La cantante de tangos más sexy
Ruth Durante: "No me importa lo que digan"
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¿Qué hay de cierto sobre los ardorosos romances que le adjudican? ¿Es verdad que sus colegas la envidian a rabiar? La popular y controvertida intérprete tanguera habla sin tapujos, critica sin piedad y fustiga a las "trenzas" del hombre.

Activa protagonista de un centenar de romances promocionales urdidos por la "prensa especializada" y de algunos flirts propiamente dichos anudados por su afectuoso temperamento, la cancionista Ruth Durante encarna una fogosa, inusual faceta de la desvaída musa tanguera. Desde que se alzó con un concurso organizado por radio Belgrano, allá por el año 1959, su canora pasión transitó por las orquestas de José María Artola y Aquiles Roggero: dos plataformas de lanzamiento que la colocaron en la órbita de las solistas. En ese nutrido firmamento, los sensuales destellos de la Durante iluminan hoy dos reductos de la noche porteña: Sans Souci y King, donde su fascinada feligresía clama para que cante a viva voz. Sin la amplificada distorsión del micrófono, las sensitivas letras de Homero Manzi y Cátulo Castillo —sus autores predilectos— crecen en su voz con inflexiones que arrancan cálidas, estruendosas ovaciones.
El largo coloquio que mantuvo con Siete Días no tuvo lugar en tan enfervorizados escenarios: se desovilló en el coqueto departamento ubicado al 400 de la calle Solís, en el corazón del porteño barrio de Monserrat, que RD comparte con su madre. Allí, retocando constantemente su rojiza "melena de leona" —como ella misma la define— comenzó a desgranar su biografía: "Soy balcarceña, de los mismos pagos de Juan Manuel Fangio, un gran amigo de mi familia. Cada vez que regreso a Balcarce no dejo de visitar la casa de Juan Manuel. Su hermana Celia quiere mucho a mamá: prácticamente se criaron juntas. A los 13 años fui a vivir a La Plata. Por ese entonces no pensaba cantar: soñaba con ser actriz. Hasta que me enteré que radio Belgrano organizaba un concurso para nuevas voces".
—¿Cuándo fue eso?
—En el año 1959. Me inscribí, junto con otros 10 mil participantes, y luego de la prueba inicial, el maestro de repertorio me dijo: "Señorita: usted no puede cantar". Casi me muero de vergüenza pensando que había hecho un papelón. Pero en seguida aclaró: "Este concurso es para aficionados. No para profesionales". No quiso creerme cuando le juré que ese día cantaba por primera vez. Jamás estudié canto.
—¿Música tampoco?
—Tampoco. Justamente, esa falta de formación técnica me trajo serios problemas en las cuerdas vocales, las que me fueron operadas en tres oportunidades por la formación de nódulos.
—¿En qué emisoras actuaste?
—En Belgrano, El Mundo y en todos los canales de televisión. Además he hecho muchas giras por el exterior. Creo que soy la cantante de tangos que más viajó. Mi primera salida fue a Venezuela. Después fui a España contratada por Luis César Amadori, hace ya tres años. Allí trabajé en teatro, encabezando la compañía junto a Gogó Rojo y Mary Samper, la célebre cómica española. Estuve también en el Lincoln Center de Nueva York junto a Mariano Mores, donde nos fue maravillosamente. Mi último viaje fue a México: tenía un contrato de cuatro semanas y me quedé nueve meses. También estuve en Perú, donde grabé un longplay, cosa que aún no había conseguido aquí.
—Hay quienes dicen que vos cantás el tango con sensualidad, que hacés un tango sexy. ¿Qué opinás de eso?
—No sé si es sexy. Quizás la gente lo identifica conmigo porque suponen que yo lo soy. —¿Y lo sos?
—A mí me parece que no —miente risueña y descaradamente—. Lo que ocurre es que me han hecho fama con calificativos como "la leona" o "la devoradora". Me inventaron romances con futbolistas, actores y cantantes. Yo no me enojo, porque en última instancia no me interesa que se hable bien o mal de mí, mientras se hable. Soy una mujer libre y no me molesta. Algunos romances, no muchos, fueron ciertos, claro...
—¿Cuáles, por ejemplo?
—No vienen al caso pues ya pasaron a la historia. Pero la mayoría son inventos: una sale a cenar con una persona y ya hay un affaire en puerta. Pero como te dije, lo importante es que se hable de mí. Muchos me critican esa actitud desprejuiciada. Pero incurren en lo mismo y eso que son menos libres que yo.
—¿Qué opinás del tango moderno a la manera de Piazzolla?
—Piazzolla no me gusta. Sí, el Sexteto Tango, que moderno y todo no deja de ser tango. Astor es un gran músico, un gran creador y renovador pero lo que él hace no puede llamarse tango.

DEL 2 X 4 AL 3 X 5
El repertorio de admiraciones tangueras de Ruth Durante registra los nombres de Osvaldo Pugliese ("Un creador clásico y a la vez moderno"), de Mariano Mores ("Hacedor de espectáculos excepcionales") ; entre los cantantes, Roberto Goyeneche, Alba Solís y Libertad Lamarque ("Una gran amiga a la que mucho debo y una de las artistas que mejor nos representan en el exterior"). Alguna vez la tentaron las luces de la pasarela y debutó como vedette en Montevideo, con una coreografía urdida por Eber Lobato. "Pero creo que no nací para eso", se desemplumó.
—¿Hiciste strip-tease alguna
—Nunca. Además, no tengo físico para eso. Hay que tener un cuerpo excepcional y hacerlo con mucho arte.
—¿Tenés alguna manía?
—Sí. Colecciono zapatos. Yo misma diseño los modelos y los mando a hacer. Me encanta que la gente me los elogie.
—¿Quién te diseña la ropa con la que actuás?
—Yo misma. Alguna la compré fuera del país. Aquí me la confecciona Paco Jamandreu.
—¿Creés en la astrologia?
—Si te digo que no, te miento. Todos los días leo los horóspocos. Soy de Tauro, un signo muy fuerte, de mucha tenacidad y carácter.
—¿Sos religiosa?
—Sí, creo en Dios aunque no soy de las que frecuentan la iglesia todos los días.
—¿Practicás algún deporte?
—De jovencita jugué básquet. Como espectadora me gustan el fútbol y el boxeo.
—¿Sos hija única?
—Desgraciadamente, sí. Yo pretendo que todo el mundo me trate como mi mamá.
—¿Qué estudios cursaste?
—Sexto grado solamente, en Balcarce.
—¿Cuáles son tus planes inmediatos?
—Tengo cuatro interesantes propuestas que estoy considerando: una para actuar junto a Roberto Goyeneche, con quien compartí el cartel de la primera tanguería marplatense. Después, iré al Perú a presentar el disco que grabé allí. Luego, me esperan Ecuador, Colombia, Venezuela, México y, finalmente, España.
—¿Qué pasa con el tango en España?
—No pasa nada. Apenas conocen tres o cuatro temas, que siempre piden: La Cumparsita, Uno, Caminito. No tiene una gran repercusión. Todo lo contrario de lo que ocurre en México, donde hay una verdadera pasión tanguera, igual que en Perú. En España no conocen ni a Troilo ni a Goyeneche. Gardel es el único y punto.
—¿Creés que el tango entusiasma a los públicos juveniles?
—Creo que no. Pero creo que eso se logra con gente joven que cante para gente joven. La juventud es la que hace los éxitos: los pibes son los grandes compradores de discos. Pero compran discos de algún cantante joven: Rosana Falasca o Rubén Juárez. Esa es la razón de su éxito.
Además, en los lugares de baile el tango sólo entusiasma a los cuarentones...
—Claro. Pero con el tango bailado ocurre algo especial. Los modelos que proponen los programas televisivos se basan en pasos y figuras complicadas, caricaturescas, que los jóvenes no se atreven a imitar y que requieren a un bailarín consumado. Si esos espectáculos se simplificaran, quizás conseguirían despertar en los jóvenes el interés por el tango bailado. Fijate que Tito Lusiardo y Juan Carlos Copes siguen siendo los valores indiscutidos e irremplazables. Copes, por ejemplo, contribuye mucho a la difusión internacional del tango y borra la mala imagen que dejan muchos "artistas" que se disfrazan de orilleros o gauchos de opereta. En España, una de las primeras condiciones que me impusieron fue la prohibición de aparecer con algunos de esos absurdos atuendos.
Sus ajetreos laborales, que se prolongan hasta el filo de la madrugada, apenas le dejan tiempo libre ("Leo muy poco. Casi nada. A menudo, no tengo tiempo ni para comer"). Sus distracciones son de carácter auditivo y su forma predilecta de descanso consiste en escuchar discos.
—De tango, por supuesto...
—No. Muy rara vez. Me gusta a música moderna. Sobre todo la melódica, tipo balada. Me gustan Roberto Carlos, Sandro, Nelson Net, que acaba de presentar Feliz cumpleaños, un tema muy lindo.
—¿El tango puede competir con este tipo de música?
—No lo sé. Quizás pueda hacerlo si se les da oportunidad a los nuevos valores. Pero el círculo es muy cerrado.
—¿No influirán los intereses comerciales?
—Claro. Pienso que las grabadoras, en lugar de editar temas vetustos con artistas consagrados de viejas épocas, deberían promocionar a los nuevos artistas. Las reediciones antiguas no pueden ser mejoradas y nada agregan a la evolución tanguera. Pero con una buena promoción, un cantante joven, con buena voz y buena pinta, puede vender muy bien. Ejemplo; Rubén Juárez.
—¿No habrá una correspondencia entre la imagen algo acartonada de los cantantes y la esencia melancólica y nostálgica del tango?
—Sin duda, pero los tiempos cambian. Para cantar un tango de hace cuarenta años no hace falta vestirse a la moda de la época. La mayor parte de los tangueros son poco abiertos a las innovaciones, se aferran a lo tradicional. Además, en este ambiente hay mucho envidia y celos. Fijate que cuando trabajaba con Piazzolla y Amelita Baltar me sacaron porque el público me aplaudía más que a ellos. La gente de la nueva ola no tiene esos egoísmos: es más unida, comparte los triunfos. Hay envidias, claro, pero son menos virulentas.
—¿Tus presentaciones en el extranjero se parecen a las que hacés en Sans Souci?
—No. En el exterior, la duración mínima de una entrada es de 55 minutos. Aquí, hay que limitar coda aparición a tres o cuatro temas, a menos que se trate de un recital.
—¿Quiénes son tus predilectos en la nueva ola tanguera?
—René Dumas, quien tiene muy buena presencia y canta bien. También me gusta Raúl Lavié.
—¿Cuál es la figura que más te atrae?
—Olga Guillot. Me encanta la gente que, como ella, canta con todo lo que tiene, que pone el alma en lo que hace sin importarle demasiado la técnica.
—¿Y Joan Manuel Serrat?
—No. Me gustan sus canciones pero no él. Es frío. En cambio, adoro a Sandro y a Alberto Cortés, en México fui a verlos en dos oportunidades y no conseguí ubicación. Tuvieron un éxito tremendo.
El reportaje ha concluido. Dentro de poco, RD deberá partir a desafiar las luces malas del centro. Pero ahora se queda junto a su mamá, como cualquier chica de su casa.
Rubén Torres
José María Jaunarena
Revista Siete Días Ilustrados
16.09.1974
Rubén Torres José María Jaunarena

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Ruth Durante
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