Primero fue París. Ahora el éxito cosechado por su repertorio se
extiende a numerosos países del Viejo Mundo. Recientemente el
semanario francés "Paris Match" le dedicó una laudatoria nota donde
lo comparan con revolucionarios del jazz y la música clásica
La escena se repite con una frecuencia que, en verdad, asombra:
cada vez que el bandoneonista y compositor argentino Astor Piazzolla
realiza una presentación en algún escenario europeo, el público lo
despide con una cerrada ovación, sus fans se apuran a rodearlo y, a
veces, lo sacan en andas. El fervor que despierta cada una de sus
actuaciones ha llegado a tal punto que numerosos críticos musicales
vaticinan que será el próximo boom discográfico de la temporada
veraniega europea. En realidad, no faltan motivos para anticipar esa
consagración: fue protagonista el 21 de abril en el teatro Tívoli de
Barcelona, de un festejado concierto —jazz-tango—, junto al
norteamericano Gerry Mulligan, el saxo barítono blanco de mayor
renombre en el mundo; se lo vio nuevamente como primera figura de un
show musical, el 28 del mismo mes, nada menos que en el Olympia de
París; acaba de componer la música de dos canciones que grabará, en
las próximas semanas, con Ornella Vanoni y Michel Legrand,
respectivamente. Pero esos son sólo algunos de los hechos que
demuestran el suceso de Piazzolla en Europa: hace unos días, además,
el maestro argentino fue contratado para componer la música de un
film que va a dirigir la actriz Jeanne Moreau. Recientemente, el
semanario Paris Match haciéndose eco de esa performance, publicando
un reportaje al artista, titulado "Qué lindo es el tiempo del
tango". En la entrevista, efectuada por el periodista Armand Pollet,
se hace mención a la "irrupción de una nueva e irresistible
corriente dentro del concierto musical europeo, que tiene como
principal protagonista a Piazzolla y su tango. La misma —según se
dice en la nota— se inició con la llegada al mercado francés del
álbum del bandoneonista argentino llamado Historia del tango y de un
disco simple de nombre Libertango. Asimismo, en la mencionada
entrevista, se hace referencia al inusitado interés que la música de
Piazzolla despierta en los jóvenes de entre 18 y 20 años de edad.
"Todos ellos —dice Pollet—, autores, compositores y poetas que
integran lo que se llama la inteligencia de la canción". También el
periodista francés cita en su artículo algunos conceptos que de
Piazzolla tienen músicos famosos. De ellos, se destaca el que esbozó
el compositor griego Georges Moustaki: "He aquí —afirmó— a uno de
los grandes músicos que conozco". Pero para dar una idea más cabal
—si es que puede aún caber alguna duda— del concepto que en Francia
se tiene de Piazzolla, basta con señalar que Paris Match compara su
labor revisionista con la de Bela Bartok en la música clásica o la
de John Coltrane en jazz.
DE BORGES A LEVI-STRAUSS En su
análisis de Astor Piazzolla, la revista francesa lo denomina El Gran
Sacerdote del Bandoneón, y afirma que "la revolución lanzada al
mercado con sus discos trajo aparejado un fenómeno singular: sus
tangos, contrariamente a la tradición, no se pueden bailar: se
escuchan. Es que fueron grabados por el maestro con acompañamiento
de una orquesta de músicos clásicos, quienes debieron adaptarse al
bandoneón". Más adelante, y luego de detallar que Piazzolla acaba
de festejar su cumpleaños número 54 en Roma, donde reside desde hace
casi dos años (y donde alterna su actividad con la de modelo
publicitario de una peletería), se condensan algunas declaraciones
del compositor nacido en Mar del Plata: "Durante medio siglo
—explicó—, Europa tomó al tango por lo que no era. En 1920 un cantor
engorronado se convirtió en el hombre más célebre de Argentina
cantando Mi noche triste. Ese hombre se llamaba Carlos Gardel. Era
la prefigura de los ídolos de carreras fulminantes. Pero era
también un chico angustiado que cantaba canciones trágicas. Para él,
como para la mayoría de los cantores que le sucedieron, el tango es,
como dice Jorge Luis Borges, la danza de la muerte, del hombre sólo
unido por la música a una mujer que nunca volverá a ver". Con
este ejemplo, Piazzolla marca la diferencia entre su tango y el
tradicional. Además, traza una curiosa metáfora: "Para mí lo
importante es buscar cosas nuevas, porque el que no intenta
experimentar está aislado en la vida. Yo en ese sentido soy como los
pájaros, casi como un ave de rapiña, estoy siempre buscando. Para
algunos, ésta es la manera de sentirse joven. A mí, simplemente, me
hace sentir bien". Más allá del almíbar del aplauso AP considera
que con su actual experiencia está cumpliendo su misión en Europa:
"Terminar con la idea errónea que tienen acá de que el tango es algo
humorístico, con gauchos, chinas y boleadoras... Eso se debe a que
también se equivocan al juzgar nuestro país y a toda Latinoamérica.
Ignoran su realidad, no se dan cuenta de que ella representa al
futuro en todo sentido. Lo demás está saturado, casi muerto".
Revista Siete Días Ilustrados 02.05.1975
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