"¿Quién ganó más dinero en 1963? Los usureros y los
contrabandistas, por supuesto." Ocho de cada diez
entrevistados ensayaron esta broma de humor negro al ser
interrogados por los redactores encargados de preparar
este informe. El chiste, como todas las bromas, parece ser
índice de una realidad muy seria; las actividades lícitas
y constructivas resultaron bastante vapuleadas en 1963,
aunque tal vez no tanto como en el segundo semestre de
1962, cuando la crisis se despeñó sobre la Argentina.
A fin de año, sin embargo, se palpaban ya evidentes signos
de recuperación. "Las crisis, como las enfermedades
—explicó uno de los entrevistados—, generan sus propios
anticuerpos. Cuando la escasez de dinero es verdaderamente
aguda, los artículos de contrabando empiezan a ponerse
amarillentos bajo los mostradores; quienes compraron
dólares para esperar la suba, descubren que ya no pueden
seguir aguantando, y deben vender a pérdida; a los
usureros, en fin, el dinero comienza a quemarles las
manos, porque cuando nadie produce y nadie vende, nadie
necesita pagar intereses para financiar la producción o la
venta... Cuando el perro está muy flaco, hasta las pulgas
se mueren de hambre."
En los últimos días de 1963. los clientes del Banco de
Galicia y Buenos Aires eran recibidos a las puertas de la
entidad por sonrientes ordenanzas que, con destreza, les
colocaban en las solapas ramitos de muérdago. El gesto
tenía una razón oculta, además de la cordialidad navideña:
expresar la satisfacción de los directivos del Banco por
el término de un año particularmente feliz desde el punto
de vista económico.
La ola de prosperidad llegó al Banco de Galicia con las
operaciones de financiación de propiedad horizontal,
iniciadas hace tres años. El éxito produjo, entre otros
efectos, la recuperación para el Banco de las oficinas de
sus pisos superiores, en la sede central de Reconquista y
Cangallo. Vendidas hace unos años en apenas 300 mil pesos
cada una, la institución pudo volver a comprarlas en 1963,
ahora a precios millonarios. También se vio favorecido el
Banco de Galicia por los depósitos en cuentas a plazo fijo
en moneda extranjera. Otra entidad bancaria que hizo
buenos negocios en 1963: el Nuevo Banco Italiano, también
dedicado a la propiedad horizontal.
Los rubros económicos que mayores beneficios obtuvieron en
1963 fueron, en la mayoría de los casos, los dedicados a
las actividades marginales o de comercialización. Los
laboratorios de especialidades medicinales, por ejemplo,
contaron con un alto margen de ganancia, muy explicable si
se tiene en cuenta que esos productos son de consumo
prácticamente obligado. Por lo demás, los laboratorios
mismos fijan los precios únicos para toda la
comercialización, sin control alguno. La Cámara Argentina
de Especialidades Medicinales, que agrupa al 80 por ciento
de esa actividad, representa realmente a tan sólo diez
firmas.
La cosmética es otro de los rubros con ganancias muy
altas, y también perfectamente explicables. El consumo de
sus artículos linda, en materia de cifras, con lo
fabuloso, y no ha sufrido mermas apreciables, mientras los
precios han avanzado entre 40 y 50 por ciento. Algunas
records en la materia; Odol, Helena Rubinstein,
Colgate-Palmolive.
Hay un grupo de pequeñas firmas cuyos nombres no giran en
la rueda de la Bolsa, pero que poseen una fortaleza
económica proverbialmente inconmovible. Sus ganancias se
calculan, grosso modo, entre el 40 y el 60 por ciento del
capital. Son las comercializadoras de chapas, vigas,
planchones, etcétera; vale decir, de los elementos
utilizados por los talleres metalúrgicos. Su escaso
volumen material se compensa con una dominación efectiva y
poderosa del mercado. En la época en que se permitía la
importación adquirieron grandes tonelajes de material, y
después hicieron importantes compras a los industriales
que, habiendo importado antes esos elementos, necesitaron
desprenderse de ellos por la contracción del mercado.
La portentosa cantidad de artículos de plásticos que
colman la plaza proviene de cierto número de fábricas que,
a su vez, se proveen de materia prima en muy pocos
establecimientos. Son estos últimos —los fabricantes de
elementos básicos para materiales sintéticos— los que
figuran también en el cuadro de mayores ganancias de 1963,
pues si bien es cierto que no ha habido particulares
aumentos en cada rubro, lo que sí aumentó fue la gama de
usos del plástico.
De ahí se infiere que a mayor venta, corresponde mayor
ingreso para el fabricante de materia prima que provee a
las plantas de moldeo o transformadoras. Tal sería el caso
de la firma Ducilo, por ejemplo.
Los argentinos que hacia 1956 regresaban de una excursión
de Europa se ufanaban ante sus amigos al exhibir unos
misteriosos sobrecitos dentro de los cuales, transformadas
en polvo, se escondían las más variadas sopas desecadas.
Tres o cuatro años después, las sopas en polvo y los
cubitos de caldo "a la europea" conquistaron en forma
fulminante a las amas de casa argentinas. Sus fabricantes,
así como los de queso-crema sin sal y los de jugos de
frutas en lata, realizaron ventas notables en 1963: Knorr
Suiza, Pindapoy, Mendicrim. Es verdad que el rubro
alimentación fue el de máxima ganancia en el último año,
pero esos productos concentrados superan a todos. Los
entendidos lo atribuyen a que no tienen precios estables,
sino que aumentan con el mismo ritmo de los productos de
primera necesidad; y, además, las inversiones hechas para
la preparación de concentrados no son muy altas.
• Propaganda y publicidad son siempre actividades de
fuertes ingresos, aun dentro de un mercado "duro" como el
de los últimos tiempos. Las firmas industriales y
comerciales debieron aumentar considerablemente sus
presupuestos de publicidad ante el trastrocamiento que se
ha producido en el juego de la oferta y la demanda: ahora
es el consumidor quien domina el mercado e impone su
criterio, y la competencia se ha vuelto tremendamente
áspera y compleja.
• El caucho produjo ganancias trascendentes para las
firmas transformadoras o mezcladoras de ese producto. En
automotores hay oscilaciones curiosas: notoriamente, las
marcas europeas superaron a todas las demás, y los
financiadores de sus ventas han hecho excelentes negocios,
a partir de dos principios básicos. El primero es que
cobran el 1 por ciento de interés mensual sobre toda la
deuda inicial del cliente, y no sobre los saldos. El
segundo es que el comprador se compromete a absorber el 50
por ciento de cualquier suba que tenga el dólar durante el
período de amortización.
El transporte privado fue otra actividad floreciente. Las
tarifas aumentaron sustancialmente, pero la inversión de
las empresas no se modificó demasiado. Si las compañías
acusan algún déficit, los expertos lo atribuyen a una
constante revaluación de las unidades, pues el precio de
los repuestos ha sido en general muy bajo. Otra ventaja
adicional: esas unidades, que forman las flotillas de las
empresas, son manejadas por sus propios dueños o
pertenecen, en el caso de ser varias, a un núcleo
familiar.
La televisión goza fama de ser una de las actividades más
fabulosamente productivas del mundo en la actualidad, y la
Argentina no es una excepción. Cabe distinguir, no
obstante, entre dos ramas de ese rubro: los canales
emisores de programas, que sí han conquistado beneficios
notables en 1963 (el 9, por ejemplo, que invirtió la mayor
parte de sus ganancias en la compra del paquete accionario
que poseía la National Broadcasting Company), y la
industria de artículos para TV, que vio deteriorarse, en
cambio, sus ingresos.
La avenida Santa Fe, mediante la hábil y tesonera labor de
sus comerciantes y en razón de su particular ubicación
dentro de la geografía urbana, se ha transformado en toda
una institución en materia de ventas. Estas, después de un
período de cierta retracción (PRIMERA PLANA, número 33),
se han reavivado en los últimos tres meses gracias al
sistema crediticio que aplica Credifé S.A. Ciento sesenta
negocios sobre la avenida han recibido pedidos de crédito
de más de 1.850 personas, en los primeros cien días de
funcionamiento del sistema, por un monto cercano a los 25
millones de pesos. La mujer sigue siendo la gran dienta de
Santa Fe: es a ella, a través de los rubros telas, calzado
y cosmética, que se debe el renovado auge de su calle
favorita. Esos tres rubros aumentaron sus ventas en un 50
por ciento en los últimos 90 días, comparativamente con
igual periodo del año 1962.
Los expertos suponen que las entidades de crédito del tipo
de Credifé podrían tener un porvenir seguro en la
Argentina, siempre que lograran integrar en el menor
tiempo posible un fondo para la financiación de futuras
operaciones. Para cumplir con este objetivo, Credifé se
vale del siguiente método: una casa de comercio se adhiere
o asocia mediante el aporte de un capital de 100.000
pesos. Este monto se multiplica por tres — que es el valor
calculado de velocidad de circulación de dinero en este
tipo de negocio—, y la suma de 300.000 pesos se divide por
los doce meses del año. De esta manera se obtienen 25.000
pesos mensuales de ventas financiadas. Si la firma
vendedora no sobrepasa esta suma por mes, sólo se le
descuenta el 8 por ciento y se le liquida el resto de una
sola vez, en un plazo de 10 a 15 días. Si, en cambio,
sobrepasa ese tope de 25.000 pesos, se le hace una
deducción del 33 por ciento sobre el superávit, con el
objeto de ir integrando el fondo financiero para nuevas
operaciones. Así se procura, también, que las casas de
comercio lleguen a financiar sus propias ventas a crédito.
Esta recapitulación, sin embargo, debe considerarse
provisional y relativa, porque en la mayor parte de los
casos los balances que se publicarán en 1964 dirán si,
efectivamente, las empresas que más vendieron fueron las
que más ganaron. Ya sucedió que empresas que habían
realizado grandes ventas —especialmente en el ramo de
artefactos para el hogar— debieron soportar fuertes
quebrantos; esto se debió a que muchas ventas contaron con
una financiación demasiado generosa y que, a posteriori,
la inflación y las malas cobranzas no respondieron
adecuadamente a esa inversión.
Este año que finaliza —1963— fue en este sentido más
benigno: la inflación no golpeó como en 1962; en los once
meses que van hasta noviembre, inclusive el alza del costo
de la vida fue de un 17 por ciento sobre diciembre del año
pasado, mientras que en 1962 la tasa de inflación superaba
el nivel del 30 por ciento. Esto hace que las ganancias de
1963, medidas en pesos reales, resulten más sustanciosas
que las iguales de 1962.
♦ Los hombres de la Bolsa
En la Bolsa de Valores de Buenos Aires se vivieron las
mismas alternativas que en todo el ámbito comercial. Hubo
ganancias escasas hasta para los especuladores porque el
Mercado no osciló mucho, y ya se sabe que la ganancia para
el especulador no está tanto en las alzas ni en las bajas
como en la oscilación en sí.
Por otra parte, la- clasificación por sectores de
actividades afines no da resultados muy dignos de
computar. Solamente algunos rubros tuvieron una vocación
definida por las alzas o la valorización, que es la forma
de registrar la expectativa de ganancias. En los otros
casos la conducta particular de cada empresa determinó su
suerte. Pueden darse ejemplos de una y otra cosa:
• El sector que más uniformemente se excluyó de la
tendencia general depresiva fue el de las empresas
azucareras, que pudieron aprovechar una situación
particularmente buena, creada por un "boom" del mercado
internacional que elevó la demanda y los precios (ver
página 51 de esta edición). En consecuencia. las acciones
correspondientes a empresas de este ramo se valorizaron
considerablemente: Welbers en 116 por ciento, San Pablo en
153, Ledesma 71, Palmas del Chaco Austral en 55 y San
Martín de Tabacal en 39, Industrial del Norte de Santa Fe
en 19 por ciento. La de mayor valorización, San Pablo,
atravesaba por dificultades en su ejercicio anterior
vencido el 31 de marzo, por Ir. gran acumulación de
stocks, luego de tres años de superproducción y poco
consumo. Esta situación se superó con creces en 1963, año
en que se hizo entrar en funcionamiento una nueva máquina
cosechadora de caña, que se agrega a dos anteriores.
Además, recientemente San Pablo compró una batería y una
caldera y recibió de Alemania elementos para modernización
de trapiches, y puso en marcha su empaquetadora
automática, superando los cálculos de venta de paquetes de
un kilo de azúcar.
• El sector de la alimentación fue el más ampliamente
valorizado en cantidad de papeles y en importancia de esa
valorización tomada individualmente por papel: Productos
Mu-Mu se valorizó en un 150 por ciento; Quelac, en un 105;
Canale, en un 100; Mori.xe, Bonafide y Bagley, en un 80
por ciento; Panificación en 68: Saint en 62 y Marré en 58.
El caso de mejor evolución, dentro del grupo, parece ser
el de Quelac, industria lechera y agropecuaria, que en el
ejercicio vencido el 31 de mayo de 1963 vendió 386
millones de pesos y registró una utilidad del 40,5 por
ciento. El dividendo que repartió a sus accionistas,
aunque en acciones, fue todavía más suculento: el 48,31
por ciento sobre los valores nominales.
Por contraste, el mejor dividendo del año correspondió a
una empresa de un ramo al que no le fue del todo bien:
Fevre y Basset, concesionaria de automotores y repuestos,
que pagó el 50 por ciento, con un 30 por ciento en
efectivo, lo que la coloca en mejor situación que otra
empresa que también pagó el cincuenta por ciento, aunque
totalmente en acciones. Dentro del ramo de Fevre y Basset
hubo otras valorizaciones como Borgward, Kaiser, Cincotta.
Siam, Armando, Fiore Panizza y Torrá y Gofre y Carbone;
pero en casi todos los casos se trataban de papeles que
habían iniciado su cotización en el año a niveles
inusualmente bajos.
Página 19-PRIMERA PLANA
31 de diciembre de 1963
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