músicos de Toquinho, que me dijeron lo mismo que me había dicho Badén Poweil en el '68 y Sebastián Tapajós en el '71: el gobierno brasileño, cuando empezó la cosa de la bossa-nova, contrató músicos, buenos músicos de su país, y los mandó por el mundo entero a difundir su música. Y eso es lo que yo creo tendría que hacer el gobierno argentino. Mandar delegaciones que muestren que entre la década del '30 y la nuestra existieron otros músicos, hubo otra evolución. Y mostrarla.

BENITO ZAMORA:
-Enrique Villegas: ¿qué soluciones verías vos?

VILLEGAS:
-Yo quiero que cada provincia tengo un piano. Por eso dije hace muchos años, ¡al gran pueblo argentino, pianos! Porque no hay pianos. Entonces no podemos tocar. Una vez Martita Argerich fue a verlo al presidente Illia, y él le dijo: "Haga un petitorio y que lo firmen mil pianistas". Y yo digo que no hay en el país mil pianistas. ¿Cómo van a firmar un petitorio? Nosotros somos nada más que 24 millones de habitantes. Somos muy pocos y estamos divididos como hinchas de fútbol. Entonces los hinchas de D'Arienzo no quieren saber nada con Piazzolla. Y lo mismo pasa con el folklore, porque a los sálteños les gusta lo de Salta y a los tucumanos lo de Tucumán. ¡Entonces argentino no hay nada!

BENITO ZAMORA:
-¿Vos no crees que esa división está dada por ciertos intereses de los que no es culpable el pueblo?

VILLEGAS:
-Yo sé que el pueblo nunca tiene acceso a nada. Pero esto viene de la época de Mozart, Beethoven, muchachos que dieron todo lo que tenían y a los que nadie en su momento escuchó. Y a nosotros nos pasa lo mismo. Acá los Chopin, los Liszt, somos Adolfo Abalos, Horacio Salgan, Enrique Villegas y unos cuantos más. Somos los mismos. Y nos damos nafta, y nos queremos, y nos admiramos, porque lo único que nos une es el amor a la música, única razón de mi existir.

BENITO ZAMORA:
-Cuando una delegación argentina va enviada a representarnos oficialmente en el exterior,

TIRAO:
-Yo fui en una delegación a España en 1971. El que la organizó me dijo que no tocara obras de Piazzolla porque allí no lo conocían. Y las toqué. Y les gustó mucho. ¿No es cierto. Hugo?

DÍAZ:
-Es cierto. Además, el 50 % de la delegación podía haber sido otra más representativa de nuestro país. Había gente que no tenía nada que hacer. Y a excepción de Cafrune -al que se lo había promocionado individualmente- fuimos muy pocos los que realmente tuvimos el apoyo del público español.

BENITO ZAMORA:
-Oscar Cardozo Ocampo, ¿cuando vos haces un arreglo musical lo haces pensando en el exterior -como hacen muchos- o pensando en todos nosotros?

CARDOZO OCAMPO:
-Yo soy muy realista. Trabajo pensando en el disco con respecto a mi país. No es sólo una cuestión romántica y nacional. Es también realista y comercial. Nosotros no somos exportadores. Nuestros discos no salen al exterior y si salen no salen en la medida en que tendrían que salir. Por eso es más importante trabajar para los 24 millones de argentinos.

VILLEGAS:
-¿Tu pregunta significa que Cardozo debe escribir distinto si escribe para allá que para acá? ... ¡Entonces la música no sirve para nada... !

BENITO ZAMORA:
-¿Es que acaso vamos a negar que hay quienes aprovechando la manija de la difusión escriben para el exterior y escriben para ese interior que seríamos nosotros? ¿Vos no crees, como decía Cacho Tirao antes, que si los músicos contaran con el apoyo gubernamental necesario podrían sentirse más respaldados?

CARDOZO OCAMPO:
-Sí. Desde el punto de vista del que va a escribir, Villegas tiene razón: no se puede escribir para allá y para acá. Desde el punto de vista discográfico, seamos realistas: no somos exportadores...

VILLEGAS:
-.. .claro. No tienen difusión.

BENITO ZAMORA:
-Pero ese problema también lo tenemos en la Argentina. Conocemos artistas -entrecomillados varias veces- que tienen una gran difusión. Y ustedes, ¿qué?

VILLEGAS:
-Yo no sé. Siempre tengo que hablar de esto y no me gusta porque es muy triste para mí. En el año '55, siendo un artista argentino, grabé por primera vez en la Columbia norteamericana dos discos de jazz que se publicaron en todos los países del mundo menos aquí. ¿Por qué? Porque según me dijeron en aquel entonces los argentinos no compran discos de argentinos. ..

BENITO ZAMORA:
-¿Entonces es un problema del público o de quienes manejan no sólo las grabaciones sino también la difusión

CARDOZO OCAMPO:
-Nuestro pueblo no es sordo. Si está asordinado, no es su culpa. Pero este problema no es nuevo. Nuestro público está recibiendo una deficiente alimentación musical, problema que quizá en Europa no exista. Por eso digo que tal vez no sea un problema de músicos sino de sociólogos. La alimentación llega al oído del público por los medios de difusión. Pienso que se lo está alimentando mal. Se le está corrompiendo el gusto musical.

BENITO ZAMORA:
-¿Quién tiene la culpa?

ALEM:
-Todos.

VILLEGAS:
-Pero es que acá todos son intereses creados. ¿Y de quién son? No sé. Habría que preguntarle a Jacinto Benavente. ¿Entienden? Yo, por ejemplo, quiero escuchar música. ¿Qué tengo que hacer? Esperar que venga la temporada y se abra el Colón, que es el único sitio donde se puede escuchar música. Porque no voy a ir al "Viejo Almacén" ni al "Caño 14", porque desde hace años están siempre los mismos artistas que siempre cantan lo mismo. Y no hay ninguna rotativa. Quiero escuchar jazz y tengo que ir al Buenos Aires ése, donde está ese asesino del jazz al que no quiero ni nombrar porque es mi enemigo personal número uno, y es él, él, él, el que está ganando dinero. Usa la vanidad de los pobres muchachos que quieren ir adelante, y ahí está. Y los lleva a "borderó". Y si van seis personas les da un café con leche con medialunas...

BENITO ZAMORA:
-Oscar: ¿La medida que dispone la difusión obligatoria del 50 por ciento de música nacional no resulta contraproducente en función de que se programa cualquier cosa con tal de cumplir con el porcentaje?

ALEM:
-Habría que hacer un porcentaje de difusión de buena música. En el folklore la hay, en el tango también, en la otra también. Nosotros tenemos, como en el caso del alimento, que tratar de comer lo mejor, no lo peor.

BENITO ZAMORA:
-¿Entonces estás hablando de un porcentaje cualitativo y no cuantitativo...?

ALEM:
-Si, aunque eso es también difícil porque lo que me gusta a mí puede no gustarte a vos y viceversa. Pero el mal no radica en la medida que se ha tomado. El mal radica en el porqué se ha tenido que tomar...

CARDOZO OCAMPO:
-Mira, yo estoy de acuerdo con esta disposición que obliga un porcentaje de difusión. Y mal que nos pese la imposición, ahora prendes la radio y escuchas música argentina, que si bien es cierto en algunos casos no es de la calidad que querríamos, es música argentina, Respecto a lo cualitativo, yo quisiera saber quién puede ser el juez o quién puede determinar qué tiene valor o qué no lo tiene después de cincuenta años de corrupción auditiva, como dice Villegas.

TIRAO:
-Como no está en nuestras manos, creo que lo único que queda es esto que hicimos en estos dos programas, el de ayer y el de hoy: Hablar, aclarar cosas y tocar cada vez con más ganas. Al final se nos va a dar.

VILLEGAS:
-¡Sí, señor!

CURA:
-No te voy a robar más tiempo. Estoy de acuerdo con todo lo, que ellos han dicho. Gracias a vos.

BENITO ZAMORA:
-Y como se nos acaba el tiempo, gracias a ustedes, habitantes del sonido: Oscar Alem, Oscar Cardozo Ocampo, Domingo Cura, Hugo Díaz, Cacho Tirao y Enrique Villegas.

 

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