Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

Llegó Hortensia y mandó reír
El libro de Hortensia. Elenco innumerable. Siglo XXI, Buenos Aires, 1973. Páginas sin numerar.

Hortensia, no cabe duda, se las trae. Ante todo, esta revista de humor tiene la virtud —casi única— de ser una publicación cordobesa que se ha impuesto en Buenos Aires. La cabeza de Goliat, en materia de humor, ha sido descabezada por la honda certera de este grupo de humoristas cordobeses y de otras provincias. Pero a la periódica entrega se suma ahora un acontecimiento reconfortante: El libro de Hortensia. Firmada por "El Irresponsable", una "Carta al que
lee este libro...una introducción, aclara: "La propuesta de Siglo XXI fue hacer un Libro con el humor de Hortensia. Nosotros, con evidente pedantería y sin mucho recato, pensamos que todo lo publicado en los dos años y pico de la revista merecía ser reiterado (léase reiterado y no retirado)". El Irresponsable señala, finalmente, que el libro reúne un 15 por ciento del material aparecido hasta ahora en la revista.
El libro de Hortensia no sólo es un libro del humor; también es una suma —prodigiosa— de todas las formas del humor, dibujado o escrito. Decenas y decenas de chistes se suceden a lo largo de estas páginas y, sabia actitud, en forma de libro, Hortensia se presenta con su caótica diagramación: nada de espacios en blanco u otras mediaciones, que le restarían la vida que tiene la revista, una publicación que cuando está ya casi impresa, alguien se arrima al diagrama (hasta entonces definitivo) y agrega un nuevo chiste surgido en el momento.
Lo increíble de esta Hortensia es la variedad de recursos y la cantidad de humoristas que implica esta diversidad. Cuentos muy cordobeses, localistas, que a veces no pueden ser totalmente comprendidos por porteños que no conozcan la provincia, alternan con chistes prácticamente universales, de la mejor escuela del humor negro canonizado por André Bretón en su célebre antología. En el volumen también conviven dibujos muy directos, como el del cantor que deja la guitarra a un lado, empuña una ametralladora y anuncia: "Voy a cantar una canción de protesta", con otros que utilizan el significado de una expresión —de un habla— para trasfigurarlo gráficamente, como aquel de esas señoras que comentan que un señorito ha sido "engatusado" por una mujer y el joven aparece, cigarrillo en los labios, con el rostro apacible de un gato.
Pero algo aúna a todos los humoristas de Hortensia: el humor —más sutil o más directo— es siempre corrosivo, siempre está al pie del chiste para criticar a la sociedad argentina: desde la explotación del hombre por el hombre hasta formas de pensamiento enquistadas en esa sociedad. Por ejemplo: el machismo (en la tira de Fontanarrosa, sobre el gaucho Lindoro Pereyra -MR:"Lindoro", textual en la nota-), la crítica a los burgueses cuya grasa asciende hasta sus cerebros (en el dibujo de Crist). Una prueba más de que cuanto más ardiente y despiadada es una forma de humor —así es el hombre— más gratificante resulta. Al menos para una parte de la humanidad.
M. P. R.
PANORAMA, ENERO 3. 1974


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