Mágicas Ruinas
crónicas del siglo pasado

 


Política Nacional
Gobierno de Guido
Revista Primera Plana
08.01.1963

En la pasada semana culminó una silenciosa batalla pasiva librada entre el presidente, sus asesores más confidenciales y las Fuerzas Armadas: Habrá convocatoria sin limitaciones.
Es muy difícil determinar el momento exacto en que un hombre decide que el destino histórico lo ha llamado a jugar un papel determinado. A él, y sólo a él. Pero la última semana resultaba evidente que el presidente Guido ya sentía que la historia dialogaba directamente con su persona, aunque a veces lo hiciera a través de las interpretaciones del doctor Julio Oyhanarte.
A raíz de este diálogo, surgen una cierta cantidad de malentendidos. El principal, gira en torno a los decretos que deben convocar a la ciudadanía a elegir un gobierno constitucional.
La decisión de las Fuerzas Armadas parece irrevocable, pero a esa decisión, el doctor Guido y sus asesores oponen una curiosa dialéctica, que llevaría a realizar las elecciones por etapas y restringir la primera convocatoria en cuanto a su cometido.
Cuando el tema se discutió por enésima vez en el seno de las Fuerzas Armadas, alguien esbozó una defensa del doctor Guido: debe actuar con cautela, ya que, a esta altura de los acontecimientos, pesa sobre él la responsabilidad de la presidencia de la Nación, el reconocimiento que le han prestado los gobiernos extranjeros (menos Venezuela, por cierto), y el juicio de la historia, que aparentemente examinará con más detenimiento al doctor José María Guido que a las Fuerzas Armadas argentinas. Pero, en ese mismo conciliábulo, la respuesta fue tajante: la historia ya lo ha juzgado. Ahora se trata de permitir cuanto antes al pueblo elegir sus propias autoridades; todas sus autoridades.
Agotada así un poco la dialéctica y superados los susurros de los asesores, la convocatoria a elecciones se veía postergada única y exclusivamente hasta que el doctor Guido regresara de sus vacaciones en el Sur. Los diarios del día viernes señalaban la fecha del 14, para que el gabinete considerara el decreto el día 17. En vista de esta información, un oficial de Ejército propuso dos alternativas:
1) Que una comisión de las tres fuerzas, con el decreto redactado en la mano, saliera al encuentro del presidente, y la convocatoria se firmara en algún lugar del Sur; 2) Apresurar el regreso del presidente a la Casa de Gobierno.
Triunfó la segunda tesis, el doctor Guido regresó y se espera que en el curso de esta semana el decreto estará concluido, cumpliéndose así lo que afirmamos en nuestra última edición: antes del 15.
Ante esta eventualidad, el doctor Oyhanarte se apresuró a elevar un memorándum a la Secretaria de Aeronáutica, exponiendo su tesis. Pero parecería que, de un modo u otro, el espíritu que despertaron los días de septiembre en la opinión pública y en los partidos políticos, se afianza. Fracasaría, así, la política del avestruz, y en la segunda quincena de este mes entraríamos de lleno en la fiebre electoral.

Un poco de historia
Después de los días de septiembre, las Fuerzas Armadas, en especial el Ejército, se trazaron dos prioridades: primero, estructurar el plan político que desembocara en la salida electoral, y luego, eliminar el golpismo. Inmediatamente después se abocaron al problema económico, sobrevino la ofensiva del general Rattenbach contra el ingeniero Alsogaray, y asumió e! ministerio de Economía el doctor Méndez Delfino.
El tema económico vuelve ahora a preocupar a las Fuerzas Armadas, y comienza a circular el terrible escozor que despierta la paralización grave de la economía nacional. Es posible, entonces, que una vez dados a conocer los decretos de la convocatoria, las Fuerzas Armadas se aboquen nuevamente a tratar las formas posibles de reactivar la economía. Ya a esta altura de les acontecimientos, algunos oficiales están tomando cursos apresurados sobre el Fondo Monetario Internacional, y las conversaciones del doctor Carlos Coll Benegas, ex ministro de Economía, con el presidente de dicha institución, en Washington, son tema de discusión (Ver esta misma edición, sección Confidencial).
Por otra parte, las instrucciones al doctor Carlos Muñiz, procedentes de los mismos sectores militares, insisten en este tópico. El canciller viajará el 18 para conversaciones de alto nivel en Washington, a invitación del secretario de Estado, Dean Rusk. Se espera que estas conversaciones, que comenzarán con el análisis de la política interamericana respecto de Cuba, concluyan con el análisis de la colaboración que puede prestar Estados Unidos a los problemas financieros argentinos. El doctor Muñiz deberá superar la incondicional adhesión que el embajador Alemann siente hacia el Fondo Monetario.

Todavía el Estatuto
Con su conocida cachaza y tonada cordobesa, el ministro Martínez expresó los otros días: "Algo anda mal; nadie me pregunta si he renunciado". Esta broma es un poco el símbolo de las difíciles batallas que ha superado el ministro de Interior en la confección del Estatuto de los Partidos Políticos y la redacción del decreto de convocatoria a elecciones. Elecciones que, al amparo de un meditado estudio de la Constitución, serán proporcionales en todo el país, al margen de las constituciones provinciales y por imperio del estado de emergencia nacional.
Pero el doctor Martínez debe aún concluir su batalla final: la discusión con los dirigentes justicialistas para su aceptación del Estatuto. Aparentemente, el problema principal radica en el carácter que tendrá la campaña electoral del justicialismo: los símbolos, las marchas, los lemas, las efigies, los retratos o los gritos de venganza. Las dirigentes justicialistas no niegan que podrán lograr, en la escala superior del movimiento, la necesaria disciplina para que la campaña tenga tono positivo, y no espíritu revanchista. Pero, se preguntan, ¿qué haremos con la masa una vez que concluya un acto público y una columna se desprenda cantando la Marcha?
El equilibrio entre una y otra cosa, es lo que busca el doctor Martínez, quien a fines de la semana anterior comenzó a recibir las observaciones que las Fuerzas Armadas han hecho a un folleto interpretativo del Estatuto. Es posible que todos estos problemas queden, en definitiva, radicados en la Justicia Electoral que, se supone, aplicará las normas pensando en la convivencia y el respeto por los problemas de los demás, antas que en la letra muerta de las leyes.

Otra vez Madrid
De todas modos, mientras en la UCRI se escuchan voces importantes solicitando un Frente Nacional (con inevitable participación de justicialistas, conservadores populares y, quizás demócratas cristianos), voces entre las que se incluye la de Alfredo
Vítolo en un discurso pronunciado en Zárate; dirigentes peronistas han viajado a Madrid para una segunda serie de conversaciones, después de las ya realizadas por los monseñores Plaza y Alumni, y por Matera y Frigerio.
Se trata de la señora de Parodi, los señores Iturbe, Framini, Vandor y Mendoza, a quienes posiblemente se unan luego los dirigentes gremiales Juan J. Jonch, Sebastián Borro y Jorge Di Pascuale.
Todos partieron con la premonición de que Juan Perón adherirá, en definitiva, al Frente Nacional y, en definitiva, aceptará el Estatuto. Pero nadie podría predecir cuál será la forma de esta aceptación ni cómo será instrumentado el Frente Nacional.
Hacia fines de la semana, no lo podía predecir tampoco el principal ideólogo que en los últimos tiempos ha tenido el Frente: el comodoro Juan Güiraldes.

 

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Guido por Flax
Presidente Guido según Flax
Alemann y Muñiz


 

 
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