HISTORIETAS A DOS TINTAS
Verdadera finalidad de los inocentes cuadritos
Se esconde tras la aventura dibujada otro modo de infiltración yanqui.
por Guillermo J. Ares

HACE poco más de cincuenta años aparecían en los diarios de Norteamérica las primeras historietas dibujadas, por entonces casi todas ellas cómicas, y con su nacimiento, una nueva especialidad en el periodismo.
El dibujante de historietas hacíale imprescindible dentro de las redacciones de los grandes periódicos, ya que aquellas secuencias humorísticas habían caído de pie ante el público lector, que poco tiempo después no admitía un diario sin historietas. Los directores incluyeron en las páginas de los grandes o pequeños rotativos las inocentes historias en cuadritos y poco a poco todos los países del mundo fueron llevando al papel impreso la necesaria tira.
Pronto habría de descubrirse que ese sector interesado de la población, grandes y pequeños, hombres y niños, madres e hijas, podía ser buen comprador de revistas de historietas. Así aparecieron los primeros "comics" en Estados Unidos y en América Latina las primeras revistas destinadas a explotar el género.
En cuanto al material que se incluía en las ediciones de ese tipo, Norteamérica contaba con el mayor número de profesionales del dibujo dedicados al tema. Geo MacMannus a la cabeza de los humoristas de su tiempo enviaba a Buenos Aires su Trifon y Sisebuta, y El nene de los Pérez. Oper, por su parte, nos vendía la Mula de Maud y las Aventuras de Cocoliche.
Mientras las tiras fueron cómicas la cosa andaba bien, pero pronto, y coincidente con el nacimiento del cine sonoro, aparecieron las historietas de aventuras, en cuyo campo ya se habían hecho algunas incursiones. El medio variaba entonces completamente. Ya la historia en cuadritos interesaba a diferentes núcleos de público, y las agencias que se habían organizado para distribuir en todo el mundo las historietas norteamericanas, comenzaron
a invadir todos los campos posibles con sus bien realizados dibujos.
Así como el cinematógrafo habría de cumplir su función de propaganda proyanqui, la historieta dió origen a un nuevo e inocente medio de propagación de sistemas, estilos, ideas políticas y sobre todo a la creación del célebre personaje buen mozo, vencedor de insuperables aventuras. King Features Syndicate, Smith Service, United Features Syndicate, Fawcett Publications y otros, fueron los encargados de la circulación de esa nueva cuña.
Sin duda era, y es aún, un fácil medio de hacer dinero, ya que el ambiente se presta maravillosamente al tráfico de la historieta. De allí que se realizaron los grandes contratos y los periódicos, diarios y revistas adquirieron las tiras de aventuras a un precio sin competencia posible, traducidas al castellano, con las letras dibujadas y listas para entrar en máquina, cuando no entregaron directamente el clisé anulando otro de los gastos de imprenta.
Los grandes sindicatos norteamericanos habían descubierto el sistema que servía a los fines poco escrupulosos y nunca bien intencionados de la política de Wall Street, cuando no a los fines militares del Pentágono.
Ambas intenciones pueden ser probadas perfectamente con solo mencionar historias, bien documentadas y de excelente dibujo, como "Terry y los piratas", "el Superman", "Steve Cayon", "Captain Marvel, "Marvel Family" y el reciente Front Line Combat, que hace de la historieta una exaltada narración de los acontecimientos que pudieron producirse en Corea, o como en el caso de Terry, que muestra implacable la ferocidad de algunos enemigos de Norteamérica. Posición muy bonita" y perfectamente patriótica dentro de las fronteras de los Estados Unidos, pero poco interesante para los países pacifistas que lo rodean. Para demostrar más claramente la exactitud de estas palabras debemos recordar que en época no muy lejana, uno de nuestros rotativos, hoy realmente nuestro, publicó en sus páginas, gracias a la interesada colaboración del "Syndicate", la historia de Nueva York, que ocupó sus páginas durante varios días. Nunca ese diario se ocupó de llamar un dibujante argentino y pedirle la historia de Buenos Aires en historietas.
Esto es otro aspecto que conviene aclarar con respecto al modus operandi de los syndicates. En cuanto se relaciona con el precio pagado por esas tiras diarias, o de las páginas semanales para revista, no admite competencia. Ello ha formado, sin duda, parte del sistema. Cuando en 1942 un diario de Buenos Aires pagaba como excepción poco más de ochenta pesos mensuales por una tira diaria de cuatro cuadritos a un dibujante argentino, recibía de agencias, un servicio que no alcanzaba a publicar, por poco más de cien nacionales. El servicio consistía en ocho historietas diarias que el personal del diario sólo se ocupaba de traducir y adaptar a las medidas de la publicación.
Así es que no podemos culpar en todo a las empresas, que por una razón muy valedera de economía preferían el "servicio" de agencia, y no la colaboración de los elementos de nuestro país, muy capaces, como han podido demostrarlo en algunas revistas que han preferido, vislumbrando el manejo proyanqui, o por una simple razón de nacionalismo bien "entendido, el trabajo de gente de adentro.
Claro está que esto no sólo ocurre en nuestra tierra. El autor de estas líneas ha podido observar el mismo panorama en otras ciudades de América, donde la profusión de historietas es tan amplia como en nuestra metrópoli. "Páginas y páginas podrían llenarse para documentar el caso, pero por ahora creemos suficiente, a modo de demostración, las ilustraciones que acompañan esta nota, y que dan una idea muy aproximada de lo que decimos. Además el lector de historietas, tal vez, ya lo ha descubierto. Queremos agregar, no obstante el acerto tantas veces comentado, de que las historietas de origen extranjero, mal adaptadas a nuestro medio, pintan generalmente a personajes cuya psicología poco o nada tiene que ver con nuestras costumbres, exaltando en casi todos los casos las poco recomendables aventuras de gansters, cow-boys, supermen, briks brafords, johny hazards, bruces gentry, etc.
Así es, de este modo inocente, cómo la organización de los norteamericanos para su intromisión malintencionada para con América Latina llega a cubrir todos los medios de su propaganda. Baste decir, para finalizar, que Braden, el popularísimo Braden, contaba entre sus asociaciones que hacían de punta de lanza en América del Sur por los años anteriores a 1945 una agencia distribuidora de historietas, que según aseguran mantenía aquel "agregado "cultural" llamado John F. Griffits.
Revista PBT
15.05.1953

Pie de foto e ilustraciones
-Milton Caniff, creador de Terry y los piratas. ¡Nada menos que ellos hablando de piratas!
-El Frontline Combat se ocupa de destacar la ferocidad del enemigo y la bondad piadosa de los norteamericanos. Aun no se mencionó en ella el heroísmo de los combatientes colombianos.
-Terry es el héroe que puede adaptarse a cualquier idioma que se hable en América. Terry es el piloto salvador de los pueblos oprimidos donde se encuentran los enemigos de la democracia yanqui...
-Italia fué una víctima propicia de la historieta yanqui. Jonh Hazard, conocida entre nosotros como Juan el intrépido, era la historieta más popular de Europa. Editada por la casa Nerbini (Firence), sirvió hasta para ridiculizar al soldado italiano
-Por un sucre puede uno enterarse en Ecuador de cómo andan las aventuras de un tal Bruce Gentry, capaz de detener con un solo gesto el "submarino no identificado" que ataca de improviso a un país pobre y pequeño, donde aún no se conocen libertad y democracia. Ni las historietas...

 

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