AVENIDA 9 DE JULIO:
POR FIN, DE PUNTA A PUNTA
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En su cabecera Norte, la demolición de varias manzanas hará desembocar a la importante arteria en la avenida del Libertador. Paso previo para conectarla, posteriormente, con la Autopista Costera

El pasado jueves 10, a las once de la mañana, el intendente capitalino, general José Embrioni, iniciaba simbólicamente la última etapa en la remodelada avenida 9 de Julio. Con la demolición de los edificios que se levantan en la zona comprendida por las calles Cerrito, Arenales, Carlos Pellegrini y avenida del Libertador se procede a despejar el área para concretar la total apertura de la importante arteria porteña. Actualmente, las dos cabeceras de la avenida más ancha de Sudamérica son, hacia el Norte, Arenales, y hacia el Sur, Brasil, junto a la estación ferroviaria de Constitución.
Los trabajos encarados recientemente (que llevarán la cabecera Norte hasta la avenida del Libertador) están coordinados por la Municipalidad de Buenos Aires y el Ministerio de Bienestar Social. Este último será el encargado de proporcionar nuevas viviendas a los afectados por el proyecto: unas 500 familias, aproximadamente.
"Antes de fin de año pensamos tener demolidas las dos primeras manzanas, a contar desde Arenales —estimó el arquitecto Héctor Losi, secretario de Obras Públicas de la Comuna—. En 1975 completaremos la tarea".
El trámite relativo al desalojo de las familias afectadas no ocasionará inconvenientes, ya que el Municipio es el actual propietario de más del 80 por ciento de las propiedades existentes en la zona; y muy pronto —según vaticinan las autoridades— se arbitrarán los medios para proceder a la expropiación de las restantes. Al respecto no habrá excepciones posibles; muchos nostalgiosos ya comienzan a sufrir ante la inevitable desaparición del único rincón de Buenos Aires que guarda un notable parecido con el parisino barrio de Montmartre: el pintoresco pasaje Seaver, que en poco tiempo sucumbirá ante el embate arrollador de picos y topadoras. La sede de la embajada de Francia será, al parecer, el único edificio que contará con el privilegio de sobrevivir gracias a una curva proyectada por los técnicos y que esquiva su emplazamiento.
"El proyecto integral, que pensamos terminar dentro de los límites del Plan Trienal, es realmente extraordinario —se entusiasma el arquitecto Losi—. A la altura de la calle Charcas construiremos seis carriles subterráneos que, por debajo de la franja central de la 9 de Julio, llegarán hasta Arroyo. Allí, aprovechando el desnivel existente en el pasaje Seaver, comenzará un viaducto que, pasando sobre las vías de los ferrocarriles Mitre, Belgrano y San Martín, desembocará en la avenida Costanera. Para entonces ya estará concluida la Autopista Costera. En la zona de Constitución, por otra parte, se piensa edificar otro viaducto, por sobre la 9 de Julio."
El ambicioso plan de obras, cuyo costo aproximado rozará los cincuenta mil millones de nacionales, se verá complementado con el ensanche de las avenidas San Juan e Independencia. Se logrará así un ágil circuito que ayudará a desahogar, en buena medida, las crecientes dificultades planteadas por el tránsito porteño.
Siete Días Ilustrados
28.10.1974

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Avenida Nueve de Julio

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